Una semana despuésAlmaLos últimos días han estado bastante movidos en la iglesia con las preparaciones de algunos bautizos, la inscripción para la primera comunión de varios niños (cuyas madres han estado muy contentas dándole cuerda a Christian para que les dé su atención y él, con su inocente actitud, les sonríe a todas mientras yo batallo para tomar los datos), pero lo que más agotada me ha tenido han sido los preparativos de la boda de mi hermano, ya que Karina me pidió que fuese su dama de honor junto a Mariana al no tener amigas de confianza y tampoco quería darle un papel tan importante a las odiosas de sus primas.Así, llegado el gran día, todos nos preparamos desde temprano en la mañana, Karina se quedó en casa de mi hermano Raúl donde la arreglarían junto a Mariana y a mí, pero en mi caso debía estar lista más temprano para salir rápidamente a la iglesia y asegurarme de que todo estuviera a la perfección, además que allá tenía mi vestido.Sin embargo, se me hizo extraño qu
ChristianEs increíble que decidiera hacer semejante locura y más después de tantos años sin bailar (aunque en aquel entonces fue por otras cuestiones de las cuales responsabilizo en su totalidad a Enrique.... o bueno, no en su totalidad, ya que yo también eran un tonto joven ingenuo), no obstante, quizá deba darle algo a Cecilia como agradecimiento por el momento tan maravilloso que me dio con Alma, aun cuando fuese amenazado por ambas. Es cierto que en principio estaba furioso al encontrarla besándose con Manuel cuando se supone que habían aclarado todo, lo peor era que justo antes de eso estaba decidido a abordarla en el baño al escuchar cómo golpeó cuando tuvo su orgasmo, anhelaba sentirla, pero el beso entre ellos me amargó por completo y no quise quedarme un segundo más a seguir viendo la escena.Sin embargo, el baile que tuvimos es algo que jamás olvidaré y menos, porque ella me hizo olvidarlo todo con la felicidad que me daba al verla tan decidida a someterme como antes, solo
Christian —¡Alma, espera! —gritamos Raúl y yo al unísono evitando que diera un paso, todos quedaron sorprendidos y Raúl con un dejo extra de extrañeza, pero me enfoqué en lo más importante. —Alma, sea lo que sea que haya ocurrido entre ustedes es evidente que no está resuelto, así como tampoco es justo lo que quieren hacer contigo, pero este tampoco es el momento de hacer un escándalo. —Él tiene razón —intervino Raúl con firmeza. —No dudaría en que quisieras abofetearlos y gritarle sus verdades a nuestra madre, pero al menos piensa en Karina, esta también es su boda y no se merece que le arruines un día tan importante. —Es cierto Alma —habló Mariana esta vez. —sabes lo entusiasmada que Karina estaba porque llegara este día, mejor esperemos a que regresen de la luna de miel, igual estoy segura que es ahí cuando Francisco te buscará y podrás decirle lo que quieras. Alma estaba muy conflictuada por la situación, parecía un toro enjaulado provocando que despertaran mis ganas de abraz
Alma Nos fuimos a pie hasta la casa de los Valencia hablando de lo ocurrido en la boda, Cecilia no hacía más que resaltar cuán felices se veían los novios, recordamos también la boda de mi hermano y Mariana y el baile que tuvimos Chris y yo, lo que me tenía avergonzada a más no poder por sus ocurrencias. —¿Te das cuenta que hablamos de un sacerdote? —Di lo que quieras, pero las dos sabemos que le tienes bien echado el ojo y la verdad yo también se lo tendría, especialmente al verlo hacer ejercicio una vez. —¿De qué hablas? —¿Me dirás que nunca lo has visto hacer ejercicio aun cuando vives en el pueblo? —negué. Ni siquiera sabía que hacía ejercicio, aunque es lógico considerando el increíble cuerpo que tiene. —Bueno, te sugiero que salgas temprano en las mañanas y camines por la iglesia, suele dar varias vueltas y luego se queda en el gimnasio que está en el parque. —¿Cómo lo sabes? —pregunté perspicaz, pero ella levantó una ceja como si la respuesta se diera por sí sola. —Queri
AlmaManuel llegó temprano por mí en compañía de Lucía, tuvimos una conversación bastante entretenida los tres durante el trayecto y la fresca brisa pronosticaba un excelente clima para hoy, pero la llegada a la hacienda fue algo completamente diferente al encontrarse todos reunidos en la sala, incluso Mariana estaba con las niñas quienes jugaban con Cecilia y Sarah, y Christian, al ser el único hombre, recibía también la atención de ese par que parecían darle excelente batalla a Vanesa, pero igual ella seguía arrastrándose a él.Por otra parte, me quedé viendo atentamente a Lucía y Carolina pensando en si Juanca seguirá de casanova con las dos, ya que estamos hablando de jugar con gasolina y dinamita, siendo solo una chispa lo que se necesita para provocar una horrible explosión. No obstante, era la cara de Chris la que más alimentaba mi ego al ver que Lucía y yo íbamos tomadas del brazo de Manuel, no me agradaba la idea, pero a veces hay que hacer sacrificios para darle una lección
ChristianSentí que el mundo se me vino encima en cuanto las miradas de mi madre y Cecilia cruzaron con la mía y, a pesar de eso, quedé frente a Alma como si la defendiera de algo. Sabía que quizá si les explicaba la situación ellas podrían comprenderlo aun cuando estuvieran en contra, me sugerirían que sacara a Alma de la iglesia o que pidiera traslado… Tenía tantos panoramas en mi cabeza que no sabía cuál era el peor de todos, pero bien me lo advirtieron Claude, Enrique y Monteiro, si haría esto debía afrontar las consecuencias que vinieran y si no me acobardé ante las pruebas tan difíciles que ellos y Dios colocaron en mi camino, tampoco lo haría ahora.—¿Qué hacían juntos en el baño? —inquirió mi madre.—Una coincidencia bastante incómoda —respondí rápidamente, aunque su inquisitiva mirada me dio a entender que no me creía. —La mucama estaba limpiando el baño y me sugirió que viniera a este, solo que no sabía que tenía doble entrada y Alma ingresó por la otra.—Creo que deberías s
Christian La solté recibiendo una bofetada de su parte al darle un segundo de ventaja que supo aprovechar, pero eso solo incrementó mi cólera y de paso mi éxtasis, y sin más, arrebaté su boca apoderándome completamente de ella, volvió a morderme siendo esta vez más fuerte que en el baño y sonreí malvado, lascivo. —Necesitarás mucho más que eso para librarte de mí. —Jamás me tendrás a tus pies. —Ya lo estuviste y lo seguirás estando las veces que me dé la puta gana, Alma Montenegro. No hubo amor, no hubo cuidado, no hubo cariño, forcejeaba por apoderarme de ella tanto como ella lo hacía para quitarme de encima, pero no soportaba más, mis ganas galopaban vibrantes exigiéndome una cosa: tomarla. Levanté su blusa saboreando su abdomen a la vez que ella empujaba con todas sus fuerzas mis hombros, continué mi camino hasta el brasier el cual abrí al tener el broche en frente liberando su agrandado pecho producto de la errática respiración y me apoderé de sus senos como jamás lo hice en
Días después Pablo Pese a no tener motivos aparentes; siempre sentí un enorme peso en mi familia, entre ver el arduo trabajo de mi hermano Juan Carlos en la hacienda Montenegro a la vez que estudiaba y luego hacerse con el puesto de capataz en cuanto obtuvo la oportunidad, que mi hermano Christian se marchara a la capital para seguir su sueño y además lograr viajar al extranjero (lo que es toda hazaña), y eso sin mencionar el esfuerzo que siempre dieron mis padres por mantener su familia unida asegurándose que a sus hijos no les faltase nada, son las cosas que me inspiraron y a su vez hicieron una carga en mi vida. En realidad, nunca sentí que lograra tanto como ellos y tampoco sabía qué hacer con mi vida excepto enorgullecerlos, un logro que (en veinticinco años de vida) no había podido conseguir. Por tal razón siempre me esmeré en ocupar los primeros puestos en el colegio y en la adolescencia comencé a trabajar en el mercado cargando bultos, más que el dinero, era por la meta que