Antes de que el avión despegase ya estaba muy nerviosa, demasiado... las palmas de mis manos sudaban, sentía vértigo y una gran presión en el pecho. No sabía si había sido una buena idea planificar aquello, irme un mes a la República Dominicana, aquel país desconocido practicamente para mí, que apenas había visitado, conociendo más a mis familiares cercanos gracias a las videollamadas, los mensajes y las redes sociales que en persona y... sería un mes sin ver a Marco, seguramente sin apenas hablar con él y... maldita sea lo extrañaba de nuevo demasiado. Pero volvería a verlo al volver, le había prometido que estaría en Irlanda, en su graduación y pensaba cumplirlo. Lo que no esperaba es que aquel viaje estaría lleno de autoconocimiento, abriría aspectos ocultos en mi interior y desencadenaría de nuevo el dolor en mi interior. Para bien y... para mal._Estate tranquila, todo va a estar bien. Dalya estaba a un lado y Jayden a otro distraida con su tablet. _No sabía que te daba tan
No había podido olvidarla, hubo un momento para ser sincero, que pensé que quizás podría... mi vida en Irlanda se había hecho más fácil, poco a poco, y había sido por mi amistad fraternal con Nicoletta, cuidar a esa niña adolescente había dado cierto sentido a mi vida allí, aunque no hubiese esperado nunca aquello me había encariñado con ella como si se tratase de una hermana pequeña... También tenía que admitir que haberme alejado de Jennyfer, a pesar de no tener ni idea de cómo transcurría su embarazo y de si pudiera finalmente formar parte de la vida de mi futuro hijo, me había ayudado a sentirme más tranquilo. Ella me había manipulado y no quería sentirme encadenado a ella ni a ninguna mujer a la que no amase, ni por un embazado inesperado ni por una tradición familiar como también había sucedido en el pasado.Yo solo había amado a una mujer y esa era Elisabeth, y ambos continuábamos separados a muchísimos kilómetros de distancia, estando en ese justo momento ella en España y yo,
Eran las navidades más tristes que había pasado en mi vida, sintiendo que aún no conseguía superar la ruptura con Elisabeth y que sufría el síndrome del corazón roto. Me había pasado meses así, sintiendo ese terrible dolor en el pecho que no me dejaba avanzar y seguir con mi vida después de que lo nuestro hubiese acabado para siempre. Nunca pensé que el amor pudiese ser tan inmensamente maravilloso y devastador y doloroso a la vez, me había costado salir de la depresión mucho y sabía que si lo había conseguido habbía sido solamente al tener al lado a Nicoletta, a esa adolescente inocente a la que me había propuesto cuidar. Tener a alguien vulnerable a quien proteger me había dado las fuerzas para levantarme por las mañanas, seguir con mis estudios universitarios en Irlanda y manejar las empresas familiares desde la distancia de ese país hermoso y a la vez frío. Defintivamente, proteger a esa niña era lo mejor que me podía haber pasado estando allí... y nada más aterrizar en Italia y s
No podía engañarme a mi misma, al resto del mundo quizás podía mentirle y mostrar una imagen fuerte de mujer independiente y exitosa que estaba avanzando a pasos demasiado rápidos en lo profesional. Mi historia había sido leida por miles de personas en España, mi negocio de correcciones cada vez tenía más clientes y yo continuaba cada vez teniendo un papel más importante en la empresa editorial en la que seguía trabajando. Había conseguido status, dinero, tres casas a mi nombre, las heredadas de mis padres y la que me había costado tanto esfuerzo comprar... y lo más importante de todo, había recuperado después de largos años de dolor la custodia de mi hija Jayden. A pesar de que debía sentirme a salvo y tranquila, seguía despertando algunas noches a altas horas de la madrugada empadada en sudor, con el corazón palpitando a mil por hora y con auténtico terror, mi mente no había olvidado el abuso y el dolor que había dejado la familia De Luca en mi durante años... los síntomas depresivo
Las navidades no empezaron en absoluto como esperaba, pero realmente que ppodía esperar de mi propia familia... mi madre se pasó toda la cena amenazándome de manera sutil, diciéndome que solamente podría hacerme cargo de las empresas familiares si volvía a Nápoles después de finalizar mis estudios. Su actitud dominante y arrogante me empezó a cansar y no pensé finalmente en callarme y en aceptar para mi sus limitaciones clasistas, tradicionales y controladoras maternas. _Madre, con todos mis respetos, mi padre dejó muy claro todo en el testamento... por lo que lo único que puedes hacer es amenazar, pero legalmente soy la principal persona que posee el manejo financiero de nuestra familia. _Pero Marco... _dijo en ese momento con lágrimas en los ojos intentando victimizarse. _Pero nada mamá. Ni tú ni nadie va a controlar ningún aspecto de mi vida, soy adulto e independiente. Puedes aceptarlo o... puedes aceptarlo. _ Dije esta vez yo de manera irónica. Ella abrió los ojos como platos
Al día siguiente me levanté temprano y me dirigí a la cocina, como no mi madre ya estaba levantada. Al verme aparecer se giró y me lanzó una mirada insatisfecha y herida antes de darme los buenos días, yo solamente fingí una sonrisa y me dirigí a la cafetera a preparar café._No deberías beber tanto café, no es nada bueno..._Mamá, no has pensado en centrarte en tu problema. _¿Mi problema?_Sí, está claro que tienes un problema con el alcohol. _Porque beba un poquito cada día no significa que tenga ningún problema. _¿Un poquito mamá? ¿En serio?En ese momento mi madre apartó la mirada de mi y levantó una ceja mostrando sorpresa, al girarme vi a Nicoletta que dijo un "hola" tímido, tenía el pelo desaliñado y estaba pálida. _Vuelve a la habitación pequeña, te llevaré el desayuno. Ella simplemente volvió a las escaleras y subió lentamente de vuelta a su cuarto. _¿Cuántos años tiene esa chica? _ Preguntó de forma melodramática. _ ¿Es que quieres meterte en problemas Marco o qué te o
Sabía que era tarde, la comida se había prolongado, por un momento en la mesa con mi madre y mi hermano, hablando de temas irrevelantes y de vidas ajenas, algo habitual en las conversaciones napolitanas, pensé que todo estaba bien. Es extraño cuando vuelves al lugar de donde provienes, donde has sufrido tanto, pero contradictoriamente por pequeños instantes fugaces puedes encontrar la misma felicidad fortuita que sentiste en el pasado, aunque sepas que en realidad solo es una trampa de la nostalgia, y que tú ya no perteneces a aquel sitio. Yo tenía muy claro que ya no pertenecía a Nápoles, no formaba parte de su diferencia de clases en la que mi familia había salido claramente ganando en la pirámide social, no quería formar más parte de sus rumores ni prejuicios, no me sentía integrado en sus callejuelas viejas, en sus conflictos habituales e inseguridad a pesar de que no sufrirla, en su riqueza y a la vez en su pobreza... ni siquiera en su hermoso mar, que era el más hermoso que había
Aquel inesperado embarazo lo cambiaba absolutamente todo y me había hundido en un mundo de confusión. No sabía qué decisión tomar, en un momento en el que tenía muchos planes y sueños que empezaban a cumplirse lo que menos necesitaba para ser sincera era un bebé creciendo dentro de mi. Lo peor de todo era que yo seguía amando con todas mis fuerzas a Marco, y también amaba el recuerdo de lo que habíamos sido juntos, aquello no podía negarlo y hacía el proceso aún más duro. Habíamos pasado unos bonitos primeros días de navidad, con Dalya y Jayden, no podía esperar nada más, ellas eran mi verdadera familia, más de lo que hubiera imaginado nunca. El día veintisiete tenía temprano la visita al hospital para la ecografía, había pasado la noche llorando bajito en mi habitación junto a Jayden, yo parecía tener muy claro que debía acabar con el embarazo. ¿Cómo iba a cuidar a otro niño? Quitando a Dalya no tenía ninngún otro apoyo, trabajaba muchísimas horas, no tenía a veces ni tiempo para