Grace tomó otro sorbo de su botella de agua mientras esperaba a Edward en el despacho. Habían llegado juntos, y él le había pedido que lo esperara ahí. Una llamada urgente lo había apartado, y el tiempo seguía pasando sin que él regresara. Los nervios le crispaban cada fibra del cuerpo. Imaginó todos los escenarios posibles, las respuestas que podría darle a sus preguntas. Pero había una certeza: no quería desaparecer por completo de su vida.Repasó en su mente cada momento compartido con Edward. Su transformación, cómo había sido con ella, y cómo todo había fluido de forma tan natural. Sin embargo, una sombra persistía: aquello de lo que aún no habían hablado. El último acontecimiento.Inconscientemente, se llevó una mano al vientre. Una punzada de decepción, dolor y nostalgia la atravesó. Nunca había deseado ser madre, pero cuando lo perdió, comprendió que sí había sido real. Ese vacío le estremecía. ¿Solo era yo? ¿Edward no sintió el mismo dolor al perder a nuestro hijo?La puerta
Nota de autora: ¡Hola queridos lectores! ¡Sorpresa! Aquí comienza la segunda temporada de esta novela, trataré de actualizar lo más seguido posible. Me debatí bastante, ya que, por mi salud, estaba cortando esta historia y evitar tenerlos esperando tanto tiempo, pero al final, eso pasó. Bueno, ya mejor de salud, con muchas ganas de escribir la continuación, (Escuché varias veces este libro desde el comienzo hasta el final -Final/Parte 2- y efectivamente, necesitan continuar esta pareja conforme lo iba escuchando, hay aún mucho que hacer con Edward y Grace, tampoco la alargaré muchooooo, digamos que unos veinte capítulos más, ¿Qué dicen?, en este mismo libro seguiré la continuación. ) Así que en este capítulo 1, segunda temporada, se las publico a continuación: Edward permaneció allí, frente a ella, el corazón latiendo con fuerza. Había dado un paso hacia lo desconocido, pero sentía que era el único camino a seguir. La mirada de Grace le confirmaba que, aunque las palabras no se hab
EdwardLa luz tenue de la mañana se filtraba a través de los ventanales, bañando la habitación en un resplandor dorado. El silencio era espeso, interrumpido solo por la respiración pausada de Grace. Desde el sillón, la observé con una intensidad que me asustaba.Su cuerpo se hundía en el colchón, una parte de su espalda desnuda expuesta por la sábana que apenas cubría el resto de su figura. Su cabello rubio y ondulado se esparcía sobre la almohada, enredado en suaves bucles que parecían atrapados entre la penumbra y la luz.Tragué con dificultad.Había algo sagrado en verla así, vulnerable, descansando después de las tormentas que habíamos atravesado.Todo esto era nuevo. Para ella, para mí. Para lo que habíamos construido. Para lo que habíamos perdido.Llevé una mano a mi rostro, masajeando mi sien. Me sentía agotado, como si cada fibra de mi ser cargara un peso invisible. Habíamos pasado la madrugada juntos, sin prisa, sin barreras, dejando que nuestras palabras llenaran los silenci
GraceEstaba sentada frente al espejo en la habitación del ático de Edward, observando mi reflejo con una mezcla de emociones difíciles de definir. Todo lo que había sucedido desde que acepté el acuerdo con Edward me había llevado a lugares que jamás imaginé. Mi vida, antes predecible y estructurada, ahora estaba teñida de incertidumbre y sentimientos que no terminaba de comprender.Me mordí el labio, inquieta. Edward había salido a desayunar con su familia en el hotel donde estaban hospedados, y desde entonces, no había recibido noticias suyas. Cada minuto que pasaba en silencio solo alimentaba mi ansiedad. No quería admitirlo, pero la sensación de no saber qué estaba haciendo o pensando me descolocaba.El sonido de mi teléfono me sacó de mis pensamientos. Al desbloquear la pantalla, vi un mensaje de mi madre, Marie, invitándome a almorzar. Durante un instante, dudé. Aún no confiaba del todo en ella; después de todo, había pasado años resentida por su abandono. Pero también sabía que
En la ciudad ruidosa y siempre brillante que nunca descansa, en una época en la que los rascacielos se alzaban altos, empezó la historia de Grace. Nació en el lugar donde los sueños y las desilusiones de Nueva York se encontraban, y su vida tomó un rumbo difícil desde que tenía tan solo tres años.Era un día oscuro y lleno de problemas, como la tormenta que se acercaba en el horizonte de la vida de la pequeña Grace. Su pelo rubio estaba desordenado sobre sus hombros, recordando la melena que solía tener su madre. Sus ojos grises reflejaban la inocencia que pronto se vería envuelta en la soledad. Su madre, parecida en belleza, pero afectada por una decisión que no se podía cambiar, estaba frente a ella. Su padre, desesperado, intentaba retenerla en un último intento por mantener a la familia unida. Pero la madre, con ojos grises, quizás perdidos en un destino incierto, se fue sin remordimientos. La promesa de un futuro feliz se desvaneció con cada paso que daba, dejando a un padre dete
En la universidad…La atmósfera del aula se volvió tensa, solo rota por el suave zumbido de las luces fluorescentes. Grace, en su pupitre, luchaba contra el cansancio que la envolvía como una manta pesada. Sus ojos se cerraban brevemente, resistiéndose al deseo de sumergirse en un sueño reparador.— Grace, ¿estás bien? —El profesor la llamó cuando se acercó a ella, quedando a medio metro de distancia, alejado de la curiosidad de los demás alumnos, Grace parpadeó, esforzándose por mantenerse despierta mientras se enderezaba en su asiento.— Sí, profesor, solo estoy un poco cansada. —sonrió débilmente. El maestro frunció el ceño, sus ojos, examinando más allá de la respuesta superficial de Grace.— Eres una de mis mejores estudiantes, Grace, y es evidente que algo te está afectando. Tu rendimiento es excepcional, pero hoy… hoy no pareces tú misma. —Grace intentó sonreír de nuevo, pero sus ojos revelaban una carga más profunda.— Solo he tenido algunas noches difíciles, últimamente, prof
Grace se tornó lívida al escuchar la propuesta del hombre de fuerte presencia, sin embargo, no podía aceptarla. Cambiar su libertad para asumir una identidad ajena no estaba en sus planes, a pesar de la atractiva oferta financiera. Aunque el dinero sería más que bienvenido, la sugerencia de pausar su maestría durante un año y que, al concluir, él costearía la totalidad del programa académico, no encajaba con sus principios.Si optara por el acuerdo propuesto, la deuda de su padre quedaría saldada, pero Grace estaría vinculada a la vida de este hombre durante doce meses. Durante ese período, las preocupaciones financieras quedarían atrás, y no habría nada de intimidad entre ambos. La relación sería puramente una fachada ante la familia del hombre, concebida únicamente para eludir un matrimonio forzado. A pesar de sonar como un cliché, la contradicción entre la apariencia de opulencia del hombre, evidenciada por su costoso traje, y la elección de Grace como su pretendida esposa temporal
Grace llegó un par de minutos tarde a su trabajo. Al entrar, registró su asistencia y fue al baño para guardar sus cosas en su casillero de inmediato. No había nadie alrededor. Mientras se ponía la filipina, escuchó murmullos. Frunció el ceño y se acercó. Al final del pasillo de casilleros, quedó boquiabierta al ver a Marlon besándose con la gerente del restaurante. Grace jadeó de sorpresa, y al notarla, la pareja se separó, ambos observándola con sorpresa.— Solo me faltaba esto. — susurró Grace en voz baja. La carga emocional se volvía abrumadora. Entre las preocupaciones por su padre, la propuesta del hombre del tren y ahora su exnovio siendo infiel con la gerente del restaurante, se sentía abrumada.— Grace, —intentó explicar Marlon, — No es lo que parece. — La mujer a su lado, evidentemente molesta, lo apartó y se acercó a Grace, ignorando las advertencias previas.— Quédatelo. No compito por hombres. Si decides ser su nueva novia, recuerda, — le lanzó la filipina contra la cara