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Capítulo 3. Embarazo. *Elisabeth*.

No podía engañarme a mi misma, al resto del mundo quizás podía mentirle y mostrar una imagen fuerte de mujer independiente y exitosa que estaba avanzando a pasos demasiado rápidos en lo profesional. Mi historia había sido leida por miles de personas en España, mi negocio de correcciones cada vez tenía más clientes y yo continuaba cada vez teniendo un papel más importante en la empresa editorial en la que seguía trabajando. Había conseguido status, dinero, tres casas a mi nombre, las heredadas de mis padres y la que me había costado tanto esfuerzo comprar... y lo más importante de todo, había recuperado después de largos años de dolor la custodia de mi hija Jayden. A pesar de que debía sentirme a salvo y tranquila, seguía despertando algunas noches a altas horas de la madrugada empadada en sudor, con el corazón palpitando a mil por hora y con auténtico terror, mi mente no había olvidado el abuso y el dolor que había dejado la familia De Luca en mi durante años... los síntomas depresivos y de ansiedad se manifestaban de vez en cuando, aunque había comprendido a vivir con ellos, aceptando que quizás nunca se marcharían. Algunas noches también despertaba llamando a Marco, lo extrañaba y seguía amándolo, es una putada ser una persona sensible que siente demasiado, que puede sentir pocas veces de manera intensa por alguien pero que cuando lo hace es de verdad... y no poder olvidarlo me hacía enfadarme demasiado conmigo misma. 

_¿Qué vas a hacer?

_Ni siquiera lo sé...

Había acostado a Jayden, después de la cena las tres nos habíamos acurrucado en el sofá mientras veíamos una película de navidad de N*****x y ella se había quedado profundamente dormida a los pocos minutos. Pensé que necesitaba hablar con alguien diferente a Marco, ¿Y quién mejor que mi gran amiga Dalya? Ella se quedó incluso más impresionada que yo misma al saber que estaba embarzada, lo sabía... era increiblemente complicado de asimilar, y la guinda del pastel después de esa historia de pasión, malentendidos, secretos y puramente... dolor.

_Madre mía Elisabeth... _ dijo con tono desesperanzado. 

_Sí, sé a lo que te refieres. Cuando por fin tengo mi vida montada y parece que mi pasado ha quedado atrás... me quedo embarzada. Y encima del hermano de uno de mis abusadores. 

_Pero él no es igual...

Nuestras miradas se encontraron, claro que no era igual que él, Marco había cometido muchos errores, pero tenía claro que era un buen hombre.

_Solo necesitas tiempo para pensar en qué decisión tomar. _ Dijo esta vez de manera calmada y entonces acercó una de sus manos hacia mi mano derecha, colocándola encima, mostrandome su apoyo incondicional. _Decidas lo que decidas yo estaré a tu lado. Siempre Elisabeth. 

Dalya era la hermana que nunca había tenido, ambas habíamos sufrido por lo mismo en el pasado y nos comprendíamos y estábamos la una para la otra en los peores momentos. 

_Mañana tengo visita con el doctor de urgencia... para saber cuanto de cuanto tiempo de embarazo estoy. No puedo dejar pasar demasiados días Dalya, tengo decidir cuanto antes...

Dije con un claro dolor en mi voz, y entonces ella me abrazó. 

A la mañana siguiente fui sola al ambulatorio que estaba a unas calles de mi casa, Dalya quería acompañarme, pero le pedí que se quedase con Jayden. No quería que mi hija se enterase de nada, ella crecía demasiado rápido, era una niña cada vez más despierta y espabilada, que captaba hasta la información más minuciosa... y no quería que por nada del mundo se enterase de mi estado. ¿Cómo le explicaría aquello a ella? Ni siquiera había sido capaz de contarle la verdad y no lo haría hasta que dejase la infancia atrás, yo solía quería protegerla, y la realidad era que los De Luca la habían criado durante casi toda su vida y ella los amaba, y aunque cada vez se acordaba menos de ellos, seguirían siempre teniendo un papel en su vida y siendo su familia. 

_Señorita Elisabeth..._ una doctora de mediana edad rubia abrió en ese momento la puerta de la consulta, en la pequeña sala de espera solamente estaba yo.

Esperaba a mi doctor habitual, pero debía admitir que encontrarme con una mujer me hizo sentirme más cómoda. 

_El doctor ... está de vacaciones, yo lo sustituyo. Llamaste ayer por... ¿Embarazo verdad?_Dijo sonriente. 

Yo solo asentí. Supuse que pensaría que el embarazo había sido buscado, cuando en realidad había sido todo lo contrario y en el momento más inesperado. Siempre pensé que si volvía a quedar alguna vez embarazada sería por elección personal, pero estaba claro que mi cabeza aún estaba llena de demasiadas fantasías.

Estábamos enfrente la una a la otra, y en ese momento sacó una especie de rueda de uno de los cajones, yo ya la conocía, era un instrumento para saber más o menos de cuanto tiempo de embarazo me encontraba.

Después de hacerme unas preguntas me dijo que me encontraba de unas seis semanas, un mes y medio aproximadamente, justo la última vez que Marco y yo habíamos hecho el amor.

Yo sentía mi conciencia había salido de mi cabeza pero entonces su nueva pregunta me hizo volver a la realidad. 

_¿Entonces te cuadran las fechas? _ preguntó con simpatía, y eso hizo que reviviera esos intensos momentos en mi cabeza. 

"Podía sentir el agua del mar en cada rincón de mi cuerpo, y sus dedos recorriendo mi piel más íntima. No podía aceptar que estábamos apunto de separarnos... y ni siquiera sabíamos cuando volveríamos a encontrarnos de nuevo.

_Oh dios, me encanta como lo haces...

_Solo quiere hacerte sentir bien.

Yo gemí, él sabía darme justo lo que necesitaba en cada momento.

_Entonces fóllame ahora ._Le supliqué directamente, solo quería que me hiciese suya de una vez por todas y si era duro mejor, el deseo que sentía por él era demasiado fuerte para ser explicado por palabras .

Él me apretó contra el, nuestro cuerpos estaban mojados y en ese momento unidos por la pasión en aquel precioso mar cristalino de Sorrento, el más hermoso del sur de Italia.

Luego en la habitación repetimos aquello dos veces más, teniendo un encuentro caliente dificil de olvidar. 

_Muévete más rápido por favor Marco.

Nuestros gemidos llenaban toda la habitación, estaba a punto de tocar el cielo, deseaba aquello muchísimo, Marco había sido el único hombre que me había hecho perder al completo la cabeza en la cama. Él tenía razón bajo las sábanas todo mi ser le pertenecía... "

Intenté volver a la realidad enseguida, seguramente me habría sonrojado, como si esa doctora hubiese podido ver lo mismo que mi cabecita perversa acababa de recordar y que realmente mi cuerpo desearía repetir mil veces más.

_Sí. _Contesté bastante avergonzada.

Claramente era normal que me hubiese quedado embarazada de aquel día de puro descontrol y deseo, en el que habíamos estado completamente solos en mi apartamento de Sorrento de enfrente al mar, haciendo solo el amor una y otra vez como verdaderos adictos. Y era lo que éramos, adictos el uno al otro.

_Vale Elisabeth, entonces te daré consulta de nuevo para después de navidad, para que te hagan tu primera ecografía. ¿Qué tal el nueve de enero a las diez de la mañana?

Yo solo asentí de nuevo... después de eso me despedí y salí de la consulta, ni siquiera había expresado mis dudas sobre tener el bebé que llevaba en mi interior o no. Me sentía tan abrumada por cientos de sensaciones y sentimientos encontrados que solo me había dejado arrastrar a nueva cita. 

Salí de allí rápido, no era un día frío a pesar de ser invierno y decidí caminar hasta la playa más cercana, el olor al mar y el movimiento de las olas podían conseguir rapidamente que me relajase. Mientras me dirigía no paraba de encontrar a madres con carritos y sus bebés paseando por la ciudad ¿Pero qué demonios ocurría? De repente no paraba de ver a bebés adorables por cada rincón, con preciosas caritas gorditas y que incluso me miraban atentos y me dedicaban dulces sonrisas.

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