En este cuarto solo hay una cama y un sofá, aunque es pequeña, huele muy bien y la cama está muy bien ordenada.
Tampoco tiene ventana. Me siento en la cama a esperar mi sentencia, tengo miedo de lo que me pueda pasar, y sé que Yusuf es capaz de matarme si intento hacer algo que lo enfade. Alguien está intentando abrir la puerta, no quiero ver a Yusuf de nuevo, de manera rápida me escondo debajo de la cama. Tengo que escapar, cueste lo que cueste, prefiero morir intentándolo a morir sin intentar. La puerta se abre y oigo pasos, mire, vio unos zapatos de mujer, mi corazón estaba a mil, pero al percatarme de que se trató de una mujer. Eso me hizo sentir aliviada. –¡Señora lember! –Me llama, ¿Qué? ¿Cómo qué señora lember? Si aún no me ha casado con el demonio ese. Tapo mi boca con mi mano para no dejar escapar ni un ruido, estoy asombrada con todo lo que está pasando. Ella chasquea sus labios, está molesta, luego saca su móvil e hizo una llamada. —Señor Yusuf, a su esposa le gusta jugar al escondite y usted sabe que yo no tengo edad para eso–entonces ella sabe que me oculta debajo de la cama. Tengo que aprovechar que la puerta está abierta y ella está charlando con Yusuf. Me arrastro con cuidado y salgo de la cama, no sin antes quitarme los tacones para correr más rápido. En el fondo escuché que la mujer grito–Jack atrápala Mientras corría mi cabello topaba contra mi cara y mi adrenalina subió a mil, estaba decidida a escapar de esta pocilga, subí las escaleras para ir a la planta superior, pensé qué Jack vendría a buscarme, pero no… No lo vi por ningún lado, al subir a la planta superior abrí una puerta que conducía a la sala de estar, mire a mi alrededor y no había nadie, abrí los ojos como plato luego de ver la puerta que me indicaría la salida, en este caso la puerta principal de la mansión. Mi corazón brincó porque por fin me iría, corrí hasta la puerta y para mí, suerte estaba cerrada. La golpeé un par de veces, pero nada, no puede… Entonces vi la ventana y dije: la romperé. Tome el jarrón que adornaba la mesa y lo aventé contra la ventana, está muy dura, pero tengo fe que la romperé, el jarrón era de una especie de material duro, por ello no se rompió al caer al piso. Falta poco, ya puedo ver las rajaduras del vidrio, solo un poco más, un poco más, seguí golpeando con todas mis fuerzas. Me detuve luego de sentir unas manos encima de mi cintura. Tragué grueso. – Hola mi reina–esa escalofriante voz–Sara, me dijo que te gusta jugar al escondite–me empuja hacia la pared, de inmediato solté el jarrón, y de manera rápida puse mis manos contra la pared para no golpearme. –Por favor, déjame ir, te daré mucho dinero–él se recuesta en mi espalda y puedo sentir su agitada respiración en mi nuca. –Cariño, a mí el dinero me sobra–deja un beso en mi cuello, su beso es tierno, pero con solo pensar que él es un narcotraficante me da asco. –Mira, despega tu sucio cuerpo de mí–le digo, y él hace lo contrario, me da un fuerte abrazo y luego olfatea mi piel. –Si me regalas un beso, te dejo ir—propuso con voz juguetona, no quiero besarle, en realidad no quiero. Pese a que es un papacito. –No lo haré, asqueroso, pervertido, insignificante, poco hombre—le gritaba muchas palabras, las cuales lo describía al pie de la letra. –Ven aquí–me hace voltear de un giro rápido, me encuentro con sus ojos verdes y eso me intimida un poco. Él solo me miró y manifestaba una sonrisa burlona, pero para mi sorpresa mi estómago rugió, esto no me lo esperaba –Parece que mi mujer tiene hambre. –No tengo hambre–aparto mi rostro. –¡Sara!–él grita el nombre de la mujer, que hasta el momento no cruzó palabras, ya los pocos segundos la mujer llega hasta donde nosotros. –¿Dígame, señor?—la mujer es de tez mestiza y su cabello es negro con unas cuantas canas. –Prepara algo de comer–ella asiente y da media vuelta y se retira. –Sabes algo Emily, estás muy flaca–toca mi brazo– vas a ver como te engordaras conmigo—bendito dios, este hombre está loco. –¡Te dije que no tengo hambre!–le grito y él se sorprende. –Que sea la primera y última vez, que me levantes la voz–me jala el brazo y yo doy un leve quejido–Además, veo que quebraste la ventana , pero no importa más tarde lo arreglo. A los pocos minutos la señora Sara, informa de que ya la comida está lista. Él me lleva hasta una enorme mesa donde hay una gran variedad de platos, luego me saca el asiento como todo un caballero. –Ven, siéntate. – ¡No me voy a sentar!—sonríe y se acerca a mí, me agarra de la mano y la lleva hasta su boca y me deja un beso. –Mira, no hagas las cosas difíciles, ¿Sí?, en realidad no quiero lastimarte. –Por Favor, déjame ir–mis lágrimas empiezan a salir por sí solas, él me mira con tristeza y limpia mis lágrimas. –No puedo dejarte ir, eres mía. –No, no soy tuya. Estás mal de la cabeza. –¿Eso crees?–pregunta y yo asiento–Ahora que te tengo no voy a dejarte ir- de repente su rostro cambió, sus cejas estaban encontradas y una fuerte rabia se reflejaba en su interior. Él me hace sentar de un brusco jalón, después camina hasta el fondo de la mesa y se sienta. –Adelante, ven mi cerdita–se cruza de brazos. Este imbécil. Me trata mal y luego, "come mi cerdita" vuelvo y repito está loco. Además, no me atrevo a comer nada, aunque todo se ve delicioso. Pero soy muy orgullosa, así que no lo comeré Yusuf toma el tenedor y lleva a su boca un pedazo de pescado. –¿Qué quieres que haga por mi liberación?—tras mi pregunta vi como se le abrieron los ojos y de inmediato respondió. –Qué seas mi Mujer—mastica su comida de manera rápida. –Pero yo no soy la indicada— bajo mi cabeza tratando de convencerlo para que me libere, nunca pensé que actuaría un papel como víctima me fuera a funcionar. Yusuf se levanta de su asiento y se dirige hacia mí, cerré mis ojos, es que tenerlo cerca de mí da escalofrío. Abrí los ojos poco a poco y lo veo sentado a mi lado. –Nena, no me tengas miedo. La verdad se veía tierno, pero si no puedes con el enemigo únete a él. –Está bien, no te tendré miedo–le sonrió de manera hipócrita. –Eso es–afirma. –Señor Yusuf, ¿puedo ir al baño?–él hace un chasquido en sus labios. –No me digas, señor, de ahora en adelante soy tu marido, tu hombre, tu vida entera si es caso–Ya quisieras maldito. Pero si tengo que actuar como buena esposa para salir de aquí con gusto... pero deja tu lado cursi ni loca le digo amor aun monstruo como tú.—pienso —Yusuf me lleva al baño. Mientras me traía al baño, él sostenía mi cintura. –¿Tomamos una ducha?—pregunta a través de la puerta. –Respeta mi privacidad—respondí con la voz entrecortada. Eso que dijo me hizo sentir mal. –Ya te acostumbrarás. Por cierto, más tarde te enseñaré la mansión.Hago mis necesidades, me miro al espejo y estoy toda demacrada, lavo mi cara con abundante agua y luego la seco, que raro no escucho la voz del maniático, ¿Será que se fue? Lo odio, me cae mal, no sé cómo hace para ser tan lindo, la verdad él es el hombre más hermoso que he visto, es un chico sexy ya la vez malo. Creo que eso lo hace ver apuesto ¡Ya basta!, ¿qué idioteces digo? Estoy tan ensimismada en mis pensamientos que no escucho la voz de Sara. –¡Señora! ¡Su esposo la está esperando!–a decir verdad Sara me cae mal, nada más por el simple hecho de trabajarle a semejante monstruosidad. (Yusuf). –¡Ya salgo!–digo mientras abro la manija para salir. Al salir no veo a Sara, acomodo mi uniforme, el cual está un poco sucio, aún tengo mis pies descalzos, ya decía el porqué sintió frío, ahora que recuerdo deje los tacones en la planta baja. Bueno y que más da, no es tiempo de estar interesada en como me veo, ahora lo que importa es, escapar de las garras de este narco. ¡Espera!… Esto
No imagino lo que me pueda pasar si Yusuf me encuentra, de seguro le mandará mi cabeza a mi padre en una caja de regalo. (qué crueldad) Estoy exhausta, tengo sed y hambre, no quiero desmayarme en medio de este bosque. Mi corazón está latiendo doscientos latidos por minutos, bueno, estoy sumamente agitada, hago una pausa y tomé todo el aire que pueda, necesito normalizar mi pulso. Mi taquicardia me está dejando sin aire. Además, ya les tomé bastante ventaja a esos locos, y como este bosque es enorme de seguro se les podría complicar encontrarme. Quité la corbata que rodeaba mi cuello y con esta recojo mi cabello, el cual golpeaba mi rostro al correr. Mis pies están quebrados debido al esfuerzo que los he sometido, y el bosque está hecho un pantano, qué asco. (Minutos más tarde) Llegué a una cabaña y en la entrada había una fogata como si alguien habitara allí, mire a mi alrededor y no vi ni un alma, por lo tanto, opte por entrar, ya que me estoy muriendo de sed, solo Espero que h
El golpe que recibí de ese bastardo, hizo que mis tímpanos chillaran, y lo peor de todo es que me desplomé al piso. Él me sostuvo dentro de sus brazos y me llevó hasta la cama. No puedo moverme, aún estoy mareada. —Déjame en paz—exclamó con un gran temblor en mi voz. —El juego apenas comienza —ríe una y otra vez, y su mano acaricia mi muslo. —Oye, déjame, no me toques—. Susurro, mi cabeza aún da vueltas, veo todo borroso, y escucho la voz de Yusuf a lo lejos. —Silencio, ¿acaso no escuchaste que seré cuidadoso contigo?—Apoyó?, mis manos en su torso para alejarlo de mí, pero él las desprendió y las lleva encima de mi cabeza. Siento su enorme cuerpo encima del mío. Empieza a besar mi cuello, tengo miedo de que en un intento otra vez de escapar este tipo me vaya a matar, solo con el puño que me dio ya mi carne tiembla, en serio él es un poco hombre. —Te voy a odiar por el resto de mi vida —digo. Él quita de su cuello su corbata y con esta hace un nudo en mis manos, luego las lleva nue
Casi cayendo, tomé una toalla que estaba en el baño y salí a la terraza. Afuera había un auto marca Mercedes Benz. Salí a echarle un vistazo y, mientras caminaba hacia el auto, la voz de Yusuf me espantó. —Amor, mira —me muestra una bolsa—. Estaba comprando algo de ropa para ti.Intenté correr, pero me caí al piso; no podía correr, mi entrepierna me jugó una mala pasada. —Todavía intentas escapar. ¿Qué, no la pasaste bien anoche? —se acerca y me ayuda a levantarme.—Eres una escoria, me violaste —su mirada es apenada, pero sus labios no dejan de formar esa sonrisa burlona que me da rabia cada vez que la veo.En el momento en que Yusuf iba a responder, se escuchó un disparo.—Emily, entra de inmediato al auto —me ordena y tira la bolsa que trae consigo. Él abre la puerta del carro y me obliga a entrar. Entré muy asustada y él se subió atrás. Encendió el auto y se devolvió en dirección a la mansión. Tenía mucha rabia, no podía hacer algo para escapar de él.Minutos después, llegamos a
–¡Señora Emily!–ay dios mío, está bruja está tocando la puerta –¿Qué quieres?–Solté la foto y está cayo al piso, después me dirijo a la puerta esperando que ella abra. Y efectivo ella abrió y de inmediato la jale por el brazo haciéndola entrar de golpe. –¿Qué te pasa niña?–me pregunta asustada mientras guarda sus llaves en sus senos. –Señora, Ayúdeme a salir de aquí, por favor le daré muchísimo dinero–la meneó por los hombros, y su respuesta fue una carcajada. Ella sacó mis manos de sus hombros, tomó aire y sonrió. –No puedes escapar, él se entera de todo. Y si te ayudo lo más probable es que me asesiné–sus eran palabras firmes como si resultaran dichos por algún soldado. –Señora, él no se va a enterar, quizás usted también pueda huir conmigo–ella me interrumpe. –Te voy a corregir, yo–se señala–estoy aquí porque quiero. A mí nadie me tiene obligado. –Señora–le rogué una y otra vez. –No te puedo ayudar, si el señor se entera que yo te ayudaré a escapar, matará a mi familia, tengo nieto
¿Nos podemos ir amada mía?–asiento un poco nerviosa, no sé para dónde me va a llevar este ahora. Él me ayudó a bajar por las escaleras ya que mis torpes pies no sabían caminar con estos tacones. Se vio ridículo a Yusuf mientras me ayudaba. Y muy chistoso recordar su cara cuando decía: ¡Cuidado amor! ¡Para qué te pones estos tacones tan altos!. Todos los empleados nos miraron orgullosos, como si fuéramos un par de recién casados. Y no faltó uno que otro comentario como por ejemplo. «Yusuf ella es mucha mujer para ti» dicho por Martin, y si es verdad soy mucho para ese monstruo que no tiene modales. Dentro del coche solo había un silencio incómodo. Miraba de reojo a mi secuestrador, por su parte el conducía sin siquiera mirarme, de repente sentí como mi corazón vibró, ¿Por qué, no se? Pero si habia estado sintiendo cuando estuve enamorada de mi vecino, no será que…¿Me está empezando a gustar este bastardo?. ¡No! Eso jamas. –Llegamos, mi vida–avisa. Sus ojos me miran por unos segundos y
pero mi coeficiente intelectual no es tan maravilloso como para saber de qué hablan. –Yusuf, deine Frau ist sehr schön (Yusuf está muy hermosa tu esposa)–Dijo el hombre. El rostro de Yusuf se vio afectado por ese comentario ya que rodeo mi cintura con su brazo, no sé qué le habrá dicho, pero siento que Yusuf está tocándome de más. Cómo quién dice, esto es mío. –Themawechsel, die Ware kommt morgen.(Cambiando el tema, mañana llega la mercancía)–Respondió Yusuf. Su tono era de mal gusto. No sé que habrá dicho el tipo como para hacer enojar a este estúpido. De momento el mareo que tenía más alcanzado, a tal punto de hacer que mi frente se mojara de calor, y mi boca se seca. Me siento mal. Interrumpí la conversación luego de sostenerme de los brazos de Yusuf. –Mi amor, ¿Qué tienes?–me sostuvo con fuerza, su cálida voz, hizo que por un momento me sintiera aliviada pero no…el mareo siguió, mi mente dio vueltas y vueltas, si sigo así voy a caer–¿Cariño dime qué te pasa?–volvió a preguntar, él
Eres muy hermosa–masculló él alemán en español, lo cual me dejó sorprendida, entonces sabe hablar español. En su rostro había una sonrisa satisfactoria, mientras que con su gran cuerpo se acercaba más y más a mí, retrocedí echando la vista hacia atrás, en esta habitación no hay por donde escapar, estoy acorralada como gallina de patio.Su cuerpo me generó escalofríos ya que podía ver cómo se le salía un pequeño bulto de su abdomen, es una bola de grasa.intenté correr pero él me tomó por el brazo con su ancha mano. Para ser gordo es veloz.–No corras, cariño– expuso mientras me miraba con hambre, era más bien una hambre por devorar cada parte de mi cuerpo.–¿Qué te pasa?– gruñó al mismo tiempo que enrosque mi mano y la lleve hasta su mejilla, y con un fuerte golpe hago vibrar su rostro.–Ven aquí–me toma por ambas de mis muñecas y las dobla hacia abajo dejándome inmóvil–No seas tan grosera con tu futuro marido–¡Qué!. Esto no es verdad, él me llevó hasta la pared y me empujó hacia esta