Mientras iban a camino a la mansión Francesco observaba por el retrovisor como Isabella trataba de consolar a su hermana.Era tan increíblemente hermosa y tierna, no podía imaginar cómo era capaz de ser tan tierna y protectora y al mismo tiempo ser tan distante y tan fría. Como podía bloquear de tal manera sus sentimientos y hacer de un negocio algo más importante que su vida misma, como podía tener la posibilidad de ser feliz con alguien más y preferir quedarse a su lado ignorada y sola.La mente de Francesco estaba llena de interrogantes que aunque Isabella tratará de explicar no comprendería; debía admitir que ella era más valiente que él a la hora de tomar una decisión, porque ella no se había negado a ese matrimonio si podía, después de todo ella tenía la última palabra por lo que había sucedido entre ellos, mientras que él debía obedecer sin atreverse a cuestionar la decisión de su abuelo.Solo podía tener una respuesta válida a todas sus preguntas… Isabella solo quería vengarse
Al dejar los autos, el grupo se encontró con Antonio al pie de la escalera principal de la majestuosa mansión Lombardi. Salvadore, desde el imponente balcón de la antesala, observaba con una expresión impasible, parecía vigilar cada movimiento con su peculiar mirada enigmática y altiva pero que de alguna manera al mismo tiempo no dejaba de ser sexy.Isabella, con una elegancia natural, tomó la delantera, seguida de cerca por Alessa, Leonardo y Francesco, cada uno con sus propios pensamientos y motivaciones ocultas bajo una máscara de determinación.—Bienvenidos a la mansión Lombardi —saludó Antonio con una sonrisa cortés.El grupo avanzó hacia el interior, donde una amplia sala de estar les aguardaba, decorada con opulencia y buen gusto. Salvadore los recibió con un gesto de bienvenida, pero sus ojos no podían disimular la rivalidad que latía en su interior.—Por fin están aquí, pensé que se habían perdido ya casi son las ocho. Tenemos mucho que discutir, pero ya será mañana pediré qu
Después de una tarde en la playa, el grupo se preparó para regresar descansar un poco y alistarse para la tarea que les esperaba esa noche. Con determinación en y un plan en mente, se dirigieron hacia sus autos, listos para enfrentar lo que fuera necesario para proteger a sus amigos y defender su honor.La noche se cernía sobre el horizonte, envolviendo a Isabella y su equipo en un manto de oscuridad. —Isabella, Antonio todo esta listo, el equipo está en los autos. —Anuncio Carter—Gracias Carter; Jhon esta noche tienes una misión mucho más importante, aunque sé que no estarás muy feliz pero te necesito aquí. —Carter observo a Jhon que respiraba pesadamente mientras veía de reojo a Alessa y sonrió.Alessa que no se le escapaba nada de inmediato intervino. —Joder Isa, ¿lo vas hacer de nuevo?—Alessa, ya te lleve con nosotros esta mañana y estuviste increíble me diste la solución idónea para que ese hombre hablara, pero en esta ocasión es más difícil y mucho más arriesgado recuerda lo
La mansión Lombardi se erguía imponente, pero sus muros no podían contener la sombría inquietud que se cernía sobre sus habitantes. En la penumbra de la noche, compartieron la hospitalidad de Don Antonio y Salvatore, buscando un breve respiro en la seguridad de la mansión. Sin embargo, la calma fue efímera. Al amanecer, se preparaban para partir de nuevo hacia Calabria, pero el destino tenía otros planes.Ya en el jardín de la mansión Francesco se acercó a Antonio para estrechar su mano y agradecer su hospitalidad y apoyo. —Antonio, en nombre de nuestras familias agradecemos todo el apoyo, cualquier cosa que necesites no dudes en llamar, esta demás decir que seguimos atentos ante cualquier eventualidad.—No hay nada que agradecer muchacho, a las familias las une una gran amistad, saluda a tu abuelo y a Giuseppe aquí también seguiremos atentos.Salvadore que terminaba de conversar con Leonardo camino hacia Isabella y Alessa. —Las dos mujeres más hermosas que han pisado esta casa, se m
La neblina y el frío cubrían la cabaña; sin embargo, adentro el lugar ardía en llamas de deseo y pasión. Luego de jugar con los genitales de su esposo, Isabella acercó sus labios a la enorme erección que segundos antes acariciaba y comenzó a recorrerlo con su lengua.Ante el delicado roce Francesco era golpeado por oleadas de excitación nerviosa, esa que recorría su cuerpo mientras la boca de su esposa hacia conexión con su miembro, sus ojos se clavaron en ella, su cara reflejaba cuanto estaba disfrutando el momento mientras que Isabella continuaba con sus ojos fijos como cuál depredador mira a su presa.Su lengua frotaba sobre la cabeza bulbosa de su miembro. —Maldición, Isabella. —Exclamó Francesco acompañado de un gemido mientras sujetaba su largo cabello mientras ella tomaba la base de su miembro, guiándolo hacia adentro y hacia afuera, combinándolo con lamidas y succiones fuera de control.Era como si ella disfrutara de su comida favorita y el de un viaje fuera del universo. Fran
El sol comenzaba a regalar sus primeros rayos de luz. La ciudad estaba activa como de costumbre. En la mansión, Don Marcos se disponía a salir, al mismo tiempo, Giuseppe y Sofía hacían lo mismo. La reunión que había convocado Leonardo era de total importancia, alguien quería acabar con ellos y debían descubrir quién estaba tras esos ataques. Mientras tanto, Alessa, Leonardo y el resto del equipo continuaban sumergidos en un profundo e inusual sueño. La alarma sonó en varias ocasiones y aun así no despertaron.— ¡Giuseppe!, querido amigo, Sofía, buen día, ¿cómo amanecen? ¿Los chicos dieron alguna información sobre lo que sucedió en Sicilia? —saludó Marcos.—Buen día, Marcos. No fue mucho lo que Carter dijo. Solo me informó que los atacaron y que también atacaron a los Lombardi. Esto se está saliendo de control, Marcos. No es conveniente que tras la visita de nuestros hijos a Sicilia, los Lombardi sean atacados. Eso nos deja como sospechosos, aún más con lo mal que se llevan Francesco y
A medida que el auto avanzaba, Alessa sentía una desesperación creciente por llegar a la constructora. El aire estaba cargado de humedad, mezclando el olor a combustible con un tenue aroma a quemado. Su pecho se oprimía de manera extraña, como si un peso invisible le impidiera respirar con normalidad. De pronto, el sonido de los bomberos, ambulancias y carros de la policía la sobresaltó, y su desesperación se hizo mayor. El estruendo de las sirenas resonaba en sus oídos, intensificando su angustia.—Carter, acelera, ve más rápido, por favor —suplicó Alessa con desesperación, sus palabras salpicadas de lágrimas contenidas.—Tranquila, pequeña, ya casi llegamos. Todo estará bien. No sé qué ocurre, pero todo es caos este día —respondió Carter, intentando mantener la calma en su voz, aunque la tensión se reflejaba en su rostro.En ese instante, el celular sonó. La pantalla reflejaba el nombre de Isabella.—Hermana, gracias a Dios, ¿estás bien? ¿Dónde estás? ¿Cuándo regresas? —preguntó Ale
Leonardo llevó a Alessa a la casa de sus padres. El trayecto fue silencioso, con Alessa sumida en su dolor y Leonardo preocupado preso de la preocupación por el abuelo y por la tormenta que se avecina. La mansión, habitualmente llena de vida, ahora parecía un mausoleo, fría y desolada. Al entrar, el eco de sus pasos resonaba en los pasillos vacíos.—Alessa, necesitas descansar —dijo Leonardo con suavidad, tomando su mano para guiarla hacia su habitación.Alessa no respondió, solo dejó que la llevara. Al pasar frente a la puerta de sus padres, se detuvo, soltó la mano de Leonardo, su respiración se volvió errática y las lágrimas comenzaron a caer nuevamente. Abrió la puerta y la empujó suavemente. La habitación de sus padres estaba intacta, cada detalle en su lugar. El aroma familiar de sus perfumes aún flotaba en el aire, mezcl&aacut