BRASIL. SĀO PAULO: CASA DE LOS OLIVEIRA. —Buenos días bebé, perdona que haya entrado sin tocar, pero creí que tu habitación estaba vacía, dime, ¿a qué hora llegaste?, pensé que anoche te ibas a quedar en el apartamento de Gael. —Buenos días mamá, no me quedé con él, me vine para acá, como llegué muy tarde no los quise despertar. —¿Por qué no te quedaste con tu prometido? Tú sabes que a mí y a tú papá no nos gusta que manejes tan tarde en la noche y mucho menos sola. —Gael, tenía una reunión, preferí encontrarme con mis amigos, nos fuimos a una discoteca por eso llegué tarde. —Por lo visto tomaste mucho, este dormitorio está apestoso a licor ya le voy a decir a Emma que lo limpie, date un baño y baja a desayunar. —Okey mamá, ya bajo. —Apurate, tu papá ya nos está esperando. Mi mamá quiere aparentar una dureza que no siente, en el fondo ella tiene un corazón frágil, pero no lo quiere demostrar, aún conmigo, a veces es muy dura, pero sé que m
Apenas salgo de mi casa llamo a Édgar Miguel. —Édgar, ¿estás desocupado? —Sí, hoy tuve pocos pacientes. —Okey, espérame dónde siempre, voy para allá. —Por supuesto que vamos a hablar, tienes muchas cosas que contarme. A los pocos minutos, llego al lugar, ya Édgar Miguel me está esperando. —Hola Édgar. —Mi amiga del alma, ven dame un abrazo, tenemos un mes sin abrazarnos. Me acerco, nos damos un abrazo y no puedo resistir más, mis lágrimas empiezan a correr como caudales, Édgar Miguel, sólo me da palmaditas en la espalda, sin decir nada, esperó hasta que yo me calmara. —Ya, ¿te sientes mejor? —Sí amigo, estoy más tranquila, necesitaba ese abrazo. —Okey, vamos a sentarnos, ¿qué quieres tomar? —Lo mismo que estás tomando tú. —Hey, Franco, por favor tráele una cerveza a Evaluna. —Sí doctor, ya se la llevo. —Okey, ahora sí cuéntamelo todo, ¿cómo es eso, qué rompiste tu compromiso? —Gael es un desgraciado, me e
CASA DE LOS OLIVEIRA. Cuando veo esa monumental figura frente a mí, por un instante mi corazón se detiene, siento un ligero temblor en mi labio inferior, eso me sucede cuando estoy nerviosa. —Mucho gusto señorita Evaluna. Indudablemente que es él, su voz es inconfundible, esa voz que me susurró tantas cosas hermosas mientras sus manos recorrían mi cuerpo. Después de unos segundos que me parecieron eternos puedo reaccionar. —Mucho gusto arquitecto. Extiendo mi mano para sujetar la suya, siento un ligero apretón, la retiro de inmediato. —Su papá me había hablado de usted, pero no me imaginé que fuera tan … joven. —No se confunda arquitecto,- interviene mi papá - esa juventud está cargada de conocimiento, de sabiduría. —Por supuesto, yo lo creo. Mientras habla, no deja de mirarme, noto una pequeña sonrisa y una ligera picardía en sus ojos color avellana, ahora sí puedo notar con claridad el color de sus ojos. —Pasemos al comed
DISCOTECA. —Evaluna , ven, acá estamos. —Vaya, esto está full. —Recuerda que hoy es viernes. —Hola chicos, ¿cómo están? —Bien amiga, ya empezamos a disfrutar el fin de semana, oye Evaluna, ¿Gael no viene? —No, -intervino Édgar Miguel- él está en una reunión. —Édgar gracias por el intento, pero esto muy pronto será del dominio público, ustedes son mis amigos así que prefiero que se enteren por mí; Theo, Laura, Yamila, mi relación con Gael terminó. —¡No puede ser! ¿Cuándo terminaron? —Hace poco, ya no hay boda. A pesar de la bulla del lugar, un silencio ensordecedor reinó en la mesa, todos se quedaron mudos. —Bueno, ya está, nosotros vinimos a divertirnos y a brindar por una nueva vida para nuestra amiga, por un nuevo pretendiente, que rebase los límites de la belleza masculina, para que le dé en la trompa a Gael. —Así es amiga, tú conoces el dicho “ A rey muerto, rey puesto” tú eres hermosísima, te aseguro que te van a so
No me puedo negar, me aferro a esa mano que me sujeta con tanta fuerza y decido seguirlo. En estos momentos lo que quiero es perderme, alejarme de Gael. Al instante uno de los empleados de la disco aparece con un auto y le entrega las llaves al arquitecto. Con mucha rapidez, abre la puerta y me introduce dentro del auto, luego él se coloca frente al volante y acelera. Condujo en silencio por un buen rato, luego me preguntó. —¿Dónde te llevo? —Quiero tomar aire. —¿Vamos a la playa? —¡No! No te confundas, no es lo que piensas. —Yo no estoy pensando nada, me dijiste que querías tomar aire y fue el primer lugar que se me ocurrió, pero podemos ir a otro lugar, tú conoces esta ciudad mejor que yo, así que dime, ¿dónde quieres que te lleve? —Conduce, yo te digo donde tienes que parar. Abro la ventana del auto y dejo que la brisa invada mi rostro, no me importa que mi pelo se desordene con el viento, no quiero hablar, cierro mis ojo
CASA DE LOS OLIVEIRA. Al llegar a mi habitación, lo primero que hago es llamar a Édgar. —Evaluna, por fin me llamas, cuéntame que pasó. —Nada, no pasó nada. —No te hagas la loca, conmigo no, yo vi cuando el arquitecto salió detrás de ti y no lo vi regresar, ¿te fuiste con él? —Sí. —Lo sabía, sabes una cosa me alegro que lo hayas hecho y que hayas dejado plantado al arrogante de tu ex, me hubiese gustado verle la cara, cuando vio que te ibas con el arquitecto, porque estoy seguro que te vio, ojalá y se haya quedado infartado, jajaja me quedé con las ganas de darle un puñetazo, como se le ocurre venir a buscarte después de lo que te hizo. —Édgar, Édgar, para por favor, respira, no paras de hablar. —Disculpa amiga, eso me pasa cuando estoy muy nervioso, ya estoy más tranquilo, ahora sí, cuéntame lo que te dijo el arquitecto, ¿te preguntó por Gael?, porque tenía que haberse dado cuenta lo que estaba pasando entre ustedes. —Nada, te juro q
BRASIL: SÃO PAULO. EMPRESA DE LOS OLIVEIRA. —Buenas tardes Alice, ¿mi papá está en su oficina? —Buenas tardes señorita Evaluna, si está, pero se encuentra reunido con un joven, desea tomarse un café mientras espera. —Gracias Alice, si me gustaría tomar ese café. —Ya se lo sirvo, siéntese por favor. Me puse a ojear una revista mientras espero que papá termine con su reunión. A los pocos minutos la secretaria me dice: —Señorita Evaluna voy a llamar a su papá para ver si ya terminó con su reunión. —Señor, acá está su hija. Señorita su papá quiere que pase. —Gracias Alice. Al entrar a la oficina veo a mi papá hablando con el arquitecto, al verme se pone de pie, como siempre su mirada me inquieta. —Buenas tardes papá, arquitecto, buenas tardes, disculpen si los interrumpo, pero necesito hablar contigo papá. —Señorita Evaluna no tiene porque disculparse, ya me iba, señor Oliveira hasta otro momento. —Espere
BAR. RESTAURANTE. —Arquitecto, por ahora creo que nos estamos entendiendo, me refiero al proyecto. —Sí muy claro, ¿me puedes llamar por mi nombre?, me siento raro cuando me dices arquitecto. —Y yo me siento rara cuando me dices señorita Evaluna. —Hagamos algo, vamos a presentarnos de nuevo. Extiende su mano y toma la mía. —Mucho gusto, mi nombre es Juan Carlos, para servirte siempre. —El gusto es mío, pero lamentablemente no todo el tiempo puedo estar a tu servicio. Me sostuvo la mano por un rato, luego mirándome fijamente a los ojos me dice: —No quiero inmiscuirme en tu vida privada, aunque si soy sincero si me gustaría, siento la necesidad de preguntarte. —Ya sé lo que me quieres preguntar, pero eso no tiene nada que ver con nuestro trabajo. —Evaluna, por favor yo sé diferenciar muy bien el trabajo de lo personal, por favor vamos a olvidarnos por un momento del trabajo. —Okey, pregunta. —¿Te vas a casar? —Yo c