Los días pasaron y con el paso de cada uno de ellos yo me sentía cada vez más cansada, solamente tenía ganas de dormir durante horas y lo peor de aquello era que no podía permitirmelo porque si no mi trabajo de las correcciones podía almacenarse cada vez más y tenía plazos que cumplir. Dalya me ayudaba todo lo que podía con Jayden, pero a veces me quedaba dormida sin ni siquiera darme cuenta. Sentía aquella sensación de debilidad que creí haber olvidado, esa misma que sentía muchos años atrás cuando aún era una muchachita inocente y tenía a mi pequeña en mi interior. Muchas veces me había preguntado como de un acto tan cruel había nacido un ser tan maravilloso como ella. Jayden era una personita llena de vitalidad, brillo, bondad... al mirar su mirada hermosa verde cada mañana al despertar sentía que todo el sufrimiento y sacrificio que había sentido en mi propio cuerpo y alma habían defintivamente merecido la pena. Tenía sentimientos contradictorios, al mismo tiempo sentía que
Practicamente me lancé a sus labios en cuanto entró a mi apartamento, la puerta se cerró tras ella con fuerza, era una noche con viento frío. Yo llevaba días sin ver a mis hijos, me sentía solo, deseaba su calor, la deseaba a ella con todas mis fuerzas. Y habíamos quedado la noche anterior, a través de mensajes, como llevábamos haciendo desde hacía meses... que extrañamente habían pasado demasiado rápido. Su simple presencia ya me habían excitado al máximo, quería hacerle muchas cosas pero el deseo era tan grande que no sabía si conseguiría cumplir todas mis fantasias, Luciana despertaba un fuego dentro de mí que ninguna mujer había despertado nunca, bueno, sí, solamente mi jodida y odiosa mujer, aunque me acergonzase admitirlo. _Te he necesitado tanto estos días. _Le dije en un susurro, y entonces la tomé en mis brazos, ella rodeo con sus piernas mi cintura y suspiró. Sabía a fresa, dulce, a caramelo, y su perfume era intenso, nuevo, diferente al de olor a vainilla que se había
Sabía que era tarde, la comida se había prolongado, por un momento en la mesa con mi madre y mi hermano, hablando de temas irrevelantes y de vidas ajenas, algo habitual en las conversaciones napolitanas, pensé que todo estaba bien. Es extraño cuando vuelves al lugar de donde provienes, donde has sufrido tanto, pero contradictoriamente por pequeños instantes fugaces puedes encontrar la misma felicidad fortuita que sentiste en el pasado, aunque sepas que en realidad solo es una trampa de la nostalgia, y que tú ya no perteneces a aquel sitio. Yo tenía muy claro que ya no pertenecía a Nápoles, no formaba parte de su diferencia de clases en la que mi familia había salido claramente ganando en la pirámide social, no quería formar más parte de sus rumores ni prejuicios, no me sentía integrado en sus callejuelas viejas, en sus conflictos habituales e inseguridad a pesar de que no sufrirla, en su riqueza y a la vez en su pobreza... ni siquiera en su hermoso mar, que era el más hermoso que habí
Yo no podía parar de pensar en Elisabeth y le comencé a rezar de nuevo cada noche para que ella tomase la decisión de tener ese bebé. Recuerdo aquel día porque era tarde y fin de año, treinta uno de enero, y hacía tanto frío que no parecía estar en Nápoles, la ciudad más fogosa de Italia en todos los sentidos posibles. _No sabía si era buena idea llamarte pero... solamente necesitaba escuchar tu voz. Ella no contestó y yo no quería propasarme. _¿Qué planes tenéis tú y Jayden?_Nada interesante, cenaremos con Dalya y veremos una peli. Yo respiré profundamente porque mi plan era completamente diferente, en mi casa se celebraría una enorme fiesta con familiares extensos con los que en realidad apenas teníamos unión y con amigos, que realmente no lo eran. Solamente eran conocidos empresarios de la misma posición social que mi familia y yo con los que teníamos tratos económicos. _Ojalá estuviera allí... _ dije con sinceridad, porque hubiera cambiado la gran celebración a la que tenía
Recorrí las carreteras secundarias desiertas hasta llegar a aquel agujero de distrito en el que se encontraba mi pequeña. Nada más llamarla a su teléfono móvil, Nicoletta salió del portal enseguida, miró al enfrente y practicamente se metió en el coche en el acto. Pude ver en sus ojos cuando dirigió su mirada hacía mí su vulnerabilidad e inmensa tristeza, ni ella ni nadie merecía sentirse así, y yo quería estar para ella, ser su protector el apoyo emocional que claramente no tenía en su joven vida._Entonces tu hermana... ¿Te dejó sola de nuevo ?_Sí, eso supongo... dijo que debía ir a trabajar a ese lugar para el fin de año, que era un día en el que podría ganar más dinero de lo normal.Sentía demasiada lástima por esa chiquilla, y tenía suerte de dar con un hombre bueno como yo, sin intenciones perversas, había demasiada gente perversa en el mundo... pero solamente de pensar aquello me puse demasiado nervioso y arranqué el coche. Ella estaba a salvo conmigo, yo cuidaría de ella, y a
Me fui de allí desolado, ese hombre no se habría atrevido a mentirme, en Nápoles era temido y respetado. Nadie se atrevería a estafarme así, por lo que eran verdad sus palabras, la hermana de Nicoletta por voluntad propia había vuelto a trabajar allí ¿Pero por qué? Yo había saldado su deuda y era libre, no podía ocuparse de su hermana pequeña, darle solo afecto y amor, que es lo que necesitan todos los niños antes de cualquier cosa. ¿Cómo iba a decirle eso a Nicoletta? No podía... no podía confesarle que me había metido en algo que no me correspondía, y había pagado a ese hombre y que aún así su hermana prefería volver a aquel antro oscuro y abandonarla en navidad como si no le importase en absoluto. Porque ese era el mensaje que le estaba mandando a esa niña, y ella desgraciadamente lo estaba captando. Decidí por impulso ir a toda velocidad al apartamento en donde vivía, sabiendo que Nicoletta se encontraba a salvo y lejos en mi casa, y no escucharía aquello. Tuve que tocar varias
Después de pocos días, ya volvía a estar habituado a mi vida en aquel lugar verde y frío. Mi abogado había iniciado los papeles para pedir la custodia de Nicoletta y sin remediarlo pensé en lo extraño que era todo aquello. Iba a ser padre por partida doble, y sin esperarlo me convertiría antes en el tutor de una adolescente que sería mi total responsabilidad. Me enfoqué en mis tareas universitarias y en buscar un buen lugar para ambos. Debía encontrar una casa para Nicoletta y para mí, porque seríamos una familia, y en Irlanda aquello era muy complicado. Sabía por las leyes que cuando fuese su tutor legal podría conseguir una facilmente por el estado con un buen alquiler, pero antes de eso, paradojicamente, necesitaba para que la adopción fuese aceptada tener un hogar con buenas condiciones para esa niña tan especial. Así que tuve que delegar completamente en Adriano las funciones de las empresas De Luca, pero el pareció feliz al saber los motivos y me dijo que no me preocupase, que
Al día siguiente me desperté primero, ella siguió durmiendo una hora más, se veía muy cansada, seguramente por el embarazo y me sentí increiblemente culpable de no haber estado a su lado cuidándola. ¿Cómo podía ser capaz de trabajar tanto y al mismo cuidar a Jayden? ¡Maldita sea, ella me necesitaba a mi lado!, estaba sola, con la única persona que podía contar como ayuda era su mejor amiga Dalya, y yo también quería ser su apoyo, quería que confiase en mí. _Hola... ¿Huele a café? _Sí... lo preparé, pero... _No irás a decirme como Dalya que no es bueno en mi estado. Ella tenía su cabello oscuro y hermoso alborotado, estaba igual de preciosa recién levantada que arreglada. ¿Pero cómo podía estar tan enamorado de esa mujer? Me di cuenta de que no habíamos hablado en absoluto sobre el tema principal de esa visita, su embarazo, pero aún no estaba preparado para eso y tenía claro que ella tampoco. _¿Qué quieres hacer hoy? _Algo tranquilo, estoy cansada... _¿Sí? Tampoco andamos tan