Inicio / Romance / Ayúdame a sanar mi corazón / Capítulo 3: Gael ya no es mi prometido
Capítulo 3: Gael ya no es mi prometido

      BRASIL. SĀO PAULO: CASA DE LOS OLIVEIRA.

     —Buenos días bebé, perdona que haya entrado sin tocar, pero creí que tu habitación estaba vacía, dime, ¿a qué hora llegaste?, pensé que anoche te ibas a quedar en el apartamento de Gael.

     —Buenos días mamá, no me quedé con él, me vine para acá, como llegué muy tarde no los quise despertar.

     —¿Por qué no te quedaste con tu prometido? Tú sabes que a mí y a tú papá no nos gusta que manejes tan tarde en la noche y mucho menos sola.

     —Gael, tenía una reunión, preferí encontrarme con mis amigos, nos fuimos a una discoteca por eso llegué tarde.

     —Por lo visto tomaste mucho, este dormitorio está apestoso a licor ya le voy a decir a Emma que lo limpie, date un baño y baja a desayunar.

     —Okey mamá, ya bajo.

     —Apurate, tu papá ya nos está esperando.

     Mi mamá quiere aparentar una dureza que no siente, en el fondo ella tiene un corazón frágil, pero no lo quiere demostrar, aún conmigo, a veces es muy dura, pero sé que me ama al igual que yo a ella; mi papá es distinto, es muy cariñoso, muy consentidor, ella dice que por eso yo hago lo que me da la gana porque mi papá todo me lo permite, esa es la razón por la cual  prefiero no contar lo que me pasó con Gael, sé que mi papá le va a formar un gran lío, por ahora no quiero nada de eso, ya inventaré algo, para hablarles de mi rompimiento con Gael.

     Estoy saliendo del baño cuando suena mi teléfono.

     —Amiga, cuéntame cómo te fue con el engreído de tu novio, ¿estás con él o en tu casa?

     —Estoy en mi casa, gracias a Dios que me llamaste, tienes que cubrirme.

     —¿Cómo es eso, por qué tengo qué  cubrirte?, no entiendo, eso lo hacíamos cuando éramos adolescentes, pero ya estamos grandecitos para eso.

     —Escuchame Édgar Miguel, anoche no me fui al apartamento, me pasé toda la noche en la playa, pero le dije a mi mamá que había estado con ustedes, te lo digo por si ella te pregunta.

     —Ahora estoy más confundido que antes.

     —Édgar te prometo que te voy a contar todo, por ahora sólo te pido que me cubras por si mi mamá te llega a preguntar si pasé la noche con ustedes.

     —Está bien, pero solo dime una cosa, ¿por qué no te quedaste en el apartamento con tu prometido?

     —Gael ya no es mi prometido.

     —¿Cómo?

     —Como lo escuchas, ahora deja de preguntar, tengo que bajar a desayunar con mis padres, me están esperando, así que adiós.

     Mejor corto la llamada, así deja de preguntar.

     Me visto y bajo a desayunar, mi papá ya está esperándome en la mesa del comedor.

     —Mi bebé hermosa, tu mamá me dijo que estabas aquí.

     —Sí papá llegué anoche, pero no quise molestarlos.

     —Tú bien sabes que nunca molestas, con razón Gael me llamó bien temprano preguntándome por ti.

     —¿Le dijiste que estaba aquí?

     —Por supuesto, él es tu prometido, tu futuro esposo, no puedo ocultarle que estás aquí, además no veo la razón para que Gael no sepa que estás aquí.

    —Lo que pasa, -intervino mamá- es que tú hija se fue anoche de parranda con sus amigos y creo que tomó demás, por eso no quiere que Gael se entere que está aquí y venga de inmediato para acá a buscarla.

     —Bueno, la niña tiene derecho a divertirse, ella aún no se ha casado, tenía un mes sin ver a sus amigos, así que no le viene mal una noche de disfrute.

     —Tú siempre alcahueteando a Evaluna, te recuerdo que ella es una mujer comprometida, dentro de tres meses se casa, no sé cómo se las va a arreglar porque no creo que Gael quiera irse a vivir con ella a la selva.

     —Bueno, ese es su problema y tiene que resolverlo, cuando él se comprometió con ella sabía a lo que se exponía, desde que estaba estudiando medicina nuestra hija  sueña con ese proyecto y Gael lo sabe.

     Hablando de eso, el arquitecto que se va a encargar del proyecto ya está aquí, llegó ayer.

     —Está aquí, ¡caramba !, llegó antes de lo previsto, así está bien, tenemos tantas cosas de  qué hablar.

     —Sí, de seguro se la van a llevar muy bien, él es bueno en lo que hace, por eso me lo recomendaron, yo conocí a su papá, estudió conmigo en la universidad, muy buen estudiante.

     —¿El arquitecto es brasilero?

     —No mujer, él es español, su papá sí lo es, pero cuando se graduó se fue para España y allí se quedó.

     —Entonces el arquitecto es un hombre joven, yo pensé que era un hombre mayor.

     —No, lo que pasa es que inicialmente yo hablé del proyecto a un amigo que le gusta realizar ese tipo de trabajos en zonas pocos pobladas y ambientes campestres, selváticos, pero él está full trabajo, no puede encargarse y me recomendó a este muchacho, que resultó ser el hijo de un compañero de la universidad, no me pude negar, su currículum es buenísimo.

     —Es bien raro, un joven con un currículum tan bueno y se quiera internar en la selva.

     —Mujer, no a todos los jóvenes les gusta la vida de la ciudad, que mejor ejemplo que el de tu hija.

     —Papá, ¿cuándo lo voy a conocer?

     —Hoy mismo, lo invité a almorzar, así que prepara todas las preguntas que le quieras hacer.

     —Claro que sí, tengo muchas preguntas, necesito saber si es confiable, yo he trabajado mucho en este proyecto, quiero que todo quede perfecto.

     —No te preocupes hija, estoy seguro que puedes confiar en él, lo poco que he conversado con este joven, me ha demostrado ser un  buen profesional, ama su profesión.

     —¿Cuánto tiempo va a pasar aquí en Brasil?

     —No lo sé, eso depende del tiempo que se lleve en la construcción del hospital.

     —¿Está casado?

     —Mujer tú sí preguntas, en su currículum dice que está soltero.

     —Te  estoy  preguntando porque va a pasar mucho tiempo entre nosotros, es bueno conocer parte de su vida 

     —Entre nosotros, no, la mayor parte de su tiempo la va a pasar en el pueblo indígena donde se va a construir el hospital, conociendo a Evaluna ella si va a pasar mucho tiempo con él.

     —Vamos a ver lo que dice Gael de esto.

     —Él no puede decir nada, yo nunca me he metido en su trabajo, así que él no puede meterse en el mío.

      —Evaluna te noto muy alterada, ¿estás molesta con Gael?

     —No, ahora les pido permiso para retirarme.

     —Casi no comiste.

     —No tengo hambre, voy a salir un rato.

     —No te olvides que tenemos invitado para almorzar, a las dos tienes que estar aquí.

     —No se preocupen a esa hora estaré aquí.

     ¡Dios! ¿Cómo les digo a mis padres que cancelé la boda?

    

  

    

   

  

     

     

     

      

     

     

Sigue leyendo en Buenovela
Escanea el código para descargar la APP

Capítulos relacionados

Último capítulo

Escanea el código para leer en la APP