¡Hola, hola! ¡Feliz ombliguito de semana! ¿Qué tal con Paige? ¿Se imaginaban algo así? ¿Qué les parece nuestro ogro celoso de su mamá? ¡Las leo en los comentarios, saben que amo leerlas! Nos vemos mañana, a la misma hora y por el mismo canal (si el internet no me falla) Un abrazo <3
˗ˏˋ Owen ˎˊ˗Flavia aprieta mi mano con fuerza para evitar que reaccione bruscamente y la miro de reojo, tratando de calmar el torbellino de emociones que tengo. Richard, ¿en serio? Un tipo con nombre propio que aparece en la vida de mamá cuando menos lo espero. Mi madre, la mujer que, según yo, siempre ha estado sola.—¿Richard, eh? —murmuro, intentando disimular la sorpresa y el escepticismo. Todo esto me suena tan extraño, tan fuera de lugar, que no puedo evitar un pequeño gruñido al final de la frase, pero entonces noto la forma en que mamá me observa, una mezcla de cariño y nervios, como si esperara una aprobación. Flavia me mira y veo el humor en sus ojos, como si estuviera disfrutando de este lado de mí que yo mismo apenas reconozco—. Está bien, está bien. Es solo que… no me lo esperaba, pero si… Richard —le doy peso al nombre y me aclaro la voz—, es una buena persona y te hace feliz, supongo que está bien. —Las palabras salen con más calma, aunque aún me resulta raro pensar en
˗ˏˋ Owen ˎˊ˗ Salgo del baño después de una ducha reconfortante, que me ayudó a despejar la mente y a dejar atrás el peso del día. Esta noche ha sido... diferente, por decir lo menos. Ver a mi madre vulnerable y afectada por culpa de Gavin no era algo que esperaba encontrar al llegar a casa. Además, sigo dándole vueltas a lo de Richard, ya que no esperaba conocer al novio de mamá y, mucho menos, que ella tuviera uno. No es que esté mal, al contrario…, simplemente, nunca imaginé verla en una relación después de tantos años. Entro a la habitación y encuentro a Flavia sentada en la cama, concentrada en su ritual nocturno, extendiendo crema premamá sobre su vientre redondeado con movimientos suaves y circulares. La luz suave ilumina sus curvas y cuando levanta la vista, sus ojos grises me atrapan y su boca se curva en una cálida sonrisa. —¿Sabes? —dice esbozando una sonrisa—. Richard me cayó muy bien —comenta y detiene sus movimientos para observarme con atención. Sus dedos quedan quieto
¡Bienvenidos!No saben lo feliz que me siento, pues, "sin querer queriendo" estoy cumpliendo una de mis metas al crear esta tercera novela. Siempre quise hacer una saga y creo que voy por buen camino, jijiji :P"Atrévete a quererme" es la tercer entrega de la serie "Citas con el destino". Si aún no has leído las dos primeras, te aconsejo que vayas y las guardes en tu biblioteca si no quieres hacerte spoiler.La primera entrega de la serie es "Una esposa para el señor perfecto", donde conocerás a un enigmático Justin, quien, con la ayuda de su leal y eficaz asistente Sunmi, buscarán a la mejor candidata para cumplir las exigentes demandas para heredar el prestigioso bufete de su tío.La segunda novela de la serie es "No lo llames casualidad", donde el destino hará de las suyas cuando dos extraños en circunstancias extremas, acuerdan casarse por acuerdo en Las Vegas y así desafiar el destino que la familia de Maya, tenía pensado para ella.SINOPSIS:Cuando mi vida en Milán se volvió un
Atrévete a quererme es una novela escrita por Andrea Paz PS y registrada en SafeCreative bajo el código: 2405208038196. Se prohíbe cualquier copia parcial o total de la obra, ya que estará infringiendo los derechos de autor._________________________________˗ˏˋ Flavia ˎˊ˗Milán, Italia.Despierto aturdida y desorientada, sintiendo como un intenso olor a desinfectante inunda mis fosas nasales, provocándome náuseas y un revoltijo en el estómago. A lo lejos, escucho voces cuchicheando entre susurros, y cuando intento abrir los ojos, siento la vista borrosa. La claridad de las luces blancas del techo confirman mis sospechas: estoy en un hospital. Parpadeo repetidamente hasta que mi visión comienza a aclararse.—Hasta que despertaste, mi niña, por Dios… —exclama mi abuela, sentada a mi lado. Su rostro arrugado por la preocupación pero también por el alivio de verme despierta. Junto a ella está su amiga, Matilda, una presencia constante en mi vida desde que era niña.—Nonna, ¿qué pasó? —pr
˗ˏˋ Flavia ˎˊ˗Milán, Italia.La enfermera acaba de salir de la habitación, llevándose con ella las muestras que tomó para los análisis adicionales. Había llegado justo antes de contestarle a mi abuela, por lo que el silencio que queda en su ausencia es pesado pero necesario. Es el momento de enfrentar la realidad, de procesar lo que ha pasado y de comenzar a entender lo que vendrá.Mi abuela y Matilda continúan a mi lado, sus rostros llenos de preocupación, pero también de una inquebrantable determinación. Tomo aire y me siento un poco más erguida en la cama, decidida a compartir mi historia, a aclarar las dudas que sé que están en sus mentes.—Bien, creo que es hora de ponerlas al día —digo, mi voz firme pero con un toque de vulnerabilidad que no puedo evitar. Mi nonna asiente, su mano aprieta la mía en señal de apoyo. Matilda se inclina hacia adelante, atenta—. Todo comenzó hace unos meses, después de perder mi trabajo en Éclat Couture. Fue un golpe duro, una verdadera decepción —c
˗ˏˋ Flavia ˎˊ˗Milán, Italia.Salimos del hospital y el sol de la tarde nos recibe con su calidez. Mi abuela y Matilda caminan a mi lado, cuidando de mí como siempre lo han hecho. Subimos al taxi y, mientras el vehículo recorre las calles de Milán, mi mente se llena de pensamientos sobre lo que acaba de suceder. Los latidos de los corazones de mis bebés siguen resonando en mis oídos, una melodía de esperanza que me da fuerzas para seguir adelante.Perdida en mis pensamientos, apenas noto que hemos llegado a mi apartamento hasta que la voz de mi abuela me trae de vuelta al presente.—Flavia, baja con cuidado —dice, sosteniéndome del brazo mientras salgo del taxi.—Gracias, nonna. Gracias, Matilda —digo, esperando que su visita termine aquí y poder pensar en lo que haré de ahora en adelante. Pero ninguna de las dos se mueve de mi lado—. Pensé que volverían a Alagna… —menciono confundida.—Nada de eso, cucciola mia. Nos quedaremos contigo hasta que estés mejor —responde mi abuela, con un
˗ˏˋ Flavia ˎˊ˗Milán, Italia.El abrazo de Cory me toma por sorpresa, pero enseguida me encuentro devolviéndolo con la misma intensidad. Su energía positiva y su sonrisa contagiosa me reconfortan al instante, como si hubiera traído consigo un rayo de sol en medio de la incertidumbre que siento.—¡Cory! —exclamo, apartándome para mirarlo a los ojos, con una mezcla de alegría y confusión. Su sonrisa contagiosa ilumina el umbral de mi puerta, y me doy cuenta de lo mucho que he echado de menos su compañía.—¡Fla! ¿Cómo estás, guapa? —responde con la misma calidez. Volteo a ver a mi nonna y ambas ancianas se mantienen en silencio, observando nuestra interacción con curiosidad y una pizca de sorpresa.—¡Qué sorpresa verte por aquí! —digo, sin poder ocultar mi alegría. Me aparto un poco para dejarlo entrar, y él cruza el umbral con una expresión de asombro en el rostro al ver a mis dos acompañantes—. Déjame presentarte a mi nonnaFiorella y a su amiga Matilda. Abuela, Matilda, él es Cory, un
˗ˏˋ Flavia ˎˊ˗Milán, Italia.Cory se queda inmóvil, con los ojos muy abiertos, procesando lo que acaba de oír. Puedo ver cómo su expresión cambia de la sorpresa a la preocupación en cuestión de segundos. Las lágrimas que he estado conteniendo comienzan a escapar, y me siento abrumada por todo lo que ha sucedido hoy. Me tapo la cara con las manos, incapaz de mantener la compostura.—Fla... —susurra Cory, su voz llena de preocupación. Sin embargo, no se acerca, dándome espacio para respirar y calmarme un poco. Mientras mi nonna y Matilda parecen darse cuenta de la tensión en el aire y, con una sonrisa forzada, empiezan a hablar de otra cosa, intentando distraer a mi amigo.—Entonces, Cory, cuéntanos más sobre tus viajes. ¿Cuál es el lugar más interesante que has visitado? —pregunta Matilda, esforzándose por mantener un tono casual.La conversación a mi alrededor se vuelve un murmullo distante cuando me levanto de la mesa.—Perdón… necesito un momento —murmuro, alejándome hacia mi habit