El señor Franz llamó a Sol a su oficina y le explicó cómo era la situación.
-Prepara una habitación privada, pero que Eliot se quede en la puerta, por seguridad para la chica. Aunque el señor Rizzo es de renombre, nunca confío en nadie. Nunca. Y esa chica atrae mucho público, es una mina de oro. Habla con Blue, pero no le des detalles. Realmente no creo que sea del tipo que acepta esos tratos, apenas si se atreve a salir al escenario… pero no perdemos nada con probar.Sol fue a preparar el lugar y luego a hablar con Ámbar para contarle lo que sucedía, sin especificar nada. Ella tampoco creía que aceptara, aunque Blue necesitaba mucho ese dinero.-¿Pero, qué quiere de mí esa persona?-No lo sé linda, supongo que… lo usual, lo que busca un hombre de dinero en una mujer bonita como tú… una oportunidad… realmente no sé, estoy especulando. Tendrás que hablar con él para averiguarlo.Ella abrió mucho los ojos.-No quiero hablar con ese hombre, no soy una… una prostituta. Sólo me gusta bailar…-Ya lo sé, niña, pero Marco Rizzo es un hombre de negocios, muy, pero muy rico. Estoy segura que puede ofrecerte mucho dinero. Y eso no te vendría mal ¿verdad?.-¿Marco Rizzo? He oído sobre él en los medios…-¿Lo ves? No pierdes nada con escucharlo, y si no te convence, sólo dile que no. Eliot estará en la puerta. Sólo grita si se propasa, y él entrará a ayudarte, no importa lo rico que sea. Además, se supone que es un hombre de negocios serio, quizá quiere proponerte otra cosa que te convenga."Y mamá necesita ese tratamiento, cuanto antes, mejor".-Está bien. No pierdo nada con escuchar.-Hola señorita Blue.El hombre frente a ella era realmente impresionante. Se podía ver que hacía mucho ejercicio, Ámbar adivinaba sus músculos debajo de ese traje azul costoso que llevaba puesto. Todo en él relucía y emanaba poder. Y los ojos. Sintió que era un animal salvaje que la cazaría y comería de un bocado si pudiera.Marco sintió cómo lo escudriñaba con sus increíbles ojos turquesa. De cerca era aún más irresistible.-Hola…-¿Así que es tímida?... Bueno, me presento. Soy Marco Rizzo. Y me gustó mucho su… danza. Una actuación muy intensa y atractiva.-Gra… Gracias…Él se fue acercando a ella.-Me preguntaba, si usted estaba interesada en algo más privado. Tal vez en bailar primero, solo para mi, y luego ir más allá… Conocernos íntimamente. Le aseguro que lo pasará muy bien. Y que estoy dispuesto a pagar la suma que usted proponga.Ella podía olerlo y sentir el calor que su cuerpo emanaba. Era muy atractivo.-¿Es que acaso te quedaste muda?-Lo… lo siento… es que… no sé cómo decirlo…-¿Decir qué?-No… no me acostaré con usted. Entiendo que este lugar de trabajo lo confunda, sobre todo que piense que un hombre como usted puede comprar lo que sea… pero no lo haré.La mirada de Marco se endureció. Así daba un poco de miedo. Ámbar pensó en gritar.-¿Y puede saberse por qué no?-No… yo no creo que le deba a usted ninguna explicación, señor Rizzo. Es mi decisión.Él se acercó más. Ella sintió la tensión y el fuego. Parecía un momento peligroso.-¿Ah no? Tal vez no me expresé bien, señorita Blue. Sólo dígame su precio, yo puedo pagar lo que sea. Pero no acostumbro a que me digan que no… Así que piénselo bien antes de volver a hablar.-No.-¿No? ¿Es que acaso no necesita el dinero? ¿Trabaja aquí por gusto? ¿Sólo para exhibirse?-No…-¿Entonces? ¿Qué problema tiene?-No me acostaré con usted…-¡Bien! Al menos, dime por qué…-No le debo explicaciones…Él la tomó de las muñecas, inmovilizándola. Ella se asustó pero su voz se negó a salir.-No me conoces, pequeña mujerzuela… pero si yo pido una explicación, tú me la das. No me iré tan fácil. Y con las manos vacías. No estoy de humor.-Gri… gritaré…-Hazlo, Eliot te defenderá, pero le daré pelea. Lo que dije… no me iré fácil.-¿Por qué?... ¿Por qué es tan importante?Marco no lo sabía, no tenía idea de por qué era importante para él, pero necesitaba saberlo. Vio el miedo en sus ojos y aflojó la presión en las muñecas de Ámbar. Estaba siendo un verdadero patán.-Sólo… dímelo… por favor.Ella se ablandó ante el ruego, y en un murmullo casi sin sonido, confesó una de sus íntimas verdades.-Yo… soy… soy virgen… lo siento. Necesito el dinero, mucho, pero… no quiero entregarme… por dinero…-¿Virgen?Él la soltó y se sentó en el sillón de la habitación. Tenía sentido. Le había parecido extrañamente tímida al final del baile.-Pero… tu baile… tus movimientos… la sensualidad… el… el fuego…-Amo la danza… desde pequeña, la música me transporta y me dejo llevar por cada nota, me muevo por impulso… pero… no he tenido novio nunca, no tenía tiempo… mi vida es… bueno, no quiero darle detalles que no vienen al caso.Él estaba confundido. Estaba seguro de que se saldría con la suya, pero era bastante comprensible la negativa de Blue.-Entiendo…Aunque no tenía la culpa de nada, ella sintió que podría disculparse. Marco se veía algo triste. Tal vez había tenido un mal día. Así como se veía ahora, ya no daba miedo.-Gracias por la oferta. Lamento el malentendido.Él se sintió una basura. Se había dejado llevar por la pasión. Y ella era la que se disculpaba. Había sido grosero y maleducado. Casi no se reconocía. Blue parecía una buena chica.-No… yo lo siento. Fui… me comporté como un canalla. Has sido… comprensiva.Ella iba a salir de la habitación, para prepararse para el segundo baile de esa noche, cuando él tuvo una idea dintinta. Tal vez esta chica podía ser útil para resolver otro de sus problemas de ese día.No parecía una idea tan descabellada. Y esperaba que no lo fuera, y que funcionara.-Aguarda, Blue, espera… no te vayas todavía. Tengo una propuesta diferente. Y no tiene nada que ver con la anterior."Por ahora".Ella se giró para mirarlo a los ojos, no estaba segura de que fuera buena idea quedarse allí con ese hombre.-Mire, señor Rizzo, no estoy interesada en ningún convenio de índole… sexual. Seré anticuada, pero espero al menos estar un poco enamorada del hombre a quien… me entregue por primera vez. Además… no tengo la experiencia que seguramente usted podría apreciar mejor… Sólo… bailo. Nada más. -Si, no se preocupe, eso ya lo comprendí. Verá, señorita Blue…-Ámbar… es mi nombre real. Ámbar Rice.-Bien… Ámbar. Resulta que hoy mi padre me dio un ultimátum que me tuvo todo el día bastante nervioso, como bien lo habrá notado hace un momento. Usted me agrada, a pesar de mi mal comportamiento fue comprensiva sin dejar de ser firme. La exigencia de mi padre es que yo debo tener una pareja estable este año, pero no tengo ni las ganas ni el tiempo para formar pareja real, para conseguir un interés… romántico. Ninguna de mis "amigas" me interesan para eso y temo que cualquier vínculo con ellas p
-Ámbar, todo arreglado. Recoge tus cosas. Te vienes conmigo.Marco Rizzo estaba acostumbrado a dar órdenes, sobre todo si había dinero de por medio. Su voz sonaba dura e inflexible. Ámbar se cruzó de brazos y clavó sus ojos turquesa en él. -¿Perdón? Esto será un trabajo difícil si arrancamos con esos modos. -¿A qué te refieres?-Deberíamos tratarnos de otro modo si simularemos ser una pareja de enamorados. Será más fácil cuando estemos en público. ¿No crees?... además… No me gusta que me trates como un objeto que compraste. Marco la miró con fastidio en los ojos, pero ella le sostuvo la mirada. Él tenía que reconocer que Ámbar tenía razón. Debía acostumbrarse a tratarla de otro modo.Lo sorprendía que la chica que parecía tímida y fácil, resultara ser firme e inteligente. Eso aumentaba las posibilidades de que el trato funcionara. Entonces se ablandó un poco.-Bien… es verdad. Me disculpo. Ve a buscar tus cosas, si es que tienes algo aquí. Nos iremos esta noche a mi casa. ¿Tienes
Una de las jóvenes le habló.-Por aquí señorita Rice, su habitación está lista. Ámbar las siguió en silencio, era muy tarde, pero ella estaba habituada al horario nocturno debido a su trabajo, o por las clases, o las visitas a su madre en horas inusuales. Por lo tanto, aún no tenía sueño, sumado a la excitación por la novedad.Mientras caminaban, se decidió a hablar.-Disculpa…La chica se dio vuelta.-¿Sí señorita?-¿Cómo te llamas? -Julia.-Si no estás muy cansada… ¿sería posible que me cuentes un poco sobre la mansión?-Claro señorita, no será problema. Probablemente la chica tampoco le diría si estaba cansada. -O puede ser mañana, no te preocupes. Sé que es tarde…-Como desee… bueno, aquí llegamos.Julia abrió la puerta de la habitación. -Oh, por todos los cielos…Era preciosa. Enorme y lujosa. Nunca había estado en un lugar así.La chica le hablaba. -En el vestidor tiene algo de ropa, por aquí su baño privado, por allá puede acceder al balcón, el suyo tiene vista hacia el
-Eso estuvo bien Ámbar. Sabía que eras una buena elección. -Parece que las clases de danza y teatro tuvieron más provecho del que creía. Pensar que mi madre decía que era una pérdida de tiempo.Ambos se sonrieron. Había quedado cierta tensión sexual, así que el humor ayudó a disiparla.-Bien, ¿qué asunto privado debíamos tratar?-Tengo el contrato armado por el abogado, para que firmes. Allí especifica todo lo que acordamos, además de una cuenta en la que se te depositará un sueldo mensual por cada mes que finjas ser mi novia.-¿Fue muy difícil trasladar a mamá?-En lo absoluto, pero preguntó mucho por ti. Yo hoy trabajo en casa porque es sábado, pero tu chofer, Mario, puede llevarte a verla a la hora que desees. Aquí está el contrato. Marco puso los papeles sobre la mesa.Ella los firmó sin leer.-¿Por qué no lo leíste?.-Porque confío en tí.-No deberías.-¿Ah no? ¿Y eso por qué?-Porque no deberías confiar en nadie. Ya deberías saber cómo funciona el mundo. -Créeme, lo sé. Pero
Ámbar llegó al hospital. Apenas entró y se presentó en la recepción, la trataron como si fuera de la realeza. Marco Rizzo era un hombre muy poderoso, y había dejado claro que ella y su madre debían recibir lo mejor.-Señorita Rice, qué honor recibirla hoy en nuestro humilde establecimiento.Realmente ese lugar no tenía nada de humilde. Era amplio, luminoso, con profesionales inmaculados yendo y viniendo.-Muchas gracias por recibirme, espero que no sea inconveniente haber venido sin avisar. -En lo absoluto, el señor Rizzo dejó claro que nos aseguráramos de que usted pudiera venir cuando lo deseara. Si me acompaña, ahora mismo la llevaremos a la habitación de su madre. Afortunadamente se encuentra despierta, a primera hora tuvo la primera sesión de su nuevo tratamiento. -¿Despierta?- eso no era lo usual- ¿Y está seguro que no es pronto para visitas?-Para nada, señorita Rice. Ya lo verá usted misma.El médico la guió hacia el ascensor. -Por aquí, su madre está en el último piso, hab
Por alguna razón, Ámbar no vió a Marco en todo el día. Parecía que la estaba evitando.Primero, cuando llegó a la mansión a la hora del almuerzo, Julia le dijo que el señor Rizzo había dejado indicaciones para que le sirvieran su comida en el dormitorio, con lo que ella estuvo de acuerdo.Se dio un baño relajante, y almorzó tranquila en el hermoso balcón. Luego le solicitó a la diligente empleada que por favor, le hiciera un recorrido por aquellas partes de la casa que tuviera permitido conocer. Así fue como descubrió la hermosa biblioteca, el salón gigante que servía para eventos, la sala de juegos, con un bar, la lujosa piscina climatizada y la piscina enorme del patio trasero, junto a la glorieta y hasta una pequeña sala de cine.Decidió volver a la biblioteca, elegir uno o dos libros e ir a su dormitorio a revisar la información y los programas de su nuevo lugar de estudios, para más tarde prepararse con tiempo para la cena. Esa actividad la mantendría ocupada para no estar tan
Los empleados de la mansión habían preparado una lujosa cena en el comedor principal. Julia le había dicho que el señor Rizzo dio la orden de que esperara en su habitación hasta que la buscaran, cuando los invitados hubiera llegado.Tenía un nudo en el estómago mientras esperaba, haciendo especulaciones, imaginando cómo serían sus falsos suegros.Al cabo de una hora, que le pareció eterna, Julia la fue a buscar y la llevó al comedor por un camino distinto. Se encontró de repente frente a una escalera que descendía directo al comedor (¿Cómo no la había notado antes?). Ella descendió con la gracia de una pantera, nerviosa, pero con el control de su cuerpo conseguido gracias a la danza y el teatro. Sus caderas se balanceaban ondulantes mientras controlaba sus altos zapatos de tacón.Llevaba un vestido plateado que brillaba con pequeños apliques de piedras aguamarina en el escote, algo pronunciado, largo hasta la rodilla pero de corte irregular, dejando expuesta una parte de su muslo pe
Marco se puso de pie a espaldas se ella, sujetándola de la cintura para esconder la creciente erección que Ámbar le había provocado inconscientemente y que, por lo visto, él no era capaz de reprimir, y ambos se despidieron de la familia, con algunos apretones de mano y saludos incómodos.La había tratado de evitar todo el día, pero parecía haber sido peor.Cuando todos se fueron, Marco la tomó de los hombros, forzándola a darse vuelta, y la miró con sus profundos ojos de ave rapaz.Ella sintió que se la podría comer de un bocado, y eso es precisamente lo que él pensaba. Se le alojaban las piernas con sólo sentir el poder de esa mirada. La volvió a besar, muy profundamente, lento, explorándola con la lengua mientras sus manos acariciaban su suave espalda descubierta, haciendo que a ella se le escapara un gemido. Él gruñó guturamente como respuesta. Ámbar estaba como en un trance, incapaz de detenerlo, enceguecida con las nuevas sensaciones que invadían su cuerpo y lo volvían una masa