Ámbar llevaba una semana trabajando en el club. Realmente había hecho una gran diferencia en su día a día. Si no pensaba mucho en el hecho de estar expuesta y semidesnuda constantemente, era tolerable.
Cuando la incomodidad la invadía o alguien le hacía una insinuación obscena, simplemente se concentraba en pensar en las facturas del hospital que por fin iba logrando pagar.Sin embargo, el médico de su madre le había sugerido un nuevo tratamiento para su enfermedad, que, aunque era terriblemente costoso, cambiaría totalmente su calidad de vida, permitiéndole sentir un gran alivio.Las demás bailarinas, o la mayoría, la habían recibido con cordialidad, aceptándola en un grupo en el que había bastante camaradería. Sobre todo, porque Carla (alias Melody) era muy querida en el grupo. Como era la favorita del señor Franz, cuando necesitaban algo, ella solía ser la portavoz y de esa manera lograban resolverlo.Así que en realidad, no tenía motivos para quejarse. A ese ritmo le llevaría bastante tiempo ahorrar lo suficiente para el tratamiento de su madre, pero lo lograría. Esperaba que mientras tanto, ella no empeorara.Era viernes en el club, uno de los días con más movimiento en el salón. Había muchos hombres de negocios bebiendo y cerrando tratos entre trago y trago, algunas despedidas de soltero, y amigos conversando. Había un aire de algarabía.Esa noche bailaban Melody, Blue y otras dos de sus amigas.Primero salió al escenario Melody, demostrando por qué era la favorita del jefe. Era muy sensual al bailar. Además de alta y con curvas, tenía una cabellera dorada, lisa como el mármol y ojos verdes, con la piel blanca como la porcelana. Llevaba un conjunto que simulaba ser lencería de cuero rojo, un color que le sentaba de maravilla bajo las luces del escenario.Cuando terminó su baile, recibió muchas propinas, de aquellos que habían prestado atención.-Gracias caballeros, estimado público, a continuación sube al escenario nuestra adquisición más reciente en el club Moonlight, la magnética Blue.La luz del escenario estaba apagada. Cuando comenzó a sonar la música, de acordes sensuales y algo árabes, un reflector iluminó a Ámbar hecha un ovillo en el centro del entarimado. Llevaba el cabello castaño suelto y un minúsculo traje ajustado estilo odalisca, del mismo tono azul que sus ojos, la piel levemente tostada acentuaba sus rasgos.Empezó a mover los brazos con suavidad, ondulantes como serpientes encantadas, irguiéndose lentamente mientras su cuerpo oscilaba como las olas del mar, desde sus pies, sus perfectas piernas, sus caderas amplias y sus pechos turgentes. Cuando por fin abrió sus ojos, acentuados con oscuras pestañas, parecían lanzar llamas, tan compenetrada con la música como estaba. Miraba a todos y a nadie.Pero Marco Rizzo sintió que lo miraba a él, muy dentro de su alma, mientras la música rebotaba en su pecho.Sintió cómo se endurecía con sólo verla, y vibró con el deseo.No era el único. Blue parecía hipnotizarlos con su cadencia, al punto que en muchas mesas se hizo el silencio y se detuvieron los tragos.Era como un imán para los ojos.Marco la necesitaba para él. Creyó que estaba saciado por ese día, pero no.Se imaginó tomándola, mientras ella se movía de ese modo tan… tan único.Sin duda era talentosa. Demasiado para ese club.Cuando la danza terminó, y la música cesó, hubo un instante de silencio.Y de nuevo la lluvia de aplausos y de billetes.Blue hizo una extrañamente tímida reverencia, recogió los billetes y desapareció detrás del escenario.A Marco le tomó algunos momentos darse cuenta de que Franco le estaba hablando.-¿Qué dices?-Oye, estabas hipnotizado. Te dije que había nuevas bailarinas en el club. Ella, Blue, es la más reciente. Junto a Melody son las favoritas del público. Pero con ella, enloquecen. Y no es para menos. Puedo sentir la tensión en mi entrepierna.-La quiero… para mí.-¿De qué hablas?.-Iré a buscarla. Quiero… necesito tenerla.-¿Acaso enloqueciste? Sabes que Franz no permite ese tipo de cosas en Moonlight.Marco recobró la compostura.-Todos tienen un precio.-Está bien, no te culpo por querer intentarlo. Incluso a mí me gustaría hacerlo… ¿crees que también me de una oportunidad? ¿Un baile en privado? Seguro puedo hacerla danzar con mi…-Ya no hables. No me gusta el giro que dio la conversación.-Bien, lo siento. Olvidaba que no te gusta compartir, desde niño.Marco ya estaba fastidiándose con la charla de Franco.-Bueno, dime qué querías de mí, así ya puedo seguir con mis asuntos.-Ya te dije. Necesitabas divertirte.-Vamos Franco, suéltalo.-Bien, bien… necesito un préstamo.-De acuerdo, te daré dinero. Escríbeme mañana, dime cuánto y te lo transfiero.Se levantó para irse.-¿De verdad irás tras Blue?... bueno, no la dejes cansada. Así los pobres mortales la podemos disfrutar mañana en el escenario.-Ya cállate Franco.Marco se dirigió hacia los vestuarios de las bailarinas, pero un corpulento guardia le bloqueó el paso. Aunque él era alto, este hombre era casi un gigante.-Voy a ver a Blue.-Lo siento señor Rizzo, pero usted sabe que este no es esa clase de lugar. No está permitido el acceso, ni el acoso, a las bailarinas. Son órdenes del señor Franz.-Vamos, tú sabes quién soy. ¿Quieres dinero? ¿Cuánto?Marco sacó la billetera, haciendo desfilar el dinero ante los ojos del gigantesco guardia.-No me insulte, señor. Además, sabe que si lo dejo pasar pierdo mi trabajo.-¡Maldita sea! Está bien. Hablaré primero con Franz.Y entonces se dirigió, aún furioso, a la oficina del jefe.Golpeó la puerta.-Adelante.-Buenas noches, señor Franz.-¡Señor Rizzo! Qué inesperada visita. ¿Qué lo trae por aquí?-Quería ver a su chica, Blue. Y el gigantón no me permitió el paso.-Es su trabajo. Me alegra que lo haga bien.-Pensé que a lo mejor podía lograr que usted fuera más razonable.-Señor Rizzo, usted sabe bien las reglas. Mis bailarinas trabajan en el club gracias a la seguridad que les proporciona Moonlight. Saben que sólo tienen que lucirse bailando y eso, señor, es mi sello de categoría. No es un bar nudista, o un prostíbulo. Somos un lugar serio, al que acude gente seria…-¡Vamos Franz! No le estoy pidiendo que ponga a esa chica en mi regazo. Sólo quiero hablar con ella, y proponerle un negocio. Por supuesto, si me permite conversar con ella, puedo ser muy generoso también con usted y su respetable establecimiento.-¿Un negocio?- Franz sabía, por medio de Carla, que Ámbar tenía a su madre muy enferma. Tal vez estaba siendo demasiado rígido, y a la chica le vendrían bien unos billetes.-Claro, un negocio. Para todos. Sólo permítame hablar con ella. Usted sabe que soy de palabra. Si se niega a tratar conmigo, prometo que no volveré a insistir.Marco sonreía con complacencia. Él sabía que nunca, ninguna mujer que había deseado, le había dicho que no.El señor Franz llamó a Sol a su oficina y le explicó cómo era la situación.-Prepara una habitación privada, pero que Eliot se quede en la puerta, por seguridad para la chica. Aunque el señor Rizzo es de renombre, nunca confío en nadie. Nunca. Y esa chica atrae mucho público, es una mina de oro. Habla con Blue, pero no le des detalles. Realmente no creo que sea del tipo que acepta esos tratos, apenas si se atreve a salir al escenario… pero no perdemos nada con probar.Sol fue a preparar el lugar y luego a hablar con Ámbar para contarle lo que sucedía, sin especificar nada. Ella tampoco creía que aceptara, aunque Blue necesitaba mucho ese dinero. -¿Pero, qué quiere de mí esa persona?-No lo sé linda, supongo que… lo usual, lo que busca un hombre de dinero en una mujer bonita como tú… una oportunidad… realmente no sé, estoy especulando. Tendrás que hablar con él para averiguarlo. Ella abrió mucho los ojos.-No quiero hablar con ese hombre, no soy una… una prostituta. Sólo me gusta bai
Ella se giró para mirarlo a los ojos, no estaba segura de que fuera buena idea quedarse allí con ese hombre.-Mire, señor Rizzo, no estoy interesada en ningún convenio de índole… sexual. Seré anticuada, pero espero al menos estar un poco enamorada del hombre a quien… me entregue por primera vez. Además… no tengo la experiencia que seguramente usted podría apreciar mejor… Sólo… bailo. Nada más. -Si, no se preocupe, eso ya lo comprendí. Verá, señorita Blue…-Ámbar… es mi nombre real. Ámbar Rice.-Bien… Ámbar. Resulta que hoy mi padre me dio un ultimátum que me tuvo todo el día bastante nervioso, como bien lo habrá notado hace un momento. Usted me agrada, a pesar de mi mal comportamiento fue comprensiva sin dejar de ser firme. La exigencia de mi padre es que yo debo tener una pareja estable este año, pero no tengo ni las ganas ni el tiempo para formar pareja real, para conseguir un interés… romántico. Ninguna de mis "amigas" me interesan para eso y temo que cualquier vínculo con ellas p
-Ámbar, todo arreglado. Recoge tus cosas. Te vienes conmigo.Marco Rizzo estaba acostumbrado a dar órdenes, sobre todo si había dinero de por medio. Su voz sonaba dura e inflexible. Ámbar se cruzó de brazos y clavó sus ojos turquesa en él. -¿Perdón? Esto será un trabajo difícil si arrancamos con esos modos. -¿A qué te refieres?-Deberíamos tratarnos de otro modo si simularemos ser una pareja de enamorados. Será más fácil cuando estemos en público. ¿No crees?... además… No me gusta que me trates como un objeto que compraste. Marco la miró con fastidio en los ojos, pero ella le sostuvo la mirada. Él tenía que reconocer que Ámbar tenía razón. Debía acostumbrarse a tratarla de otro modo.Lo sorprendía que la chica que parecía tímida y fácil, resultara ser firme e inteligente. Eso aumentaba las posibilidades de que el trato funcionara. Entonces se ablandó un poco.-Bien… es verdad. Me disculpo. Ve a buscar tus cosas, si es que tienes algo aquí. Nos iremos esta noche a mi casa. ¿Tienes
Una de las jóvenes le habló.-Por aquí señorita Rice, su habitación está lista. Ámbar las siguió en silencio, era muy tarde, pero ella estaba habituada al horario nocturno debido a su trabajo, o por las clases, o las visitas a su madre en horas inusuales. Por lo tanto, aún no tenía sueño, sumado a la excitación por la novedad.Mientras caminaban, se decidió a hablar.-Disculpa…La chica se dio vuelta.-¿Sí señorita?-¿Cómo te llamas? -Julia.-Si no estás muy cansada… ¿sería posible que me cuentes un poco sobre la mansión?-Claro señorita, no será problema. Probablemente la chica tampoco le diría si estaba cansada. -O puede ser mañana, no te preocupes. Sé que es tarde…-Como desee… bueno, aquí llegamos.Julia abrió la puerta de la habitación. -Oh, por todos los cielos…Era preciosa. Enorme y lujosa. Nunca había estado en un lugar así.La chica le hablaba. -En el vestidor tiene algo de ropa, por aquí su baño privado, por allá puede acceder al balcón, el suyo tiene vista hacia el
-Eso estuvo bien Ámbar. Sabía que eras una buena elección. -Parece que las clases de danza y teatro tuvieron más provecho del que creía. Pensar que mi madre decía que era una pérdida de tiempo.Ambos se sonrieron. Había quedado cierta tensión sexual, así que el humor ayudó a disiparla.-Bien, ¿qué asunto privado debíamos tratar?-Tengo el contrato armado por el abogado, para que firmes. Allí especifica todo lo que acordamos, además de una cuenta en la que se te depositará un sueldo mensual por cada mes que finjas ser mi novia.-¿Fue muy difícil trasladar a mamá?-En lo absoluto, pero preguntó mucho por ti. Yo hoy trabajo en casa porque es sábado, pero tu chofer, Mario, puede llevarte a verla a la hora que desees. Aquí está el contrato. Marco puso los papeles sobre la mesa.Ella los firmó sin leer.-¿Por qué no lo leíste?.-Porque confío en tí.-No deberías.-¿Ah no? ¿Y eso por qué?-Porque no deberías confiar en nadie. Ya deberías saber cómo funciona el mundo. -Créeme, lo sé. Pero
Ámbar llegó al hospital. Apenas entró y se presentó en la recepción, la trataron como si fuera de la realeza. Marco Rizzo era un hombre muy poderoso, y había dejado claro que ella y su madre debían recibir lo mejor.-Señorita Rice, qué honor recibirla hoy en nuestro humilde establecimiento.Realmente ese lugar no tenía nada de humilde. Era amplio, luminoso, con profesionales inmaculados yendo y viniendo.-Muchas gracias por recibirme, espero que no sea inconveniente haber venido sin avisar. -En lo absoluto, el señor Rizzo dejó claro que nos aseguráramos de que usted pudiera venir cuando lo deseara. Si me acompaña, ahora mismo la llevaremos a la habitación de su madre. Afortunadamente se encuentra despierta, a primera hora tuvo la primera sesión de su nuevo tratamiento. -¿Despierta?- eso no era lo usual- ¿Y está seguro que no es pronto para visitas?-Para nada, señorita Rice. Ya lo verá usted misma.El médico la guió hacia el ascensor. -Por aquí, su madre está en el último piso, hab
Por alguna razón, Ámbar no vió a Marco en todo el día. Parecía que la estaba evitando.Primero, cuando llegó a la mansión a la hora del almuerzo, Julia le dijo que el señor Rizzo había dejado indicaciones para que le sirvieran su comida en el dormitorio, con lo que ella estuvo de acuerdo.Se dio un baño relajante, y almorzó tranquila en el hermoso balcón. Luego le solicitó a la diligente empleada que por favor, le hiciera un recorrido por aquellas partes de la casa que tuviera permitido conocer. Así fue como descubrió la hermosa biblioteca, el salón gigante que servía para eventos, la sala de juegos, con un bar, la lujosa piscina climatizada y la piscina enorme del patio trasero, junto a la glorieta y hasta una pequeña sala de cine.Decidió volver a la biblioteca, elegir uno o dos libros e ir a su dormitorio a revisar la información y los programas de su nuevo lugar de estudios, para más tarde prepararse con tiempo para la cena. Esa actividad la mantendría ocupada para no estar tan
Los empleados de la mansión habían preparado una lujosa cena en el comedor principal. Julia le había dicho que el señor Rizzo dio la orden de que esperara en su habitación hasta que la buscaran, cuando los invitados hubiera llegado.Tenía un nudo en el estómago mientras esperaba, haciendo especulaciones, imaginando cómo serían sus falsos suegros.Al cabo de una hora, que le pareció eterna, Julia la fue a buscar y la llevó al comedor por un camino distinto. Se encontró de repente frente a una escalera que descendía directo al comedor (¿Cómo no la había notado antes?). Ella descendió con la gracia de una pantera, nerviosa, pero con el control de su cuerpo conseguido gracias a la danza y el teatro. Sus caderas se balanceaban ondulantes mientras controlaba sus altos zapatos de tacón.Llevaba un vestido plateado que brillaba con pequeños apliques de piedras aguamarina en el escote, algo pronunciado, largo hasta la rodilla pero de corte irregular, dejando expuesta una parte de su muslo pe