BAR. RESTAURANTE. —Arquitecto, por ahora creo que nos estamos entendiendo, me refiero al proyecto. —Sí muy claro, ¿me puedes llamar por mi nombre?, me siento raro cuando me dices arquitecto. —Y yo me siento rara cuando me dices señorita Evaluna. —Hagamos algo, vamos a presentarnos de nuevo. Extiende su mano y toma la mía. —Mucho gusto, mi nombre es Juan Carlos, para servirte siempre. —El gusto es mío, pero lamentablemente no todo el tiempo puedo estar a tu servicio. Me sostuvo la mano por un rato, luego mirándome fijamente a los ojos me dice: —No quiero inmiscuirme en tu vida privada, aunque si soy sincero si me gustaría, siento la necesidad de preguntarte. —Ya sé lo que me quieres preguntar, pero eso no tiene nada que ver con nuestro trabajo. —Evaluna, por favor yo sé diferenciar muy bien el trabajo de lo personal, por favor vamos a olvidarnos por un momento del trabajo. —Okey, pregunta. —¿Te vas a casar? —Yo c
APARTAMENTO DE JUAN CARLOS. —¿Qué pasó, para dónde vas? —Tengo que irme. —No te vayas, quédate conmigo. —No puedo, mis padres me están esperando, tenemos una conversación pendiente. —¿Lo de tu boda? —Les tengo que explicar porqué la cancelé. —Eso lo puedes hacer por la mañana. —No, tiene que ser ahora. —Es muy tarde, seguro ya están durmiendo. —No lo creo, conociendo a mis padres, me están esperando. —Por lo menos deja que te lleve. —No, me voy en un taxi. —¿Siempre eres así? —¿Cómo así? —No permites que nadie se meta en tus decisiones. —Casi siempre, te llamo después. Se retira de la habitación, ni siquiera me da un beso de despedida, como si lo que pasó entre nosotros fuera algo sin importancia, bueno vamos a ver lo que pasa después, apenas nos estamos conociendo. CASA DE LOS OLIVEIRA. En efecto cuando abro la puerta, lo primero que veo es a mi mamá. —Te estaba esperando, ya tu
APARTAMENTO DE JUAN CARLOS. —Está claro que todavía lo ama, quiere poner tierra de por medio para olvidarlo y yo cada día me enamoro más de esta mujer, por más que quiero pensar que esto es algo ocasional, que voy al pueblo, termino mi trabajo y ya todo está olvidado, pero no puedo, cada vez que la tengo entre mis brazos me olvido de todo, cuando se va quisiera retenerla para siempre conmigo, no sé qué me pasa, no es posible que en tan pocos días se haya metido tan dentro de mí. Mañana se va y Martín aún no me ha llamado, voy a tener que hacerlo yo, no puedo estar mucho tiempo alejado de Evaluna. —Aló Martín. —Hola amigo, precisamente ahora pensaba llamarte, mañana a primera hora salgo para Brasil, ya solucioné mis asuntos aquí. —Que bueno, para eso te llamaba, en cuanto llegues nos vamos para el pueblo. —Tan rápido, yo creí que nos íbamos a tomar unos días para conocer Sāo Paulo. —Otro día lo conoces, tenemos que irnos inmediatamente que llegue
PUEBLO DE CUBARÁ. —Doctorcita, nos alegra mucho que haya regresado, usted es un ángel para nuestro pueblo. —No digas eso, yo estoy muy lejos de ser un ángel, sólo soy una persona que conoce las necesidades del pueblo y quiere ayudarlos. —¿Durmió bien anoche? —Sí, bastante, extrañaba esto, despertar con el canto de los pájaros, la brisa fría de la noche, me encanta. —Me sorprendió su llamada por radio para avisarnos que estaba en Manaos, él lanchero salió emocionado a buscarla a Yamabé, la verdad no la esperábamos tan pronto, pensé que se iba a quedar un tiempo más con su familia. —Surgieron problemas, después hablamos de eso. —Le gustó la vivienda que le preparamos para usted. —Sí, está muy linda, gracias por las flores. —Las flores las trajeron los niños, de la orilla del río. —Tan bellos mis niños, Naran estamos hablando mucho, tenemos que trabajar, vamos a vacunar a los niños, traje bastante medicinas para atenderlos. —D
CUBARÁ. Me voy con Naran y dos mujeres del pueblo en busca de mi sorpresa, me condujeron a la vivienda de la mujer más anciana de la comunidad. Al llegar le tomo la mano, la beso y luego me la llevo a mi frente. —Madre, écheme su bendición. La anciana me besa la frente mientras murmura una oración. —Hija, hoy es un día muy especial para este pueblo, queremos ser agradecidos con todos los que van a colaborar con la construcción de este hospital, sobre todo contigo, hoy queremos darte un regalo con el amor más grande de toda nuestra gente. Una de las mujeres me entrega una caja, la abro y dentro de ella está un vestido largo, tejido y bordado a mano, bellísimo. —Madre, gracias está precioso, gracias, muchas gracias. —Lo tejí y bordé para ti, quiero que te lo pongas para la fiesta de esta noche, presiento que hoy será un día muy importante para ti, vamos mujeres ayuden a la doctora a cambiarse de ropa. Naran y las otras mujeres que est
BRASIL: SÃO PAULO. Vaya sorpresa que le quiero dar a Gael, él no me espera hoy, pero decidí venirme un poco antes de lo previsto, aún tengo mucho trabajo por hacer, pero se acerca la fecha de la boda y esto también necesita mi atención, aún tengo tantas cosas que comprar, no quise llamarlo para avisarle de mi llegada, mejor le doy la sorpresa, sé que le va agradar verme. —Aló mamá. —Evaluna, ¿vas a ver a Gael? —si, voy para su oficina. —Llegaste tan de sorpresa que no me ha dado tiempo de hablar contigo, ya sé que hoy es imposible hacerlo, lo más seguro es que esta noche te quedas con tu prometido, pero mañana no pueden faltar a un almuerzo acá en la casa, dile a tu novio que deje a un lado sus negocios y venga un rato a compartir con nosotros, además tenemos un invitado. —Está bien, lo voy a convencer para que esté conmigo en el almuerzo. —Hasta luego hija, me saludas a mi yerno. —Hasta luego mamá. Sólo faltan tres meses para mí boda
PLAYA DE SĀO PAULO. Ahora estoy aquí sentada a orilla de esta playa, tomándome esta botella de whisky, viendo a las parejas pasear abrazadas o tomadas de la mano, que sola me encuentro, con unas ganas inmensas de llorar. Ya el sol se ocultó para dar paso a la luna, la playa se está quedando sola; sin embargo, yo sigo aquí con mi botella. Me tiendo en la arena, miro al cielo, así me quedo por un buen rato, cuando siento que alguien tropieza conmigo, de un salto me siento y veo frente a mí a un hombre alto, diría que muy alto, con un shorts y sin camisa, la playa está a oscura, la poca visibilidad que tiene se la regala la luz de la luna, aún así puedo apreciar los cuadros que se le forman en su abdomen, hice una rápida mirada por todo su cuerpo y sus piernas están muy bien formadas, tiene una figura espléndida, de inmediato reacciono. —Oiga, ¿usted no ve por donde va? —Disculpe, no la vi. —La próxima vez mire hacia abajo y así no tropieza. —Y us
BRASIL. SĀO PAULO: CASA DE LOS OLIVEIRA. —Buenos días bebé, perdona que haya entrado sin tocar, pero creí que tu habitación estaba vacía, dime, ¿a qué hora llegaste?, pensé que anoche te ibas a quedar en el apartamento de Gael. —Buenos días mamá, no me quedé con él, me vine para acá, como llegué muy tarde no los quise despertar. —¿Por qué no te quedaste con tu prometido? Tú sabes que a mí y a tú papá no nos gusta que manejes tan tarde en la noche y mucho menos sola. —Gael, tenía una reunión, preferí encontrarme con mis amigos, nos fuimos a una discoteca por eso llegué tarde. —Por lo visto tomaste mucho, este dormitorio está apestoso a licor ya le voy a decir a Emma que lo limpie, date un baño y baja a desayunar. —Okey mamá, ya bajo. —Apurate, tu papá ya nos está esperando. Mi mamá quiere aparentar una dureza que no siente, en el fondo ella tiene un corazón frágil, pero no lo quiere demostrar, aún conmigo, a veces es muy dura, pero sé que m