—Adelante.
Buenas noches señor Sebasthian —Brenda entró a su oficina y se sentó frente a él—, usted dirá.
Eran poco más de las 9pm, Brenda llegó con unos jeans ajustados y una blusa de algodón blanca, era corta así que permitía ver su abdomen ligeramente marcado por los abdominales.
—Puedes llamarme Sebasthian y yo llamarte Brenda, si lo prefieres.
—Está bien entonces, Sebasthian, ¿que querías hablar conmigo?
— ¿Cómo te está yendo en el Warriors?
—Muy bien…
—Tienes un currículo extenso en artes marciales y combate, pero no te vi en el salón de combate.
—Mis entrenados no tenían previsto ir allá.
—Esa es otra cosa, en comparación al resto de los entrenadores apenas fuiste solicitada.
Brenda miró hacia otro lado y luego dijo.
—Al parecer estuviste muy pendiente de mí.
Sebasthian ignoró la puya.
—Sé que Ernesto deja marcado los entrenadores para atender según las características de los clientes, pienso que tus capacidades no están siendo bien empleadas.
—Bueno esa conversación no es conmigo, debe preguntar a su gerente.
—Ya veo, ¿Ya te evaluó, probo tus capacidades en el ring?
Brenda se rió sin humor.
—Estoy bien Sebasthian, debo poco a poco ir ganando mi lugar, aun soy la nueva puesta a juro por decisión del jefe.
—Eso es ridículo, has tenido las mejores críticas por la clientela, eso ya debería ser suficiente.
—Supongo que eso es bueno, no lo sabía.
—Brenda, te gusta tu trabajo y eso es genial, pero la chica que entró a mi oficina y retó a pelear a un hombre con el doble de su peso y tamaño, no puede ser la misma que se conforma con esperar que poco a poco sea reconocida, así que a partir de mañana demuéstrale a todos en el Warriors lo que eres capaz de hacer, o yo mismo iré allá y exigiré te den tu lugar, tu escoge, por mi estará bien cualquiera de las 2 maneras.
Brenda le regaló una deslumbrante sonrisa y Sebasthian sintió que esta vez se hinchaba su corazón.
—Sabes que, tienes razón, no es propio de mí, pero quería hacerlo bien, suelo ser muy impulsiva, trabajar en el Warriors es una excelente oportunidad y se lo debo a Elena, no quería quedar mal.
—Pues todo me indica que lo has hecho muy bien, sospecho que al gimnasio le ira mejor si son aprovechadas todas tus aptitudes.
—Desde mañana les mostrare de que soy capaz.
—Eso espero. Ahora que terminamos la parte profesional ¿Puedo invitarte a salir?
Sebasthian contradecía su propia regla, pero no pudo evitarlo, Brenda le gustaba.
—Claro que sí, en algún momento que ambos tengamos disponible.
—Y supongo que no es hoy —dijo Sebasthian afirmando y no preguntando sonriéndole.
—No puedo, mañana tendré un día ocupado —colocó su mano junto a la boca como para decir un secreto—, mi jefe me presiona para que lo haga mejor en mi trabajo.
Brenda regresó a su habitación todo su ser le gritaba que brincara encima de Sebasthian como una gata en celo, ningún hombre despertaba tal instinto en ella, el sexo para ella era un asunto mecánico, una simple y llana necesidad del cuerpo, no aceptaba relaciones sentimentales, ni nada que pudiera representar un drama en su vida, las parejas sexuales que se había permitido tener eran hombres que pensaran igual a ella, parece mentira aunque las mujeres son tachadas de ser dramáticas, había que ver a un hombre encaprichado y dominante, o quizás algún idiota que pretendiera informarle al mundo sus proezas de alcoba, por eso el escoger al hombre correcto era de cuidado, aunque ella era una chica coqueta y algunos interpretaran que era fácil, en realidad no tenía sexo con cualquiera, pero Sebasthian con su altivez de jefe, su cuerpo dorado y actitud de boy scout la traía loca desde que lo conoció, más allá de que era un hombre impresionante físicamente. Fue hasta su oficina preparada con ella misma, si se presentaba la oportunidad tendría sexo con él, pero entonces él una vez más con esa actitud correcta de niño bueno le mostró que estuvo pendiente de ella y se importó por su bienestar, cuando le dijo que si ella no mostraba lo que era capaz él iría y le daría su puesto, sintió algo que nunca antes pudo sentir, ser importante para alguien lo suficiente como para enfrentarse al mundo por ella, para colmo no era la primera vez que lo hacía, Sebasthian era un hombre diferente, alguien que la hacía anhelar más que una noche, por eso lo mejor era mantenerlo profesional, no podía permitir dramas con el jefe e hijo de su buen amigo Berni, mucho menos si existía la probabilidad de enamorarse.
Al escuchar sonidos en el pasillo abrió la puerta para contarle a Elena su mejor amiga, ahora vivían en el piso 8 del hotel Larsson Caracas, en habitaciones pequeñas una junto a la otra, ambas habitaciones eran idénticas, cama Queen 2 mesas de noche con lámparas, peinadora, closet con una caja fuerte, un amplio baño con yacusi, televisión con todos los canales disponibles y un escritorio con dos sillas tapizadas, lo que para Berni representaba explotación por vivir en tan poquitos metros para ella era más que aceptable y conveniente.
—Elena, te estaba esperando.
Ambas entraron en la habitación de Elena.
—Estas muy emocionada, hoy te fue mejor en el gimnasio.
—Sí, el día de hoy pude deleitarme con Sebasthian Larsson sudando y entrenando, bueno eso más bien fue una tortura, pero a partir de mañana si me ira bien.
—Y eso ¿por qué?
—Sebasthian se me acercó en el gym, me dijo que quería hablar conmigo, pero en otra parte, al salir fui a su oficina, me dijo que se había dado cuenta que no se estaba aprovechando mis capacidades y que si mañana no empezaba a mostrarle a todos lo que yo era capaz, él mismo iría a darme mi lugar.
—Guao, que bello Sebasthian, hoy fue almorzar al restaurante y me preguntó por ti, que como te iba.
—Yo creí que podía quizás darme un revolcón con él, pensé que al ser un hombre de mundo y millonario, apreciaría una aventura sin ataduras, pero no puedo Elena, es tan buen chico, tan atento.
—Creo que eso son atributos que hacen deseable a un hombre.
—Estás loca, no que va, ese príncipe dorado es muy de cuento, mejor mantenerlo en ficción o eso trataré, porque hoy cuando lo vi entrenando con esos grandes músculos y todo sudado, no me dio un infarto porque tengo una muy buena aptitud física si no, muerte por excitación extrema diría mi hoja de muerte.
—Que loca eres Brenda —Elena reía por las ocurrencias de Brenda—, entonces tienes luz verde, mañana el gimnasio conocerá a la verdadera Brenda.
— ¡Que emoción!
Al siguiente día Brenda llegó muy temprano como siempre, pero esta vez busco en su locker las vendas, pasó directo al salón de combate, comenzó su calentamiento brincando la cuerda, pronto llegó Salvador.
—Hola preciosa, me acompañaras hoy de este lado.
—He visto que el ring de lucha libre apenas se usa, yo puedo cambiar eso.
—Yo soy de la vieja escuela, lo mío es el boxeo, las patadas y abrazos no es lo mío, me serviría alguien que supiera lo que hace de este lado, muéstrame que tienes preciosa, dame una sombra.
La sombra en boxeo es dar golpes sin contrincante, se hace para preparar la memoria muscular, los movimientos de las piernas, el ataque y la defensa, de no practicarlo no puedes hacerlo frente a un oponente, Brenda le demostró cada golpe bien ejecutado, combinaciones, juego de pies y defensa.
—Entonces Salvador, me invitaras al ring o seguirás babeando aquí abajo.
—Atrapado preciosa, eres rápida como mariposa, veamos si picas como abeja.
Ambos subieron al ring y comenzaron, al principio Salvador fue suave y poco a poco se dio cuenta que debía esforzarse, Brenda era muy rápida, si dejabas que te diera un golpe en seguida recibías 2 más, también era muy hábil, no regresaba sobre sus mismos pasos al ejecutar combinaciones, eso indicaba su experiencia, cuando Salvador dio por terminado el asalto, varios entrenadores estaban alrededor del ring, Brenda bajó y la recibieron con palabras de admiración y con sorpresa de la mayoría, Salvador estaba muy contento.
—De hoy en adelante debes ayudarme aquí —declaró Salvador.
—Eso no podrá ser —la declaración vino desde atrás de los otros entrenadores, aun Brenda no lo había visto, era Ernesto, el cual continuó.
—Brenda se está encargando de la clientela sin nada de experiencia y con los más limitados, como podrá seguir atendiéndolos y estar por aquí.
—No hay problema —dijo Brenda adelantándose, para quedar de frente a Ernesto—, soy perfectamente capaz de seguir con mis actuales clientes y cubrir aquí en el salón de combate, incluso el ring de lucha necesita más atención y yo estoy capacitada.
—El ring de lucha no tiene más atención porque no es el requerimiento de la clientela.
—Entonces le demostrare como podemos cambiar eso, pronto se regara la voz y tendremos más inscritos.
Todos estaban callados, pero Ernesto quedo sin argumento, no podía despreciar, la propuesta de más clientela.
—Está bien, pero si descuidas alguna de tus responsabilidades en gimnasio o las del salón de combate, quedas fuera de aquí.
—Ya vera como pronto tendremos fila para utilizar el ring de lucha.
—Eso lo veremos, eres muy pequeñita para inspirar confianza en potenciales interesados en lucha.
—Cuando quiera le enseño y así nos acompaña como instructor.
—Tú no tienes nada que enseñarme a mí.
Brenda señalo el ring como invitación.
—Seguro que no, practiquemos un poco.
—Ahora estoy ocupado conejita.
—Cuando este libre, el ring nos espera.
Brenda estaba muy contenta, incluso pudo decir la última palabra, si antes tenía poco trabajo, ahora no tenía un instante de descanso, pero no se amilano, se encargó de sus ancianos y niños, incluso los traía al salón de combate y los animaba para que no estuvieran incomodos, empezó a preparar a los interesados en prácticas básicas de defensa, la semana se fue volando y todo estaba bien, pero Sebasthian no había regresado, los primeros 2 días Brenda estaba pendiente si él llegaba, luego decidió no esperarlo más, eso era una pérdida de energía y Brenda detestaba eso.
Sebasthian estaba en Estados Unidos, la misma noche que habló con Brenda en su oficina, recibió una llamada del centro de salud que atendía a su madre biológica. Para el mundo en general Sebasthian no tenía madre, no le sorprendería que pensaran que el muy poderoso Bernhard Larsson lo hubiera creado con magia, después de todo, los medios de farándula y chisme decían cada historia de él, una más inverosímil que otra, para su núcleo familiar su tía Mercedes, esposa del su tío Alexander hermano mayor de Bernhard era la única figura materna que tuvo desde que nació, sin embargo, aquí estaba con Celine Johns, los médicos del lujoso lugar que Sebasthian pagaba, lo llamaron cuando las dificultades respiratorias de Celine requirieron de un respirador, ahora Sebasthian estaba junto a la cama de una pálida, muy flaca y canosa Celine, para nada era la belleza rubia que conoció Bernhard Larsson hacía más de 30 años, en aquel entonces Bernhard era muy joven, más que Sebasthian ahora, acababa de com
Sebasthian entró al ring una vez más, esta vez estaba más preparado, se cubrió de los golpes de Brenda y la embistió desde abajo tumbándola y utilizando su peso para inmovilizarla, Brenda se agarró a él envolviendo sus piernas tan fuerte que Sebasthian sentía le faltaba el aire, pero siguió inmovilizándola, no quería darle golpes, pero tampoco quería sentir los de ella, era muy rápida y si podía golpearlo una vez enseguida recibía 2 más, Brenda comenzó a golpearlo en la cabeza y Sebasthian metió su rostro de bajo de sus pechos para cubrirse, aquello era una tortura, de repente era muy consciente de la hembra caliente y curvilínea entre sus brazos. Brenda liberó su torso y Sebasthian aflojó su presa solo para poder posicionarse mejor, quedaron pelvis contra pelvis, él encima de ella, ambos respiraban con dificultad por el cansancio, llenos del sudor del otro, Sebasthian la miró a los ojos y luego su boca un poco abierta dejando notar el pequeño punto rojo donde sus dient
El amanecer trajo consigo un nuevo día con mucho trabajo, a las 8 am Sebasthian iba llegando a su oficina ya Justin su asistente lo estaba esperando, Sebasthian le había dado la semana libre y aprobado para que viajara con su familia en primera clase mientras él estaba fuera. —Buenos días señor. —Buenos días Justin, espero hayas podido disfrutar de estos pocos días. —Claro que sí señor, mi mamá le manda saludos. —Que gusto, espero me recuerdes cuando es su cumpleaños. —Claro que sí. — ¿Tenemos mucho trabajo aquí? —No señor, su padre se encargó de todos sus pendientes durante su ausencia y Jared me puso al tanto de las diligencias para que usted retome sus responsabilidades. —Perfecto, Justin hazme el favor y busca en mi oficina del gimnasio una carpeta con documentos, aquí está la llave, deben estar sobre el escr
—Rebeka por favor, puedes dejar ese teléfono, estamos en la mesa —reclamó Mercedes a su hija. —No han traído la comida, solo busco la moto que me regalará Sebasthian cuando cumpla 18 años. — ¡Que!, es mentira tía, no le creas a la enana. —Sebasthian —dijo entusiasmada Rebeka y enseñando las fotos en su teléfono—, mira es hermosa, la quiero así con estas luces rosadas. —Yo no te compraré una moto, aprecio mucho mi vida para que el resto de la familia me mate. —Suficiente Rebeka y guarda el teléfono por favor —dijo ahora molesta su madre. Rebeka guardó su teléfono. —Pendiente de motos y a tu tío ni lo volteas a ver —dijo Bernhard. —Bueno tú estabas muy pendiente de los besos de Brenda —Rebeka fue hasta Bernhard para abrazarlo y quedarse sentada a su lado—, suerte tienes que me cayó muy bien y es muy hermosa, somos del mismo tamañ
—Otro día pudiéramos hacer un viaje más largo y más cómodos en la BMW —dijo Sebasthian bajando de la moto después de que Brenda lo hiciera—, es agradable compartir con alguien que aprecie la adrenalina que da una moto. —Me encantaría de seguro, gracias por el paseo, fue divertido. — ¿Dónde aprendiste a conducir moto? —Beatriz, fue también quien me enseñó a pelear, era una instructora de boxeo muy buena y tenía una Honda 750, pesada como un toro o a mí me lo parecía que era una adolescente flaquita. —Mi papá me comentó que creciste con Elena en un orfanato, esperó no ser indiscreto. —No te preocupes, mi hermana y yo llegamos muy pequeñas al orfanato de religiosas Sagrada Familia en Valencia, allí conocí a Elena, fue la primera niña en hablar conmigo. — ¿Tu hermana, es mayor o menor? —Menor, no por mucho, tiene 20 años.
Sebasthian pasó al Gym a las 2:30pm, una hora de poca afluencia de clientes, fue con su traje de saco y corbata, no pensaba entrenar, incluso pudo encargar que el mismo Ernesto diera la noticia, pero por deferencia a su gerente, iría el mismo, eso al menos es lo que pensarían todos, la verdad era que igual que un jovencito buscaba una excusa valedera para ver a Brenda. Al llegar a la recepción dijo a Sofía que llamara a todos los entrenadores al salón de aeróbicos que estaba desocupado a esta hora, Sebasthian entró directo y solo buscó a Ernesto, todos los entrenadores fueron llegando, Brenda entró casi de última y se mantuvo apartada del grupo de entrenadores que se acercaron a conversar con Sebasthian, finalmente Sebasthian pidió atención. —Señores, les pido disculpa por interrumpir sus actividades laborales, seré breve, Ernesto será trasladado a Milán, el gimnasio Warriors inaugurará sucursal en el Hotel Larsson Milán y confió en que Ernesto logre allá
Elena estaba atareada en el restaurante, y la mañana se le pasó muy rápido, al ver que las mesas se fueron llenando para el almuerzo miró su reloj de pulsera, eran las 12:15 y Brenda no había llegado, Elena comenzó a preocuparse, quería llevar ella misma la propuesta a Sebasthian, pero tenía mucho trabajo, decidió llamarlo por teléfono, su celular indicaba que estaba apagado, llamó a Brenda, el tono indicaba ocupado, le mandó un mensaje a Brenda. “¿Dónde estás? Ven rápido al restaurante, es urgente”. Brenda entró al restaurante a las 12:45. —Por fin llegas —dijo Elena desesperada, el restaurante estaba lleno—, ven rápido a mi oficina. — ¿Qué pasó, cual es la urgencia? —Apúrate que es tarde, tu teléfono estaba ocupado. —Estaba hablando con Belinda, no está en Valencia, anda en un retiro de la iglesia en Píritu Portuguesa —Elena apenas la escuchaba mi
—Estás loco, yo no puedo solo montarme a un avión e ir a Curazao. — ¿Por qué no? No tienes nada que hacer este fin de semana, esto no fue planeado, como te gusta. —Sabías lo que te traías entre manos cuando me invitaste a venir contigo. —Quería escuchar tu propuesta, pero tengo una cena importante hoy en curazao, si no quieres venir conmigo aquí tienes este auto, te llevara a donde quieras, incluso si quieres alcanzar a tu hermana en su retiro o ir a cualquier parte, el auto donde vino Justin se devuelve al hotel si quieres regresar, o puedes venir conmigo y acompañarme almorzar y luego seguir acompañándome hasta el domingo. —En Curazao. —Decídete mujer que debo irme. —Esto no es una buena idea, mira la ropa que llevo puesta. Me vestí para montarme en un autobús a Valencia, no en un avión a Curazao. —Tendrás todo lo que quieras,