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Capítulo 4. Distancia y dolor. *Marco*.

Las navidades no empezaron en absoluto como esperaba, pero realmente que ppodía esperar de mi propia familia... mi madre se pasó toda la cena amenazándome de manera sutil, diciéndome que solamente podría hacerme cargo de las empresas familiares si volvía a Nápoles después de finalizar mis estudios. Su actitud dominante y arrogante me empezó a cansar y no pensé finalmente en callarme y en aceptar para mi sus limitaciones clasistas, tradicionales y controladoras maternas. 

_Madre, con todos mis respetos, mi padre dejó muy claro todo en el testamento... por lo que lo único que puedes hacer es amenazar, pero legalmente soy la principal persona que posee el manejo financiero de nuestra familia. 

_Pero Marco... _dijo en ese momento con lágrimas en los ojos intentando victimizarse. 

_Pero nada mamá. Ni tú ni nadie va a controlar ningún aspecto de mi vida, soy adulto e independiente. Puedes aceptarlo o... puedes aceptarlo. _ Dije esta vez yo de manera irónica. Ella abrió los ojos como platos como si no pudiese creer lo que le estaba diciendo. 

Me había pasado la vida siguiendo las directrices sin sentido de mi m*****a familia, que incluso habían intentado decidir con quien debía casarme... eran claramente mis dos progenitores ejemplos nefastos, incapaces de ponerse en el lugar de alguien diferente que no fuesen ellos mismos. Y saber en mi interior lo mucho que habían herido a Elisabeth al haberse centrado durante tantos años en tapar el abuso que había sufrido, y encima difamarla y arrebatarle a su hija Jayden, solo había ocasionado un desprecio dentro de mi hacía los míos.

Si alguien se salvaba de aquel sentimiento ambivalente que experimentaba en mi interior hacia mi propia sangre, era mi hermano ..., que realmente había sido otra víctima, sin recibir apenas afecto ni amor familiar, y enterándose de que mi madre nunca fui la suya. 

_Y si quieres que vuelva por aquí aunque sea en temporadas, te recomiendo que me hagas la estancia fácil y que no se te ocurra volver a amenazarme._Dije intentando controlar la calma. 

Entonces me levanté de la mesa rápidamente, dejando a mi madre y a mi hermano solos en ella, y desapareciendo del salón, al subir por las escaleras y dirigirme a la planta en la que se encontraba mi cuarto.

Llegar a mi espaciosa habitación me trajo rapidamente una nostalgía extraña y tóxica que solamente me hizo sentir culpabilidad y tristeza dentro de mí.

Así que simplemente abrí las enormes ventanas, Lleguy salí al balcón bñanco, me apoyé con los brazos sobre él y observé las impresionantes vistas al jardín de miles de metros en donde reposaba la gran piscina. La luz de la zona externa vislumbraba todo, a pesar de que el cielo estuviese completamente oscuro. Fue entonces en mi soledad cuando me di cuenta que mi télefono móvil que había dejado sobre la cama estaba sonando. Me dirigí adentro y vi que era Nicoletta, al menos habían diez llamadas perdidas de ella. Intenté cogerlo pero no llegué a tiempo así que le devolví la llamada rápidamente. Nada más cogerlo y escuchar su voz débil y llorosa me asusté.

_¿Qué ocurre pequeña?

_ Nada... solo quería hablar contigo. 

Estaba claro que estaba llorando y aquello me hizo aún sentir más nerviosismo. 

_¿Nada?

_No, nada... es solo que me sentía... sola. 

_¿Estás en casa de tu hermana verdad?

_Sí, pero... ella me dijo que debía trabajar esta noche y...

_Ohh _ aquello era jodidamente extraño, ¿De verdad había pasado la cena de navidad sola?_¿Quieres que pase a buscarte? Puedes cenar aquí, yo ya cené pero hay comida de sobra y puedo preparar una habitación para ti. Hay demasiadas libres en la casa. 

Diez minutos después salí fuera de la casa, en el salón ya no había absolutamente nadie, el servicio hacía horas que se había marchado, y supuse que después de mi huida mi madre y Adriano no tenían demasiado de que hablar por lo que habrían dado por terminada la velada navideña. 

En el jardín hacia frío y practicamente corrí hasta la zona del aparcamiento, cogí el coche negro que siempre utilizaba Massimo y salí disparado hacia la ubicación que me había enviado Nicoletta de donde se encontraba el apartamento de su hermana. 

Era una zona de las afueras, no demasiado segura en Nápoles, cuando entré en ella enseguida pude ver por las calles personas que no daban exactamente una imagen de bondad y confianza, sino más bien todo lo contrario. Al llegar al número de edificio que me había dado, pude verla justo fuera de la entrada, parecía triste, indefensa e iba vestida con ropa deportiva que seguramente se habría puesto rápidamente para salir. 

_No deberías esperar afuera pequeña, esta zona no es muy ...

_¿Buena? _ dijo con algo de ironía. 

Yo arranqué en ese momento, justo después de que se pudiese el cinturón. 

_¿Estás bien?

_Sí...

Aunque yo sabía que no lo estaba, podía ver la tristeza en sus ojos y sentir también la decepción en su voz. Pensé que no era adecuado que le preguntase, al menos aquella noche, quizás era mejor solo darle apoyo y acompañarla y entender lo sucedido con más profundidad al día siguiente. Encendí la música del coche y sonó y otras canciones preciosas más, al llegar fui a la cocina con ella y le puse bastante comida sobre un plato que calente al microondas. 

_Sientate pequeña. 

Ella se aproximó a la gran mesa que había en el centro y se sentó en uno de los taburetes blancos. Mientras comía la esperé sentada enfrente de ella. 

_Esta casa es ... inmensa. 

Yo solo asentí. 

_La de mi hermana es súper pequeña, es un estudio, cuando he vuelto de Irlanda alguna vez compartimos la habitación. 

_¿Entonces debía trabajar esta noche? _ Pregunté con algo de timidez y en sus ojos vislumbre el dolor. 

_Sí, ella trabaja mucho...

Estaba claro que no era el momento de hablar de ello. Cuando terminó me pidió ver una película en mi habitación antes de irse a dormir a la habitación de al lado, que era la que le había preparado. 

_Creo que es mejor que vayas a dormir, es tarde y estarás cansada. 

_Marco, no estoy cansada y apenas son las once. No te preocupes sé que eres un buen hombre y no me harás nada. 

Y estaba en lo cierto, ella solo era una niña de la que quería cuidar y que parecía no tener a nadie en el mundo, ni siquiera a su hermana mayor que lo hiciese. 

Puse una película de ... y coloqué un sofá que había en mi habitación enfrente de la televisión. Cuando me di cuenta ella me estaba observando y extrañamente fue ella la que empezó a hacerme preguntas. 

_¿Y tu familia?

_Están durmiendo, tampoco ha ido muy bien nuestra cena familiar. 

Ella me miro fijamente, me conocía. 

_Tú... también estás triste ¿Verdad?

_Sí _ dije con sinceridad. _Pero no es por eso, es por...

_¿Ella?  _ Preguntó refiriéndose a Elisabeth, yo le había contado más o menos todo sobre nuestra historia, evitando los momentos adultos y más duros. 

_Sí, la extraño... demasiado.

_¿Y por qué no la llamas?

_No creo que ella quiera que lo haga. 

_Claro que querrá, a las mujeres nos gusta que nos insistan.

Después de pocos minutos Nicoletta se quedó dormida, la cogí en mis brazos para llevarla a la habitación de al lado, dejándola sobre la cama despacio, poniendo un gran edredon suave sobre ella y activando la calefacción del cuarto al máximo. Al volver al mío me sentí nervioso, quizás tenía razón, de todas formas no perdería nada, yo solamente deseaba escuchar su voz. Ella cogió la llamada a los pocos tonos, me dijo que ya estaba en la cama, y que iría al lavabo para hablar con más privacidad, Jayden y Dalya ya dormían. El tema de su embarazo apareció por mi enseguida, me preocupaba enormemente, ella y nuestro bebé... y la decisión que tomaría.

_Decida lo que decida, no significará nada sobre nosotros. 

Yo me quedé callado ante sus palabras directas.

_ ¿Aún me guardas rencor?

_Marco, yo no te guardo ningún rencor... te lo dije cuando... _ y se quedó en silencio en ese momento, cuando me dijo que no me echaba la culpa de lo que había ocurrido fue durante el funeral de mi hermano, al que se presentó  para apoyarme y estar a mi lado, a pesar de que fuese uno de sus abusadores del pasado. Ella había sido capaz de aceptar  y tragarse demasiado dolor por mi, por nosotros, por lo que teníamos cuando habíamos estado juntos. Pero el embarazo inesperado de Jennyfer había mucho más de lo que podría esperar para ella. 

_Elisabeth yo...

_Marco, no me presiones por favor._Dijo en ese momento de manera fría, soy yo la que lleva un bebé dentro que no esperaba. 

Ambos habíamos sido infieles a nuestras nuevas parejas sentimentales, nos atraimos tanto el uno al otro que habíamos engañado a terceros que no tenían la culpa de nada. Ella dejó a su novio por mi, era un buen chico, y después enseguida descubrió que la que era mi novia había quedado embarzada, aunque yo hubiese terminado con ella, con Jennyfer, porque no la amaba... entendía su desconfianza, que Elisabeth se sintiese traicionada y devastada solamente por mi y mis malditas acciones.

_Solo quiero que sepas que yo nunca quise engañarte, nunca jamás quise hacerte daño. 

Escuché en ese momento su respiración acelerada. 

_¿Me crees verdad?

Yo solamente quería ser trasparente, sincero con ella, empezar de nuevo, ganarme su confianza aunque supiese que era practicamente imposible. 

_Sí...

A pesar de todo ella me conocia, sabía que mis intenciones siempre fueron buenas con ella, yo solo había querido desde practicamente el primer momento que la había conocido protegerla y cuidar. Acciones que nunca había sentido por ninguna otra mujer. Aunque en la actualidad si sentía aquello por alguien más, Nicoletta, pero era un amor fraternal, como si la viese como una hermana o incluso una hija.

_Quiero que sepas que voy a apoyarte decidas lo que decidas. 

Ella siguió en silencio y enseguida yo continue hablando.

_Obviamente si me preguntas qué deseo yo... no voy a mentirte Elisabeth, comprendo tu alejamiento aunque me siga doliendo cada día, y que no quieras nunca volver a estar conmigo, pero yo si quiero tener ese bebé contigo. Aunque no estemos juntos._Dije con total trasparencia. 

Yo seguía profundamente enamorado de ella y sabía que siempre lo estaría, pero estaba completamente dispuesto a no volver a intentar nada con ella, respetarla y alejarme. Pero si teníamos un bebé en común, al menos podría ser parte de su vida para siempre, aunque solo fuese el padre de su hijo y un amigo. Tenerla  en mi vida era suficiente para mi...

_Vale Marco, agradezco mucho tus palabras la verdad. Solo dame una semana para pensar en ello. _ Dijo en tono bajo, se notaba que estaba angustiada y muy preocupada. 

_¿Podemos vernos Elisabeth?

Ella respiró profundamente en ese instante. 

_No creo que sea una buena idea. 

_¿Por qué?_ Pregunté insistente. 

_Marco...

_Déjame que vaya a verte Elisabeth, estar cerca de ti, ver cómo te encuentras. Te lo suplico por favor. 

No me importaba suplicarle, humillarme ante ella en persona o detrás de un teléfono. Solo quería volver a ver, tenerla junto a mi, la distancia podía ser demasiado fría y cruel. 

_Sí _ dijo bajito. _Pero iré a verte yo, cogeré un vuelo a Irlanda... Jayden podría confundirse si te ve aquí y quiero mantenerla alejada de esto hasta que decida qué hacer.

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