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Capítulo 5: Más Allá del Placer

Aitana salió de la ducha envuelta en una toalla, su cuerpo aún tembloroso por lo que había ocurrido con Iván la noche anterior. Pensó que sería solo una vez. Un juego. Pero la forma en que su piel aún ardía con su recuerdo le decía que esto no iba a detenerse tan fácilmente.

Cuando revisó su teléfono, encontró un mensaje de él.

Iván:

"Esta noche. Ocho en punto. No llegues tarde."

Era una orden, no una invitación.

Aitana mordió su labio. Una parte de ella quería desafiarlo, no darle el control tan fácilmente. Pero la otra… la otra quería correr a él y perderse de nuevo en su mundo.

Aitana:

"¿Y si tengo otros planes?"

La respuesta llegó en segundos.

Iván:

"Cancélalos."

Ella sintió un escalofrío recorrer su espalda. No porque le asustara, sino porque su cuerpo respondía a su dominio de una forma que nunca había experimentado antes.

Cuando llegó a su apartamento esa noche, Iván ya la estaba esperando. La puerta apenas se cerró cuando él la acorraló contra la pared, su boca atrapando la suya con un hambre feroz.

—Me hiciste esperar —susurró contra sus labios, su tono bajo y cargado de deseo.

—Me gusta hacerte perder el control —susurró ella, retándolo.

Iván sonrió, esa sonrisa oscura y peligrosa que la hacía temblar.

—¿Ah, sí? —murmuró, deslizando su mano por su muslo desnudo hasta el borde de su ropa interior—. Veamos cuánto puedes resistir antes de rogarme.

Aitana sintió su respiración entrecortarse cuando sus dedos comenzaron a jugar con ella, tocándola apenas, provocándola hasta llevarla al borde de la desesperación.

Pero justo cuando estuvo a punto de rendirse, Iván se apartó.

Ella abrió los ojos, jadeante, mirándolo con frustración.

—¿Por qué te detienes?

Él tomó su rostro entre sus manos, su mirada oscura ardiendo sobre la de ella.

—Porque quiero que entiendas algo, Aitana. Esto no es solo sexo. Lo que hay entre nosotros es algo más… y eso me asusta.

Su confesión la tomó por sorpresa. Pero antes de que pudiera responder, la puerta del apartamento sonó.

Iván frunció el ceño.

—Espera aquí.

Aitana lo observó caminar hacia la puerta y abrirla.

Pero lo que escuchó a continuación la dejó helada.

—No pensé que aún estuvieras en la ciudad —dijo Iván con frialdad.

—Tampoco pensé que te enamorarías de otra tan rápido —respondió una voz femenina.

Aitana sintió que el aire se atascaba en su garganta.

¿Quién era esa mujer?

Y peor aún… ¿qué significaba para Iván?

Aitana sintió que el estómago se le encogía al escuchar aquella voz femenina. Se levantó lentamente del sofá, tratando de mantener la calma, pero su corazón martilleaba con fuerza contra sus costillas.

Desde su posición, no podía ver la puerta, pero la tensión en el aire era casi palpable.

—No pensé que aún estuvieras en la ciudad —repitió Iván, su tono más tenso de lo normal.

—Tampoco pensé que te enamorarías de otra tan rápido —respondió la mujer con una suavidad peligrosa.

Aitana dio un paso adelante, sin poder contener su curiosidad. Y entonces la vio.

Una mujer de cabello oscuro, alta y elegante, con unos ojos afilados que parecían analizar cada detalle de la situación. Vestía un abrigo negro entallado y unos tacones que resonaron con fuerza cuando dio un paso dentro del apartamento sin esperar invitación.

—¿No me presentas, Iván? —preguntó, cruzándose de brazos con una sonrisa gélida.

Él apretó la mandíbula, su cuerpo entero tenso.

—No es necesario, Bianca.

Bianca.

El nombre quedó flotando en el aire, cargado de algo que Aitana no podía identificar del todo.

La mujer desvió su atención hacia ella, sus ojos recorriéndola con una mezcla de diversión y cálculo.

—Así que tú eres la nueva obsesión de Iván… —musitó, con una sonrisa que no llegó a sus ojos.

Aitana sintió una punzada de incomodidad, pero no dejó que se notara.

—¿Y tú quién eres? —preguntó con voz firme.

Bianca soltó una risa suave, como si la pregunta le divirtiera.

—Soy su hermana.

Aitana parpadeó.

—¿Qué?

Pero antes de que pudiera procesarlo, Bianca se giró de nuevo hacia Iván, su expresión endureciéndose.

—Necesito hablar contigo. Ahora.

Iván soltó un suspiro y miró a Aitana, como si quisiera decirle algo, pero finalmente asintió y salió con Bianca al pasillo.

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