Boda secreta del sur de Italia
Boda secreta del sur de Italia
Por: Cynthiasindysandy
Capítulo 1. Puro deseo.

No había podido olvidarla, hubo un momento para ser sincero, que pensé que quizás podría... mi vida en Irlanda se había hecho más fácil, poco a poco, y había sido por mi amistad fraternal con Nicoletta, cuidar a esa niña adolescente había dado cierto sentido a mi vida allí, aunque no hubiese esperado nunca aquello me había encariñado con ella como si se tratase de una hermana pequeña... También tenía que admitir que haberme alejado de Jennyfer, a pesar de no tener ni idea de cómo transcurría su embarazo y de si pudiera finalmente formar parte de la vida de mi futuro hijo, me había ayudado a sentirme más tranquilo. Ella me había manipulado y no quería sentirme encadenado a ella ni a ninguna mujer a la que no amase, ni por un embazado inesperado ni por una tradición familiar como también había sucedido en el pasado.

Yo solo había amado a una mujer y esa era Elisabeth, y ambos continuábamos separados a muchísimos kilómetros de distancia, estando en ese justo momento ella en España y yo, de nuevo, en Irlanda. 

Y no podía para de pensar en ella, aquella noche era congelada y llovía, como las mayorías de allí, eran principios de enero, después de la navidad había decidido volver, y me quede dormido sobre mi cama sin ni siquiera darme cuenta...

_Elisabeth, no te imaginas cuanto te deseo... no puedes hacerte una idea. 

Podía sentir el calor como si me encontrase justo aquella noche de verano en Barcelona, parecía que había pasado muchísimo tiempo de aquello, y en realidad no hacia tanto, algo más de un año y medio, y después de todo lo que había pasado entre nosotros yo seguía soñando con aquello porque sentía exactamente la misma pasión, demasiado intensa y peligrosa, que ella provoco casi desde el primer momento en mi, aunque no quisiese admitirlo.

Me acercaba a ella y alargue mi brazo derecho, poniendo mi gran mano sobre su trasero perfectamente contorneado y atrayéndola hacia mí de manera brusca, note que su respiración se aceleró en ese momento y yo puse mis labios en su cuello... aspire su perfume y luego pase mi lengua con cuidado sobre él y ella suspiro más fuerte. 

Entonces con ambas manos bajé de manera delicada los tirantes de ese vestido blanco que le quedaba tan jodidamente bien. Sus pechos quedaron al descubierto, redondeados y jodidamente perfectos. No llevaba sostén y aquello me gustó demasiado... y entonces puse mis manos con cuidado sobre ellos, los acaricié y luego acerqué mi cabeza y pasé suavemente mi lengua por su piel, jugando con ambos y deteniéndome en cada uno el tiempo necesario, mientras metía una de mis manos bajo su ropa interior y deslizaba mis dedos con cuidado en su interior, haciéndola gemir justo en ese momento. 

_Marco...

_Me encanta cuando dices mi nombre... se siente tan bien para mi preciosa.

Y seguí haciéndole todo aquello, y después despacio me deshice de su vestido hasta que cayó a sus pies, quedando Elisabeth casi desnuda y puse mis manos sobre sus braguitas del mismo color y las bajo despacio. 

Podía ver en sus ojos el mismo deseo que yo sentía en todo mi cuerpo, ella encendía en mí y activaba el puro descontrol como ninguna mujer lo había hecho.

Entonces ella se lanzó a mi, desabrochó mi camisa rápidamente y luego puso sus manos sobre mi cinturón de mis jeans para librarse de él, y cuando estábamos prácticamente desnudos, la eleve sobre mí con mis fuertes brazos y la lleve hasta mi habitación. Pensé que era una suerte que estuviésemos solos aquella noche, porque quería hacerla gritar mi alto, y entonces la deje en la cama con cuidado y en el acto me tire sobre ella, llenando de besos su cuerpo y haciendo un recorrido por su vientre hasta deberme en sus piernas y separar sus piernas con fuerza. 

Ella gritó enseguida, yo era insistente, quería poseerla y hacerla mía como nadie nunca lo había hecho... y entonces fue cuando volvió a pronunciar mi nombre y se lo pedí. 

_Solo di que eres mía, quiero escucharlo de tu boca.

Pero ella no lo hizo, yo necesitaba escucharlo, porque dentro de mi imaginar que podía hacer lo mismo con otro hombre me creaba una inseguridad y unos celos demasiado enfermizos que nunca había sentido. 

_Dilo por favor... 

Pero ella siguió sin contestar, y sabía que no lo haría, ella era una mujer que se sentía demasiado libre, no seguía las reglas italianas del sur, aunque era de allí. Y yo como hombre de Nápoles era dominante, posesivo y quería sentir de verdad a través de sus palabras que ella me pertenecía, aunque fuese mentira, y pensar que su cuerpo solo sería para mí para siempre.

_Sabes que no soy tuya, ni tú mío..._ Dijo en ese momento, y entonces me separé de ella, coloque entonces mi cuerpo sobre el suyo, se sentía caliente, el ambiente estaba cargado de una química sexual, y fue cuando entre dentro de ella con fuerza y ella soltó un gemido alto de placer. 

_En la cama si me perteneces, tú lo sabes perfectamente Elisabeth, igual que yo sé que solo te pertenezco a ti.

Y mis palabras eran ciertas, al igual que yo también le pertenecía solo a ella bajo las sábanas, aunque me hubiese tenido sexo con muchas mujeres, pero nada podía equipararse a estar con Elisabeth y lo que sentía cuando estábamos juntos.

Desperté entre sudores, excitado, soñar con ella se había convertido en algo habitual, y más aún desde que me había confesado justo antes de navidad lo que le sucedía. Recordaba su llamada, escuchar su voz extraña. yo la conocía demasiado bien y sabía que le sucedía algo, pero pensé que estaba enferma. 

"Estoy embarazada"

Recuerdo que sus palabras me dejaron paralizado durante algunos minutos, ya no iba a ser padre solo de un bebe, sino que sería de dos, y extrañamente cualquier hombre se hubiese asustado de recibir aquella noticia, pero pensar en tener un hijo con Elisabeth era lo mejor que podía haber esperado en la vida. 

Ella estaba atemorizada, ya tenía a Jayden, y fue durísimo para ella recuperarla... y descubrir lo del embarazo de Jennyfer la hirió demasiado y yo lo entendía perfectamente. Comprendí que se alejase de mi, que al principio no me dejase explicarme, e incluso había llegado a aceptar que ella y yo estábamos destinados a no estar juntos por esa m*****a maldición que mi familia ganó completamente al dañarla en el pasado. Pero no podía mentirme a mi mismo, cuando ella me confesó aquella verdad asustada, yo sentí alegría en mi interior, incluso mi corazón estaba tan emocionado que palpitó con fuerza... estuviesemos juntos o no, yo no podía ser más feliz de sus palabras, poder tener un hijo con Elisabeth era un sueño y una manera de estar unido a ella para siempre, incluso aunque solamente me aceptase como lo había hecho hasta el momento, como un amigo.

Capítulos gratis disponibles en la App >
capítulo anteriorcapítulo siguiente

Capítulos relacionados

Último capítulo