Eran las navidades más tristes que había pasado en mi vida, sintiendo que aún no conseguía superar la ruptura con Elisabeth y que sufría el síndrome del corazón roto. Me había pasado meses así, sintiendo ese terrible dolor en el pecho que no me dejaba avanzar y seguir con mi vida después de que lo nuestro hubiese acabado para siempre. Nunca pensé que el amor pudiese ser tan inmensamente maravilloso y devastador y doloroso a la vez, me había costado salir de la depresión mucho y sabía que si lo había conseguido habbía sido solamente al tener al lado a Nicoletta, a esa adolescente inocente a la que me había propuesto cuidar. Tener a alguien vulnerable a quien proteger me había dado las fuerzas para levantarme por las mañanas, seguir con mis estudios universitarios en Irlanda y manejar las empresas familiares desde la distancia de ese país hermoso y a la vez frío. Defintivamente, proteger a esa niña era lo mejor que me podía haber pasado estando allí... y nada más aterrizar en Italia y separarnos, no pude parar de preguntarme cómo estaría, si ella se sentiría mejor que yo con su familia durante esas nostálgicas fiestas y podría sentir algo de paz.
Yo, en cambio, solamente tenía en mi interior sentimientos encontrados, echando de menos a un padre y a un hermano, que habían dejado un rastro de crueldad y caos en las vidas de todas las personas que habían estado a su alrededor, incluso destrozando durante muchos años la del amor de mi vida, Elisabeth. Pero era jodidamente horrible como dentro de mi seguía sintiendo amor por esos dos hombres que solo podían calificarse como monstruos.
Realmente creía con seguridad que lo único que habría entre Elisabeth y yo en un futuro serían conversaciones telefónicas, cada vez más espaciadas en el tiempo, hasta que ella encontrase a alguien mejor que yo... no tenía ninguna duda de que lo haría, ella no solamente era la mujer más hermosa, inteligente y especial que había conocido, también era una verdadera luchadora, resiliente que había transformado su dolor del pasado en fortaleza, y con un corazón que apesar de haber sido humillado y pisoteado por los míos continuaba albergando inocencia y bondad... cualquier hombre mataría por estar a mi lado. Yo estaba en el proceso del duelo de la aceptación, aceptando lentamente con esfuerzo que ella nunca volvería a ser mío, y que nuestro amor estaba claramente maldito. Lo que no esperaba era que de él nacería una nueva vida.
_Marco, yo...
Escuchar su voz rasgada al otro lado de la línea me hizo sentir una especie de puñalada dolorosa en el pecho.
_Dime qué te ocurre Elisabeth por favor...
Ella no merecía surfir más, ni por mi familia, ni por mi, ni por nadie.
_Llevo semanas encontrándome demasiado cansada.
_¿Estás enferma?
Pregunté enseguida preocupado.
_¿Necesitas algo Elisabeth?
Volví a preguntar con un tono desesperante, nunca imaginé que podría amar tanto a una mujer, incluso aunque ya no estuviese con ella y estuviesemos separados a cientos de kilometros... pero ella siempre estaba en mi cabeza, una y otra vez, y me preocupaba que estuviese bien, que fuese feliz y que nada ni nadie alterasen su paz.
_Estoy embarzada Marco.
Me quedé paralizado durante varios segundos ¿Cómo?, no podía creer lo que acababa de escuchar. Solamente se escucharon nuestras respiraciones a traves de nuestros teléfonos móviles durante un largo rato.
_Marco... _ dijo ella cortando aquel silencio al pronunciar mi nombre.
_¿Embarazada?
_Sí...
Aquello era lo último que hubiese esperado en aquel momento tan crudo de mi existencia y extrañamente le dio sentimiento a todo en ese instante.
_ ¿No dices nada? _ Me preguntó de manera enfadada.
_Sí, sí, es solo que no lo esperaba.
_Bueno, como puedes imaginarte yo tampoco.
_Elisabeth acabo de llegar a Italia, pero puedo coger un vuelo esta misma noche y estar allí, en España, a tu lado.
_Marco, espera, detente_ dijo algo fría y no esperé para nada aquel cambio en ella.
_¿Qué? ¿No quieres que vaya y este contigo?
_No, esto no cambia nada... _aquella historia me sonaba, era lo que había vivido con Jenyfer pero de manera contraria . _Mañana pediré hora en el médico y después...
_¿Después qué?_ Pregunté asustado temiendo que me dijese justo lo que estaba pensando.
_Después tomaré una decisión... _ dijo con tono triste.
_¿Una decisión? _ Pregunté sintiendo la tristeza de nuevo dentro de mi.
_Sí, decidiré si lo mejor es tener el bebé o no.
No podía negar que la conversación con Elisabeth me había hecho sentir una sorpresa y emoción inesperadas, pero tras dejar claro que tenía dudas sobre si seguir adelante con el embarazo o no, aquella realidad me había dejado destrozado de nuevo. Yo tenía claro que deseaba tener un bebé, si estaba dispuesto a ser un buen padre y ayudar a Jennnyfer...¿Cómo no iba a estar feliz de tener un hijo de la única mujer que había amado?
_¿Cómo te encuentras Marco? ¿Todo bien en Irlanda?
Aquella cena de navidad era realmente la más desoladora que había vivido en mi vida, solamente erámos tres personas, mi hermano Adriano, mi madre y yo, sentados en una enorme mesa y sin tener practicamente nada que decirnos.
Adriano se había dado cuenta al descubrir que era medio hermano de Elisabeth, ya que mi padre y su madre habían tenido una relación oculta y pasional, que sus sensaciones durante toda mi vida de que mi madre no lo quería ni daba el mismo afecto que a sus otros dos hermanos, eran ciertas. Era normal que él apenas le hablase, se había alejado aún más de ella e incluso había llegado a detestarla. Mi madre, en cambio, era una mujer que había sufrido al estar toda su vida al lado de mi padre, y se había convertido en un ser egocéntrico, solo preocupada en ella misma, y que a la vez arrastraba una enorme vergüenza y culpabilidad a sus espaldas.
_Bien, un par de meses más y habré acabado el máster.
_Oh, eso es genial.
Había un montón de comida sobre la mesa de madera; puré de patatas, chuletas de cordero, ensalada, filetes rebozados,... y ningún de los tres apenas habíamos provado bocado.
_Entonces enseguida estarás de vuelta.
En ese instante no pude evitar prestarle atención de nuevo.
_¿Cómo?
_Claro, volver a Italia, con tu familia.
Respiré profundamente, ¿Qué familia? ¿A qué se refería? Volver a Italia del sur, a Nápoles, a la m*****a ciudad caótica donde las falsas apariencias y rumores eran todo por lo que se calificaba a una persona.
_Pero mamá..._ dije de manera cruel y seria sin poder reprimirme. _ ¿No has pensado que quizás si me fui, es porque nunca quiero volver a vivir aquí?
No podía engañarme a mi misma, al resto del mundo quizás podía mentirle y mostrar una imagen fuerte de mujer independiente y exitosa que estaba avanzando a pasos demasiado rápidos en lo profesional. Mi historia había sido leida por miles de personas en España, mi negocio de correcciones cada vez tenía más clientes y yo continuaba cada vez teniendo un papel más importante en la empresa editorial en la que seguía trabajando. Había conseguido status, dinero, tres casas a mi nombre, las heredadas de mis padres y la que me había costado tanto esfuerzo comprar... y lo más importante de todo, había recuperado después de largos años de dolor la custodia de mi hija Jayden. A pesar de que debía sentirme a salvo y tranquila, seguía despertando algunas noches a altas horas de la madrugada empadada en sudor, con el corazón palpitando a mil por hora y con auténtico terror, mi mente no había olvidado el abuso y el dolor que había dejado la familia De Luca en mi durante años... los síntomas depresivo
Las navidades no empezaron en absoluto como esperaba, pero realmente que ppodía esperar de mi propia familia... mi madre se pasó toda la cena amenazándome de manera sutil, diciéndome que solamente podría hacerme cargo de las empresas familiares si volvía a Nápoles después de finalizar mis estudios. Su actitud dominante y arrogante me empezó a cansar y no pensé finalmente en callarme y en aceptar para mi sus limitaciones clasistas, tradicionales y controladoras maternas. _Madre, con todos mis respetos, mi padre dejó muy claro todo en el testamento... por lo que lo único que puedes hacer es amenazar, pero legalmente soy la principal persona que posee el manejo financiero de nuestra familia. _Pero Marco... _dijo en ese momento con lágrimas en los ojos intentando victimizarse. _Pero nada mamá. Ni tú ni nadie va a controlar ningún aspecto de mi vida, soy adulto e independiente. Puedes aceptarlo o... puedes aceptarlo. _ Dije esta vez yo de manera irónica. Ella abrió los ojos como platos
Al día siguiente me levanté temprano y me dirigí a la cocina, como no mi madre ya estaba levantada. Al verme aparecer se giró y me lanzó una mirada insatisfecha y herida antes de darme los buenos días, yo solamente fingí una sonrisa y me dirigí a la cafetera a preparar café._No deberías beber tanto café, no es nada bueno..._Mamá, no has pensado en centrarte en tu problema. _¿Mi problema?_Sí, está claro que tienes un problema con el alcohol. _Porque beba un poquito cada día no significa que tenga ningún problema. _¿Un poquito mamá? ¿En serio?En ese momento mi madre apartó la mirada de mi y levantó una ceja mostrando sorpresa, al girarme vi a Nicoletta que dijo un "hola" tímido, tenía el pelo desaliñado y estaba pálida. _Vuelve a la habitación pequeña, te llevaré el desayuno. Ella simplemente volvió a las escaleras y subió lentamente de vuelta a su cuarto. _¿Cuántos años tiene esa chica? _ Preguntó de forma melodramática. _ ¿Es que quieres meterte en problemas Marco o qué te o
Sabía que era tarde, la comida se había prolongado, por un momento en la mesa con mi madre y mi hermano, hablando de temas irrevelantes y de vidas ajenas, algo habitual en las conversaciones napolitanas, pensé que todo estaba bien. Es extraño cuando vuelves al lugar de donde provienes, donde has sufrido tanto, pero contradictoriamente por pequeños instantes fugaces puedes encontrar la misma felicidad fortuita que sentiste en el pasado, aunque sepas que en realidad solo es una trampa de la nostalgia, y que tú ya no perteneces a aquel sitio. Yo tenía muy claro que ya no pertenecía a Nápoles, no formaba parte de su diferencia de clases en la que mi familia había salido claramente ganando en la pirámide social, no quería formar más parte de sus rumores ni prejuicios, no me sentía integrado en sus callejuelas viejas, en sus conflictos habituales e inseguridad a pesar de que no sufrirla, en su riqueza y a la vez en su pobreza... ni siquiera en su hermoso mar, que era el más hermoso que había
Aquel inesperado embarazo lo cambiaba absolutamente todo y me había hundido en un mundo de confusión. No sabía qué decisión tomar, en un momento en el que tenía muchos planes y sueños que empezaban a cumplirse lo que menos necesitaba para ser sincera era un bebé creciendo dentro de mi. Lo peor de todo era que yo seguía amando con todas mis fuerzas a Marco, y también amaba el recuerdo de lo que habíamos sido juntos, aquello no podía negarlo y hacía el proceso aún más duro. Habíamos pasado unos bonitos primeros días de navidad, con Dalya y Jayden, no podía esperar nada más, ellas eran mi verdadera familia, más de lo que hubiera imaginado nunca. El día veintisiete tenía temprano la visita al hospital para la ecografía, había pasado la noche llorando bajito en mi habitación junto a Jayden, yo parecía tener muy claro que debía acabar con el embarazo. ¿Cómo iba a cuidar a otro niño? Quitando a Dalya no tenía ninngún otro apoyo, trabajaba muchísimas horas, no tenía a veces ni tiempo para
Nada más volver a casa y entrar la puerta me topé con Adriano en la gran cocina americana, estaba bebiendo un café esspresso y miraba su teléfono móvil. Todo parecía tranquilo, no había ni rastro del servicio y la comida ya estaba preparada sobre la mesa. _¿No está mamá?En ese instante me sentí como estúpido al recordar rápidamente que mi madre no sería la de mi hermano Adriano nunca más. _Creo que fue a su habitación a descansar, y las mujeres del servicio están limpiando la casa, la comida de navidad ya está preparada para luego...Miré el reloj, apenas eran las diez de la mañana. Imaginar un comida junto a mi madre dependiente y entrometida me puso de repente nervioso. _¿Por qué has traido a la chica aquí a dormir?Me preguntó de repente y yo no entendí por unos segundos a quién se refería. _Tu amiga, la muchacha que estaba está mañana._Solo es una niña y tienes problemas. _¿Qué clase de problemas?_Eso es lo que quería solucionar ¿Puedes acompañarme?_¿Ahora?_Preguntó confu
Los días pasaron y con el paso de cada uno de ellos yo me sentía cada vez más cansada, solamente tenía ganas de dormir durante horas y lo peor de aquello era que no podía permitirmelo porque si no mi trabajo de las correcciones podía almacenarse cada vez más y tenía plazos que cumplir. Dalya me ayudaba todo lo que podía con Jayden, pero a veces me quedaba dormida sin ni siquiera darme cuenta. Sentía aquella sensación de debilidad que creí haber olvidado, esa misma que sentía muchos años atrás cuando aún era una muchachita inocente y tenía a mi pequeña en mi interior. Muchas veces me había preguntado como de un acto tan cruel había nacido un ser tan maravilloso como ella. Jayden era una personita llena de vitalidad, brillo, bondad... al mirar su mirada hermosa verde cada mañana al despertar sentía que todo el sufrimiento y sacrificio que había sentido en mi propio cuerpo y alma habían defintivamente merecido la pena. Tenía sentimientos contradictorios, al mismo tiempo sentía que
Practicamente me lancé a sus labios en cuanto entró a mi apartamento, la puerta se cerró tras ella con fuerza, era una noche con viento frío. Yo llevaba días sin ver a mis hijos, me sentía solo, deseaba su calor, la deseaba a ella con todas mis fuerzas. Y habíamos quedado la noche anterior, a través de mensajes, como llevábamos haciendo desde hacía meses... que extrañamente habían pasado demasiado rápido. Su simple presencia ya me habían excitado al máximo, quería hacerle muchas cosas pero el deseo era tan grande que no sabía si conseguiría cumplir todas mis fantasias, Luciana despertaba un fuego dentro de mí que ninguna mujer había despertado nunca, bueno, sí, solamente mi jodida y odiosa mujer, aunque me acergonzase admitirlo. _Te he necesitado tanto estos días. _Le dije en un susurro, y entonces la tomé en mis brazos, ella rodeo con sus piernas mi cintura y suspiró. Sabía a fresa, dulce, a caramelo, y su perfume era intenso, nuevo, diferente al de olor a vainilla que se había