Marco Rizzo era el heredero de un enorme imperio empresarial. Rico y muy apuesto, el último año se había vuelto el soltero más codiciado del país. Alto, musculoso y con un rostro anguloso enmarcado por un sedoso y brillante cabello negro. Sus ojos dorados lo hacían lucir a menudo como un ave rapaz al acecho, sobre todo cuando estaba enojado.
Y ese día, la rabia lo estaba carcomiendo por dentro.Con casi treinta años, él recibía la presión de su padre por casarse con alguna mujer insulsa de la alta sociedad y tener un heredero. De lo contrario, su padre legaría todos sus bienes a su hermano menor, Alex, quien ya tenía dos hijos y una mujer sumisa que sólo sabía gastarse el dinero.Marco prefería viajar, hacer deporte y tener sexo casual. No estaba listo para comprometerse con nadie. Ninguna de las mujeres que su padre quería para él, le movía un pelo en lo más mínimo, y eso a pesar de haberse acostado ya con ellas.Ahora, su progenitor le había exigido que arreglara sus asuntos ese año, o se preparara para trabajar bajo las órdenes de Alex.Eso lo había enfurecido. No bastaba lo diestro que fuera en los negocios o lo arduo que hubiera trabajado, a su padre sólo le importaba la descendencia. Y en su arcaica forma de pensar, Marco se estaba poniendo mayor, por lo que ejercía cada día más y más presión.No veía la hora de salir de la oficina y descargar su enojo haciendo algo de ejercicio, y tal vez acostándose con alguna mujer de su agenda.Ya pensaría cómo zafarse de las exigencias de su padre.Lo primero que hizo al salir fue ir a su mansión, para entrenar en el gimnasio privado. Ubicada a las afueras de la ciudad, y bien resguardada, vivía solo en el enorme y lujoso caserón, rodeado de empleados y de comodidades.Entrenó hasta que sintió que sus músculos estaban cansados, pero aún sentía el fuego en su pecho y necesitaba una mayor descarga. Se dio un baño para relajar su cuerpo y mientras se secaba con una bata de toalla, buscó en su agenda del móvil.Se decidió por un nombre y marcó.-Judy, ¿cómo estás? Enviaré una limusina para que te traiga a la mansión. ¿De acuerdo?.-Oh claro, Marco, estaré encantada de ir.Bien. Judy sería perfecta para descargar, no exigía nunca que fuera cariñoso y era muy complaciente. Necesitaba algo de acción fuerte ese día.En pocos minutos, Judy llegaba a su habitación.Su recámara tenía una enorme cama, y ventanas que proporcionaban una gran iluminación y vistas hacia el magnífico jardín, unos sillones de un intenso color granate, paredes color crema y cortinas magníficas. Había una bellísima chimenea.Cuando llegaron a la habitación, Judy lo empujó hacia el sillón frente a la ventana desde la que se veía la fuente del jardín, apenas iluminada y rodeada de flores, y más allá los altos árboles que rodeaban la mansiónSe paró frente a él, y dejó caer su abrigo. Con suavidad, deslizó el vestido por sus hombros, y lo bajó con lentitud hasta el suelo. No se había puesto ropa interior, así que estaba de pie, con tacones, y sólo unas joyas vistiendo su voluptuoso cuerpo, y el cabello negro curvandose en sus hombros...-Uf, estuvo bien Judy. Te agradezco. Lo estaba necesitando.-A tí cariño, sabes que siempre estoy disponible.-Carlo te llevará de nuevo a tu casa, en la mesita te dejé un regalo.A Judy le brillaron los ojos. Marco era generoso, le gustaban las joyas y siempre le regalaba un nuevo conjunto.Por supuesto, esta vez no fue diferente. En una caja de terciopelo se encontró con un collar y pendientes de plata con rubíes engarzados.Estaba al fin relajado en su casa, cuando recibió una llamada de su amigo Franco.-Oye Marco, tienes que venir esta noche al club. Hace tiempo que no nos vemos y sé que te ayudará a distraerte.-No me agrada ese lugar, Franco. Sólo voy si debo hacer negocios, a muchos de mis socios les gusta, pero no es mi estilo.-Vamos, te hará bien, hay bailarinas nuevas. Además hace siglos que no nos vemos.Seguramente Franco necesitaba un préstamo, era la única razón por la que solía insistir tanto.-Bien, iré, pero sólo un par de horas, estoy algo cansado hoy.Ámbar llevaba una semana trabajando en el club. Realmente había hecho una gran diferencia en su día a día. Si no pensaba mucho en el hecho de estar expuesta y semidesnuda constantemente, era tolerable.Cuando la incomodidad la invadía o alguien le hacía una insinuación obscena, simplemente se concentraba en pensar en las facturas del hospital que por fin iba logrando pagar. Sin embargo, el médico de su madre le había sugerido un nuevo tratamiento para su enfermedad, que, aunque era terriblemente costoso, cambiaría totalmente su calidad de vida, permitiéndole sentir un gran alivio.Las demás bailarinas, o la mayoría, la habían recibido con cordialidad, aceptándola en un grupo en el que había bastante camaradería. Sobre todo, porque Carla (alias Melody) era muy querida en el grupo. Como era la favorita del señor Franz, cuando necesitaban algo, ella solía ser la portavoz y de esa manera lograban resolverlo.Así que en realidad, no tenía motivos para quejarse. A ese ritmo le llevaría bas
El señor Franz llamó a Sol a su oficina y le explicó cómo era la situación.-Prepara una habitación privada, pero que Eliot se quede en la puerta, por seguridad para la chica. Aunque el señor Rizzo es de renombre, nunca confío en nadie. Nunca. Y esa chica atrae mucho público, es una mina de oro. Habla con Blue, pero no le des detalles. Realmente no creo que sea del tipo que acepta esos tratos, apenas si se atreve a salir al escenario… pero no perdemos nada con probar.Sol fue a preparar el lugar y luego a hablar con Ámbar para contarle lo que sucedía, sin especificar nada. Ella tampoco creía que aceptara, aunque Blue necesitaba mucho ese dinero. -¿Pero, qué quiere de mí esa persona?-No lo sé linda, supongo que… lo usual, lo que busca un hombre de dinero en una mujer bonita como tú… una oportunidad… realmente no sé, estoy especulando. Tendrás que hablar con él para averiguarlo. Ella abrió mucho los ojos.-No quiero hablar con ese hombre, no soy una… una prostituta. Sólo me gusta bai
Ella se giró para mirarlo a los ojos, no estaba segura de que fuera buena idea quedarse allí con ese hombre.-Mire, señor Rizzo, no estoy interesada en ningún convenio de índole… sexual. Seré anticuada, pero espero al menos estar un poco enamorada del hombre a quien… me entregue por primera vez. Además… no tengo la experiencia que seguramente usted podría apreciar mejor… Sólo… bailo. Nada más. -Si, no se preocupe, eso ya lo comprendí. Verá, señorita Blue…-Ámbar… es mi nombre real. Ámbar Rice.-Bien… Ámbar. Resulta que hoy mi padre me dio un ultimátum que me tuvo todo el día bastante nervioso, como bien lo habrá notado hace un momento. Usted me agrada, a pesar de mi mal comportamiento fue comprensiva sin dejar de ser firme. La exigencia de mi padre es que yo debo tener una pareja estable este año, pero no tengo ni las ganas ni el tiempo para formar pareja real, para conseguir un interés… romántico. Ninguna de mis "amigas" me interesan para eso y temo que cualquier vínculo con ellas p
-Ámbar, todo arreglado. Recoge tus cosas. Te vienes conmigo.Marco Rizzo estaba acostumbrado a dar órdenes, sobre todo si había dinero de por medio. Su voz sonaba dura e inflexible. Ámbar se cruzó de brazos y clavó sus ojos turquesa en él. -¿Perdón? Esto será un trabajo difícil si arrancamos con esos modos. -¿A qué te refieres?-Deberíamos tratarnos de otro modo si simularemos ser una pareja de enamorados. Será más fácil cuando estemos en público. ¿No crees?... además… No me gusta que me trates como un objeto que compraste. Marco la miró con fastidio en los ojos, pero ella le sostuvo la mirada. Él tenía que reconocer que Ámbar tenía razón. Debía acostumbrarse a tratarla de otro modo.Lo sorprendía que la chica que parecía tímida y fácil, resultara ser firme e inteligente. Eso aumentaba las posibilidades de que el trato funcionara. Entonces se ablandó un poco.-Bien… es verdad. Me disculpo. Ve a buscar tus cosas, si es que tienes algo aquí. Nos iremos esta noche a mi casa. ¿Tienes
Una de las jóvenes le habló.-Por aquí señorita Rice, su habitación está lista. Ámbar las siguió en silencio, era muy tarde, pero ella estaba habituada al horario nocturno debido a su trabajo, o por las clases, o las visitas a su madre en horas inusuales. Por lo tanto, aún no tenía sueño, sumado a la excitación por la novedad.Mientras caminaban, se decidió a hablar.-Disculpa…La chica se dio vuelta.-¿Sí señorita?-¿Cómo te llamas? -Julia.-Si no estás muy cansada… ¿sería posible que me cuentes un poco sobre la mansión?-Claro señorita, no será problema. Probablemente la chica tampoco le diría si estaba cansada. -O puede ser mañana, no te preocupes. Sé que es tarde…-Como desee… bueno, aquí llegamos.Julia abrió la puerta de la habitación. -Oh, por todos los cielos…Era preciosa. Enorme y lujosa. Nunca había estado en un lugar así.La chica le hablaba. -En el vestidor tiene algo de ropa, por aquí su baño privado, por allá puede acceder al balcón, el suyo tiene vista hacia el
-Eso estuvo bien Ámbar. Sabía que eras una buena elección. -Parece que las clases de danza y teatro tuvieron más provecho del que creía. Pensar que mi madre decía que era una pérdida de tiempo.Ambos se sonrieron. Había quedado cierta tensión sexual, así que el humor ayudó a disiparla.-Bien, ¿qué asunto privado debíamos tratar?-Tengo el contrato armado por el abogado, para que firmes. Allí especifica todo lo que acordamos, además de una cuenta en la que se te depositará un sueldo mensual por cada mes que finjas ser mi novia.-¿Fue muy difícil trasladar a mamá?-En lo absoluto, pero preguntó mucho por ti. Yo hoy trabajo en casa porque es sábado, pero tu chofer, Mario, puede llevarte a verla a la hora que desees. Aquí está el contrato. Marco puso los papeles sobre la mesa.Ella los firmó sin leer.-¿Por qué no lo leíste?.-Porque confío en tí.-No deberías.-¿Ah no? ¿Y eso por qué?-Porque no deberías confiar en nadie. Ya deberías saber cómo funciona el mundo. -Créeme, lo sé. Pero
Ámbar llegó al hospital. Apenas entró y se presentó en la recepción, la trataron como si fuera de la realeza. Marco Rizzo era un hombre muy poderoso, y había dejado claro que ella y su madre debían recibir lo mejor.-Señorita Rice, qué honor recibirla hoy en nuestro humilde establecimiento.Realmente ese lugar no tenía nada de humilde. Era amplio, luminoso, con profesionales inmaculados yendo y viniendo.-Muchas gracias por recibirme, espero que no sea inconveniente haber venido sin avisar. -En lo absoluto, el señor Rizzo dejó claro que nos aseguráramos de que usted pudiera venir cuando lo deseara. Si me acompaña, ahora mismo la llevaremos a la habitación de su madre. Afortunadamente se encuentra despierta, a primera hora tuvo la primera sesión de su nuevo tratamiento. -¿Despierta?- eso no era lo usual- ¿Y está seguro que no es pronto para visitas?-Para nada, señorita Rice. Ya lo verá usted misma.El médico la guió hacia el ascensor. -Por aquí, su madre está en el último piso, hab
Por alguna razón, Ámbar no vió a Marco en todo el día. Parecía que la estaba evitando.Primero, cuando llegó a la mansión a la hora del almuerzo, Julia le dijo que el señor Rizzo había dejado indicaciones para que le sirvieran su comida en el dormitorio, con lo que ella estuvo de acuerdo.Se dio un baño relajante, y almorzó tranquila en el hermoso balcón. Luego le solicitó a la diligente empleada que por favor, le hiciera un recorrido por aquellas partes de la casa que tuviera permitido conocer. Así fue como descubrió la hermosa biblioteca, el salón gigante que servía para eventos, la sala de juegos, con un bar, la lujosa piscina climatizada y la piscina enorme del patio trasero, junto a la glorieta y hasta una pequeña sala de cine.Decidió volver a la biblioteca, elegir uno o dos libros e ir a su dormitorio a revisar la información y los programas de su nuevo lugar de estudios, para más tarde prepararse con tiempo para la cena. Esa actividad la mantendría ocupada para no estar tan