Días después Pablo Pese a no tener motivos aparentes; siempre sentí un enorme peso en mi familia, entre ver el arduo trabajo de mi hermano Juan Carlos en la hacienda Montenegro a la vez que estudiaba y luego hacerse con el puesto de capataz en cuanto obtuvo la oportunidad, que mi hermano Christian se marchara a la capital para seguir su sueño y además lograr viajar al extranjero (lo que es toda hazaña), y eso sin mencionar el esfuerzo que siempre dieron mis padres por mantener su familia unida asegurándose que a sus hijos no les faltase nada, son las cosas que me inspiraron y a su vez hicieron una carga en mi vida. En realidad, nunca sentí que lograra tanto como ellos y tampoco sabía qué hacer con mi vida excepto enorgullecerlos, un logro que (en veinticinco años de vida) no había podido conseguir. Por tal razón siempre me esmeré en ocupar los primeros puestos en el colegio y en la adolescencia comencé a trabajar en el mercado cargando bultos, más que el dinero, era por la meta que
Christian Me era imposible quitarme de la cabeza lo hablado con Mariela, lo despectivo en sus expresiones al “explicarme” que Manuel se casaría con Alma sin importarle nada me hizo recordar a Francisca, prácticamente las dos estaban cortadas con la misma tijera oxidada. Asimismo, pude percatarme que su trato y la forma de hablarme eran despreciables aun cuando me mantuve a la altura en todo momento, pero no lo hacía solo como si fuese su putrefacto narcisismo hablando, sino que también se sentía personal, un viejo rencor, lo que no me hizo sentido ya que nunca he tenido trato alguno con su familia al igual que mis padres y hermanos, a excepción de Juan Carlos, pero creo que él solo habría tratado con Pedro por cuestiones laborales y en la niñez cuando Juanca, Manuel y Raúl eran mejores amigos. Lo peor de todo fue cuando opté por finalizar la reunión con una ridícula excusa, pues ya no soportaba escuchar un minuto más su arrogancia exigiéndome ser partícipe de semejante barbarie con
Pablo Me sorprendió la naturalidad con la que se desenvolvió mi hermano con Ana, hasta parecía su propia hija con el cariño que ella desprendía hacia él… quizás mi madre tenga razón al decir que Chris habría sido un excelente padre de no ser por el camino que escogió. —¿De qué querías hablar? —Quiero disculparme por cómo reaccioné, no es fácil para mí toda esta situación y verte actuar como si fueras mi padre me chocó un poco. —¿Solo un poco? —preguntó inquisitivo recordándome a mamá. —Bastante, pero sé que no lo hiciste con mala intención, es solo que quiero ganarme las cosas por mí mismo. —Por mi parte el asunto está olvidado, así que puedes estar tranquilo. Mejor dime qué te dijo Cecilia. —Me hizo una propuesta laboral y tengo hasta mañana para decidir. —¿Y qué harás? —No lo sé, quiero aceptar, pero no sé si sea buena idea trabajar en el mismo lugar que nuestro padre. —¿Quieres mi opinión o solo necesitas que te escuche? —Dámela, igual no estoy seguro de nada. —El hecho
Dos semanas despuésJuan CarlosEran cerca de las cinco de la tarde cuando por fin terminé de trabajar, revisé mis mensajes encontrando uno de Carolina para vernos mañana, pero lo ignoré por completo al encontrar otro de Lucía el cual no tardé en contestar, acordamos vernos en media hora para ir a comer y me alisté rápidamente saliendo después a su casa donde la recogería en el punto de siempre.Desde hace varios años me he vanagloriado por mi fama de conquistador, especialmente, porque nunca me he enamorado. Hasta ahora mi conquista más duradera sin interrupciones ha sido Carolina, una aventura que surgió después de coincidir en un concierto en la capital, la música nos acompañó, los tragos se nos subieron a la cabeza y el calor incrementó terminando en una increíble noche.Claro que siempre fui sincero respecto a mis sentimientos, pero lastimosamente ella desde hace unos meses ha insistido en que tengamos una relación formal cuando no quiero, es una mujer muy divertida, la pasamos e
Juan Carlos—Creo que cualquiera es capaz de crear chismes, pero no mi familia.Obvio él no mentía, Pablo y Christian jamás fueron hombres que soltaran una mentira ni mucho menos se atreverían a jugar con algo tan delicado, pero me negaba a creer sus palabras.—Yo mismo escuché a Mariela discutir el asunto con Pedro y este a su vez se lo contó a Cecilia, estaba desesperado porque no quería someter a su hija a un matrimonio arreglado, pero Mariela está decidida en casarla cuanto antes.—¿Y cómo no le pesó hacerlo con Manuel?—Según me explicó Cecilia, la unión de ellos sería por unos años al estar bajo contrato y después serían libres de divorciarse o continuar casados —la impotencia me ganaba sin saber el porqué. —pero eso no quiere decir que Mariela no quiera que él siga casado con Alma o que “necesite” casar a su hija con un terrateniente.Creo que alguien se apiadó de mí al permitirme llegar rápido a casa de mis padres, dejé a Pablo y me fui al estanque, el único lugar donde siempr
Alma —Explícame otra vez cómo terminamos en esto —preguntó Chris viendo pasmado la misma escena que yo. —Le dijiste a Mariana que cuidarías de sus hijas porque al parecer le demostraste que eras excelente con los niños, además de sugerirle irse de viaje con mi hermano para revivir la llama. —Bien… ¿y no se suponía que Yaileth te obedecía en todo? —No, Mariana dijo que Yayi es apegada a mí, lo que es verdad, pero no quiere decir que me obedezca siempre. —Comprendo… De saber que la iglesia terminaría en un completo desastre, muchos documentos importantes rayados con crayolas y lápices de colores, una redecoración gratuita en las paredes del despacho y la casa parroquial, dos noches sin poder dormir bien y mil películas de princesas, creo que le habría sugerido a Mariana contratar a un dóberman para cuidar a sus hijas… (…) Iglesia de Andalucía – Tres días antes. 8:35 a.m. Christian Me encontraba abriendo el despacho tras abrir las puertas de la iglesia cuando Mariana va llegan
Christian Creo que no había tomado tanto café desde que estaba en la universidad. La noche fue un caos total entre el incesante llanto de las niñas que querían ver a sus padres, ver otra película aun cuando no habían terminado la que veían y después insistiendo en que jugáramos, pero ni Alma ni yo teníamos la misma energía que ellas y no fue sino hasta horas de la madrugada que por fin cayeron dormidas. Estaba tan agotado que no tuve cabeza para nada que no fuese tocar la cama hasta el día siguiente, pero aun en medio de mi agotamiento por las cuatro horas en las que difícilmente dormí porque no dejaba de despertarme sin razón aparente, despertar con Alma a mi lado fue maravilloso y sé que habría disfrutado de su calor unas horas más de no ser porque un fuerte golpe en la puerta seguido de dos enérgicas risas nos levantó en el acto. —¿Cómo hacen Mariana y Raúl para sobrevivir cada día a esto? —pregunté agotado cubriéndonos a Alma y a mí como si pudiera evitar lo que se aproxima. —
Christian Llevábamos algunas horas en el hospital, según nos explicó Ana luego de mucho llorar, ellas quisieron jugar mientras veían la película tomando algunas cosas de la habitación en vez de sus juguetes y con ello, Yayi se tragó algunas logrando atragantarse, Ana se asustó al ver que su hermana se ahogaba hasta desmayarse y fue cuando gritó pidiendo ayuda, por suerte llegamos a tiempo al no estar tan alejados del hospital y la atendieron enseguida, pero nada calmaba la angustia de los dos, por suerte Ana quedó dormida sin tener que pensar más en lo ocurrido. —No imagino lo que dirán cuando regresen. —Alma, pudo ocurrirle a cualquiera, son niñas y es normal que se lleven cosas a la boca. —¡No lo entiendes, ellas lo son todo para mi hermano! —respondió angustiada. —Eran mi responsabilidad, yo sabía de esa obsesión de ella por meterse cosas a la boca y aun así no hice nada para evitarlo. Me afectó el que me gritara, pero sabía que lo hacía desde su propio dolor. Le extendí mi ma