(1)
Mi primer día en Londres fue bastante friolento para poder olvidarlo. El clima era horrible, mientras que mis piernas temblaban como un par de fideos.Las cosas en Londres son tan diferentes a mi pueblo natal. Todos están de arriba a abajo y nadie se queda quieto, mientras qué hay tantas luces alrededor de la ciudad, que a veces soy cegada por ellas.
Antes de este cambio en mi vida, yo vivía en un pueblo llamado Bunbury, un pueblo donde nunca pasa nada de nada. Así que tuve mucha suerte al poder ser enviada al friolento Londres.
Mi llegada a esta ciudad que parece de ensueño, fue algo triste. No tuve a nadie que me recogiera desde la estación de autobuses, pero a pesar de estar sola, aun así, estoy feliz de estar en esta ciudad y poder trabajar en uno de los hospitales más importantes de Londres.
Pero a pesar de tener buena suerte, me doy cuenta lo difícil que es tomar un taxi en esta ciudad, ya que fue una locura, tal vez porque todos trabajan y siempre están atareados. Pague 3,5 libras al alojarme en un hotel de mala muerte, y aun cuando no fue tan costoso la habitación de hotel, me quede sin fondos de inmediato.
El hotel era macabro, así que tuve que dormir en una cama que olía a humedad, mientras que toda la noche estuve abrazando mi cartera con fuerza, mientras tengo mis zapatos bien puestos, para correr si algo malo pasa.
Por suerte nada paso. A la mañana siguiente me despierto de mejor humor.
Está nevando allá afuera, así que me abrigo bien mientras ya llevo puesto mi viejo uniforme de la escuela. Tuve tanta suerte de ser una de las elegidas para venir a Londres. Aunque tengo que ser sincera, no fui la mejor estudiante de mi generación, ni tampoco fui la más perspicaz en donde hice mi servicio. Fui una alumna más con calificaciones promedio, pero soy muy apasionada y comprometida, daría lo mejor de mí. Toda mi vida era a base de optimismo, así que tenía que hacerlo bien.No desayune nada en la mañana por falta de dinero, así que sabía que tendría que esperar hasta que me den mi pago para poder probar un bocado.
Después de escuchar a mi estomago rugir más de una vez, me dirigí al metro de Londres, lo cual también fue una locura por mañana, ya que todos van al trabajo. Tenía que llegar a las siete de la mañana, ni un minuto antes, ni un minuto más tarde, así que estuve un poco estresada al ver que el metro estaba muy lleno.
Y al llegar por fin al hospital, todas mis expectativas se hicieron realidad. Era el mejor hospital de Londres, todo era de lujo y la tecnología era bastante impresionante. Y como esperaba, la sala de esperas estaba llena de pacientes enfermos de gripe, ya que el clima aquí es terriblemente frío.De lejos puedo ver a una mujer con bolsas negras bajo sus ojos, qué está trabajando en la recepción, así que de inmediato me acerco a ella.
–Hola, soy Jane Jefferson.–Me recargue en barra de madera de la recepción, mientras que la mujer parece estar agonizando de cansancio.–Busco a la enfermera Ross.–Dije con ánimos, leyendo un papel con las indicaciones que me dieron por teléfono, antes de llegar a Londres.
–Arriba.–Murmura malhumorada, mientras está masticando una goma de mascar. Después solo me señala con sus dedos largos el ascensor.–Segundo piso.
–Gracias.–Le contesté agradecida, tomando mi bolso y caminando hacia el elevador. Y al subirme al ascensor, me empecé a sentir feliz puesto que ya había llegado a mi nueva vida. Estaba llena de ilusiones y sueños que quería realizar en esta nueva vida, que he decidido tomar. Pero al mismo tiempo, también me sentía nostálgica al dejar mi vida atrás, incluso a mí familia y amigos.
Y al llegar al segundo piso, las puertas del ascensor se abren lentamente, dejándome ver a miles de enfermeras caminando de un lado a otro con pequeños carritos de metal, dónde llevan los muestrarios y las medicinas para los pacientes.
Con lentitud y timidez, me acerco a la sala principal, en donde descansan las enfermeras, mientras intento buscar a Ross, aun sabiendo que no sé cómo luce ella.
–¿Disculpen, busco a Ross?–Pregunté a los cuatro vientos, mientras nadie contesta mi pregunta. Después me doy cuenta, que delante mío pasa una chica rubia y de ojos azules, mientras que ella se ve menos acelerada que las demás compañeras.
–¿Disculpa...?–Llamó su atención mientras ella me mira de inmediato.
–¿Sí?–Me responder mientras sus ojos azules son tan cálidos y pintorescos, que no dudó en sonreír.
–Busco a la enfermera Ross.–Ahora yo sonrío al estar cómoda con su actitud.
–Soy yo.–Me sonríe despreocupada, mientras recibo la primera sonrisa de mí llegada a Londres.–Tú debes ser la nueva interna, ¿Jane? Si no me equivoco. –Me pregunta mientras sonríe amablemente, recordando mi nombre.
–Sí, soy yo.–Le respondí de inmediato, mientras sonrió al saber que mi nombre ya está tomado en cuenta en este hospital.
–Bien.–Ella toma una lista y la mira por algunos segundos.–Tu jefe aún no ha llegado, así que te tomaré como ayudante. ¿Puedes sacar muestras de sangre a la habitaciones 304 y 305? Tenemos el tiempo contado.–Ella me revisa el uniforme, mientras me esta hablando.–Buena presentación, te deseo suerte.–Me dice con una sonrisa mientras me da algunos papeles, dando por sentado que tendría que hacer esas tareas por ella.
–Gracias.–Le contesté agradecida moviéndome con torpeza, pero ella me detiene antes de que salga volando por los pasillos del hospital.
–Tu carro.–Me señala el carro de metal con muestrarios. Así que torpemente tome mi carro, mientras ella se mofa al ver mis nervios.
Y después de acomodar el catéter del paciente de la habitación 305 y de una prueba de sangre, camino a la habitación 304. Ya en el lugar, me encuentro con una niña de alrededor de diez años, acostada sobre la cama viendo la televisión.
–Hola.–Llamó su atención al entrar.– Soy Jane y voy a hacer tú enfermera.–Me presentó formalmente, ya que eso es lo que tienes que hacer siempre al entrar a una habitación.– Te sacare sangre.–Ella solo estira su brazo sin preocupación, mientras sigue viendo la televisión con mucha atención.
Por mi parte, preparó los instrumentos, para luego desinfectar su brazo con alcohol.–Te dolerá un poco.–Le advierto mientras que se de antemano que la mayor parte de los pacientes se ponen nerviosos cuando ven una aguja, pero ella estaba bastante tranquila, mientras puedo ver qué tiene bastantes moretones, supongo que ha estado mucho tiempo internada.
Lentamente pongo una liga alrededor de su brazo, para luego darle algunos golpecitos en la zona del antebrazo donde está la vena cefálica. Y mientras doy golpecitos esta se inflama y me da una buena visibilidad.
Tomé mi aguja en mano y lentamente la introduzco en su brazo. Después aprieto de está un poco, pero de inmediato me doy cuenta no sale nada de sangre.
Preocupada la muevo más de una vez, haciendo que la niña tuviera dolor al instante.–¡Sácala!–Me grita con fuerza, mientras yo estoy entrando en pánico.–¡Sácala, tonta!–Me grita una vez más. De inmediato sacó la aguja, temiendo por mi vida.
Después le doy un algodón con alcohol para que su sangre deje de salir, ella por su parte, lo toma y se frota el brazo.–¿Tú eres enfermera?–Me pregunta aun cuando me presente formalmente con ella, hace algunos momentos.–Si.–Le conteste con miedo, puesto que parece que es ruda a pesar de que se ve que es una niña indefensa o algo débil.
–Me dolió, tonta.–Créanlo o no, una niña me estaba insultando como nadie de su edad lo había hecho. Yo estaba sorprendida, porque incluso ninguna persona mayor que yo, me había hablado de la misma manera que la que ella me estaba hablando.
–¿Qué pasa aquí?
Parte 2.Escuche una voz masculina proveniente de la puerta. Me doy vuelta y veo a un hombre alto, de rasgos finos, pelo rizado y vestido completamente de azul.–Hola Liza.–Dijo el hombre guapo saludando a la pequeña niña, mientras yo miro el suelo algo apenada.–¡Harry!–La niña expresa amabilidad y dulzura con él joven hombre. Yo solo frunzo el ceño, viendo sus ojos alumbrados. ¿Por qué no me pudo recibir así?–¿Qué pasa aquí?–Pregunta al ver a Liza enfadada, pero sabía que yo era la que tenía que responder.–Nada.–No fue mi mejor respuesta, pero la niña me lleva la contraria.–Me pico y no le dio a la vena, me lastimo. –Dice luciendo indefensa, pero claramente ella podía defenderse con su boca, como lo hizo hace algunos segundos.–Lo siento.–Agache mi mirada mientras siento mucha pena de haberlo hecho. Después con lentitud, alzo mi mirada y puedo ver que el hombre me mira fijamente, con esos grandes ojos verdes que tiene.–Tú debes ser la interna, Jane Jefferson.–Yo lo miro con una s
PARTE 3Al entrar al quirófano, me pongo más nerviosa. Una enfermera me ayuda a desinfectarme, para luego darme una bata, tapabocas y unos guantes.Cuando la cirugía terminó, pude respirar con tranquilidad.–Listo.–Gritó el doctor al terminar. Tome un pañuelo y le limpie su frente. Al sentir su piel liza, los vellos de mi piel se me erizaron, mientras trago saliva de los nervios.Él me miró de reojo y mofó de mí, así que de inmediato, quite mis manos de su piel morena y sudada.–Gracias a todos, pueden irse.–Agradece para que todos se vayan del lugar, respirando tranquilamente porque fin haya acabó de la cirugía. Todos salen suspirando del cansancio. Después de todo, yo también suspiro y me dirijo a la puerta con todas las enfermeras, pero el doctor me detiene.–Jefferson, no le he dicho que se vaya.–Corro hacia él de inmediato, ya que luce molesto al llamarme.–Lo lamento, creí que lo decía en general.–¿Por qué estoy mirando al suelo otra vez? El hombre me hacía sudar la gota gorda,
(2)El doctor Mark me había besado. No puedo evitar estar realmente sorprendida por ello, ya que pensé que me odiaba. Sus labios se despegan lentamente de los míos, mientras sus manos salen de mi pantalón sin decir más. Después arregla su bata y sale del cubículo sin decirme nada. Él me deja sola, mientras que mi cabeza intenta procesar lo que acaba de pasar.–¿Por qué permitiste que te besara?–Me regaño a mí misma mientras golpeó mi cabeza con mi mano derecha. Antes de salir del cubículo, me arregle el uniforme para que nadie notará lo que acababa de pasar en el lugar.Y al salir del cubículo, me encontré con Ross, quién lucía bastante preocupada por mí, después de pasar bastante tiempo en el cubículo.–¿Que paso?–Me pregunta la rubia, mirando mi cara pálida.–Parece que viste a una fantasma.–Ella pasa sus manos delgadas por mi frente, tratando de ver si tengo calentura o algún otro síntoma que pueda ser relacionado con la medicina, pero yo solo estaba siendo presa de la excitación y
(3)No volví a saber más del doctor Mark por esa noche.Mi turno termino a las siete de la mañana, así qué muy cansada preparo mi bolso y salgo del hospital rumbo a la casa de Ross. Tome el metro y el autobús para llegar a los pequeños departamentos en donde vivía Ross, en un suburbio. Y al llegar al departamento 34 en Seven Sisters, toque la puerta más de una vez, ya que al primer toque nadie me abrió.Después de esperar algunos minutos, una pequeña niña abrió la puerta. La pequeña aún tenía su pijama de princesas puesta, mientras se miraba soñolienta.–¿Quien eres?–Me pregunta recargándose en la puerta.–¡Lily, déjala pasar!–Escucho la voz de Ross, quién aparece en el lugar para carga de ella, haciéndola a un lado.–Debes de estar cansada.–Me comenta mientras me deja pasar dentro de su departamento de paredes cafés.–Ese es el baño.–Me avisa señalándome a la derecha.–Allí hay toallas limpias, date una ducha y después duerme en la habitación que está al lado del baño.–Me dice apurada,
(4)Era increíble como el doctor Mark me podía hacer como él quisiera. Ese poder que tenía en mi era un peligro, ya que yo fácilmente podría caer en este. Yo solo pensaba en que nos odiábamos mutuamente, pero ahora hay algo más qué me hace sentir realmente atraída a él.Él me sacó de su linda oficina con rapidez, ya que tenía una cirugía programada y tenía que prepararse para está, mientras que yo tenía que revisar a algunos pacientes con una gripe de temporada.Después de hacerlo, me tome un pequeño descanso y fui al jardín que tenía el hospital, donde se pasean a los enfermos que llevan bastante tiempo aquí y mejorar su humor. Desde lejos vi a esa pequeña niña dolor de culo, llamada Liza. Ella estaba leyendo un libro bastante maduro para su edad, llamado "La última elección" y como estaba sola, no dude en acercarme a ella.–Hola.–La salude mientras me pare al lado de su silla de ruedas.–¡Vete!–Resopla al verme mientras se sigue uniendo en ese libro con el tema más duro. La muerte.
(5)¿Liza era la hija del doctor Mark? No podía creerlo, estaba anonadada. Ross se tuvo que ir a atender a un paciente en terapia intensiva, mientras yo tenía mi descanso para poder inundar mi cabeza de pensamientos.Mi cabeza estaba hecha una mierda, ¿cómo era posible que justamente esa niña, que tanto me odia, sea la hija del doctor Mark? Me siento en una mesa en el jardín para tomar un jugo, mientras pienso con profundidad, pero alguien me interrumpe.–¿Parece que estás pensando profundamente?–Me dice el doctor Steward, despertándome de mis pensamientos.–Lo lamento es que he tenido un día muy bizarro.–Dije bebiendo del popote de mi jugo de uva, mientras suspiro algo decepcionada.–Si quieres puedes contarme, soy como un padre de una buena iglesia católica, bueno aunque yo puedo contárselo a todo el mundo, y con el hecho de que soy judío.–Se mofa, después de hacer una broma.–Es broma, jamás lo haría.–Lo sé, no se preocupe doctor Steward, mis problemas no son tan importantes.–Sabía
(6)Estoy cansada y enferma de la seguridad del Doctor Mark. ¿Quién se cree que es? ¿Mi dueño? Así que toda la noche me quede en la estancia de enfermeras, para no verle la cara al doctor Mark.La verdad es que estaba totalmente y completamente confundida, ¿en verdad esto estaba pasando, o solo estaba soñando? Pero mi di cuenta que no estaba soñando, cuando el sol salió de la nada alumbrando mis ojos cansados. Ya eran las siete de la mañana, era hora de irme a casa. Así que me fui a los vestidores y me puse ropa de civil. Al salir del baño, me encuentro con una compañera de cabello rubio, llamada Alice.–Lamento molestarte cuando es tu descanso, pero el doctor Mark me pidió que no te dejara salir del hospital.–Con claridad me molesto, estoy cansada de trabajar sin descanso, me duelen los pies y todo mi cuerpo. Y ahora ese pelmazo me hace esto.–Lo lamento.–Me dice alejándose de mí gran enojo, ya que yo estaba más que furiosa, así que enojada camino hacia su oficina, quería decirle un p
(7)Realmente estaba algo decepcionada, ya que, si quería ganar más dinero, tenía que trabajar con mucho esfuerzo, y tal vez en seises meses, pueda ganar bastante para mandárselo a mi madre. Así que, aunque en este turno no me pagan, seguiría trabajando con todo mi esfuerzo, para no cometer más errores. Tres minutos después.No podía ni con mi alma, estaba exhausta.–Chica, tienes que ir a descansar un poco.–Me dice Ross tomándome de los hombros, mientras caminaba como un fantasma por todo el hospital. Ella me acompaña esta noche, ya que su turno se lo cambiaron, dejando a sus hijos con sus abuelos.–No puedo.–Le digo arrastrando mis palabras y mis piernas.–El doctor Mark me va a correr.–Murmuré intentando tomar aliento y fuerzas para poder seguir en pie.–Solo si te recuestas un poco en las camas vacías, no te pasara nada.–Me dice tratando de convencerme de que descansar, es la mejor medicina para mi fatiga.–Esta bien.–Le digo asintiendo con mi cabeza. Ella me tomó de la mano y me l