¡Holisssss! Aquí les dejo a este par de locos enamorados... ¿qué les parece que quieran casarse así de rápido? Yo me reí mucho con Maya... se fue como gorda en tobogán y logró abrumar a la pobre Fla, aajjajaja No olviden dejarme sus comentarios y contarme qué les parece todo esto. Las leo mañana <3 Un abrazo :*
˗ˏˋ Flavia ˎˊ˗Despierto antes de lo habitual, algo que no había ocurrido desde que dejé las náuseas matutinas hace más de un mes. Los primeros rayos del sol que entran por la ventana, indican que apenas amanece, pero mi mente ya está cien por ciento operativa, demasiado despierta e inquieta. Faltan menos de dos semanas para casarme con Owen y la frase: “menos de dos semanas" se repite en mi cabeza sin cesar, recordándome la locura en la que nos hemos metido. La idea me llena de una emoción casi infantil, aunque también de una ansiedad que me aprieta el pecho y, ahora, no sé qué hacer con toda esta energía, ya que mi cuerpo parece estar en alerta desde que abrí los ojos.Owen duerme profundamente a mi lado, con su brazo firme alrededor de mi cintura de manera protectora, como si incluso en sueños quisiera mantenerme cerca. Su rostro luce tan relajado, ajeno a mi pequeña tormenta mental, que me hace cuestionar cómo logra estar tan tranquilo. En cambio, yo no dejo de pensar en todo, y me
˗ˏˋ Flavia ˎˊ˗ Despierto un poco desorientada y mi primer reflejo es extender la mano para buscar a Owen, pero lo único que encuentro es su lado frío y vacío. Tardo unos segundos en recordar dónde estoy y por qué no está a mi lado. La despedida de soltera en casa de Tamar. Una ligera sonrisa se asoma en mis labios al revivir algunos momentos de la noche anterior: risas interminables, comida deliciosa, bromas subidas de tono y el sonido inconfundible de las mujeres que más quiero, acompañándome en esta celebración. —Buenos días, mis cachorros —saludo a mis bebés, tras un largo bostezo. Con esfuerzo, me enderezo en la cama, mientras acaricio mi vientre con movimientos circulares y pausados—. ¿Cómo están hoy? —murmuro, sin esperar respuesta, aunque la sensación de conexión es inmediata. Una leve patadita, casi tímida, me hace sonreír—. ¿Eso fue un “buenos días”? —pregunto, justo cuando otra pequeña patada responde, esta vez del lado opuesto—. Ah, ya veo, ¿y tú también estás de acuerdo?
˗ˏˋ Flavia ˎˊ˗Me miro una última vez en el espejo y ajusto el velo sobre mi cabello recogido. El vestido blanco se ciñe a mi cuerpo de manera perfecta, ya que su confección realza mis nuevas curvas y realza mi vientre de veinticinco semanas. Mis manos acarician la tela con cuidado y repasan cada detalle, como si quisiera grabarlo en mi memoria.Nunca pensé verme así: demasiado embarazada, emocionada y preparada para dar este gran paso; pero aquí estoy, con los nervios de punta y el corazón desbocado, más nerviosa con cada minuto que pasa. Tomo una bocanada de aire y hago mi mejor esfuerzo por calmar las mariposas en mi estómago.De repente, la puerta se abre con suavidad y Maya entra con una sonrisa radiante. Lleva su vestido de madrina en tono oro rosa que le sienta de maravilla, pero es su expresión la que ilumina la habitación.—Estás impresionante, Fla —dice, mientras sus ojos recorren cada detalle del vestido—. Owen se va a quedar sin aliento —bromea en tono travieso, lo que nos
˗ˏˋ Owen ˎˊ˗Han pasado unos días desde la boda y apenas hemos tenido tiempo para procesarlo todo. Entre los mensajes de felicitación, el trabajo en ZeroRisk, las responsabilidades que heredé con BSmart y la atención que requiere el embarazo de Flavia, siento que el reloj no tiene suficientes horas; pero no me importa. Si algo tengo claro es que cada cambio reciente en mi vida tiene un propósito y todos me llevan a ella.Con tanto qué hacer en el trabajo antes de que nazcan nuestros hijos y con el riesgo que supone salir con Flavia en un estado tan avanzado de su embarazo, decidimos posponer la luna de miel. Preferimos esperar unos meses hasta que los mellizos no dependan tanto de su madre para poder disfrutar a solas y a lo grande, algo que nos ilusiona especialmente al considerar que nuestra boda fue pequeña y sencilla.Mientras tanto, otros eventos importantes llenan nuestra agenda. Hoy, por ejemplo, tengo marcado un evento importante en el calendario: la gala de BSmart Capital. La
¡Bienvenidos!No saben lo feliz que me siento, pues, "sin querer queriendo" estoy cumpliendo una de mis metas al crear esta tercera novela. Siempre quise hacer una saga y creo que voy por buen camino, jijiji :P"Atrévete a quererme" es la tercer entrega de la serie "Citas con el destino". Si aún no has leído las dos primeras, te aconsejo que vayas y las guardes en tu biblioteca si no quieres hacerte spoiler.La primera entrega de la serie es "Una esposa para el señor perfecto", donde conocerás a un enigmático Justin, quien, con la ayuda de su leal y eficaz asistente Sunmi, buscarán a la mejor candidata para cumplir las exigentes demandas para heredar el prestigioso bufete de su tío.La segunda novela de la serie es "No lo llames casualidad", donde el destino hará de las suyas cuando dos extraños en circunstancias extremas, acuerdan casarse por acuerdo en Las Vegas y así desafiar el destino que la familia de Maya, tenía pensado para ella.SINOPSIS:Cuando mi vida en Milán se volvió un
Atrévete a quererme es una novela escrita por Andrea Paz PS y registrada en SafeCreative bajo el código: 2405208038196. Se prohíbe cualquier copia parcial o total de la obra, ya que estará infringiendo los derechos de autor._________________________________˗ˏˋ Flavia ˎˊ˗Milán, Italia.Despierto aturdida y desorientada, sintiendo como un intenso olor a desinfectante inunda mis fosas nasales, provocándome náuseas y un revoltijo en el estómago. A lo lejos, escucho voces cuchicheando entre susurros, y cuando intento abrir los ojos, siento la vista borrosa. La claridad de las luces blancas del techo confirman mis sospechas: estoy en un hospital. Parpadeo repetidamente hasta que mi visión comienza a aclararse.—Hasta que despertaste, mi niña, por Dios… —exclama mi abuela, sentada a mi lado. Su rostro arrugado por la preocupación pero también por el alivio de verme despierta. Junto a ella está su amiga, Matilda, una presencia constante en mi vida desde que era niña.—Nonna, ¿qué pasó? —pr
˗ˏˋ Flavia ˎˊ˗Milán, Italia.La enfermera acaba de salir de la habitación, llevándose con ella las muestras que tomó para los análisis adicionales. Había llegado justo antes de contestarle a mi abuela, por lo que el silencio que queda en su ausencia es pesado pero necesario. Es el momento de enfrentar la realidad, de procesar lo que ha pasado y de comenzar a entender lo que vendrá.Mi abuela y Matilda continúan a mi lado, sus rostros llenos de preocupación, pero también de una inquebrantable determinación. Tomo aire y me siento un poco más erguida en la cama, decidida a compartir mi historia, a aclarar las dudas que sé que están en sus mentes.—Bien, creo que es hora de ponerlas al día —digo, mi voz firme pero con un toque de vulnerabilidad que no puedo evitar. Mi nonna asiente, su mano aprieta la mía en señal de apoyo. Matilda se inclina hacia adelante, atenta—. Todo comenzó hace unos meses, después de perder mi trabajo en Éclat Couture. Fue un golpe duro, una verdadera decepción —c
˗ˏˋ Flavia ˎˊ˗Milán, Italia.Salimos del hospital y el sol de la tarde nos recibe con su calidez. Mi abuela y Matilda caminan a mi lado, cuidando de mí como siempre lo han hecho. Subimos al taxi y, mientras el vehículo recorre las calles de Milán, mi mente se llena de pensamientos sobre lo que acaba de suceder. Los latidos de los corazones de mis bebés siguen resonando en mis oídos, una melodía de esperanza que me da fuerzas para seguir adelante.Perdida en mis pensamientos, apenas noto que hemos llegado a mi apartamento hasta que la voz de mi abuela me trae de vuelta al presente.—Flavia, baja con cuidado —dice, sosteniéndome del brazo mientras salgo del taxi.—Gracias, nonna. Gracias, Matilda —digo, esperando que su visita termine aquí y poder pensar en lo que haré de ahora en adelante. Pero ninguna de las dos se mueve de mi lado—. Pensé que volverían a Alagna… —menciono confundida.—Nada de eso, cucciola mia. Nos quedaremos contigo hasta que estés mejor —responde mi abuela, con un