Helen Punto de VistaRecordaba cosas que había vivido en aquella casa, donde trabajaba como asistente. Mi esposo, conocía ahora, todo lo que había pasado. Sus fantasías eróticas, eran muy divertidas y me hacían olvidar, lo que había vivido en un pasado lleno de superficialidad e incomprensión. Si había una cosa de mi trabajo que odiaba más que nada, era que tenía que discutir constantemente. Aquel día fue el cocinero de la familia Red, Jon Staff, quien se resistió. No podía culparlo. —¿Son conscientes de que no son las únicas personas en esta casa? No puedo cambiar toda la rotación semanal de desayunos sin preguntarle a su madre y ella se ha negado mil veces. —Sacudió la espátula en mi dirección, pero su ira iba dirigida a mis clientas, Mariel y Sadie Red.También eran conocidas como las gemelas Red, hijas de la famosa estrella de rock, Scott Red. Llevaban tres semanas actuando en un famoso reality sobre sus vidas; las tres semanas más duras de mi vida.El trabajo en sí no era duro,
Helen Punto de VistaHabía sido un mes hermoso, el más hermoso de mi vida. Mi negocio iba muy bien. Esa tarde, llegó Luis un poco más temprano a buscarme. Tenía los ojos profundos y me miraba mucho los pechos. Yo era muy apetecible para él y él para mi....Fuimos al depósito de Mercancía y cuando quedamos fuera de la vista de las ventanas delanteras, me empujó contra la pared y me subió la falda. Su boca cayó sobre mis pechos y le creí cuando dijo que tenía hambre. Enrolló su lengua alrededor de mi pezón y luego tiró fuerte, chupando y mordisqueando como si pudiera devorarme. Buscó entre mis muslos y metió la mano bajo las panties, mientras yo sacaba su entrepierna y la acariciaba. Deslizó los dedos entre mis pliegues y encontró mi tierno clítoris que todavía estaba sensible de la noche anterior. Yo gemí y él sonrió.—Esta es mi chica. Voy a cogerte aquí en el depósito, no aguanto las ganas Helen, y quiero que jadees y grites de placer. —Se bajó los pantalones y salió de ellos.Sin p
Helen cerró la puerta de su oficina en el negocio de joyería, agradeciendo la ayuda de su empleado, Marco, mientras se apoyaba en el mostrador con una sonrisa agradecida. La torcedura en su tobillo la había tomado por sorpresa, pero la rápida acción de Marco le proporcionó un alivio momentáneo. La campana sobre la puerta sonó, anunciando la llegada de alguien más.Luis Williams entró en el estudio con una expresión seria. Sus ojos, normalmente cálidos, mostraban una mezcla de preocupación y confusión. Helen lo miró, sorprendida por su presencia."Hola, cariño. ¿Qué haces aquí tan temprano?" preguntó Helen, intentando ocultar el ligero dolor en su tobillo.Luis no respondió de inmediato. En cambio, sus ojos se posaron en la escena frente a él: Marco masajeando el tobillo de Helen con profesionalismo. La habitación estaba impregnada de esencias relajantes, pero la tensión de Luis cortaba el ambiente."Helen, ¿qué diablos está pasando aquí?" dijo Luis, su voz cargada de irritación.Helen
El sol se filtraba suavemente a través de las cortinas, pintando de tonos cálidos la habitación donde Helen y Luis descansaban plácidamente. Después de superar las tormentas de desconfianza, sus vidas habían encontrado una nueva calma, una serenidad que solo el amor genuino podía ofrecer.Helen y Luis, entrelazados en las sábanas, compartían risas suaves mientras el amanecer anunciaba un día lleno de promesas. El pasado tormentoso, con sus sombras de desconfianza, había quedado atrás. Ahora, su presente estaba marcado por la conexión profunda que habían forjado a través de la superación de adversidades.La habitación, impregnada de amor y complicidad, era testigo del renacer de la pareja. El embarazo de Helen había sido el lazo que fortaleció aún más sus lazos. Luis, con una mano sobre el vientre de su esposa, sentía la suave presión de su futuro, un recordatorio tangible de la promesa de nuevas vidas y de la posibilidad de redimirse.Ambos se sumieron en una conversación tranquila, d
Luis Punto de VistaOír el tono de mi mamá era como oír una alarma. Nada podía despertarme más rápido de un sueño que su voz. Me di la vuelta para responder cuando me di cuenta de que no estaba solo. Esperaba que para cuando me levantara, Carlos se hubiera deshecho de las jóvenes que buscamos en el club la noche anterior.Al girarme, le di un codazo a la chica y me senté con el teléfono en la mano, pero mi madre ya había colgado. Cuando me dispuse a llamarla, zumbó un mensaje de texto en el móvil y aparecieron dos palabras en la pantalla que me pusieron en movimiento.No jodas!Me levanté y corrí por el pasillo hasta la habitación de Carlos, con la esperanza de que mi mejor amigo y hermano del alma actuara rápido.Abrí la puerta y entré, antes de fijarme en su cara o en la pelirroja que estaba inclinada hacia atrás y montada en su entrepierna. Se cubrió los pechos, pero continuó balanceándose sobre él, mientras yo me detenía en seco.—¡Está en camino! —Esas palabras pusieron a Carlos
Helen Punto de VistaAunque el hogar de la familia Red era una enorme mansión, decorada en tonos cálidos, con lujosos muebles y estallidos de color, todavía parecía una fría cueva de piedra. Era como si las gemelas poseyeran una fuerza que absorbiera la vida, como si robara el aire y la luz del lugar. Ni siquiera tenían que estar en la misma habitación conmigo para hacerme sentir así. Daba la sensación de que su energía contaminaba la casa constantemente. En los dos últimos meses me había cansado de trabajar para ellos. Necesitaba ganar lo suficiente para encontrar mi propio sitio, pero por ahora tendría que aguantar un poco más. Al menos el viaje al trabajo era fácil. Me levantaba todas las mañanas y ya estaba en mi destino, aunque preferiría conducir a través del país que vivir con las gemelas.Iba de camino a la habitación de invitados cuando pasé junto a Scott Red en el rellano del primer piso. En ese momento, se me cayó un anillo del dedo, golpeó el suelo de baldosas con un tint
Luis Punto de VistaCarlos y yo habíamos conseguido la invitación oficial de la gala y teníamos duplicados hechos por el autor original para poder repartirlos a nuestro antojo. Mientras paseábamos por nuestro local nocturno favorito, él ya había entregado todos los sobres y a mí solo me quedaban unos pocos. Los estaba guardando para las chicas del club de campo, pero mi plan estaba en marcha.Estábamos sentados la zona vip y enseguida me fijé en una de las mesoneras que había llamado mi atención por su impresionante escote.Carlos me dio un codazo y se inclinó para hablarme con una sonrisa inmensa. —Mira quién está aquí. —Su voz sonó entusiasmada, mientras señalaba a las chicas que se acercaban.Enseguida reparé en dos pares de piernas y unas tetas capaces de volver loco a un hombre. Las gemelas Red eran unas hembras calientes, no hay duda de ello, pero sus formas ásperas me espantaban desde que las conocí, dos años atrás. Mariel era la más hermosa de las dos. Llevaba una estrella
Helen Punto de VistaMariel se giró frente al espejo de tres hojas y analizó la parte trasera del vestido, mientras yo me sentaba para verla. Podría estar en mi habitación, contemplando la colección de mi madre y eligiendo el adecuado para la gala, pero se esperaba que me pusiera a disposición de las gemelas y, al parecer, necesitaban toda la ayuda posible para escoger el traje apropiado. No es que valoraran mi opinión, pero cualquier cosa que me mantuviera ocupada y a su merced les hacía felices.Afortunadamente, todavía faltaba una semana y ya tenía uno en mente; de modo que me lo probaría en cuanto tuviera un momento libre. No podía decirles que me marchaba en ese instante, después de lo que había pasado la noche anterior, aunque les expliqué que derramé mi bebida porque me atraganté con un trozo de hielo. Yo no quería salir, pero las chicas insistieron. Por supuesto, solo me dieron diez minutos para prepararme y escondieron mi plancha del pelo; de modo que tuve que conformarme co