—Giovanni— lo nombró jadeante y agotada.Luego de un par de segundos el cuerpo del rubio se tensó sobre ella y sintió su grueso miembro casi palpitar al derramar su blanquecino semen en su apretada cavidad.—Lo siento— dijo Regina al intentar calmar su respiración, acarició la piel de su sudada espalda y encontró la larga trenza resbalando por la misma… jugó con uno de sus dedos con ella.—No te preocupes… es difícil— respondió seguro de lo que le preocupaba—aunque…—añadió besando sobre la marca que le había hecho en el cuello apenas debajo de la oreja —podríamos volver a intentarlo.—Eres un idiota, Giovanni— mencionó avergonzada, ¿qué se sentiría? Que él lo mencionara despertó su curiosidad, pero no lo aceptaría.Giovanni apoyó su cuerpo en sus brazos y la dejó respirar con comodidad, permaneció descansando su frente en su hombro mientras Regina jugaba con su trenza. Se sintió realmente bien a su lado.Ella cerró los ojos abrumada luego de uno minutos en los que el joven había salid
Quince días no era tanto…su mayor preocupación residía en su familia; los D´Santis eran personas sumamente correctas y moralistas…si había tan siquiera una sospecha de embarazo en Fiama…estaba condenado, su padre lo forzaría a casarse con ella, hubiese un hijo o no. —Ah, ¡maldita sea! — mencionó Fiama al cerrar de golpe la puerta. El imbécil de Giancarlo la estaba botando, no podía permitirlo…caminó directo a su habitación y buscó su móvil, tecleó un número ya bien conocido por ella. No contestaron, el móvil fue apagado segundos después. —Creo que es hora de retomar el camino…— dijo la chica y sonrió altivamente —veamos qué dices Giovanni… Ella estaba dispuesta a recuperarlo, él la había amado y no podía haberla olvidado… si de alguien se iba a embarazar iba a ser de él…eso la ligaría para siempre con ese prepotente y orgulloso tipo que la enloquecía en la cama…Giovanni y ella eran iguales, debían estar juntos; Regina no tenía posibilidad ante ella, nunca la tuvo… ¿qué pensaría s
—Sube— le dijo el rubio una vez que estaba en el estacionamiento.Regina asintió y justo al momento de hacerlo unas sonoras risas llamaron su atención.—Bromeas, ¿cierto? – preguntó una de las chicas que vestían ropa deportiva y que avanzaban directo al edificio de su trabajo.—Para nada, te lo juro…Fiama está embarazada de Giancarlo — dijo la otra mientras avanzaban frente a ellos ignorando por completo su presencia.Los ojos de Regina se abrieron con sorpresa y su sangre se heló al escuchar aquello, el rubio la vio de reojo.—No lo puedo creer – se burló la primera —ella que se las daba de lista –—Pues tal vez con eso se demuestre su inteligencia — habló la delgada joven que parecía saber de los hechos — aunque Fiama diga amarlo, estoy seguro que no lo hace sinceramente… es una lástima, Giancarlo también es muy guapo –—¿E-embarazada? – mencionó la desconcertada joven que se sintió peor de cómo se venía sintiendo.Tragó pesadamente al seguir viéndolas avanzar, pero ya sin lograr es
Su concentración había estado todo el tiempo en clase, no podía darse el lujo de complicarse en sus estudios, su vida y su situación sentimental ya eran bastantes complicadas, como para permitirse eso, una vez que la profesora se volteó a limpiar la pizarra para comenzar a escribir de nuevo en ella, Regina suspiró… su atención recayó en las palabras escritas en su libreta, una vez que las mismas se desenfocaron, ella se sumergió en sus dudas…¿qué clase de persona era Giovanni y qué tipo de vida habría vivido? “Nunca me dice nada”… pensó al recordar, todo el tiempo que he estado juntos él nunca había mencionado de nada su familia, salvo claro, que sus padres estaban muertos… y eso era una mentira, su madre vivía y él la detestaba. ¿Qué debería hacer?…dudaba. Estaba molesta por cómo se venía comportando con él, cada día Giovanni se volvía más parte de ella, y aunque sabía que eso no podía ser definitivo, no podía evitar sentirse excluida de él… amantes eran, debía entenderlo, pero ta
La pelinegra rascó su cuello distraídamente y tras recordar la marca que traía, pasó un mechón de su cabello por sus hombros —no… él, él ya está con Benedicto — respondió y jugó con la lata en sus manos, Giancarlo volteó de medio lado a verlo y las dos contrastantes miradas se encontraron por unos segundos. Ninguno se soportaba, pero Giovanni sonrió con soberbia, al saber que mientras Giancarlo estaba con Fiama y Regina con él, ella le era intocable. El rubio apenas había comido luego de quince minutos, no podía evitar mirar demasiado a Regina. — de verdad te gusta— dijo con cierta sorpresa el afeminado joven al verlo pendiente de ella. —Eso no es tu asunto— respondió fastidiado con él y el chico sonrió al no haberlo negado. —Supongo que algún día debería que pasar— dijo Benedicto divertido mientras mordía su emparedado y lo veía sacar su móvil y prestarle atención mientras sonreía. Los ojos azules del rubio observaron a Regina una vez más antes de volver la atención a su móvil.
Regina tembló una vez más —Giova-nni— lo nombró jadeante y con sus ojos apretados mientras su cabeza caía ligeramente hacia atrás. Ya no aguantaba. Él acarició su dolorida erección que también comenzó a lubricarse, lamió del sensible y rosado clítoris de Regina y se levantó repartiendo un par de húmedos besos por su cuerpo, la respiración acelerada y la mirada confundida de la ruborizada chica, le mostraba el reprimido deseo femenino. —¿Sabes, Regina? – le dijo dándole un fugaz beso en sus labios, su erecto miembro se pegó a la piel del vientre de la joven y ella tragó pesadamente — ese imbécil ya no te duele…porque ya no lo amas, porque en realidad, nunca lo amaste, aquella creencia estúpida de niña que te metieron siempre es lo único por lo cual sigues aferrándote a él, pero tú, no eres lo que todos te dijeron que eras, no eres la chica buena y pudorosa que siempre creíste ser – le dijo sorprendiéndola. —¿Qué? – preguntó apenas con voz. —Tú también lo sabes — habló roncamente el
Él besó su cuello y Regina cerró los ojos, luego de unos segundos él jaló de las sábanas cubriendo la desnudez total de Regina al momento de salir de su cuerpo y devolver su miembro bajo sus pantalones.—Giovanni… - habló la pelinegra cuando él recargo su espalda en ese colchón de dos plazas y se llevaba agotado una mano al frente sin haber terminado de regular su respiración.—No te dejaré retractarte — dijo sin verla, pero seguro de lo que pretendía — vas a ser mía hasta que te enamores de mí…porque yo – Giovanni se detuvo antes de admitir que el ya lo estaba de ella.Regina abrió los ojos sorprendida… ¿qué quería decir eso? ¿El…quería que ella lo amara? ¿Por qué?Ella se sentó sobre la cama y cubrió sus senos con la manta, la cama estaba pegada a una pared y pasar por encima de él era la única opción de bajar, ya que a los pies de la cama de encontró un mueble, una especie de pequeño librero de madera negra.—Nos estamos metiendo en un problema… tú también lo sientes, ¿verdad? – di
—Quédate conmigo… no seamos novios si no quieres, pero quédate conmigo…no me dejes nunca…tu no — mencionó el joven para besar sus labios.Las manos de Regina resbalaron de su rostro a su pecho y en sus ojos se reflejó su duda, su corazón volvió a golpear con fuerza… ella se dio cuenta que justo en ese momento, se haría lo que ella deseara… si decidía dejarlo, él debería de aceptarlo… y si seguía a su lado, estaba condenándose a llegar a amarlo.Estaba asustada… no creyó que ese momento llegaría, no después de esa confesión, todavía hacía unos momentos quería dejarlo…volvió a ser testigo de la debilidad que tenía por ese ser de ojos azules de aquel apuesto hombre que ahora la besaba con pasión y volvía a contagiarla de la misma, al moverse suavemente y con el peso de su cuerpo apoyado en ella.—Instémoslo y veamos qué pasa — sugirió el joven al tiempo que volvía a besarla, esta vez, con ternura.—Yo… - dijo y tembló al volver a hervir su sangre —ahh— gimió cuando atravesó con mayor fac