¡Holi, holi! Aquí les dejo este capítulo de nuestros ogritos favoritos. ¿Están listas para el final? Las leo en los comentarios. Un abrazo <3
˗ˏˋ Flavia ˎˊ˗El sonido de la puerta al cerrarse a mis espaldas se mezcla con el eco de las palabras de Owen: "Bienvenida a casa, Flavia". Mis ojos recorren el espacio frente a mí, pero mi mente aún procesa lo que acaba de suceder, ya que todo esto parece sacado de un sueño.—¿Esto es… nuestro? —susurro la pregunta, mientras asiente con sus ojos fijos en los míos, llenos de una mezcla entre orgullo y nerviosismo.—Es nuestro hogar, cielo —responde con calma—. Donde empezaremos esta nueva etapa juntos, como familia. —Su expresión es tan sincera que siento un nudo en la garganta.Recorro con la mirada el vacío apartamento que acaba de llamar "nuestro hogar". Espacio que parece un lienzo en blanco, con las paredes de un blanco inmaculado que contrasta con las ventanas del piso al cielo y dejan entrar la luz de la ciudad que parpadea como un millón de estrellas. El suelo de madera clara está impecable y el espacio abierto parece interminable. No hay muebles ni decoración, solo posibilidad
˗ˏˋ Owen ˎˊ˗Ya es abril y el invierno, al fin, ha quedado atrás. La ciudad parece revivir bajo el cálido sol y le da paso a mi estación favorita: la primavera. Nuestro apartamento, que apenas hace unas semanas inauguramos oficialmente, ya se siente como un verdadero hogar. Ese día fue especial: nuestros amigos y familia llenaron nuestro espacio de risas y buenos deseos. La nonna, por supuesto, se encargó de supervisar que todo estuviera perfecto, con su carácter mandón pero entrañable y Flavia, aunque radiante, ya se veía más agotada de lo habitual, pero su alegría nunca decayó.En estas últimas semanas, he trabajado desde casa para estar siempre cerca de Flavia, quien, con sus casi treinta y siete semanas, me mantiene en un estado de alerta constante cada vez que me llama y, a pesar de su cansancio evidente, su energía para buscarme y conectar conmigo no disminuye. Su libido está por las nubes y siempre encuentra un momento para mirarme con esa chispa que me desarma. Me hace sentir c
˗ˏˋ Owen ˎˊ˗Justo cuando Fiorella termina de peinar a Flavia con ternura y deja su cabello arreglado en una trenza delicada, entra una enfermera con una sonrisa amable y carga un pequeño equipo para ayudarnos con los primeros cuidados de nuestros bebés.—Hora de amamantar, mamá. Vamos a intentarlo juntos —dice, dirigiéndose a Flavia con un tono alentador.Flavia asiente, aunque puedo ver un destello de incertidumbre en sus ojos. La ayudo a acomodarse y le arreglo las almohadas mientras la enfermera le explica las posiciones más cómodas para amamantar. Al primer intento, Flavia se queja con un leve gemido.—Molesta un poco… —admite, al ajustar a Oliver en su pecho.—No te preocupes, probemos otra posición —responde amable—. La del "rugbista" suele funcionar bien con mellizos —sugiere, ayudándola con el cojín de lactancia y a colocar a cada bebé debajo de sus brazos, como si sostuviera un balón de rugby.Observo atento, asegurándome de recordar cada detalle para ayudarla si lo necesita
˗ˏˋ Flavia ˎˊ˗El bullicio del aeropuerto JFK siempre me ha parecido una sinfonía caótica. Voces mezcladas, anuncios constantes, ruedas de maletas que golpean el suelo y una energía que podría consumir a cualquiera que no esté preparado; pero hoy, entre todo ese ruido, me siento tranquila, porque sé que después de tantos años, al fin, volveré a mi tierra natal.Oliver corretea a mi alrededor, aferrado a un avión de juguete que Owen le compró esta mañana. Su risa resuena, ligera y despreocupada, mientras esquiva a los demás pasajeros como si fuera parte de un juego.—¡Mamma, mira! ¡Soy un piloto! —grita, al elevar el juguete por encima de su cabeza y hacer los sonidos de un avión.—Lo haces perfecto, piccolo. Ahora, ven aquí antes de que te pierdas —le digo, aunque no puedo evitar sonreír ante su entusiasmo.Francesca está junto a mí, seria como siempre, con su pequeña mochila de unicornio colgando de sus hombros, mientras observa todo con una concentración que a veces me hace olvidar
¡Bienvenidos!No saben lo feliz que me siento, pues, "sin querer queriendo" estoy cumpliendo una de mis metas al crear esta tercera novela. Siempre quise hacer una saga y creo que voy por buen camino, jijiji :P"Atrévete a quererme" es la tercer entrega de la serie "Citas con el destino". Si aún no has leído las dos primeras, te aconsejo que vayas y las guardes en tu biblioteca si no quieres hacerte spoiler.La primera entrega de la serie es "Una esposa para el señor perfecto", donde conocerás a un enigmático Justin, quien, con la ayuda de su leal y eficaz asistente Sunmi, buscarán a la mejor candidata para cumplir las exigentes demandas para heredar el prestigioso bufete de su tío.La segunda novela de la serie es "No lo llames casualidad", donde el destino hará de las suyas cuando dos extraños en circunstancias extremas, acuerdan casarse por acuerdo en Las Vegas y así desafiar el destino que la familia de Maya, tenía pensado para ella.SINOPSIS:Cuando mi vida en Milán se volvió un
Atrévete a quererme es una novela escrita por Andrea Paz PS y registrada en SafeCreative bajo el código: 2405208038196. Se prohíbe cualquier copia parcial o total de la obra, ya que estará infringiendo los derechos de autor._________________________________˗ˏˋ Flavia ˎˊ˗Milán, Italia.Despierto aturdida y desorientada, sintiendo como un intenso olor a desinfectante inunda mis fosas nasales, provocándome náuseas y un revoltijo en el estómago. A lo lejos, escucho voces cuchicheando entre susurros, y cuando intento abrir los ojos, siento la vista borrosa. La claridad de las luces blancas del techo confirman mis sospechas: estoy en un hospital. Parpadeo repetidamente hasta que mi visión comienza a aclararse.—Hasta que despertaste, mi niña, por Dios… —exclama mi abuela, sentada a mi lado. Su rostro arrugado por la preocupación pero también por el alivio de verme despierta. Junto a ella está su amiga, Matilda, una presencia constante en mi vida desde que era niña.—Nonna, ¿qué pasó? —pr
˗ˏˋ Flavia ˎˊ˗Milán, Italia.La enfermera acaba de salir de la habitación, llevándose con ella las muestras que tomó para los análisis adicionales. Había llegado justo antes de contestarle a mi abuela, por lo que el silencio que queda en su ausencia es pesado pero necesario. Es el momento de enfrentar la realidad, de procesar lo que ha pasado y de comenzar a entender lo que vendrá.Mi abuela y Matilda continúan a mi lado, sus rostros llenos de preocupación, pero también de una inquebrantable determinación. Tomo aire y me siento un poco más erguida en la cama, decidida a compartir mi historia, a aclarar las dudas que sé que están en sus mentes.—Bien, creo que es hora de ponerlas al día —digo, mi voz firme pero con un toque de vulnerabilidad que no puedo evitar. Mi nonna asiente, su mano aprieta la mía en señal de apoyo. Matilda se inclina hacia adelante, atenta—. Todo comenzó hace unos meses, después de perder mi trabajo en Éclat Couture. Fue un golpe duro, una verdadera decepción —c
˗ˏˋ Flavia ˎˊ˗Milán, Italia.Salimos del hospital y el sol de la tarde nos recibe con su calidez. Mi abuela y Matilda caminan a mi lado, cuidando de mí como siempre lo han hecho. Subimos al taxi y, mientras el vehículo recorre las calles de Milán, mi mente se llena de pensamientos sobre lo que acaba de suceder. Los latidos de los corazones de mis bebés siguen resonando en mis oídos, una melodía de esperanza que me da fuerzas para seguir adelante.Perdida en mis pensamientos, apenas noto que hemos llegado a mi apartamento hasta que la voz de mi abuela me trae de vuelta al presente.—Flavia, baja con cuidado —dice, sosteniéndome del brazo mientras salgo del taxi.—Gracias, nonna. Gracias, Matilda —digo, esperando que su visita termine aquí y poder pensar en lo que haré de ahora en adelante. Pero ninguna de las dos se mueve de mi lado—. Pensé que volverían a Alagna… —menciono confundida.—Nada de eso, cucciola mia. Nos quedaremos contigo hasta que estés mejor —responde mi abuela, con un