En algún momento, estaría encantada de que el ruso viniera por mí, pero hoy siento miedo de lo que pueda pasar. Ahora tengo una hija con Luciano, no me puedo ir porque sé que él me la quitará.-¿Qué haces aquí, Ivanov?-¿Tú qué crees, imbécil? Vine por mi mujer.-Ni loco dejaré que te la lleves. - Luciano me coloca detrás, pero yo no dejo de ver al ruso.-Vámonos, Angélica, tú y yo tenemos un trato. - Miro a mi pequeña hija y los ojos se me llenan de lágrimas.-No puedo. - Susurro.-¿Qué dijiste? - Pregunta, sin poder creer lo que le estoy diciendo.-No puedo irme, ruso. - Al escuchar lo que le digo, puedo ver que su rostro se tensa.-Teníamos un trato, Angélica.-Ya te dijo, no se va. Ella es la madre de mi hija y mi hija no puede estar sin su madre. - El ruso lo mira y luego me mira a mí.-¿Cómo que hija?-Ruso, yo... - Dios, no sé cómo hablarle. - Adopté a esta pequeña y no la pienso dejar. - El ruso mira a la pequeña y luego me mira a mí.-Nos la llevamos y listo.-¡¡Ni se te ocurr
LUCIANO DE LUCCASangre... Sangre es lo único que puedo ver en este momento. Mi Angélica acaba de ser llevada al quirófano, pero está muy mal. Ha perdido mucha sangre, y al ver la cara de los médicos no me dieron mucha esperanza.—Amigo, tranquilo, ella estará bien —dice Carlos, tocándome el hombro al verme tan mal.—Sí, mi amiga es fuerte, yo lo sé. Ella tiene que estar bien —decía Mila, pero era como si se lo estuviera diciendo más para ella misma.—Le dispararon tres veces... ni siquiera sé quién fue, pero juro que encontraré a esa persona y la mataré con mis propias manos.—Tienes que calmarte. Después nos encargaremos de eso, por ahora queda esperar a que los médicos nos den noticias de ella.—Mi hija... Dios, ella debe estar esperándonos.—Tranquilo, le dije a la nana que se quedara con ella. Ya le avisé.—Gracias, Carlos.Pasaron las horas y yo ya me estaba desesperando al no tener noticias. Comencé a caminar por todo el hospital para evitar un colapso nervioso. Lo último que qu
ANGÉLICAPasaron los días desde que salí del hospital, pero hay algo que no me tiene tranquila: Luciano ha estado actuando raro desde que salimos. Está más sobreprotector, no deja que haga nada y, en ocasiones, simplemente se pierde en su mundo.-Luciano - le llamo, pero este no me responde. - ¡¡Luciano!! - Al fin sale de su nube y me mira.-¿Pasa algo?-¿Qué te pasa? Desde que salimos del hospital estás raro. - Este me dedica una débil sonrisa y acaricia mi mejilla.-No es nada, hermosa. Solo debo estar cansado.-Entonces vamos a descansar.¿En serio? ¿Dije "VAMOS"? ... Ay, Dios, siento cómo mis mejillas se tornan rojas y Luciano lo nota porque me regala una sonrisa acercándose a mí con su mirada de depredador.-¿Juntos? - dice levantando una ceja con su mirada pícara. Le doy un empujón.-Idiota. - Cuando voy a subir las escaleras, él me toma en brazos, haciendo que suelte un gritito mientras él se ríe.-Estás muy liviana, señora de Lucca.-Mejor cállate y llévame a la cama.-Como órd
Pasó una semana desde que me dieron la noticia de mi tumor. Ahora ya empecé el tratamiento, y vaya que ha sido horrible. Tengo marcas en mi piel, siempre estoy cansada, y cada vez que voy a la radioterapia, vomito durante dos días seguidos.Afortunadamente, he tenido el apoyo de todos, pero especialmente de Luciano, quien no me ha dejado ni un segundo. Inclusive se trajo su trabajo a la casa para acompañarme. Solo sale cuando realmente es importante.-Tranquila, aquí estoy. - Ahora me encuentro vomitando hasta lo que no tengo luego de mi segunda sesión de radioterapia. Luciano está tomando mi cabello y acariciando mi espalda. Cuando acabo, él me ayuda a lavarme los dientes y luego me carga hasta la cama.-Siento ser una carga para ti. - Le digo mientras acaricio su mejilla.-No digas eso, tú no eres ninguna carga. Recuerda, amor, en la salud y en la enfermedad.No sé por qué, pero siempre que citaba sus votos, una sonrisa salía de mi rostro.-Aquí estaré, así me quieras enviar a la m**
Quinta radioterapia, esto es peor de lo que imaginé. Ahora me encuentro vomitando por cuarta vez en el día; si sigo así, me voy a deshidratar-Amiga, ¿estás bien? —pregunta Mila, algo preocupada, detrás de la puerta del baño.Hoy ella se quedó conmigo porque Luciano no pudo quedarse por asuntos pendientes que tenía. No estaba muy feliz de dejarme sola, pero tenía que hacerlo.Bajo la tapa del sanitario y me enjuago la boca, pero siento cómo mi garganta arde y duele por la fuerza que he hecho al vomitar.-Ya salgo —al verme al espejo, veo mi palidez, hasta doy miedo.Cuando salgo, mi amiga se sorprende al ver mi deplorable estado.-¡Por Dios, Angélica! ¿Estás bien? Te voy a llevar al médico —dice preocupada, mientras veo que empieza a tomar cosas, pero yo la detengo tomando su mano.-Mila, cálmate, son los efectos de la radioterapia. Lo sé, me veo horrible, pero es lo que hay —ella suelta un suspiro y acaricia mi mano.-¿Por qué no te das un baño y salimos a tomar un poco de sol? —creo
Efectivamente, la salud mental de Angélica se ha ido desmejorando poco a poco. A veces tiene sus momentos de lucidez y vuelvo a sentir a mi esposa, pero tiene otros momentos en los que me confunde o se queda completamente mirando hacia la pared por horas y horas. De no ser por nuestra hija, que está tan pequeña, juro que ya me hubiera vuelto loco. Lo bueno es que el doctor dijo que en una semana podría operar a Angélica, ya que el tumor bajó un poco de tamaño.-Angélica, mi amor - Cuando entro a la habitación, me espantó al ver a Angélica pintada como un payaso. Eso es otra cosa: las cosas que ella sabía hacer muy bien ahora ya no las hace tan bien.-No quedé bien, ¿verdad? - dice ella con tristeza en los ojos y juro que quiero morir lentamente al verla así.-No, amor, quedaste hermosa, pero sabes cómo te verías mejor.-¿Cómo? - Tomo las toallitas desmaquillantes y comienzo a pasarlas por su bello rostro lleno de maquillaje.-Sin él. - La desmaquillé hasta dejarla sin una gota de maqui
3 meses despuésHan pasado tres meses desde la operación de Angélica. No ha sido nada fácil, ya que al comenzar la terapia le dolía mucho y, además, tuvo que hacer ejercicios para mejorar su memoria. Pero todo el esfuerzo valió la pena. Ahora puedo ver a mi hermosa esposa con Camila en el jardín, sus risas son como música para mis oídos, pero el ruido de la puerta al abrirse lo arruina todo.— Tenemos que hablar —dice Carlos, algo preocupado.— ¿Qué pasa? —Este me extiende un sobre y lo que veo hace que me hierva la piel. — Fue ese desgraciado de Ivanov.— No, hermano. Al parecer, la mafia colombiana quiere tu puesto y sabe de la existencia de Angélica.— M****a, lo que me faltaba, los bastardos colombianos encima mío.— Reúne a toda la gente.— Eso no es todo.— ¿Hay más?— El cargamento que iba para Corea lo robaron y se encargaron de hacernos saber que fueron ellos. —Doy un puño seco al escritorio seguido de una maldición.— Quiero más seguridad para esos cargamentos y necesito que
Llegamos a casa y el primero que nos recibe es Carlos, que al vernos en paños menores queda algo sorprendido.—¿Ahora son exhibicionistas? —dice con humor, pero esto no es nada gracioso.—Trataron de quemarnos —suelta Luciano. La cara de Carlos es de pura sorpresa.—¡Joder! ¿Están bien?—Sí, afortunadamente nos quitamos la ropa antes de que tiraran el encendedor.—Dios, amigo, es tremendo lo que me cuentas. ¿La mafia colombiana quiere ir por nosotros?—Amor —Luciano llama mi atención—. ¿Puedes ir a ver cómo está Camila? —Sé que lo hace para que no escuche su conversación, pero creo que por hoy fue suficiente. Decido hacerle caso, pero solo por hoy.—Los dejo. Te espero arriba —subo las escaleras, pero antes escucho a Luciano decir algo que no me gusta para nada.—Pienso enviar a Angélica y a Camila a España con mi madre. Ahí estarán a salvo.No, no lo dejaré, pero consideraré lo de dejar a Camila con su abuela. No quiero perder otro hijo. Entro a la habitación de mi princesa y veo que