Hoy trabajé como mula, estoy cansada, llevo mis manos a mis bolsillos y solo tengo cinco mil pesos, con esto puedo tomar el micro—suelto un suspiro. Sigo caminando y siempre tengo la costumbre de sujetar bien mi bolso. Finalmente, llegué a la estación, hago la fila para esperar mi turno, ya que hay personas delante de mí, luego de esperar unos cuantos minutos arrastro mis pies para entrar al micro, pero un sujeto detrás de mí, me coloca un pañuelo en la nariz y este emana un extraño olor, trate de poner resistencia, pero me fue inútil, ya que el líquido que tenía el pañuelo hizo que mi visión se volviera borrosa y de inmediato mi cuerpo se desplomó al suelo. Despierto debido a la fuerte voz de un tipo que va dentro del auto, miro a mi alrededor y me doy cuenta de que hay dos hombres más, o sea, serían tres en total. –¿Qué hacen? Por favor no me hagan daño— digo indignada, estos hombres visten de negro y usan capuchas, el que va movilización suelta una carcajada como si mis súplicas
En este cuarto solo hay una cama y un sofá, aunque es pequeña, huele muy bien y la cama está muy bien ordenada. Tampoco tiene ventana. Me siento en la cama a esperar mi sentencia, tengo miedo de lo que me pueda pasar, y sé que Yusuf es capaz de matarme si intento hacer algo que lo enfade. Alguien está intentando abrir la puerta, no quiero ver a Yusuf de nuevo, de manera rápida me escondo debajo de la cama. Tengo que escapar, cueste lo que cueste, prefiero morir intentándolo a morir sin intentar. La puerta se abre y oigo pasos, mire, vio unos zapatos de mujer, mi corazón estaba a mil, pero al percatarme de que se trató de una mujer. Eso me hizo sentir aliviada. –¡Señora lember! –Me llama, ¿Qué? ¿Cómo qué señora lember? Si aún no me ha casado con el demonio ese. Tapo mi boca con mi mano para no dejar escapar ni un ruido, estoy asombrada con todo lo que está pasando. Ella chasquea sus labios, está molesta, luego saca su móvil e hizo una llamada. —Señor Yusuf, a su esposa le gusta
Hago mis necesidades, me miro al espejo y estoy toda demacrada, lavo mi cara con abundante agua y luego la seco, que raro no escucho la voz del maniático, ¿Será que se fue? Lo odio, me cae mal, no sé cómo hace para ser tan lindo, la verdad él es el hombre más hermoso que he visto, es un chico sexy ya la vez malo. Creo que eso lo hace ver apuesto ¡Ya basta!, ¿qué idioteces digo? Estoy tan ensimismada en mis pensamientos que no escucho la voz de Sara. –¡Señora! ¡Su esposo la está esperando!–a decir verdad Sara me cae mal, nada más por el simple hecho de trabajarle a semejante monstruosidad. (Yusuf). –¡Ya salgo!–digo mientras abro la manija para salir. Al salir no veo a Sara, acomodo mi uniforme, el cual está un poco sucio, aún tengo mis pies descalzos, ya decía el porqué sintió frío, ahora que recuerdo deje los tacones en la planta baja. Bueno y que más da, no es tiempo de estar interesada en como me veo, ahora lo que importa es, escapar de las garras de este narco. ¡Espera!… Esto
No imagino lo que me pueda pasar si Yusuf me encuentra, de seguro le mandará mi cabeza a mi padre en una caja de regalo. (qué crueldad) Estoy exhausta, tengo sed y hambre, no quiero desmayarme en medio de este bosque. Mi corazón está latiendo doscientos latidos por minutos, bueno, estoy sumamente agitada, hago una pausa y tomé todo el aire que pueda, necesito normalizar mi pulso. Mi taquicardia me está dejando sin aire. Además, ya les tomé bastante ventaja a esos locos, y como este bosque es enorme de seguro se les podría complicar encontrarme. Quité la corbata que rodeaba mi cuello y con esta recojo mi cabello, el cual golpeaba mi rostro al correr. Mis pies están quebrados debido al esfuerzo que los he sometido, y el bosque está hecho un pantano, qué asco. (Minutos más tarde) Llegué a una cabaña y en la entrada había una fogata como si alguien habitara allí, mire a mi alrededor y no vi ni un alma, por lo tanto, opte por entrar, ya que me estoy muriendo de sed, solo Espero que h
El golpe que recibí de ese bastardo, hizo que mis tímpanos chillaran, y lo peor de todo es que me desplomé al piso. Él me sostuvo dentro de sus brazos y me llevó hasta la cama. No puedo moverme, aún estoy mareada. —Déjame en paz—exclamó con un gran temblor en mi voz. —El juego apenas comienza —ríe una y otra vez, y su mano acaricia mi muslo. —Oye, déjame, no me toques—. Susurro, mi cabeza aún da vueltas, veo todo borroso, y escucho la voz de Yusuf a lo lejos. —Silencio, ¿acaso no escuchaste que seré cuidadoso contigo?—Apoyó?, mis manos en su torso para alejarlo de mí, pero él las desprendió y las lleva encima de mi cabeza. Siento su enorme cuerpo encima del mío. Empieza a besar mi cuello, tengo miedo de que en un intento otra vez de escapar este tipo me vaya a matar, solo con el puño que me dio ya mi carne tiembla, en serio él es un poco hombre. —Te voy a odiar por el resto de mi vida —digo. Él quita de su cuello su corbata y con esta hace un nudo en mis manos, luego las lleva nue
Casi cayendo, tomé una toalla que estaba en el baño y salí a la terraza. Afuera había un auto marca Mercedes Benz. Salí a echarle un vistazo y, mientras caminaba hacia el auto, la voz de Yusuf me espantó. —Amor, mira —me muestra una bolsa—. Estaba comprando algo de ropa para ti.Intenté correr, pero me caí al piso; no podía correr, mi entrepierna me jugó una mala pasada. —Todavía intentas escapar. ¿Qué, no la pasaste bien anoche? —se acerca y me ayuda a levantarme.—Eres una escoria, me violaste —su mirada es apenada, pero sus labios no dejan de formar esa sonrisa burlona que me da rabia cada vez que la veo.En el momento en que Yusuf iba a responder, se escuchó un disparo.—Emily, entra de inmediato al auto —me ordena y tira la bolsa que trae consigo. Él abre la puerta del carro y me obliga a entrar. Entré muy asustada y él se subió atrás. Encendió el auto y se devolvió en dirección a la mansión. Tenía mucha rabia, no podía hacer algo para escapar de él.Minutos después, llegamos a
–¡Señora Emily!–ay dios mío, está bruja está tocando la puerta –¿Qué quieres?–Solté la foto y está cayo al piso, después me dirijo a la puerta esperando que ella abra. Y efectivo ella abrió y de inmediato la jale por el brazo haciéndola entrar de golpe. –¿Qué te pasa niña?–me pregunta asustada mientras guarda sus llaves en sus senos. –Señora, Ayúdeme a salir de aquí, por favor le daré muchísimo dinero–la meneó por los hombros, y su respuesta fue una carcajada. Ella sacó mis manos de sus hombros, tomó aire y sonrió. –No puedes escapar, él se entera de todo. Y si te ayudo lo más probable es que me asesiné–sus eran palabras firmes como si resultaran dichos por algún soldado. –Señora, él no se va a enterar, quizás usted también pueda huir conmigo–ella me interrumpe. –Te voy a corregir, yo–se señala–estoy aquí porque quiero. A mí nadie me tiene obligado. –Señora–le rogué una y otra vez. –No te puedo ayudar, si el señor se entera que yo te ayudaré a escapar, matará a mi familia, tengo nieto
¿Nos podemos ir amada mía?–asiento un poco nerviosa, no sé para dónde me va a llevar este ahora. Él me ayudó a bajar por las escaleras ya que mis torpes pies no sabían caminar con estos tacones. Se vio ridículo a Yusuf mientras me ayudaba. Y muy chistoso recordar su cara cuando decía: ¡Cuidado amor! ¡Para qué te pones estos tacones tan altos!. Todos los empleados nos miraron orgullosos, como si fuéramos un par de recién casados. Y no faltó uno que otro comentario como por ejemplo. «Yusuf ella es mucha mujer para ti» dicho por Martin, y si es verdad soy mucho para ese monstruo que no tiene modales. Dentro del coche solo había un silencio incómodo. Miraba de reojo a mi secuestrador, por su parte el conducía sin siquiera mirarme, de repente sentí como mi corazón vibró, ¿Por qué, no se? Pero si habia estado sintiendo cuando estuve enamorada de mi vecino, no será que…¿Me está empezando a gustar este bastardo?. ¡No! Eso jamas. –Llegamos, mi vida–avisa. Sus ojos me miran por unos segundos y