No podía engañarme a mi misma, al resto del mundo quizás podía mentirle y mostrar una imagen fuerte de mujer independiente y exitosa que estaba avanzando a pasos demasiado rápidos en lo profesional. Mi historia había sido leida por miles de personas en España, mi negocio de correcciones cada vez tenía más clientes y yo continuaba cada vez teniendo un papel más importante en la empresa editorial en la que seguía trabajando. Había conseguido status, dinero, tres casas a mi nombre, las heredadas de mis padres y la que me había costado tanto esfuerzo comprar... y lo más importante de todo, había recuperado después de largos años de dolor la custodia de mi hija Jayden. A pesar de que debía sentirme a salvo y tranquila, seguía despertando algunas noches a altas horas de la madrugada empadada en sudor, con el corazón palpitando a mil por hora y con auténtico terror, mi mente no había olvidado el abuso y el dolor que había dejado la familia De Luca en mi durante años... los síntomas depresivos y de ansiedad se manifestaban de vez en cuando, aunque había comprendido a vivir con ellos, aceptando que quizás nunca se marcharían. Algunas noches también despertaba llamando a Marco, lo extrañaba y seguía amándolo, es una putada ser una persona sensible que siente demasiado, que puede sentir pocas veces de manera intensa por alguien pero que cuando lo hace es de verdad... y no poder olvidarlo me hacía enfadarme demasiado conmigo misma.
_¿Qué vas a hacer?
_Ni siquiera lo sé...
Había acostado a Jayden, después de la cena las tres nos habíamos acurrucado en el sofá mientras veíamos una película de navidad de N*****x y ella se había quedado profundamente dormida a los pocos minutos. Pensé que necesitaba hablar con alguien diferente a Marco, ¿Y quién mejor que mi gran amiga Dalya? Ella se quedó incluso más impresionada que yo misma al saber que estaba embarzada, lo sabía... era increiblemente complicado de asimilar, y la guinda del pastel después de esa historia de pasión, malentendidos, secretos y puramente... dolor.
_Madre mía Elisabeth... _ dijo con tono desesperanzado.
_Sí, sé a lo que te refieres. Cuando por fin tengo mi vida montada y parece que mi pasado ha quedado atrás... me quedo embarzada. Y encima del hermano de uno de mis abusadores.
_Pero él no es igual...
Nuestras miradas se encontraron, claro que no era igual que él, Marco había cometido muchos errores, pero tenía claro que era un buen hombre.
_Solo necesitas tiempo para pensar en qué decisión tomar. _ Dijo esta vez de manera calmada y entonces acercó una de sus manos hacia mi mano derecha, colocándola encima, mostrandome su apoyo incondicional. _Decidas lo que decidas yo estaré a tu lado. Siempre Elisabeth.
Dalya era la hermana que nunca había tenido, ambas habíamos sufrido por lo mismo en el pasado y nos comprendíamos y estábamos la una para la otra en los peores momentos.
_Mañana tengo visita con el doctor de urgencia... para saber cuanto de cuanto tiempo de embarazo estoy. No puedo dejar pasar demasiados días Dalya, tengo decidir cuanto antes...
Dije con un claro dolor en mi voz, y entonces ella me abrazó.
A la mañana siguiente fui sola al ambulatorio que estaba a unas calles de mi casa, Dalya quería acompañarme, pero le pedí que se quedase con Jayden. No quería que mi hija se enterase de nada, ella crecía demasiado rápido, era una niña cada vez más despierta y espabilada, que captaba hasta la información más minuciosa... y no quería que por nada del mundo se enterase de mi estado. ¿Cómo le explicaría aquello a ella? Ni siquiera había sido capaz de contarle la verdad y no lo haría hasta que dejase la infancia atrás, yo solía quería protegerla, y la realidad era que los De Luca la habían criado durante casi toda su vida y ella los amaba, y aunque cada vez se acordaba menos de ellos, seguirían siempre teniendo un papel en su vida y siendo su familia.
_Señorita Elisabeth..._ una doctora de mediana edad rubia abrió en ese momento la puerta de la consulta, en la pequeña sala de espera solamente estaba yo.
Esperaba a mi doctor habitual, pero debía admitir que encontrarme con una mujer me hizo sentirme más cómoda.
_El doctor ... está de vacaciones, yo lo sustituyo. Llamaste ayer por... ¿Embarazo verdad?_Dijo sonriente.
Yo solo asentí. Supuse que pensaría que el embarazo había sido buscado, cuando en realidad había sido todo lo contrario y en el momento más inesperado. Siempre pensé que si volvía a quedar alguna vez embarazada sería por elección personal, pero estaba claro que mi cabeza aún estaba llena de demasiadas fantasías.
Estábamos enfrente la una a la otra, y en ese momento sacó una especie de rueda de uno de los cajones, yo ya la conocía, era un instrumento para saber más o menos de cuanto tiempo de embarazo me encontraba.
Después de hacerme unas preguntas me dijo que me encontraba de unas seis semanas, un mes y medio aproximadamente, justo la última vez que Marco y yo habíamos hecho el amor.
Yo sentía mi conciencia había salido de mi cabeza pero entonces su nueva pregunta me hizo volver a la realidad.
_¿Entonces te cuadran las fechas? _ preguntó con simpatía, y eso hizo que reviviera esos intensos momentos en mi cabeza.
"Podía sentir el agua del mar en cada rincón de mi cuerpo, y sus dedos recorriendo mi piel más íntima. No podía aceptar que estábamos apunto de separarnos... y ni siquiera sabíamos cuando volveríamos a encontrarnos de nuevo.
_Oh dios, me encanta como lo haces...
_Solo quiere hacerte sentir bien.
Yo gemí, él sabía darme justo lo que necesitaba en cada momento.
_Entonces fóllame ahora ._Le supliqué directamente, solo quería que me hiciese suya de una vez por todas y si era duro mejor, el deseo que sentía por él era demasiado fuerte para ser explicado por palabras .
Él me apretó contra el, nuestro cuerpos estaban mojados y en ese momento unidos por la pasión en aquel precioso mar cristalino de Sorrento, el más hermoso del sur de Italia.
Luego en la habitación repetimos aquello dos veces más, teniendo un encuentro caliente dificil de olvidar.
_Muévete más rápido por favor Marco.
Nuestros gemidos llenaban toda la habitación, estaba a punto de tocar el cielo, deseaba aquello muchísimo, Marco había sido el único hombre que me había hecho perder al completo la cabeza en la cama. Él tenía razón bajo las sábanas todo mi ser le pertenecía... "
Intenté volver a la realidad enseguida, seguramente me habría sonrojado, como si esa doctora hubiese podido ver lo mismo que mi cabecita perversa acababa de recordar y que realmente mi cuerpo desearía repetir mil veces más.
_Sí. _Contesté bastante avergonzada.
Claramente era normal que me hubiese quedado embarazada de aquel día de puro descontrol y deseo, en el que habíamos estado completamente solos en mi apartamento de Sorrento de enfrente al mar, haciendo solo el amor una y otra vez como verdaderos adictos. Y era lo que éramos, adictos el uno al otro.
_Vale Elisabeth, entonces te daré consulta de nuevo para después de navidad, para que te hagan tu primera ecografía. ¿Qué tal el nueve de enero a las diez de la mañana?
Yo solo asentí de nuevo... después de eso me despedí y salí de la consulta, ni siquiera había expresado mis dudas sobre tener el bebé que llevaba en mi interior o no. Me sentía tan abrumada por cientos de sensaciones y sentimientos encontrados que solo me había dejado arrastrar a nueva cita.
Salí de allí rápido, no era un día frío a pesar de ser invierno y decidí caminar hasta la playa más cercana, el olor al mar y el movimiento de las olas podían conseguir rapidamente que me relajase. Mientras me dirigía no paraba de encontrar a madres con carritos y sus bebés paseando por la ciudad ¿Pero qué demonios ocurría? De repente no paraba de ver a bebés adorables por cada rincón, con preciosas caritas gorditas y que incluso me miraban atentos y me dedicaban dulces sonrisas.
Las navidades no empezaron en absoluto como esperaba, pero realmente que ppodía esperar de mi propia familia... mi madre se pasó toda la cena amenazándome de manera sutil, diciéndome que solamente podría hacerme cargo de las empresas familiares si volvía a Nápoles después de finalizar mis estudios. Su actitud dominante y arrogante me empezó a cansar y no pensé finalmente en callarme y en aceptar para mi sus limitaciones clasistas, tradicionales y controladoras maternas. _Madre, con todos mis respetos, mi padre dejó muy claro todo en el testamento... por lo que lo único que puedes hacer es amenazar, pero legalmente soy la principal persona que posee el manejo financiero de nuestra familia. _Pero Marco... _dijo en ese momento con lágrimas en los ojos intentando victimizarse. _Pero nada mamá. Ni tú ni nadie va a controlar ningún aspecto de mi vida, soy adulto e independiente. Puedes aceptarlo o... puedes aceptarlo. _ Dije esta vez yo de manera irónica. Ella abrió los ojos como platos
Al día siguiente me levanté temprano y me dirigí a la cocina, como no mi madre ya estaba levantada. Al verme aparecer se giró y me lanzó una mirada insatisfecha y herida antes de darme los buenos días, yo solamente fingí una sonrisa y me dirigí a la cafetera a preparar café._No deberías beber tanto café, no es nada bueno..._Mamá, no has pensado en centrarte en tu problema. _¿Mi problema?_Sí, está claro que tienes un problema con el alcohol. _Porque beba un poquito cada día no significa que tenga ningún problema. _¿Un poquito mamá? ¿En serio?En ese momento mi madre apartó la mirada de mi y levantó una ceja mostrando sorpresa, al girarme vi a Nicoletta que dijo un "hola" tímido, tenía el pelo desaliñado y estaba pálida. _Vuelve a la habitación pequeña, te llevaré el desayuno. Ella simplemente volvió a las escaleras y subió lentamente de vuelta a su cuarto. _¿Cuántos años tiene esa chica? _ Preguntó de forma melodramática. _ ¿Es que quieres meterte en problemas Marco o qué te o
Sabía que era tarde, la comida se había prolongado, por un momento en la mesa con mi madre y mi hermano, hablando de temas irrevelantes y de vidas ajenas, algo habitual en las conversaciones napolitanas, pensé que todo estaba bien. Es extraño cuando vuelves al lugar de donde provienes, donde has sufrido tanto, pero contradictoriamente por pequeños instantes fugaces puedes encontrar la misma felicidad fortuita que sentiste en el pasado, aunque sepas que en realidad solo es una trampa de la nostalgia, y que tú ya no perteneces a aquel sitio. Yo tenía muy claro que ya no pertenecía a Nápoles, no formaba parte de su diferencia de clases en la que mi familia había salido claramente ganando en la pirámide social, no quería formar más parte de sus rumores ni prejuicios, no me sentía integrado en sus callejuelas viejas, en sus conflictos habituales e inseguridad a pesar de que no sufrirla, en su riqueza y a la vez en su pobreza... ni siquiera en su hermoso mar, que era el más hermoso que había
Aquel inesperado embarazo lo cambiaba absolutamente todo y me había hundido en un mundo de confusión. No sabía qué decisión tomar, en un momento en el que tenía muchos planes y sueños que empezaban a cumplirse lo que menos necesitaba para ser sincera era un bebé creciendo dentro de mi. Lo peor de todo era que yo seguía amando con todas mis fuerzas a Marco, y también amaba el recuerdo de lo que habíamos sido juntos, aquello no podía negarlo y hacía el proceso aún más duro. Habíamos pasado unos bonitos primeros días de navidad, con Dalya y Jayden, no podía esperar nada más, ellas eran mi verdadera familia, más de lo que hubiera imaginado nunca. El día veintisiete tenía temprano la visita al hospital para la ecografía, había pasado la noche llorando bajito en mi habitación junto a Jayden, yo parecía tener muy claro que debía acabar con el embarazo. ¿Cómo iba a cuidar a otro niño? Quitando a Dalya no tenía ninngún otro apoyo, trabajaba muchísimas horas, no tenía a veces ni tiempo para
Nada más volver a casa y entrar la puerta me topé con Adriano en la gran cocina americana, estaba bebiendo un café esspresso y miraba su teléfono móvil. Todo parecía tranquilo, no había ni rastro del servicio y la comida ya estaba preparada sobre la mesa. _¿No está mamá?En ese instante me sentí como estúpido al recordar rápidamente que mi madre no sería la de mi hermano Adriano nunca más. _Creo que fue a su habitación a descansar, y las mujeres del servicio están limpiando la casa, la comida de navidad ya está preparada para luego...Miré el reloj, apenas eran las diez de la mañana. Imaginar un comida junto a mi madre dependiente y entrometida me puso de repente nervioso. _¿Por qué has traido a la chica aquí a dormir?Me preguntó de repente y yo no entendí por unos segundos a quién se refería. _Tu amiga, la muchacha que estaba está mañana._Solo es una niña y tienes problemas. _¿Qué clase de problemas?_Eso es lo que quería solucionar ¿Puedes acompañarme?_¿Ahora?_Preguntó confu
Los días pasaron y con el paso de cada uno de ellos yo me sentía cada vez más cansada, solamente tenía ganas de dormir durante horas y lo peor de aquello era que no podía permitirmelo porque si no mi trabajo de las correcciones podía almacenarse cada vez más y tenía plazos que cumplir. Dalya me ayudaba todo lo que podía con Jayden, pero a veces me quedaba dormida sin ni siquiera darme cuenta. Sentía aquella sensación de debilidad que creí haber olvidado, esa misma que sentía muchos años atrás cuando aún era una muchachita inocente y tenía a mi pequeña en mi interior. Muchas veces me había preguntado como de un acto tan cruel había nacido un ser tan maravilloso como ella. Jayden era una personita llena de vitalidad, brillo, bondad... al mirar su mirada hermosa verde cada mañana al despertar sentía que todo el sufrimiento y sacrificio que había sentido en mi propio cuerpo y alma habían defintivamente merecido la pena. Tenía sentimientos contradictorios, al mismo tiempo sentía que
Practicamente me lancé a sus labios en cuanto entró a mi apartamento, la puerta se cerró tras ella con fuerza, era una noche con viento frío. Yo llevaba días sin ver a mis hijos, me sentía solo, deseaba su calor, la deseaba a ella con todas mis fuerzas. Y habíamos quedado la noche anterior, a través de mensajes, como llevábamos haciendo desde hacía meses... que extrañamente habían pasado demasiado rápido. Su simple presencia ya me habían excitado al máximo, quería hacerle muchas cosas pero el deseo era tan grande que no sabía si conseguiría cumplir todas mis fantasias, Luciana despertaba un fuego dentro de mí que ninguna mujer había despertado nunca, bueno, sí, solamente mi jodida y odiosa mujer, aunque me acergonzase admitirlo. _Te he necesitado tanto estos días. _Le dije en un susurro, y entonces la tomé en mis brazos, ella rodeo con sus piernas mi cintura y suspiró. Sabía a fresa, dulce, a caramelo, y su perfume era intenso, nuevo, diferente al de olor a vainilla que se había
Sabía que era tarde, la comida se había prolongado, por un momento en la mesa con mi madre y mi hermano, hablando de temas irrevelantes y de vidas ajenas, algo habitual en las conversaciones napolitanas, pensé que todo estaba bien. Es extraño cuando vuelves al lugar de donde provienes, donde has sufrido tanto, pero contradictoriamente por pequeños instantes fugaces puedes encontrar la misma felicidad fortuita que sentiste en el pasado, aunque sepas que en realidad solo es una trampa de la nostalgia, y que tú ya no perteneces a aquel sitio. Yo tenía muy claro que ya no pertenecía a Nápoles, no formaba parte de su diferencia de clases en la que mi familia había salido claramente ganando en la pirámide social, no quería formar más parte de sus rumores ni prejuicios, no me sentía integrado en sus callejuelas viejas, en sus conflictos habituales e inseguridad a pesar de que no sufrirla, en su riqueza y a la vez en su pobreza... ni siquiera en su hermoso mar, que era el más hermoso que habí