Las navidades no empezaron en absoluto como esperaba, pero realmente que ppodía esperar de mi propia familia... mi madre se pasó toda la cena amenazándome de manera sutil, diciéndome que solamente podría hacerme cargo de las empresas familiares si volvía a Nápoles después de finalizar mis estudios. Su actitud dominante y arrogante me empezó a cansar y no pensé finalmente en callarme y en aceptar para mi sus limitaciones clasistas, tradicionales y controladoras maternas.
_Madre, con todos mis respetos, mi padre dejó muy claro todo en el testamento... por lo que lo único que puedes hacer es amenazar, pero legalmente soy la principal persona que posee el manejo financiero de nuestra familia.
_Pero Marco... _dijo en ese momento con lágrimas en los ojos intentando victimizarse.
_Pero nada mamá. Ni tú ni nadie va a controlar ningún aspecto de mi vida, soy adulto e independiente. Puedes aceptarlo o... puedes aceptarlo. _ Dije esta vez yo de manera irónica. Ella abrió los ojos como platos como si no pudiese creer lo que le estaba diciendo.
Me había pasado la vida siguiendo las directrices sin sentido de mi m*****a familia, que incluso habían intentado decidir con quien debía casarme... eran claramente mis dos progenitores ejemplos nefastos, incapaces de ponerse en el lugar de alguien diferente que no fuesen ellos mismos. Y saber en mi interior lo mucho que habían herido a Elisabeth al haberse centrado durante tantos años en tapar el abuso que había sufrido, y encima difamarla y arrebatarle a su hija Jayden, solo había ocasionado un desprecio dentro de mi hacía los míos.
Si alguien se salvaba de aquel sentimiento ambivalente que experimentaba en mi interior hacia mi propia sangre, era mi hermano ..., que realmente había sido otra víctima, sin recibir apenas afecto ni amor familiar, y enterándose de que mi madre nunca fui la suya.
_Y si quieres que vuelva por aquí aunque sea en temporadas, te recomiendo que me hagas la estancia fácil y que no se te ocurra volver a amenazarme._Dije intentando controlar la calma.
Entonces me levanté de la mesa rápidamente, dejando a mi madre y a mi hermano solos en ella, y desapareciendo del salón, al subir por las escaleras y dirigirme a la planta en la que se encontraba mi cuarto.
Llegar a mi espaciosa habitación me trajo rapidamente una nostalgía extraña y tóxica que solamente me hizo sentir culpabilidad y tristeza dentro de mí.
Así que simplemente abrí las enormes ventanas, Lleguy salí al balcón bñanco, me apoyé con los brazos sobre él y observé las impresionantes vistas al jardín de miles de metros en donde reposaba la gran piscina. La luz de la zona externa vislumbraba todo, a pesar de que el cielo estuviese completamente oscuro. Fue entonces en mi soledad cuando me di cuenta que mi télefono móvil que había dejado sobre la cama estaba sonando. Me dirigí adentro y vi que era Nicoletta, al menos habían diez llamadas perdidas de ella. Intenté cogerlo pero no llegué a tiempo así que le devolví la llamada rápidamente. Nada más cogerlo y escuchar su voz débil y llorosa me asusté.
_¿Qué ocurre pequeña?
_ Nada... solo quería hablar contigo.
Estaba claro que estaba llorando y aquello me hizo aún sentir más nerviosismo.
_¿Nada?
_No, nada... es solo que me sentía... sola.
_¿Estás en casa de tu hermana verdad?
_Sí, pero... ella me dijo que debía trabajar esta noche y...
_Ohh _ aquello era jodidamente extraño, ¿De verdad había pasado la cena de navidad sola?_¿Quieres que pase a buscarte? Puedes cenar aquí, yo ya cené pero hay comida de sobra y puedo preparar una habitación para ti. Hay demasiadas libres en la casa.
Diez minutos después salí fuera de la casa, en el salón ya no había absolutamente nadie, el servicio hacía horas que se había marchado, y supuse que después de mi huida mi madre y Adriano no tenían demasiado de que hablar por lo que habrían dado por terminada la velada navideña.
En el jardín hacia frío y practicamente corrí hasta la zona del aparcamiento, cogí el coche negro que siempre utilizaba Massimo y salí disparado hacia la ubicación que me había enviado Nicoletta de donde se encontraba el apartamento de su hermana.
Era una zona de las afueras, no demasiado segura en Nápoles, cuando entré en ella enseguida pude ver por las calles personas que no daban exactamente una imagen de bondad y confianza, sino más bien todo lo contrario. Al llegar al número de edificio que me había dado, pude verla justo fuera de la entrada, parecía triste, indefensa e iba vestida con ropa deportiva que seguramente se habría puesto rápidamente para salir.
_No deberías esperar afuera pequeña, esta zona no es muy ...
_¿Buena? _ dijo con algo de ironía.
Yo arranqué en ese momento, justo después de que se pudiese el cinturón.
_¿Estás bien?
_Sí...
Aunque yo sabía que no lo estaba, podía ver la tristeza en sus ojos y sentir también la decepción en su voz. Pensé que no era adecuado que le preguntase, al menos aquella noche, quizás era mejor solo darle apoyo y acompañarla y entender lo sucedido con más profundidad al día siguiente. Encendí la música del coche y sonó y otras canciones preciosas más, al llegar fui a la cocina con ella y le puse bastante comida sobre un plato que calente al microondas.
_Sientate pequeña.
Ella se aproximó a la gran mesa que había en el centro y se sentó en uno de los taburetes blancos. Mientras comía la esperé sentada enfrente de ella.
_Esta casa es ... inmensa.
Yo solo asentí.
_La de mi hermana es súper pequeña, es un estudio, cuando he vuelto de Irlanda alguna vez compartimos la habitación.
_¿Entonces debía trabajar esta noche? _ Pregunté con algo de timidez y en sus ojos vislumbre el dolor.
_Sí, ella trabaja mucho...
Estaba claro que no era el momento de hablar de ello. Cuando terminó me pidió ver una película en mi habitación antes de irse a dormir a la habitación de al lado, que era la que le había preparado.
_Creo que es mejor que vayas a dormir, es tarde y estarás cansada.
_Marco, no estoy cansada y apenas son las once. No te preocupes sé que eres un buen hombre y no me harás nada.
Y estaba en lo cierto, ella solo era una niña de la que quería cuidar y que parecía no tener a nadie en el mundo, ni siquiera a su hermana mayor que lo hiciese.
Puse una película de ... y coloqué un sofá que había en mi habitación enfrente de la televisión. Cuando me di cuenta ella me estaba observando y extrañamente fue ella la que empezó a hacerme preguntas.
_¿Y tu familia?
_Están durmiendo, tampoco ha ido muy bien nuestra cena familiar.
Ella me miro fijamente, me conocía.
_Tú... también estás triste ¿Verdad?
_Sí _ dije con sinceridad. _Pero no es por eso, es por...
_¿Ella? _ Preguntó refiriéndose a Elisabeth, yo le había contado más o menos todo sobre nuestra historia, evitando los momentos adultos y más duros.
_Sí, la extraño... demasiado.
_¿Y por qué no la llamas?
_No creo que ella quiera que lo haga.
_Claro que querrá, a las mujeres nos gusta que nos insistan.
Después de pocos minutos Nicoletta se quedó dormida, la cogí en mis brazos para llevarla a la habitación de al lado, dejándola sobre la cama despacio, poniendo un gran edredon suave sobre ella y activando la calefacción del cuarto al máximo. Al volver al mío me sentí nervioso, quizás tenía razón, de todas formas no perdería nada, yo solamente deseaba escuchar su voz. Ella cogió la llamada a los pocos tonos, me dijo que ya estaba en la cama, y que iría al lavabo para hablar con más privacidad, Jayden y Dalya ya dormían. El tema de su embarazo apareció por mi enseguida, me preocupaba enormemente, ella y nuestro bebé... y la decisión que tomaría.
_Decida lo que decida, no significará nada sobre nosotros.
Yo me quedé callado ante sus palabras directas.
_ ¿Aún me guardas rencor?
_Marco, yo no te guardo ningún rencor... te lo dije cuando... _ y se quedó en silencio en ese momento, cuando me dijo que no me echaba la culpa de lo que había ocurrido fue durante el funeral de mi hermano, al que se presentó para apoyarme y estar a mi lado, a pesar de que fuese uno de sus abusadores del pasado. Ella había sido capaz de aceptar y tragarse demasiado dolor por mi, por nosotros, por lo que teníamos cuando habíamos estado juntos. Pero el embarazo inesperado de Jennyfer había mucho más de lo que podría esperar para ella.
_Elisabeth yo...
_Marco, no me presiones por favor._Dijo en ese momento de manera fría, soy yo la que lleva un bebé dentro que no esperaba.
Ambos habíamos sido infieles a nuestras nuevas parejas sentimentales, nos atraimos tanto el uno al otro que habíamos engañado a terceros que no tenían la culpa de nada. Ella dejó a su novio por mi, era un buen chico, y después enseguida descubrió que la que era mi novia había quedado embarzada, aunque yo hubiese terminado con ella, con Jennyfer, porque no la amaba... entendía su desconfianza, que Elisabeth se sintiese traicionada y devastada solamente por mi y mis malditas acciones.
_Solo quiero que sepas que yo nunca quise engañarte, nunca jamás quise hacerte daño.
Escuché en ese momento su respiración acelerada.
_¿Me crees verdad?
Yo solamente quería ser trasparente, sincero con ella, empezar de nuevo, ganarme su confianza aunque supiese que era practicamente imposible.
_Sí...
A pesar de todo ella me conocia, sabía que mis intenciones siempre fueron buenas con ella, yo solo había querido desde practicamente el primer momento que la había conocido protegerla y cuidar. Acciones que nunca había sentido por ninguna otra mujer. Aunque en la actualidad si sentía aquello por alguien más, Nicoletta, pero era un amor fraternal, como si la viese como una hermana o incluso una hija.
_Quiero que sepas que voy a apoyarte decidas lo que decidas.
Ella siguió en silencio y enseguida yo continue hablando.
_Obviamente si me preguntas qué deseo yo... no voy a mentirte Elisabeth, comprendo tu alejamiento aunque me siga doliendo cada día, y que no quieras nunca volver a estar conmigo, pero yo si quiero tener ese bebé contigo. Aunque no estemos juntos._Dije con total trasparencia.
Yo seguía profundamente enamorado de ella y sabía que siempre lo estaría, pero estaba completamente dispuesto a no volver a intentar nada con ella, respetarla y alejarme. Pero si teníamos un bebé en común, al menos podría ser parte de su vida para siempre, aunque solo fuese el padre de su hijo y un amigo. Tenerla en mi vida era suficiente para mi...
_Vale Marco, agradezco mucho tus palabras la verdad. Solo dame una semana para pensar en ello. _ Dijo en tono bajo, se notaba que estaba angustiada y muy preocupada.
_¿Podemos vernos Elisabeth?
Ella respiró profundamente en ese instante.
_No creo que sea una buena idea.
_¿Por qué?_ Pregunté insistente.
_Marco...
_Déjame que vaya a verte Elisabeth, estar cerca de ti, ver cómo te encuentras. Te lo suplico por favor.
No me importaba suplicarle, humillarme ante ella en persona o detrás de un teléfono. Solo quería volver a ver, tenerla junto a mi, la distancia podía ser demasiado fría y cruel.
_Sí _ dijo bajito. _Pero iré a verte yo, cogeré un vuelo a Irlanda... Jayden podría confundirse si te ve aquí y quiero mantenerla alejada de esto hasta que decida qué hacer.
Al día siguiente me levanté temprano y me dirigí a la cocina, como no mi madre ya estaba levantada. Al verme aparecer se giró y me lanzó una mirada insatisfecha y herida antes de darme los buenos días, yo solamente fingí una sonrisa y me dirigí a la cafetera a preparar café._No deberías beber tanto café, no es nada bueno..._Mamá, no has pensado en centrarte en tu problema. _¿Mi problema?_Sí, está claro que tienes un problema con el alcohol. _Porque beba un poquito cada día no significa que tenga ningún problema. _¿Un poquito mamá? ¿En serio?En ese momento mi madre apartó la mirada de mi y levantó una ceja mostrando sorpresa, al girarme vi a Nicoletta que dijo un "hola" tímido, tenía el pelo desaliñado y estaba pálida. _Vuelve a la habitación pequeña, te llevaré el desayuno. Ella simplemente volvió a las escaleras y subió lentamente de vuelta a su cuarto. _¿Cuántos años tiene esa chica? _ Preguntó de forma melodramática. _ ¿Es que quieres meterte en problemas Marco o qué te o
Sabía que era tarde, la comida se había prolongado, por un momento en la mesa con mi madre y mi hermano, hablando de temas irrevelantes y de vidas ajenas, algo habitual en las conversaciones napolitanas, pensé que todo estaba bien. Es extraño cuando vuelves al lugar de donde provienes, donde has sufrido tanto, pero contradictoriamente por pequeños instantes fugaces puedes encontrar la misma felicidad fortuita que sentiste en el pasado, aunque sepas que en realidad solo es una trampa de la nostalgia, y que tú ya no perteneces a aquel sitio. Yo tenía muy claro que ya no pertenecía a Nápoles, no formaba parte de su diferencia de clases en la que mi familia había salido claramente ganando en la pirámide social, no quería formar más parte de sus rumores ni prejuicios, no me sentía integrado en sus callejuelas viejas, en sus conflictos habituales e inseguridad a pesar de que no sufrirla, en su riqueza y a la vez en su pobreza... ni siquiera en su hermoso mar, que era el más hermoso que había
Aquel inesperado embarazo lo cambiaba absolutamente todo y me había hundido en un mundo de confusión. No sabía qué decisión tomar, en un momento en el que tenía muchos planes y sueños que empezaban a cumplirse lo que menos necesitaba para ser sincera era un bebé creciendo dentro de mi. Lo peor de todo era que yo seguía amando con todas mis fuerzas a Marco, y también amaba el recuerdo de lo que habíamos sido juntos, aquello no podía negarlo y hacía el proceso aún más duro. Habíamos pasado unos bonitos primeros días de navidad, con Dalya y Jayden, no podía esperar nada más, ellas eran mi verdadera familia, más de lo que hubiera imaginado nunca. El día veintisiete tenía temprano la visita al hospital para la ecografía, había pasado la noche llorando bajito en mi habitación junto a Jayden, yo parecía tener muy claro que debía acabar con el embarazo. ¿Cómo iba a cuidar a otro niño? Quitando a Dalya no tenía ninngún otro apoyo, trabajaba muchísimas horas, no tenía a veces ni tiempo para
Nada más volver a casa y entrar la puerta me topé con Adriano en la gran cocina americana, estaba bebiendo un café esspresso y miraba su teléfono móvil. Todo parecía tranquilo, no había ni rastro del servicio y la comida ya estaba preparada sobre la mesa. _¿No está mamá?En ese instante me sentí como estúpido al recordar rápidamente que mi madre no sería la de mi hermano Adriano nunca más. _Creo que fue a su habitación a descansar, y las mujeres del servicio están limpiando la casa, la comida de navidad ya está preparada para luego...Miré el reloj, apenas eran las diez de la mañana. Imaginar un comida junto a mi madre dependiente y entrometida me puso de repente nervioso. _¿Por qué has traido a la chica aquí a dormir?Me preguntó de repente y yo no entendí por unos segundos a quién se refería. _Tu amiga, la muchacha que estaba está mañana._Solo es una niña y tienes problemas. _¿Qué clase de problemas?_Eso es lo que quería solucionar ¿Puedes acompañarme?_¿Ahora?_Preguntó confu
Los días pasaron y con el paso de cada uno de ellos yo me sentía cada vez más cansada, solamente tenía ganas de dormir durante horas y lo peor de aquello era que no podía permitirmelo porque si no mi trabajo de las correcciones podía almacenarse cada vez más y tenía plazos que cumplir. Dalya me ayudaba todo lo que podía con Jayden, pero a veces me quedaba dormida sin ni siquiera darme cuenta. Sentía aquella sensación de debilidad que creí haber olvidado, esa misma que sentía muchos años atrás cuando aún era una muchachita inocente y tenía a mi pequeña en mi interior. Muchas veces me había preguntado como de un acto tan cruel había nacido un ser tan maravilloso como ella. Jayden era una personita llena de vitalidad, brillo, bondad... al mirar su mirada hermosa verde cada mañana al despertar sentía que todo el sufrimiento y sacrificio que había sentido en mi propio cuerpo y alma habían defintivamente merecido la pena. Tenía sentimientos contradictorios, al mismo tiempo sentía que
Practicamente me lancé a sus labios en cuanto entró a mi apartamento, la puerta se cerró tras ella con fuerza, era una noche con viento frío. Yo llevaba días sin ver a mis hijos, me sentía solo, deseaba su calor, la deseaba a ella con todas mis fuerzas. Y habíamos quedado la noche anterior, a través de mensajes, como llevábamos haciendo desde hacía meses... que extrañamente habían pasado demasiado rápido. Su simple presencia ya me habían excitado al máximo, quería hacerle muchas cosas pero el deseo era tan grande que no sabía si conseguiría cumplir todas mis fantasias, Luciana despertaba un fuego dentro de mí que ninguna mujer había despertado nunca, bueno, sí, solamente mi jodida y odiosa mujer, aunque me acergonzase admitirlo. _Te he necesitado tanto estos días. _Le dije en un susurro, y entonces la tomé en mis brazos, ella rodeo con sus piernas mi cintura y suspiró. Sabía a fresa, dulce, a caramelo, y su perfume era intenso, nuevo, diferente al de olor a vainilla que se había
Sabía que era tarde, la comida se había prolongado, por un momento en la mesa con mi madre y mi hermano, hablando de temas irrevelantes y de vidas ajenas, algo habitual en las conversaciones napolitanas, pensé que todo estaba bien. Es extraño cuando vuelves al lugar de donde provienes, donde has sufrido tanto, pero contradictoriamente por pequeños instantes fugaces puedes encontrar la misma felicidad fortuita que sentiste en el pasado, aunque sepas que en realidad solo es una trampa de la nostalgia, y que tú ya no perteneces a aquel sitio. Yo tenía muy claro que ya no pertenecía a Nápoles, no formaba parte de su diferencia de clases en la que mi familia había salido claramente ganando en la pirámide social, no quería formar más parte de sus rumores ni prejuicios, no me sentía integrado en sus callejuelas viejas, en sus conflictos habituales e inseguridad a pesar de que no sufrirla, en su riqueza y a la vez en su pobreza... ni siquiera en su hermoso mar, que era el más hermoso que habí
Yo no podía parar de pensar en Elisabeth y le comencé a rezar de nuevo cada noche para que ella tomase la decisión de tener ese bebé. Recuerdo aquel día porque era tarde y fin de año, treinta uno de enero, y hacía tanto frío que no parecía estar en Nápoles, la ciudad más fogosa de Italia en todos los sentidos posibles. _No sabía si era buena idea llamarte pero... solamente necesitaba escuchar tu voz. Ella no contestó y yo no quería propasarme. _¿Qué planes tenéis tú y Jayden?_Nada interesante, cenaremos con Dalya y veremos una peli. Yo respiré profundamente porque mi plan era completamente diferente, en mi casa se celebraría una enorme fiesta con familiares extensos con los que en realidad apenas teníamos unión y con amigos, que realmente no lo eran. Solamente eran conocidos empresarios de la misma posición social que mi familia y yo con los que teníamos tratos económicos. _Ojalá estuviera allí... _ dije con sinceridad, porque hubiera cambiado la gran celebración a la que tenía