—¡Por favor dígame que puedo conseguir algún tipo de ayuda para ellas! ¡Por favor…!
Blair estaba a punto de ponerse de rodillas delante de aquella mujer. Se había presentado en aquel centro de ayuda casi al amanecer, porque necesitaba agotar todas sus posibilidades… pero la respuesta había sido tajante:—Lo siento, señora Sagal, pero la única ayuda para la que aplica su madre por su edad es para el internamiento en una residencia, y allí no podría tener a la niña —sentenció la trabajadora social—. De hecho… en el momento que usted falte, Servicios Sociales se verá involucrado y evaluarán la capacidad de su madre para cuidar de la menor. A falta de otro adulto responsable, el Estado se quedará a cargo de ella.—¿El estado? Quiere decir… ¿En un orfanato?La trabajadora social asintió con tristeza, pero no podía mentirle.—Así es. Lo lamento, señora Sagal, pero no creo que su madre sea considerada apta para cuidar de su hija. La menor será llevada a un orfanato y con suerte, será una buena candidata para la adopción. Blair había salido de allí con el corazón aún más destrozado y la certeza de que si no hacía algo al respecto, dejaría a su hija completamente desamparada.Así que ahora estaba allí, delante del gran Nate Vanderwood, poniendo sus condiciones para aceptar su oferta.—Muy bien, tú dirás —sentenció él y Blair se abrazó el cuerpo con un gesto de autoprotección.—Tengo... Tengo algunas preguntas —murmuró ella mirándolo—. Usted, ¿se considera una buena persona?Nate hizo una mueca porque definitivamente aquella era la última de las preguntas que se había esperado; quizás algo relacionado con el dinero o con el proceso de quedarse embarazada, pero definitivamente no algo como aquello.—Bueno, pongámoslo así: estoy jugando una carta muy distinta de la que podría usar para que me des lo que quiero —declaró con indiferencia.—¿Qué quiere decir…?—Que podría acusarte de querer provocar un accidente para salir indemnizada, o meter una denuncia a la policía porque quisiste estafar al seguro de vida… —espetó con toda la intención de hacerla temblar—. Y en lugar de eso, estoy ofreciéndote un trato que cambiará tu vida de la mejor manera porque incluye una compensación. Así que sí, me considero en este momento bastante buena persona.Blair pasó saliva, asustada, porque eso era algo que ni siquiera le había pasado por la mente; pero era obvio que el hombre frente a ella había calculado fríamente cada una de sus opciones.—OK, entonces... Supongo que se lo agradezco. Tengo otra pregunta. —Él solo asintió levemente—. ¿Usted alguna vez consideró la adopción? Digo, como dice que no quiere tener pareja.Blair sentía que hasta el alma le temblaba, pero Nate hizo una mueca de frustración y se echó hacia atrás en su silla ejecutiva, acomodándose.—Bueno, si vamos a ser honestos en esto, la verdad es que sí, la adopción siempre fue mi primera opción hasta este momento. No tenía ningún interés y sigo sin tener ningún plan de enredarme en una relación, así que obviamente pensé que cuando llegara el momento de tener un hijo, adoptar sería la primera opción en mi lista —declaró mientras el corazón de Blair se desataba en su pecho—. Si no hubiera sido porque mi padre está en plena crisis existencial y me está exigiendo que tenga un hijo biológico, no estaría haciendo esto. Pero, ¿a qué viene esa pregunta?Él frunció el ceño y ella optó por sentarse porque sabía que sus piernas no la sostendrían para decir lo que tenía que decir.—Señor Vanderwood... No estoy dispuesta a aceptar su trato, a menos que usted acepte cumplir con dos condiciones.—¿Que serían...? —preguntó Nate achicando los ojos.—La primera es que después de que tengamos al bebé, usted también... también adopte a mi hija mayor.—¡¿Disculpa?! —Nate se echó hacia adelante porque creyó que había escuchado mal—. ¿Quieres que me quede también con tu... con tu bebé de ocho meses?Los ojos de Blair se llenaron de lágrimas, pero los bajó porque no quería que él la viera llorar, así que carraspeó, intentando ahuyentar aquel nudo en la garganta.—Sí... Sí, eso es lo que quiero, Señor Vanderwood —confirmó—. No quiero que mis hijos estén separados y no veo otra manera de que se queden juntos.—Pues no serían los primeros hermanos que se crían separados —replicó Nate mientras un repunte de amargura despertaba en él.Hacía años que venía intentando controlar ese horrible sentimiento, pero aquella condición de Blair lo regresó al tiempo en que todavía vivía en Texas y a la mujer sin corazón de la que había escapado. Escuchar sus palabras y su decisión lo hicieron sentir que estaba hablando con una madre desnaturalizada a quien no le importaba en absoluto ninguno de sus hijos.—Lo sé —respondió Blair sacándolo de sus pensamientos—. Pero no quiero que mis hijos se críen separados. Usted afirma que podrá ser un buen padre para uno de ellos, y también afirma que adoptar siempre fue su primera opción, entonces no veo motivo para que no pueda también querer a mi hija y criarla como si fuera suya. Lo único que quiero es que mis hijos estén juntos. —Pero voy a pagarte bien, podrás darle a tu hija una buena vida por tu cuenta —gruñó molesto.—Lo sé. Pero yo quiero que esté con su hermano. Esa es mi condición.Nate hizo un largo silencio, pero luego recordó que aún quedaba otra más.—¿Cuál es la otra? —la increpó con tono seco.—También me gustaría que mi madre pudiera verlos de vez en cuando, solo cuando usted lo permita y bajo supervisión si es necesario, pero me gustaría que ella pudiera verlos.Nate frunció el ceño, y aquellas malas emociones continuaron creciendo en él.—¿Quieres que tu madre los vea, no tú?Blair miró las manos que se retorcía en el regazo y dijo exactamente la mentira que ya tenía preparada:—Sé que si pido verlos yo, sería demasiado invasiva. Sé que con lo que estoy aceptando, voy a renunciar a los dos y que, si pido verlos, sería molestarlo a usted demasiado.El pecho de Nate se ensanchó, tratando de respirar a través de aquella indignación, porque parecía como si simplemente quisiera deshacerse de ellos.—Muy bien, voy a pensarlo. Te llamaré cuando tome una decisión.Y aquellas palabras eran como la señal de que no tenía absolutamente nada más que decirle. Así que Blair se levantó del asiento y salió de aquel lugar con el corazón estrujado, pero sabiendo que se había jugado la última de sus cartas para dejar a su hija protegida.No tenía idea de que la reacción que se estaba provocando en Nate en aquel momento no era para nada amable.—¡Rompe el contrato, no me interesa nada con ella! —gruñó él apenas Ranger atravesó la puerta.—¿Y eso por qué? ¿Te pusiste tacaño y quisiste pagarle poco?—¡Al contrario, ni siquiera escuchó lo que estoy dispuesto a pagar, pero me puso condiciones que..!. —Se interrumpió y negó lleno de frustración—. ¡Es una madre desnaturalizada! ¡No le importan ninguno de sus hijos! ¡Ni la que tiene ni el que pueda tener conmigo! ¡¿Sabes qué condición me puso?!—¿Que dures más de cinco minutos en la cama?—¡Ranger!—OK, OK, pongámonos serios. ¿Qué condición te puso?—¡Que además del hijo que me dé, también adopte a la hija que ya tiene! ¡¿Sabes lo que eso significa?! ¡Es una mujer sin una gota de instinto maternal, sin sentimientos, no le importa entregar ni un hijo ni dos...!—¡Y no te va a dar problemas por la custodia! —advirtió Ranger poniéndole una mano en el hombro y obligándolo a sentarse, para luego entregarle un pequeño vaso lleno de coñac—. A ver, Nate, vamos a aclarar algo: ¿Tú quieres una mujer que esté detrás de ti en los tribunales haciendo escándalos y reclamando la custodia de sus hijos?—¡Pues con un contrato firmado ella no podría...!—¡Ah, por favor, no me digas que eres tan ingenuo! —lo regañó su amigo—. Cuando una madre de verdad quiere a sus hijos, se limpia el trasero con los contratos. Lo que tú necesitas precisamente es una mujer que no los quiera, así no te va a dar ese problema. ¿Que es una desnaturalizada? ¿Que es una mala madre? ¿Que no le importa dejarte a sus hijos? ¡Pues perfecto! ¡Tú lo que quieres es ser un padre soltero, y ella lo que quiere es no tener cargas! ¿No estás viendo que todo aquí es ganar para ti?Nate se quedó en silencio por un segundo mientras se acomodaba el cabello con un gesto mecánico y bebía un sorbo del coñac.—Bueno, si lo pones así...—A ver, ¿tú esperas enamorarte de ella? —lo increpó Ranger.—¡Pero claro que no, ¿qué babosada es esa?! —espetó Nate.—¿Y ella está follable...? ¡No me respondas, es una pregunta retórica! Aun con su despeluzo natural la chica es un pastelito.—¡Ve al punto, idiota!—Pues que si ella está follable y te quiere dejar a sus hijos, considera una bendición del cielo que sea una madre desnaturalizada y aprovecha la oportunidad. ¿O quieres repetir la misma historia de tu primer hij…?—¡Ranger! Su amigo supo que había cruzado la línea cuando su nombre salió de los labios de Nate como una advertencia.—Lo siento… no debí mencionar eso. Pero tú me entiendes, ¿verdad?Nate se restregó la cara con las manos, pero terminó asintiendo.—Sí, te entiendo. Tampoco es como que vaya a vivir mi vida con ella, solo tengo que embarazarla, tomar a mis hijos, pagarle y mandarla a volar. ¿Exacto?—¡Exacto! —lo apoyó Ranger. Nate respiró pesadamente y alargó la mano hacia su celular para marcar aquel número."¡Señor Vanderwood!", exclamó Blair sorprendida porque aún estaba de camino a su casa y no había esperado que la llamara tan pronto.—Ya tomé una decisión —murmuró él con tono ronco—. Ven mañana a primera hora para discutir el contrato... Acepto tus condiciones.El contrato parecía simple, pero estaba lleno de palabras que pesaban demasiado en el corazón de Blair. Estaba sentada a un lado de aquella mesa de juntas y Nate estaba sentado del otro lado. Y entre ellos se ubicaban dos testigos: El señor Müller, abogado de confianza y Ranger.—Las cláusulas son muy sencillas —expresó el abogado—. Ambas partes cooperarán para conseguir un embarazo exitoso y luego el señor Vanderwood se quedará con la custodia no solo de su hijo biológico, sino también de la hija mayor de la señora Sagal.El abogado los miró a los dos y cada uno asintió a modo de confirmación antes de que él siguiera.—Durante todo el proceso y para facilitar el mismo, la señora Sagal deberá mudarse a la residencia del señor Vanderwood, donde se dedicará únicamente y por entero a la tarea especificada en el contrato, es decir: a darle un hijo; para lo cual el Señor Vanderwood proveerá las comodidades que la señora Sagal pueda necesitar. ¿Alguna duda hasta aquí?Nate y Blair se miraro
“Si estás decidida, puedes comenzar a intentarlo a partir de mañana”.Las palabras de la doctora resonaban en la cabeza de Blair mientras intentaba tragarse aquel nerviosismo y caminaba hacia la pequeña heladería donde estaba Ranger con su bebé.—¿Todo bien, señora Sagal? —preguntó él al ver que traía la mirada un poco perdida.—Sí... Sí, claro. Pero por favor, no me digas señora Sagal, mi nombre es Blair.—Está bien, Blair, ¿quieres que ya las lleve a casa?Ella lo pensó por un momento y luego negó con la cabeza.—No, de hecho me gustaría visitar a mi madre. ¿Te molestaría dejarnos allá para pasar con ella la tarde? —le preguntó y Ranger esbozó una sonrisa amable.—Para nada, será un placer.Pocos minutos después llegaron a la pequeña casa en las afueras de la ciudad, y Blair sacó a su hija de la camioneta, avisándole que lo llamaría cuando estuviera lista para regresar a la mansión Vanderwood.Pero en lugar de irse, Ranger dio una estratégica vuelta a la manzana y se apostó una call
Aquello era un negocio, solo un negocio, y Nate estaba más que consciente de esto, sin embargo había un componente allí que ni podía fingirse, ni comprarse, ni solucionarse; un componente que tenía que darse de forma natural al menos para él y ese era el deseo.Quizás ella pudiera simplemente abrirse de piernas y soportarlo, pero para él definitivamente tenía que haber al menos una mínima chispa o de lo contrario aquel guerrero sería guerrero muerto sin haber empezado la batalla.Y por más sentimientos contradictorios que eso le provocara, el deseo por aquella mujer no era precisamente un problema. Lo había sabido desde el primer momento en que la había visto llorosa y despeinada en aquella clínica. Había sabido que había chispa y atracción, que era “follable, besable y devorable”, y que podía hacérselo en posiciones que no se habían visto ni en el Kama Sutra.Blair tenía la piel suave y caliente, curvas delicadas y una forma de tener siempre los labios abiertos que le ponía la sangre
El problema era que en aquel momento Nate no tenía tiempo para definir qué era aquello: si posesividad, sentido de pertenencia o instinto protector. Simplemente ver a aquel tipo tocando a Blair lo había sacado de sus casillas.Sentía la frente de la muchacha apoyada en su espalda y la forma inquieta en que sus puños se cerraban sobre la piel de su cazadora, y solo echó un brazo hacia atrás tocando su espalda con un gesto de seguridad.—¡Que ni se te ocurra volver a tocarla! —amenazó al periodista—. ¡Las preguntas son para mí y yo te las responderé cuando lo considere!—Pero ella, ¿quién es...?—¡¿A ti qué te importa?! ¡Puede ser mi mujer o mi chica del café, y aun así tampoco te importaría! —gruñó molesto.La policía trató de alejar a los periodistas tanto como era posible, pero la verdad ese era el menor de los problemas, porque a pesar de las protestas, Nate se mantuvo firme en su decisión.—Quizás si intentáramos levantar los camiones con una grúa —propuso uno de los policías.Pero
Ni uno solo de los teléfonos que había en su oficina, ni una sola de las extensiones dejaban de sonar y Nate quería que la tierra se abriera bajo sus pies y se lo tragara.Aquel probablemente se convertiría en el peor día en la historia de la compañía familiar, sin embargo, cuando su asistente entró en medio de aquel caos, la mujer solo se encogió de hombros con una sonrisa.—Maggie, ¿ya te volviste loca o ya tienes trabajo en otra empresa? —le preguntó Ranger viéndola tan contenta.—¡Es que son buenas llamadas! —exclamó la asistente—. Estamos recibiendo decenas de solicitudes para entrevistas en radio y televisión, pero además no han parado de llamar nuevos inversores para la compañía.—¡¿En serio?! —Nate se echó adelante en el asiento con una expresión de incredulidad.—Así es, yo no sé mucho sobre estas cosas pero creo que deberían revisar las finanzas esas o algo así.Ranger le hizo un gesto apresurándolo y Nate de inmediato se metió en la bolsa de valores para ver qué estaba pasa
La cama era demasiado blanda, la almohada era demasiado esponjosa, el suelo era demasiado duro y él no dormía ahí. En la bañadera no podía dormir porque estaba mojada; en las alfombras dormían los perros, y de pie tampoco se dormía. Así que para ser claros, Nate no logró dormir esa noche, y ni el mejor psicólogo del mundo le hubiera podido sacar el por qué. Su cuerpo estaba completamente exhausto después de aquel clímax, y aun así su cerebro estaba trabajando a toda marcha, como un extraño tocadiscos roto que solo repitiera el mismo fragmento: “Esto es un negocio”.No tenía idea de que en aquel mismo momento el vídeo que lo había salvado de la crisis también estaba teniendo su dosis de malas interpretaciones, junto a decenas de interrogantes: Todas relacionadas con quién era la mujer a la que Nate Vanderwood le daba explicaciones de sus actos, qué tenían que ver el uno con el otro y si eran una de esas parejas que escondían de la prensa su relación.Al día siguiente, y con más café en
Por suerte o por desgracia Nate ya estaba perfectamente acostumbrado a aquellas órdenes intempestivas de su padre, así que Ranger le deseó buena suerte y un par de horas después cuando llegó a su casa, traía en la cajuela de su auto las dos maletas que se necesitaban para Blair y para Nathalie.—¿Nate, está todo bien? —se sorprendió Blair al verle llegar tan temprano.—Sí, pero surgió un imprevisto... familiar —replicó él—. Vamos a viajar a Texas, a la casa de la familia, porque mi padre quiere verte. Voy un momento a cambiarme y a hacer la maleta, no te preocupes por las de ustedes, ya están las dos en mi auto.Blair frunció el ceño sin comprender.—¿Las nuestras?—Mi asistente se encargó de comprar todo lo necesario para un viaje corto para la niña y para ti. Espero que no tengamos que pasar más que un fin de semana.Él tenía una habilidad especial para zanjar conversaciones importantes, y Blair no estaba en posición de decir que no quería hacer aquel viaje. Así que solo fue a cambi
—Vamos, ya, ¡ya! ¡Les prepararé una linda habitación en la casa! —exclamó Adaline empujando a Nate y a Blair lejos de allí.—Pero mujer, espera, acabo de preguntar...—¡Rufus por Dios, los muchachos acaban de llegar! ¿No puedes dejar tus interrogatorios para otro momento? Solo... ¡disfruta de la niña y ya!Y como el patriarca de la familia realmente estaba muy emocionado con su nieta, no fue para nada difícil distraerlo para que dejara en paz a Nate.—¿Sabes qué, hijo? Sé que tu padre es un dictador reprimido —suspiró su madre—. Nadie puede decirle nada que no quiera escuchar, pero yo sí te escucho hijo. Si quieres puedo ponerlos en habitaciones separadas, no hay ningún problema, tu padre no tiene por qué enterarse...—No te preocupes mamá, no tengo ningún problema con que usemos una sola habitación, finalmente eso es lo que hacemos en casa ¿no es verdad, cariño?—No, no es verdad, en casa casi siempre te duermes sobre el escritorio —replicó Blair con una sonrisa suave, y Asher y Seba