Su concentración había estado todo el tiempo en clase, no podía darse el lujo de complicarse en sus estudios, su vida y su situación sentimental ya eran bastantes complicadas, como para permitirse eso, una vez que la profesora se volteó a limpiar la pizarra para comenzar a escribir de nuevo en ella, Regina suspiró… su atención recayó en las palabras escritas en su libreta, una vez que las mismas se desenfocaron, ella se sumergió en sus dudas…¿qué clase de persona era Giovanni y qué tipo de vida habría vivido? “Nunca me dice nada”… pensó al recordar, todo el tiempo que he estado juntos él nunca había mencionado de nada su familia, salvo claro, que sus padres estaban muertos… y eso era una mentira, su madre vivía y él la detestaba. ¿Qué debería hacer?…dudaba. Estaba molesta por cómo se venía comportando con él, cada día Giovanni se volvía más parte de ella, y aunque sabía que eso no podía ser definitivo, no podía evitar sentirse excluida de él… amantes eran, debía entenderlo, pero ta
La pelinegra rascó su cuello distraídamente y tras recordar la marca que traía, pasó un mechón de su cabello por sus hombros —no… él, él ya está con Benedicto — respondió y jugó con la lata en sus manos, Giancarlo volteó de medio lado a verlo y las dos contrastantes miradas se encontraron por unos segundos. Ninguno se soportaba, pero Giovanni sonrió con soberbia, al saber que mientras Giancarlo estaba con Fiama y Regina con él, ella le era intocable. El rubio apenas había comido luego de quince minutos, no podía evitar mirar demasiado a Regina. — de verdad te gusta— dijo con cierta sorpresa el afeminado joven al verlo pendiente de ella. —Eso no es tu asunto— respondió fastidiado con él y el chico sonrió al no haberlo negado. —Supongo que algún día debería que pasar— dijo Benedicto divertido mientras mordía su emparedado y lo veía sacar su móvil y prestarle atención mientras sonreía. Los ojos azules del rubio observaron a Regina una vez más antes de volver la atención a su móvil.
Regina tembló una vez más —Giova-nni— lo nombró jadeante y con sus ojos apretados mientras su cabeza caía ligeramente hacia atrás. Ya no aguantaba. Él acarició su dolorida erección que también comenzó a lubricarse, lamió del sensible y rosado clítoris de Regina y se levantó repartiendo un par de húmedos besos por su cuerpo, la respiración acelerada y la mirada confundida de la ruborizada chica, le mostraba el reprimido deseo femenino. —¿Sabes, Regina? – le dijo dándole un fugaz beso en sus labios, su erecto miembro se pegó a la piel del vientre de la joven y ella tragó pesadamente — ese imbécil ya no te duele…porque ya no lo amas, porque en realidad, nunca lo amaste, aquella creencia estúpida de niña que te metieron siempre es lo único por lo cual sigues aferrándote a él, pero tú, no eres lo que todos te dijeron que eras, no eres la chica buena y pudorosa que siempre creíste ser – le dijo sorprendiéndola. —¿Qué? – preguntó apenas con voz. —Tú también lo sabes — habló roncamente el
Él besó su cuello y Regina cerró los ojos, luego de unos segundos él jaló de las sábanas cubriendo la desnudez total de Regina al momento de salir de su cuerpo y devolver su miembro bajo sus pantalones.—Giovanni… - habló la pelinegra cuando él recargo su espalda en ese colchón de dos plazas y se llevaba agotado una mano al frente sin haber terminado de regular su respiración.—No te dejaré retractarte — dijo sin verla, pero seguro de lo que pretendía — vas a ser mía hasta que te enamores de mí…porque yo – Giovanni se detuvo antes de admitir que el ya lo estaba de ella.Regina abrió los ojos sorprendida… ¿qué quería decir eso? ¿El…quería que ella lo amara? ¿Por qué?Ella se sentó sobre la cama y cubrió sus senos con la manta, la cama estaba pegada a una pared y pasar por encima de él era la única opción de bajar, ya que a los pies de la cama de encontró un mueble, una especie de pequeño librero de madera negra.—Nos estamos metiendo en un problema… tú también lo sientes, ¿verdad? – di
—Quédate conmigo… no seamos novios si no quieres, pero quédate conmigo…no me dejes nunca…tu no — mencionó el joven para besar sus labios.Las manos de Regina resbalaron de su rostro a su pecho y en sus ojos se reflejó su duda, su corazón volvió a golpear con fuerza… ella se dio cuenta que justo en ese momento, se haría lo que ella deseara… si decidía dejarlo, él debería de aceptarlo… y si seguía a su lado, estaba condenándose a llegar a amarlo.Estaba asustada… no creyó que ese momento llegaría, no después de esa confesión, todavía hacía unos momentos quería dejarlo…volvió a ser testigo de la debilidad que tenía por ese ser de ojos azules de aquel apuesto hombre que ahora la besaba con pasión y volvía a contagiarla de la misma, al moverse suavemente y con el peso de su cuerpo apoyado en ella.—Instémoslo y veamos qué pasa — sugirió el joven al tiempo que volvía a besarla, esta vez, con ternura.—Yo… - dijo y tembló al volver a hervir su sangre —ahh— gimió cuando atravesó con mayor fac
—Gio…—Ah, Regina…— la nombró al sentir un calor extremo comenzar a recorrerlo y su cuerpo perder fuerza mientras terminaba junto a ella… mordió su hombro al reconocer que podría hacer eso cada día de su vida.Ambos cuerpos temblaron y Giovanni permaneció en su lugar, sobre ella y entre sus piernas… la respiración pesada de Regina escapaba por sus labios y un par de hilos cobrizos se pegaban a su frente producto del sudor que bañaba ambos cuerpos, ella estaba agotada pero una sensación de paz la inundaba, se sentía tan bien en ese momento y por primera vez no le importó…antes la hubiese asustado, hoy no; por eso cuando el rubio salió de ella y se bajó de su cuerpo no reprimió un quejido inconforme.—Eres deliciosa— mencionó el joven y le sonrió antes de atraerla a él en un abrazo.Regina lo vio a los ojos y sonrió para corresponder su abrazo… ¿por qué no decía algo más romántico?... negó en silencio al entender que Giovanni era así.—¿Sabes? — habló ella todavía con su corazón acelera
Suspiró cansadamente… lo de él y Regina había empezado de una forma bastante peculiar… terminó por sonreír, había logrado seducir a esa testaruda y puritana chica, frunció el ceño al recordar algo y se dirigió al pequeño y alargado mueble que se encontraba frente a la sala y bajo el televisor, revolvió un par de cosas y sacó un pequeño álbum fotográfico para después deslizar y cerrar la puerta del mueble.—¿Pediste comida o la prepararás? — cuestionó Regina al sonreírle mientras se recargaba en la columna justo a un lado de la barra.Frunció el ceño al verlo sostener ese familiar sobre —¿qué haces? — cuestionó y se acercó, cubría su cuerpo solo con la delgada sábana blanca en la que habían estado enredados.Giovanni sonrió de medio lado — solo espera— dijo y la pasó de largo.Regina frunció el ceño al verlo regresar a la habitación donde habían estado y verlo salir con su celular en la mano segundos después, ella suspiró al verlo ocupado buscando algo en el dispositivo y optó por recu
“¿Qué vas a hacer ahora, Giovanni?” se preguntó mientras comenzaba a deshacerse de su ropa para también tomar una ducha antes de su siguiente clase.No olvidaba la sencilla afirmación con la que su primo le dejó saber que amaba a Regina, nunca esperó eso viniendo de él, Giovanni era de la clase de personas que no solían involucrarse de ese tipo de modo con ninguna mujer, de hecho, nunca le había conocido ninguna novia o nada parecido a algo de real importancia… ni siquiera quería pensar en los problemas que se les venían encima a esos tres… Giancarlo, Giovanni y Regina… Regina… también le preocupaba la reacción de ella, él también sabía lo que quiso o quería a Giancarlo, ¿qué haría cuando todo el lío que había montado Fiama se disipara y él la enfrentara de una buena vez? ¿amaría tanto a Giovanni para renunciar a su ilusión de adolescente por el pelinegro o lo dejaría al no poder hacerlo? No quería que su primo terminase con el corazón roto…no otra vez…por ello, haría lo necesario par