La sala de reuniones estaba cargada de tensión. El aire era denso y pesado, como si el ambiente mismo presagiara el conflicto inminente. La luz suave de las lámparas apenas iluminaba las caras serias y expectantes de los presentes. Afuera, la mañana era fresca, pero dentro, la temperatura subía por la acumulación de cuerpos y emociones encontradas.Los líderes de la familia 'Ndrangheta se reunían para discutir la situación con Roger, el Siciliano, el Cártel Mexicano y los Yakuza. El enfrentamiento reciente en las bodegas había sido exitoso, recuperando tanto el territorio como la mercancía que pertenecía a Paolino.—Considero que debieron informarnos de la situación, Don Marcos. Como miembros y líderes de las familias, debemos salir a defender lo nuestro y estar al tanto de lo que sucede —dijo Di Lorenzo, rompiendo el silencio con su voz grave.—Estoy de acuerdo con Di Lorenzo. Se supone que cada líder de familia representa una zona de Calabria y, con todo respeto, Don Marcos, se nos
La mansión Moretti estaba bañada por la luz dorada de la tarde cuando Alessa, Francesco y Charly llegaron. El aire tenía una frescura ligera, transportando los sonidos suaves de la naturaleza y el aroma de las flores del jardín. El ambiente era cálido, pero una brisa suave mantenía la temperatura agradable. A lo lejos, se escuchaba el canto de los pájaros y el susurro de las hojas moviéndose con el viento. Isabella y Chiara estaban sentadas en el jardín, disfrutando de la tranquilidad del momento. Al ver a los recién llegados, levantaron la vista y sonrieron.— ¡Alessa, Francesco, Charly! —exclamó Isabella con entusiasmo, levantándose con cuidado para saludarlos.— ¡Hola, Isabella, Chiara! —respondió Alessa, acercándose a ellas. Las miradas de complicidad y cariño entre los familiares eran evidentes.Después de unos abrazos y saludos, todos se acomodaron en el jardín. Isabella preguntó:— ¿Qué tal estuvo la reunión?Alessa tomó la palabra, su tono era serio.—El imbécil de Di Lorenzo
El helicóptero despegó suavemente, sus aspas cortando el aire de la tarde mientras se alejaban de Calabria. La travesía a Toscana transcurrió sin incidentes, sobrevolando paisajes verdes y colinas ondulantes. La villa de los Rossi en Toscana era un lugar idílico, rodeado de viñedos que se extendían hasta donde alcanzaba la vista y con una panorámica que invitaba a la relajación. El aire allí tenía una frescura ligera, cargada con el suave aroma de las uvas maduras y el sonido lejano de las cigarras.Durante esas dos semanas, Francesco se dedicó por completo a cuidar de Isabella. Cada día estaba lleno de detalles: desayunos en la terraza con vistas al amanecer, paseos suaves por el jardín, y noches estrelladas compartidas en la piscina climatizada.Una mañana, mientras desayunaban en la terraza, el sol apenas despuntaba en el horizonte, bañando todo con una luz dorada. Francesco le sirvió una taza de té a Isabella.—Este té es especial, tiene hierbas que ayudan a relajarse. Además, con
La cena transcurría con una calma serena. La brisa nocturna, fresca y suave, fluía a través de las ventanas abiertas, trayendo consigo el delicado aroma de las flores nocturnas que adornaban el jardín. Las luces tenues de las velas proyectaban una cálida luz dorada sobre el mantel de lino, mientras el sonido del viento entre los árboles creaba una banda sonora suave y tranquilizadora para la conversación animada que llenaba el comedor.Chiara, sentada en la mesa, no podía apartar la vista de Charly, que parecía inquieto mientras se movía de un lado al otro, buscando el momento adecuado para hablar. Finalmente, Charly se acercó a ella con una expresión cargada de sincera preocupación.—Chiara, ¿podemos dar un paseo por el jardín para hablar un momento? —preguntó Charly, su voz cargada de una mezcla de esperanza y nerviosismo. —Realmente quiero disculparme por lo que ocurrió en la fiesta. No debí haberte dejado sola, me doy cuenta de que te he fallado.Chiara lo miró, sus ojos reflejand
El sol apenas comenzaba a despuntar en el horizonte, proyectando un leve resplandor dorado sobre los jardines de la mansión Moretti, dejando atrás la oscuridad de una noche cargada de emociones no resueltas. La brisa, fresca y suave, jugaba con las hojas caídas, mientras el rocío de la mañana se evaporaba lentamente, dejando un rastro de humedad en el aire. Había una quietud apacible en el ambiente, como si la naturaleza misma se preparara para un día lleno de acontecimientos cruciales.Isabella y Francesco estaban sentados junto a su abuelo Marcos en la terraza, un lugar desde el cual se podía apreciar la inmensidad del jardín. La conversación giraba en torno a su reciente viaje a la Toscana, donde la paz del paisaje y la belleza de los viñedos habían traído un respiro necesario para ambos.—Me alegra ver que el viaje ha sido tan beneficioso para ustedes. Toscana tiene ese efecto mágico en las personas —dijo el abuelo Marcos, con una expresión de sabiduría y ternura mientras observab
Luego de que el periodista lanzara la última pregunta al patriarca de la familia en la que indagaba si ¿Estaba satisfecho con el éxito de sus nietos y sus parejas?, el lugar quedo en silencio en espera del respetable hombre.Don Marcos, con una mirada recorrió los rostros de los presentes, con su habitual altives y lleno de orgullo, respondió con calma dando a conocer la mayor noticia de todas: —Mi vida está llena de satisfacción, y gran parte es por la dicha de tener una hermosa familia. Mis nietos y las compañeras que escogieron son el resultado de una crianza impecable, y ahora estoy más feliz que nunca, con la pronta llegada de mi primer bisnieto, es para mí un inmenso placer informarles que Francesco e Isabella serán padres dentro de unos meses.Satisfechos con la avalancha de noticias, los reporteros continuaban intentando captar cada detalle, cada palabra. La inauguración del Centro Comercial Don Giuseppe no solo era un evento de negocios, sino un escaparate de las complejas r
El amanecer en la mansión Rossi era un espectáculo en sí mismo, con los primeros rayos del sol colándose tímidamente entre las cortinas pesadas de la gran sala. El comedor, adornado con muebles antiguos y reliquias de una época pasada, brillaba con una luz dorada que daba calidez a los fríos mármoles y maderas pulidas. Don Marcos ya estaba sentado en su lugar habitual, su figura encorvada, pero aún imponente, mientras esperaba a sus nietos con la misma paciencia de siempre.Franco, el fiel mayordomo, ya había dispuesto la mesa con esmero, colocando la vajilla fina y sirviendo un desayuno tradicional italiano. El aroma del café recién hecho impregnaba el aire, mezclándose con el olor de la mantequilla derretida sobre el pan tostado. Francesco, quien había pasado la noche en la mansión para consolar a su primo, bajó las escaleras con paso tranquilo.—Buenos días, nonno —saludó Francesco con una sonrisa, tomando asiento junto a su abuelo.—Buenos días, hijo. Me alegra verte aquí, hace mu
El sonido de la puerta al cerrarse tras Vítale resonó en los vastos pasillos de la majestuosa mansión Rossi. Un silencio pesado, casi opresivo, se instaló en la sala principal, donde Don Marcos, Francesco y Leonardo permanecían inmóviles. La despedida de Vítale no había sido más que el preludio de una jornada que prometía ser tan sombría como turbulenta.La mirada de Don Marcos, aguda y penetrante, recorrió a sus nietos, midiendo cada palabra antes de romper ese denso silencio.—Sabemos que Rebeca está en Sicilia —comenzó Don Marcos, con una voz firme y cargada de gravedad—. Esto no es solo una imprudencia juvenil; Salvadore tiene otros motivos, algo oscuro que debemos desentrañar. Antonio es un hombre sensato, pero está claro que su control sobre su hijo es frágil, si es que aún lo tiene.Francesco, con la mente trabajando a mil revoluciones, asintió lentamente. Sus ojos, oscurecidos por la preocupación, reflejaban un cálculo frío y meticuloso.—Salvadore es ambicioso, abuelo. No me