— ¿Hija te sientes bien? —Leticia estaba junto a Brenda en el auto, regresarían a Venezuela en una semana, habían dado un donativo a un albergue, estaban en Francia, en el albergue habían varias mujeres que recién habían dado a luz.
—Sí abuela, solo que, cuando veo los bebes no puedo evitar pensar en el mío.
—Sabes que los hijos que nacen después de una perdida los llaman bebés arcoíris, porque son eso, lo bello después de la tormenta, tu tendrás a tu bebé arcoíris.
—No será lo mismo.
—Claro que no, pero él sabrá llenar el vacío que sientes ahora.
—No creo que eso sea posible, si eso llegara a ocurrir, su papá no sería Sebasthian.
—Bueno hija él no ha mu
Sebasthian la escoltó hasta un ascensor y luego abrió la puerta de su suite, enorme como en todos sus hoteles, los colores dominantes eran el ocre y el verde, era una habitación de caballero, con algo de romanticismo medieval. —Adelante Brenda, ponte cómoda para que puedas seguir insultándome. —Mereces que te insulte —Brenda se sentó en un sofá verde, Sebasthian se arrancó la corbata y quitó el saco, continuó de pie. —Ilumíname… Brenda comenzó a gritar. —No se te ocurra ser condescendiente conmigo, el sarcasmo sobra. —Aquí lo que sobran son los insultos, me debes muchas explicaciones Brenda y ningún insulto. — ¿Qué yo te debo explicaciones? Que hace falta que te diga que tú ya no sepas. —Puedes empezar con explicarme por qué me ocultaste a mi hijo. —Yo no voy hablar de mi hijo… eso me duele demasiado.<
Sebasthian la escoltó hasta la suite presidencial que estaba muy cerca un piso abajo, Brenda se sentía muy mal, sentía que lo había perdido y su orgullo la detenía aunque quería rogarle, aunque no podía frenar las lágrimas que salían una tras otra aunque estaba en silencio, Sebasthian llamó a la puerta y Belinda abrió, cuando los miró se apuró a retirarse, la cara de ambos mostraba lo profundamente heridos y rotos que estaban. —No llores por favor Brenda. —Estoy bien, solo que parece que toda una vida sin llorar ahora me pasa factura. —Volveremos a vernos. Brenda afirmó con la cabeza, Sebasthian quitó con su pulgar una lágrima errante en el rostro de Brenda, la soltó y le dio la espalda, las palabras surgieron de Brenda sin que ella pudiera detenerlas. —Solo dame una razón en verdad valedera para que me rechaces ahora. —Yo no te rechazo Brenda, deja de imagi
—Buenas noches… Brenda llegó al Välsmakande Caracas, cuando Elena la vio, corrió hacia ella dando un grito de alegría, pronto vio a todas partes, debía comportarse. —No me dijiste que llegarías hoy. —Querida hermana mayor, parece que se ha vuelto costumbre no contarnos las cosas. —Brenda ¿Cómo lo sabes? —Vamos a tu oficina para que conversemos mejor. Ya en la oficina y a salvo de ser escuchadas, Elena comenzó a disculparse, jugando con su cabello, como hacía cuando algo le avergonzaba. —Perdón Brenda, sí te lo iba a decir, pero cuando llegaras, no quería hacerte sentir mal. —Eres una tonta, yo no soy de cristal, además me encanta, este niño será mi primer sobrino, mi ahijado y mi consentido, yo no puedo sentirme mal, este bebé será el más consentido de la historia. —Cuéntame ¿Cómo te fue con S
—Bienvenidos sean todos a este recinto, el Centro de ayuda Beatriz Méndez, lugar patrocinado por la fundación Guerreras Valkirias que hoy abrirá sus puertas a todas las mujeres y niños que necesiten de este espacio —Brenda con un vestido de coctel en color rojo con encajes en el corpiño y falda plisada estilo princesa en un podio inauguraba el que sin duda era un albergue importante para ella por estar en la comunidad donde creció, detrás de ella un ring de lucha vacío por el momento, el lugar era una fábrica abandonada y ahora después de los trabajos tenia área de gimnasio y recreación recinto más grande que era donde estaban, varias mesas con invitados especiales, la mayoría representantes de otras fundaciones, algunas personalidades del medio artístico que se identificaban con el propósito de Brenda, y por supuesto su abuela con Belinda y la familia Larsson un corresponsal de Discovery con su camarógrafo mandado por Mónica para promoción de la segunda temporada del progr
El combate había empezado y el contrincante de Sebasthian, el lobo Hati la joya del gym de Odín y mejor peso pesado acababa de machacar a Sebasthian, ambos peleaban con un short de licra, ambos altísimos y con el torso desnudo y muy musculosos, Sebasthian se levantó quedando de frente al público alumbrado por las luces del escenario, Brenda vio en sus oblicuos superior izquierdo un tatuaje, aunque no pudiera ver a esa distancia por los movimientos de Sebasthian, ella sabía exactamente lo que decía, era en honor a ella. — ¡Pégale duro Thor, tú puedes! Gritó Belinda emocionada, haciendo que todos la miraran sorprendidos. Sebasthian acertó 2 golpes que hicieron trastabillar a su contrincante, pero este logró tirarlo a la lona. Elena gritó y metió su cabeza en el pecho de Pablo que daba ánimo a su primo. —Escabúllete, ahora, utiliza tu rodilla —Brenda daba instrucciones en silencio, Sebasthian s
Brenda y Sebasthian eran fotografiados y perseguidos, pero a ellos poco les importaba, tenían incluso fotos de ellos sacándole la lengua en mofa infantil a alguna cámara cuando eran capturados en momentos poco elegantes, como en excursiones en moto con clubes de motociclistas en el sur de Estados Unidos, mientras más los perseguían ellos menos le prestaban atención a los paparazzi, todas las jóvenes románticas admiraban a la hermosa pareja y se solidarizaban con ellos ante la pérdida de su bebé, contrario a lo que pensaron, nadie los criticó por mantener su relación oculta, por el contrario era parte del encanto que envolvía a la pareja, Brenda era la jefa de todos los gimnasios Warriors de los hoteles, todos los gerentes debían entregar cuentas a ella, Sebasthian viajaba seguido, como siempre y ella siempre lo acompañaba, muy pocas veces se separaban, cuando era ella quien tenía que viajar por su fundación, él la acompañaba. Después de 4 años que ahora llevaban de casados, decidieron
La mujer sollozaba sentada en el ruinoso colchón con una bebita llorando en brazos. —Ya muñequita, ya no llores —le dio de comer a la pequeña criatura de su pecho que se calmó pronto en brazos de su madre, era lo único grande y nutrido que le quedaba a su cuerpo, Lorena aquella que alguna vez fue una beldad consentida y rica, ahora era algo más que un espantapájaros con la ropa raída, el cabello opaco y prácticamente en los huesos, sus bellos ojos del color de la miel ahora expresaban cansancio y hastío que ella no dejaba que notara su hija mayor con apenas 3 años y ahora tenía también una pequeña con 2 meses de nacida, debía escapar, pero no llegaría lejos sin dinero, ella había sido una adolescente consentida, tenía malas amistades y problema de adicción a Drogas y alcohol, conoció a Darío un hombre carismático y bien parecido que proveía de drogas a chicos ricos, ella tenía graves problemas, era rebelde, inmadura y no tenía idea de lo dura que pod
Darío ahora se dedicaba al negocio de la prostitución tenía a su “cuidado” varias muchachas jóvenes, vendía los servicios de estas a un grupo de hombres con mucho dinero y poca moral, desde que su madre enfermara era Brenda quien hacia la comida y mantenía la casa, Darío jamás prestó atención a las hijas, pero después de la muerte de Lorena, este empezó a notar que sus hijas habían heredado la belleza de su madre, así que un día tuvo una conversación con Brenda de padre a hija. —Brenda mi niña, sabes que ya estas creciendo, las labores de la casa no son para las niñas bonitas, cuando las niñas son bonitas tienen la posibilidad de vivir bien sin tanto esfuerzo ¿te gustaría saber cómo? —Sí papá —contestó Brenda tímida. —Pues es muy fácil quiero que te bañes te arregles y te pongas esta ropa que he traído, papá te tomará unas fotos. —Está bien papá. Brenda se bañó se p