Hoy es el día de elegir el vestido de novia. La verdad es que siento algo de emoción, aunque no debería, ya que esto, en parte, no es lo que quiero… Oh, bueno, sí lo quiero, pero deseaba que algunas cosas fueran diferentes.—Amiga, ¿ya estás lista? —pregunta Mila desde mi habitación.—Sí, ya salgo.—Vamos por ese vestido de novia —dice, regalándome una sonrisa cómplice.Llegamos al lugar y nos encontramos con la señora Lucía, quien parece más emocionada que yo. Entramos a una tienda exclusiva de vestidos de novia. El lugar es enorme y sofisticado. Jamás en mi vida pensé que llegaría a tener un vestido tan costoso.—Bueno, ¿quién es la novia? —pregunta la asesora.—Soy yo —digo algo tímida.—Pero qué hermosa y qué cuerpo tan lindo. Seguro todos los vestidos te quedarán preciosos —dice, y siento cómo mis mejillas se ruborizan por tanto halago—. ¿Cuál es tu nombre?—Angélica —respondo. Ella me sonríe.—Angélica, yo soy Sofía, tu asesora de hoy. Dime, ¿cómo quieres tu vestido?—Me gustaría
Un mes despuésHa pasado un mes desde que Luciano, alias el hijo de puta, me trajo de vuelta al infierno. Desde el día uno, todo volvió a la normalidad. Volví a ser la puta de Fernando y la bailarina estrella. Los primeros días me negaba a hacerlo, pero luego de tener varias golpizas por parte de Fernando, decidí aceptar mi realidad. Pero lo que terminó de quebrarme fue la pérdida de mi hijo. Al parecer, estaba embarazada y, luego de una de las tantas golpizas que recibí por parte de los hombres de Fernando, perdí a mi bebé. Desde ese día no volví a ser la misma, algo dentro de mí murió y ahí juré vengarme no solo de Fernando, sino también del hijo de puta de Luciano, pero para eso necesitaré de alguien poderoso, y ya tengo a alguien en la mira: ANTÓN IVANOV, el gran dueño de la mafia rusa. Él me ayudará a cumplir con mi objetivo... Matar a Fernando y luego iré por ti, de Lucca.-Cristal, preciosa, ya es hora del show - me volteo y veo cómo a Fernando se le oscurece la mirada al ver mi
LUCIANO DE LUCCAEste mes ha sido complicado. Cuando entregué a Angélica, tuve que matar a una mujer con su contextura para que su amiga Mila se creyera la mentira de que estaba muerta. Me dolió en el alma verla así. Mila estaba destrozada y Carlos no sabía qué hacer.Durante este tiempo, tuve muchas ganas de ir al burdel para ver cómo estaba, pero la rabia y el dolor de la traición eran mucho más fuertes que cualquier cosa. Ella me traicionó justo cuando nos íbamos a casar, pero se metió con la persona equivocada y ahora está donde pertenece.-Carlos, no tengo ganas de ir a esa reunión.-Vamos, amigo, sé que fue duro lo de Angélica, pero debes retomar tus funciones.-Está bien, vamos.Cuando estamos en el auto, el teléfono de Carlos suena y veo que se queda algo helado.-¿Qué pasó? - pregunto, algo curioso.-Mataron a Fernando -¿¡Qué!? En ese momento me llega a la mente Angélica. Si él está muerto, ¿entonces qué pasará con ella?-¿Quién lo mató? Ese hombre mantiene lleno de guardias.
ANGÉLICACuando veo que se llevan a Luciano, siento cómo una lágrima corre por mi mejilla, pero la limpio con brusquedad.-Es válido llorar, Angélica.-Por ese hombre no vale la pena derramar ni una sola lágrima.-No pensé que te fueras a casar con De Lucca.-Yo le entregué mi corazón por completo y mira cómo me pagó - Sin que yo me lo espere, él me abraza por la espalda, pegándome a su pecho.-Tranquila, yo no permitiré que te lastimen - Me separo de golpe del ruso.-Anton, no te enamores de mí, recuerda nuestro trato.-Así será, ahora solo dejaré que descanses porque ha sido un día pesado y no creo que quieras tener sexo -Necesito borrar a Luciano de cualquier forma y qué mejor manera que con el ruso.-En realidad, yo me encuentro bien - Me acerco a él y rodeo su cuello con mis brazos - Vamos a cumplir ese trato - Él me sonríe y me carga en brazos hasta su habitación.Sus manos toman mi cintura y, sin más, me penetra, haciéndome soltar un gemido. Comienza a moverse de manera lenta, h
Despierto con un fuerte dolor en mi pierna y un mareo que me provoca náuseas. Al abrir los ojos, me doy cuenta de que esta no es la habitación del ruso.-¿Dónde estoy? - Cuando me voy a levantar, siento un dolor punzante en mi pierna que me hace volver a recostarme. - Qué m****a... - Veo mi pierna vendada con un poco de sangre y justo ahí se me vienen las imágenes de todo lo ocurrido. - ¡Luciano... hijo de puta!Como puedo, me levanto y camino hasta la puerta, pero está cerrada. Comienzo a golpearla con fuerza.-¡ÁBREME, HIJO DE PUTA! ¡ERES UN MALDITO LUCIANO! - Una punzada más fuerte me hace caer al suelo y justo en ese momento se abre la puerta, dejando ver a un Luciano con cara de preocupación.-Tú no debes estar parada. - Cuando trata de tocarme, me alejo rápidamente, pero esa punzada vuelve - Déjame ayudarte. - Como siento tanto dolor, dejo que lo haga y este me deposita en la cama con cuidado.-¡¿Cómo pudiste dispararme?! Eres un maldito.-Tú me disparaste primero. Yo solo te roc
No sé quién de los dos está más pálido. Siento como si mi corazón estuviera a punto de estallar por lo rápido que late, y ni hablar del de Luciano, que parece como si se fuera a salir de su pecho.Luciano me tiene tomada de las manos, donde tengo el arma, mientras yo estoy encima de él. Por un momento, me pierdo en el color de sus ojos, y él aprovecha para tumbarme y quitarme el arma. Se sube encima de mí y coloca mis manos arriba de la cabeza.-¡Estás loca, Angélica! - me grita, y veo que está temblando. - ¿¡Qué carajos pensabas hacer!?-Tú qué crees, imbécil - digo, tratando de soltarme.-Te pudiste haber lastimado, Angélica - no se da cuenta de que estuve a punto de dispararle. De la última persona de la que se debe preocupar es de mí.-Solo quería darte justo en la frente - él suelta una risa.-Veo que contigo voy a tener que estar con cuatro ojos. Pensaba darte algo de libertad, pero no te lo has ganado - ¿qué quiere decir?-No me pienso quedar sin hacer nada. Además, el ruso ya m
Por fin, luego de varios días, voy a poder ver a Mila. Estas semanas se me hicieron eternas; todo el tiempo tenía que estar pegada a Luciano, y todavía tengo que dormir con él amarrada por lo sucedido hace algunas semanas.—¿Estás feliz porque hoy llega Mila?—Sí, estoy contenta. No veo la hora de que llegue. —Veo que se queda observándome por un buen rato, lo que me pone un poco nerviosa—. ¿Por qué me miras tanto?—Es que estás preciosa. —Siento cómo se acerca a mi cuerpo y se coloca detrás de mí, pegando mi espalda a su pecho. Pasa su brazo derecho por mi vientre, acercándome más a él, mientras con su mano izquierda deja al descubierto mi cuello y deposita un beso en él. Todo mi cuerpo se eriza; maldito, sigue teniendo efecto sobre mí.—¿Qué haces?—Quiero sentir a mi mujer cerca.—No soy tu mujer, Luciano.—Pronto lo serás —me susurra. Luego me voltea de golpe, quedando frente a él, y junta sus labios con los míos. Juro que ese beso me deja sin aliento; quiero separarme, pero mi cue
Hoy es el día de mi boda. Hoy pierdo mi libertad completamente para unirme en matrimonio con Luciano. Pero, ¿saben algo? Mi pequeña Camila lo ha valido todo. Ella es perfecta: su carita, su sonrisa, todo de ella me enamora. Ahora solo espero con ansias el día en que me diga "mamá".Si me preguntan cómo la trata Luciano, digamos que bien, aunque no se involucra mucho con ella a pesar de que aparece como su padre. Pero no me importa. Mientras me tenga a mí, lo demás no me afecta.—Quedaste hermosa —dice Mila—, pero no estás feliz. Tus ojos no brillan como cuando alguien se va a casar.—Mila, sabes por qué lo hago. Esto lo hago por Camila; yo no quiero que me la quite.—La amas mucho, ¿verdad? —dice ella con una sonrisa.—Con todo mi ser.—Ya es hora.Miro por última vez el vestido que Luciano consiguió, ya que me negué a buscar uno. Es hermoso, no hay duda, pero al verlo solo recuerdo el vestido que encontré hecho añicos al lado de Luciano, ese vestido que tanta ilusión me hacía.Basta,