¡Hola, hola! Ya sé que anduve medio desaparecida, pero avisé que estuve enferma y con poco o nada de ánimos para escribir. La buena noticia es que ya estoy mejor. Volviendo a la historia, he pasado por algunos bloqueos, pero estoy poco a poco ordenando mi cabeza (tengo muchas ideas dando vueltas). Bueno, ya vimos que la nonna le trajo un poco de alivio a lo tenso de la mañana, aunque nada se pudo hacer por evitarle el mal rato a Owen. ¿Creen que lograrán convencerlo? ¿Aceptará reunirse con el donador? Las leo en los comentarios, saben que amo leerlas :* Un abrazo <3
˗ˏˋ Owen ˎˊ˗No puedo evitar sentir cómo mi enojo se enciende al pensar en Gavin y su última jugada. No tuvo suficiente con irrumpir en mi vida como el inversionista de ZeroRisk, sino que ahora, incapaz de aceptar mi rechazo, se atrevió a ir a buscar a mi madre para intercediera ante mí. De todas las formas de llamar mi atención, eligió esta, manipulándola para que hablara en su nombre, arrastrándola a una historia que ya la hirió demasiado. «¿Qué tan desesperado tiene que estar para meter a mi madre en medio?»Aprieto los puños y siento el peso de cada año en el que esperé a que se acercara, que al menos intentara ser algo parecido a un padre, pero, cuando por fin lo hace, lo hace manipulando y de forma tardía, justo ahora que he construido una vida sin él, donde tengo a Flavia y una familia en camino. Gavin solo piensa en sí mismo. Esta no es manera de reparar nada; es solo su ego hablando, nada más.Mi mandíbula se tensa y las palabras de Justin se cuelan entre mi rabia, por mucho q
˗ˏˋ Owen ˎˊ˗Flavia aprieta mi mano con fuerza para evitar que reaccione bruscamente y la miro de reojo, tratando de calmar el torbellino de emociones que tengo. Richard, ¿en serio? Un tipo con nombre propio que aparece en la vida de mamá cuando menos lo espero. Mi madre, la mujer que, según yo, siempre ha estado sola.—¿Richard, eh? —murmuro, intentando disimular la sorpresa y el escepticismo. Todo esto me suena tan extraño, tan fuera de lugar, que no puedo evitar un pequeño gruñido al final de la frase, pero entonces noto la forma en que mamá me observa, una mezcla de cariño y nervios, como si esperara una aprobación. Flavia me mira y veo el humor en sus ojos, como si estuviera disfrutando de este lado de mí que yo mismo apenas reconozco—. Está bien, está bien. Es solo que… no me lo esperaba, pero si… Richard —le doy peso al nombre y me aclaro la voz—, es una buena persona y te hace feliz, supongo que está bien. —Las palabras salen con más calma, aunque aún me resulta raro pensar en
˗ˏˋ Owen ˎˊ˗ Salgo del baño después de una ducha reconfortante, que me ayudó a despejar la mente y a dejar atrás el peso del día. Esta noche ha sido... diferente, por decir lo menos. Ver a mi madre vulnerable y afectada por culpa de Gavin no era algo que esperaba encontrar al llegar a casa. Además, sigo dándole vueltas a lo de Richard, ya que no esperaba conocer al novio de mamá y, mucho menos, que ella tuviera uno. No es que esté mal, al contrario…, simplemente, nunca imaginé verla en una relación después de tantos años. Entro a la habitación y encuentro a Flavia sentada en la cama, concentrada en su ritual nocturno, extendiendo crema premamá sobre su vientre redondeado con movimientos suaves y circulares. La luz suave ilumina sus curvas y cuando levanta la vista, sus ojos grises me atrapan y su boca se curva en una cálida sonrisa. —¿Sabes? —dice esbozando una sonrisa—. Richard me cayó muy bien —comenta y detiene sus movimientos para observarme con atención. Sus dedos quedan quieto
˗ˏˋ Owen ˎˊ˗ Apoyo los codos sobre el escritorio y me paso las manos por el cabello. La pantalla del computador frente a mí, muestra un informe en el que debería estar cien por ciento concentrado, pero las palabras se mezclan entre sí como si se hubieran comprimido y formaran bloques densos, imposibles de leer. Llevo dos días así. Desde que mamá apareció el lunes con lágrimas en los ojos y palabras que no quería volver a escuchar, el pasado ha revuelto la paz y tranquilidad que desde hace tan poco he podido disfrutar, y se ha instalado en mi cabeza como un huésped no deseado. Los "y si..." se han apoderado de mi cabeza y no me dejan en paz. «¿Y si no nos hubiera abandonado? ¿Y si nunca nos hubiera engañado? ¿Y si no me hubiera rechazado? ¿Y si tuviera la decencia de quedarse en el maldito pasado?» Suelto un suspiro cabreado y de mal humor, ya que, sé que pensar en esto no me sirve de nada, pero no puedo evitarlo. La única razón por la que accedí a hablar con Gavin es por Flavia y mi
˗ˏˋ Flavia ˎˊ˗No hay vacilación en mi voz, aunque por dentro estoy hecha un manojo de nervios, pero mi respuesta tiene el efecto esperado: Gavin aparta la mirada por un segundo, quizás sorprendido por mi firmeza. La tensión en el aire es tan densa, que casi puedo cortarla con un cuchillo, mientras el padre de Owen nos observa y fija sus ojos en mí, con una intensidad que me hace sentir expuesta, sobre todo, cuando se detiene en mi vientre. Honestamente, esperaba ver un gesto de sorpresa o duda, pero lo que percibo es algo muy diferente: emoción. Parece algo conmovido, como si mi embarazo le recordara lo mucho que ha perdido... o, tal vez, lo que aún puede recuperar.Gavin carraspea y retoma el control de la situación, o al menos lo intenta, porque noto cómo sus labios tiemblan levemente antes de hablar, como si esta reunión le costara más de lo que está dispuesto a admitir.—Gracias por aceptar verme —le dice a Owen con la voz ronca, pero su atención vuelve a mí y se detiene, otra vez
˗ˏˋ Flavia ˎˊ˗Owen da un paso atrás con la mandíbula tensa, los ojos oscuros y la postura tan rígida que parece estar a punto de salir de la sala de espera. Puedo sentir su respiración acelerada, incluso, desde donde estoy.—Ni siquiera debería estar aquí… —refunfuña para sí mismo, en voz baja y con un tono lleno de irritación. Aprieta los puños y las palabras que murmura entre dientes son más para él que para mí—. No tiene por qué importarme lo que pase con él. Fue un error venir.Quiero decirle algo, cualquier cosa, pero las palabras no llegan. Sé que todo esto debe ser devastador para Owen, y yo estoy aquí, como una inútil. Por un lado, quiero abrazarlo y protegerlo de todo, pero, por otro, siento que batalla contra algo que no sé si puedo entender del todo.El doctor, quien parece estar acostumbrado a lidiar con problemas entre pacientes y sus familiares, lo observa con paciencia. Me hace un leve ademán, como si me animara a intervenir, pero no estoy segura de cómo hacerlo. Lo úni
˗ˏˋ Owen ˎˊ˗Estoy frente a la ventana con las manos en los bolsillos. Las luces de la ciudad apenas son un borrón mientras intento procesar todo lo que acaba de suceder, ya que nunca pensé que una simple visita podría poner mi mundo al revés. Su diagnóstico, la historia retorcida de su matrimonio y sus hijas… Y la inversión que asegura dejarme como legado: una herencia que no pedí y que llega manchada de culpa. Pienso en ZeroRisk: todo lo que he logrado, lo que he construido con mis propias manos, ahora resulta que también es parte de este hombre al que apenas conozco. Todo se siente como un rompecabezas que no sé si quiero armar.El ruido constante de los monitores es un recordatorio del estado en el que está. Respiro hondo, pero el aire aquí dentro pesa, como si se me quedara atrapado en los pulmones.—Se ha dormido. —La voz de Flavia es suave, pero lo suficientemente clara como para traerme de vuelta. Me giro hacia ella y su mirada se encuentra con la mía. Está cansada, pero sigue
˗ˏˋ Owen ˎˊ˗Termino de guardar la última maleta en el pickup de la camioneta y cierro el portalón con un golpe seco. Me detengo un momento, respiro profundo y dejo que el aire helado me despeje un poco. A mi alrededor, la calle está llena de vida: voces que se mezclan con el rugido constante de los motores y el eco de pasos apresurados en la acera. Es el inconfundible ajetreo de una ciudad que nunca para, aunque mi mente parece estar atrapada en otro lugar.Las últimas treinta y seis horas han sido un caos mental, y por eso preferí enfocar toda mi energía en el trabajo y en mantenerme ocupado, ya que es la única forma de no perder la cordura. Gavin, su herencia, sumada a las conversaciones incómodas que he evitado con Flavia… Todo ha quedado en segundo plano. Incluso, rechacé un par de llamadas de Justin sin pensarlo, pues no quería hablar, ni pensar. Además, no tengo respuestas para él, ni siquiera para mí mismo. Todo eso, mientras las palabras de mi padre todavía retumban en mi cabe