La madre de Ámbar estaba muy enferma. Vivían, y sobrevivían, solas las dos desde que ella tenía memoria, nunca conoció a su padre, pero ahora, los pocos trabajos que ella lograba conseguir, apenas cubrían los gastos de internación. Se estaba desesperando y el tiempo se agotaba.
Estaba cursando su carrera en el turno de la noche, para no perder sus estudios, y trabajando como mesera en un café y vendedora en una tienda durante el día.Terminaba completamente agotada, pero no tenía otra opción. Su madre empeoraba cada día y era la única que estaba a su lado para ayudarla.Estaba sumida en sus pensamientos y preocupaciones, pensando qué alternativas tenía, hasta que Carla, una compañera de clase, le dio una idea.-Oye, tú eres guapa, sensual, tienes buenas curvas… ¿Sabes bailar?-Claro, de pequeña tomé clases, era uno de mis sueños, me dejo llevar por la música y me transporta. Realmente lo disfruto.-Entonces, creo que conozco el trabajo perfecto para tí.-¿En serio? ¿Dónde es? ¿De qué se trata?-Antes de que te asustes, piensa que pagan bien, muy bien, y si eres buena, puedes recibir grandes propinas. El ambiente no es tan sórdido como podría sonar, es agradable, y en señor Franz es comprensivo.-Ahora suena sospechoso.-¡Para nada Ámbar! Es seguro, pero… no muy ortodoxo.-Ya suéltalo, Carla. Me estás preocupando.-Es un club nocturno. Buscan bailarinas. Yo trabajo allí sólo un par de días a la semana y me basta para el alquiler y mis gastos. El jefe en serio me aprecia, así que estaría encantada de recomendarte. Siempre me ayudaste con las clases, es lo menos que podría hacer.-¿Un club?... No sé si podría, no creo que sea para mi… yo… no tengo ese tipo de experiencia.-Vamos linda, no necesitarás hacer casi nada… tienes belleza natural y un cuerpo de infarto, aprovéchalo. No estás vendiendo tu cuerpo, sólo te miran. La seguridad del lugar vigila que no se propasen. Salvo que tu quieras ir más lejos, nadie te exige nada de eso que seguramente estás imaginando.Su amiga tenía razón respecto a su atractivo. Amber era de mediana estatura pero con un cuerpo redondeado, grandes pechos y caderas, cintura pequeña, cabello castaño largo y ondulado, boca naturalmente rosada y deseable, y unos ojos azul turquesa que dejaban mudos más de una vez a sus clientes en el café o en la tienda. Estaba acostumbrada a que se quedaran mirándola, aunque nunca había tenido tiempo para novios. Su madre siempre había sido de salud frágil, y desde su adolescencia, Ámber había tenido que comenzar a trabajar y a cuidarla.Además, necesitaba con urgencia el dinero, o pronto su madre, lo único que le quedaba en el mundo, podría morir.-Está bien Carla, dame la dirección, iré hoy mismo. Lo necesito. Y confío en tí.Ámbar llegó al lugar llena de vergüenza. Un guardia la hizo pasar a una oficina. El dueño del club nocturno era un hombre corpulento pero bien vestido y de aspecto amigable. La recibió enseguida ya que venía recomendada por Carla, una de sus favoritas, y el guardia de la puerta le había dicho que la chica estaba "para el infarto".Cuando ella entró, la observó de arriba a abajo con mirada crítica y asintió con aprobación.-Bien, bien. Estás muy bien, pero… ¿Te sabes mover? Eso es importante. Me gusta que el lugar tenga cierta categoría. Muchos de los clientes son hombres adinerados y de negocios.-He estudiado danza, señor Franz.-Oh, claro, lo entiendo… pero sabes que no es lo mismo ¿verdad?. No sólo es saber bailar. Debes ser… sensual, en el escenario. No basta con ser bonita. Sobre todo si quieres más dinero al final de la noche.-Lo entiendo…-Mira, ve a buscar a Sol, que es la asistente de las bailarinas, está en los vestuarios, que ella te de algo sexy qué ponerte, menos mojigato que lo que llevas. Te probaré esta noche en el escenario. ¿De acuerdo?"Como si tuviera opción, necesito esto, por mamá".-Claro, ahora mismo voy.Estaba nerviosa.Sol la recibió con amabilidad. La vistió con un traje tipo "colegiala", un verdadero cliché, pero para la prueba funcionaría.-Gracias Sol, ¿algún consejo para alguien que nunca hizo esto?-Finge que estás sola, linda, que nadie te observa. Al principio es lo más fácil. Y sólo escucha la música, a veces gritan algunas cosas que mejor no oírlas, pero suele ser al final de la noche, bajo efecto del alcohol. En general son bastante tranquilos. La mayoría de las veces, hacen negocios y no miran al escenario.-Genial. Muchas gracias Sol.Eso ayudaría.La música, estridente y provocativa comenzó a sonar. Sol le hizo una señal, y Ámbar salió al escenario iluminado. Alrededor podía percibir los olores y sombras masculinas entre la escasa iluminación. Estaba nerviosa.El jefe la miraba con impaciencia. Debía moverse pero se sentía paralizada.Ámbar cerró los ojos y se enfocó sólo en la música. Cuando la sintió rebotando en su interior, en el pecho y en el vientre, con intensidad, abrió sus maravillosos ojos azules y comenzó a moverse en el escenario con destreza.Era magnética, se movía como una pantera de ojos penetrantes, concentrada en cada giro de su cuerpo, extensión de sus brazos, ondulación de sus caderas. La música la hizo olvidarse de que estaba apenas vestida, y el vaivén de su trasero casi desnudo y sus pechos apretados en el escote, dejaron cautivados a los clientes, de manera que la mayoría dejó de prestar atención a sus asuntos mientras duró su danza.Cuando la música terminó, y ella se detuvo, hubo un momento de silencio, tras lo cual cayeron sobre el escenario aplausos… y billetes, muchos billetes. Ámbar se despertó como de un trance y tomó rápidamente los billetes para volver a los vestidores. Así, sin contarlos uno por uno, eran mucho más de lo que había ganado ese mes.El señor Franz entró aplaudiendo.-¡Maravilloso desempeño señorita Ámbar! Sobra decir que está contratada desde esta misma noche. Déjele a Sol sus datos de contacto, ella le explicará cualquier duda que tenga, administrativa o no. Y su seudónimo, si lo necesita.Y se fue.-Bien, linda. Deja que tome tus datos.Ella aún estaba sorprendida.-Si, claro, pero… ¿qué hago con el dinero? ¿El que dejaron los clientes sobre el escenario?-Es tuyo. Y un sueldo de acuerdo a la cantidad de noches que vengas por mes.Era un montón. Mucho más de lo que había pensado. Podría dejar uno de sus empleos de día y retomar el turno de la tarde para las clases, dejando las noches completas para ir al club. Y trabajaría allí a diario para juntar lo necesario para su madre.La voz de Sol la sacó de su ensimismamiento.-¿Tendrás un seudónimo, cariño?.Ella lo pensó.-Si. Seré Blue.Marco Rizzo era el heredero de un enorme imperio empresarial. Rico y muy apuesto, el último año se había vuelto el soltero más codiciado del país. Alto, musculoso y con un rostro anguloso enmarcado por un sedoso y brillante cabello negro. Sus ojos dorados lo hacían lucir a menudo como un ave rapaz al acecho, sobre todo cuando estaba enojado.Y ese día, la rabia lo estaba carcomiendo por dentro.Con casi treinta años, él recibía la presión de su padre por casarse con alguna mujer insulsa de la alta sociedad y tener un heredero. De lo contrario, su padre legaría todos sus bienes a su hermano menor, Alex, quien ya tenía dos hijos y una mujer sumisa que sólo sabía gastarse el dinero.Marco prefería viajar, hacer deporte y tener sexo casual. No estaba listo para comprometerse con nadie. Ninguna de las mujeres que su padre quería para él, le movía un pelo en lo más mínimo, y eso a pesar de haberse acostado ya con ellas.Ahora, su progenitor le había exigido que arreglara sus asuntos ese año
Ámbar llevaba una semana trabajando en el club. Realmente había hecho una gran diferencia en su día a día. Si no pensaba mucho en el hecho de estar expuesta y semidesnuda constantemente, era tolerable.Cuando la incomodidad la invadía o alguien le hacía una insinuación obscena, simplemente se concentraba en pensar en las facturas del hospital que por fin iba logrando pagar. Sin embargo, el médico de su madre le había sugerido un nuevo tratamiento para su enfermedad, que, aunque era terriblemente costoso, cambiaría totalmente su calidad de vida, permitiéndole sentir un gran alivio.Las demás bailarinas, o la mayoría, la habían recibido con cordialidad, aceptándola en un grupo en el que había bastante camaradería. Sobre todo, porque Carla (alias Melody) era muy querida en el grupo. Como era la favorita del señor Franz, cuando necesitaban algo, ella solía ser la portavoz y de esa manera lograban resolverlo.Así que en realidad, no tenía motivos para quejarse. A ese ritmo le llevaría bas
El señor Franz llamó a Sol a su oficina y le explicó cómo era la situación.-Prepara una habitación privada, pero que Eliot se quede en la puerta, por seguridad para la chica. Aunque el señor Rizzo es de renombre, nunca confío en nadie. Nunca. Y esa chica atrae mucho público, es una mina de oro. Habla con Blue, pero no le des detalles. Realmente no creo que sea del tipo que acepta esos tratos, apenas si se atreve a salir al escenario… pero no perdemos nada con probar.Sol fue a preparar el lugar y luego a hablar con Ámbar para contarle lo que sucedía, sin especificar nada. Ella tampoco creía que aceptara, aunque Blue necesitaba mucho ese dinero. -¿Pero, qué quiere de mí esa persona?-No lo sé linda, supongo que… lo usual, lo que busca un hombre de dinero en una mujer bonita como tú… una oportunidad… realmente no sé, estoy especulando. Tendrás que hablar con él para averiguarlo. Ella abrió mucho los ojos.-No quiero hablar con ese hombre, no soy una… una prostituta. Sólo me gusta bai
Ella se giró para mirarlo a los ojos, no estaba segura de que fuera buena idea quedarse allí con ese hombre.-Mire, señor Rizzo, no estoy interesada en ningún convenio de índole… sexual. Seré anticuada, pero espero al menos estar un poco enamorada del hombre a quien… me entregue por primera vez. Además… no tengo la experiencia que seguramente usted podría apreciar mejor… Sólo… bailo. Nada más. -Si, no se preocupe, eso ya lo comprendí. Verá, señorita Blue…-Ámbar… es mi nombre real. Ámbar Rice.-Bien… Ámbar. Resulta que hoy mi padre me dio un ultimátum que me tuvo todo el día bastante nervioso, como bien lo habrá notado hace un momento. Usted me agrada, a pesar de mi mal comportamiento fue comprensiva sin dejar de ser firme. La exigencia de mi padre es que yo debo tener una pareja estable este año, pero no tengo ni las ganas ni el tiempo para formar pareja real, para conseguir un interés… romántico. Ninguna de mis "amigas" me interesan para eso y temo que cualquier vínculo con ellas p
-Ámbar, todo arreglado. Recoge tus cosas. Te vienes conmigo.Marco Rizzo estaba acostumbrado a dar órdenes, sobre todo si había dinero de por medio. Su voz sonaba dura e inflexible. Ámbar se cruzó de brazos y clavó sus ojos turquesa en él. -¿Perdón? Esto será un trabajo difícil si arrancamos con esos modos. -¿A qué te refieres?-Deberíamos tratarnos de otro modo si simularemos ser una pareja de enamorados. Será más fácil cuando estemos en público. ¿No crees?... además… No me gusta que me trates como un objeto que compraste. Marco la miró con fastidio en los ojos, pero ella le sostuvo la mirada. Él tenía que reconocer que Ámbar tenía razón. Debía acostumbrarse a tratarla de otro modo.Lo sorprendía que la chica que parecía tímida y fácil, resultara ser firme e inteligente. Eso aumentaba las posibilidades de que el trato funcionara. Entonces se ablandó un poco.-Bien… es verdad. Me disculpo. Ve a buscar tus cosas, si es que tienes algo aquí. Nos iremos esta noche a mi casa. ¿Tienes
Una de las jóvenes le habló.-Por aquí señorita Rice, su habitación está lista. Ámbar las siguió en silencio, era muy tarde, pero ella estaba habituada al horario nocturno debido a su trabajo, o por las clases, o las visitas a su madre en horas inusuales. Por lo tanto, aún no tenía sueño, sumado a la excitación por la novedad.Mientras caminaban, se decidió a hablar.-Disculpa…La chica se dio vuelta.-¿Sí señorita?-¿Cómo te llamas? -Julia.-Si no estás muy cansada… ¿sería posible que me cuentes un poco sobre la mansión?-Claro señorita, no será problema. Probablemente la chica tampoco le diría si estaba cansada. -O puede ser mañana, no te preocupes. Sé que es tarde…-Como desee… bueno, aquí llegamos.Julia abrió la puerta de la habitación. -Oh, por todos los cielos…Era preciosa. Enorme y lujosa. Nunca había estado en un lugar así.La chica le hablaba. -En el vestidor tiene algo de ropa, por aquí su baño privado, por allá puede acceder al balcón, el suyo tiene vista hacia el
-Eso estuvo bien Ámbar. Sabía que eras una buena elección. -Parece que las clases de danza y teatro tuvieron más provecho del que creía. Pensar que mi madre decía que era una pérdida de tiempo.Ambos se sonrieron. Había quedado cierta tensión sexual, así que el humor ayudó a disiparla.-Bien, ¿qué asunto privado debíamos tratar?-Tengo el contrato armado por el abogado, para que firmes. Allí especifica todo lo que acordamos, además de una cuenta en la que se te depositará un sueldo mensual por cada mes que finjas ser mi novia.-¿Fue muy difícil trasladar a mamá?-En lo absoluto, pero preguntó mucho por ti. Yo hoy trabajo en casa porque es sábado, pero tu chofer, Mario, puede llevarte a verla a la hora que desees. Aquí está el contrato. Marco puso los papeles sobre la mesa.Ella los firmó sin leer.-¿Por qué no lo leíste?.-Porque confío en tí.-No deberías.-¿Ah no? ¿Y eso por qué?-Porque no deberías confiar en nadie. Ya deberías saber cómo funciona el mundo. -Créeme, lo sé. Pero
Ámbar llegó al hospital. Apenas entró y se presentó en la recepción, la trataron como si fuera de la realeza. Marco Rizzo era un hombre muy poderoso, y había dejado claro que ella y su madre debían recibir lo mejor.-Señorita Rice, qué honor recibirla hoy en nuestro humilde establecimiento.Realmente ese lugar no tenía nada de humilde. Era amplio, luminoso, con profesionales inmaculados yendo y viniendo.-Muchas gracias por recibirme, espero que no sea inconveniente haber venido sin avisar. -En lo absoluto, el señor Rizzo dejó claro que nos aseguráramos de que usted pudiera venir cuando lo deseara. Si me acompaña, ahora mismo la llevaremos a la habitación de su madre. Afortunadamente se encuentra despierta, a primera hora tuvo la primera sesión de su nuevo tratamiento. -¿Despierta?- eso no era lo usual- ¿Y está seguro que no es pronto para visitas?-Para nada, señorita Rice. Ya lo verá usted misma.El médico la guió hacia el ascensor. -Por aquí, su madre está en el último piso, hab