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Capítulo 4. Propuesta indecente

El señor Franz llamó a Sol a su oficina y le explicó cómo era la situación.

-Prepara una habitación privada, pero que Eliot se quede en la puerta, por seguridad para la chica. Aunque el señor Rizzo es de renombre, nunca confío en nadie. Nunca. Y esa chica atrae mucho público, es una mina de oro. Habla con Blue, pero no le des detalles. Realmente no creo que sea del tipo que acepta esos tratos, apenas si se atreve a salir al escenario… pero no perdemos nada con probar.

Sol fue a preparar el lugar y luego a hablar con Ámbar para contarle lo que sucedía, sin especificar nada. Ella tampoco creía que aceptara, aunque Blue necesitaba mucho ese dinero.

-¿Pero, qué quiere de mí esa persona?

-No lo sé linda, supongo que… lo usual, lo que busca un hombre de dinero en una mujer bonita como tú… una oportunidad… realmente no sé, estoy especulando. Tendrás que hablar con él para averiguarlo.

Ella abrió mucho los ojos.

-No quiero hablar con ese hombre, no soy una… una prostituta. Sólo me gusta bailar…

-Ya lo sé, niña, pero Marco Rizzo es un hombre de negocios, muy, pero muy rico. Estoy segura que puede ofrecerte mucho dinero. Y eso no te vendría mal ¿verdad?.

-¿Marco Rizzo? He oído sobre él en los medios…

-¿Lo ves? No pierdes nada con escucharlo, y si no te convence, sólo dile que no. Eliot estará en la puerta. Sólo grita si se propasa, y él entrará a ayudarte, no importa lo rico que sea. Además, se supone que es un hombre de negocios serio, quizá quiere proponerte otra cosa que te convenga.

"Y mamá necesita ese tratamiento, cuanto antes, mejor".

-Está bien. No pierdo nada con escuchar.

-Hola señorita Blue.

El hombre frente a ella era realmente impresionante. Se podía ver que hacía mucho ejercicio, Ámbar adivinaba sus músculos debajo de ese traje azul costoso que llevaba puesto. Todo en él relucía y emanaba poder. Y los ojos. Sintió que era un animal salvaje que la cazaría y comería de un bocado si pudiera.

Marco sintió cómo lo escudriñaba con sus increíbles ojos turquesa. De cerca era aún más irresistible.

-Hola…

-¿Así que es tímida?... Bueno, me presento. Soy Marco Rizzo. Y me gustó mucho su… danza. Una actuación muy intensa y atractiva.

-Gra… Gracias…

Él se fue acercando a ella.

-Me preguntaba, si usted estaba interesada en algo más privado. Tal vez en bailar primero, solo para mi, y luego ir más allá… Conocernos íntimamente. Le aseguro que lo pasará muy bien. Y que estoy dispuesto a pagar la suma que usted proponga.

Ella podía olerlo y sentir el calor que su cuerpo emanaba. Era muy atractivo.

-¿Es que acaso te quedaste muda?

-Lo… lo siento… es que… no sé cómo decirlo…

-¿Decir qué?

-No… no me acostaré con usted. Entiendo que este lugar de trabajo lo confunda, sobre todo que piense que un hombre como usted puede comprar lo que sea… pero no lo haré.

La mirada de Marco se endureció. Así daba un poco de miedo. Ámbar pensó en gritar.

-¿Y puede saberse por qué no?

-No… yo no creo que le deba a usted ninguna explicación, señor Rizzo. Es mi decisión.

Él se acercó más. Ella sintió la tensión y el fuego. Parecía un momento peligroso.

-¿Ah no? Tal vez no me expresé bien, señorita Blue. Sólo dígame su precio, yo puedo pagar lo que sea. Pero no acostumbro a que me digan que no… Así que piénselo bien antes de volver a hablar.

-No.

-¿No? ¿Es que acaso no necesita el dinero? ¿Trabaja aquí por gusto? ¿Sólo para exhibirse?

-No…

-¿Entonces? ¿Qué problema tiene?

-No me acostaré con usted…

-¡Bien! Al menos, dime por qué…

-No le debo explicaciones…

Él la tomó de las muñecas, inmovilizándola. Ella se asustó pero su voz se negó a salir.

-No me conoces, pequeña mujerzuela… pero si yo pido una explicación, tú me la das. No me iré tan fácil. Y con las manos vacías. No estoy de humor.

-Gri… gritaré…

-Hazlo, Eliot te defenderá, pero le daré pelea. Lo que dije… no me iré fácil.

-¿Por qué?... ¿Por qué es tan importante?

Marco no lo sabía, no tenía idea de por qué era importante para él, pero necesitaba saberlo. Vio el miedo en sus ojos y aflojó la presión en las muñecas de Ámbar. Estaba siendo un verdadero patán.

-Sólo… dímelo… por favor.

Ella se ablandó ante el ruego, y en un murmullo casi sin sonido, confesó una de sus íntimas verdades.

-Yo… soy… soy virgen… lo siento. Necesito el dinero, mucho, pero… no quiero entregarme… por dinero…

-¿Virgen?

Él la soltó y se sentó en el sillón de la habitación. Tenía sentido. Le había parecido extrañamente tímida al final del baile.

-Pero… tu baile… tus movimientos… la sensualidad… el… el fuego…

-Amo la danza… desde pequeña, la música me transporta y me dejo llevar por cada nota, me muevo por impulso… pero… no he tenido novio nunca, no tenía tiempo… mi vida es… bueno, no quiero darle detalles que no vienen al caso.

Él estaba confundido. Estaba seguro de que se saldría con la suya, pero era bastante comprensible la negativa de Blue.

-Entiendo…

Aunque no tenía la culpa de nada, ella sintió que podría disculparse. Marco se veía algo triste. Tal vez había tenido un mal día. Así como se veía ahora, ya no daba miedo.

-Gracias por la oferta. Lamento el malentendido.

Él se sintió una basura. Se había dejado llevar por la pasión. Y ella era la que se disculpaba. Había sido grosero y maleducado. Casi no se reconocía. Blue parecía una buena chica.

-No… yo lo siento. Fui… me comporté como un canalla. Has sido… comprensiva.

Ella iba a salir de la habitación, para prepararse para el segundo baile de esa noche, cuando él tuvo una idea dintinta. Tal vez esta chica podía ser útil para resolver otro de sus problemas de ese día.

No parecía una idea tan descabellada. Y esperaba que no lo fuera, y que funcionara.

-Aguarda, Blue, espera… no te vayas todavía. Tengo una propuesta diferente. Y no tiene nada que ver con la anterior.

"Por ahora".

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