¡Hola, hola! Aquí les dejo otro capítulo de nuestros ogritos... las cosas se están saliendo de las manos y ahora, más encima, le da un patatús al viejo. Nuestro pobre Owen sigue sufriendo y necesitará muchos apapachos de Fla. ¿Qué creen que sea tan importante de decir? Ya le advirtió que no quería justificarse... entonces, ¿qué? Las leo en los comentarios, saben que amo leerlas <3 Un abrazo :*
˗ˏˋ Flavia ˎˊ˗Owen da un paso atrás con la mandíbula tensa, los ojos oscuros y la postura tan rígida que parece estar a punto de salir de la sala de espera. Puedo sentir su respiración acelerada, incluso, desde donde estoy.—Ni siquiera debería estar aquí… —refunfuña para sí mismo, en voz baja y con un tono lleno de irritación. Aprieta los puños y las palabras que murmura entre dientes son más para él que para mí—. No tiene por qué importarme lo que pase con él. Fue un error venir.Quiero decirle algo, cualquier cosa, pero las palabras no llegan. Sé que todo esto debe ser devastador para Owen, y yo estoy aquí, como una inútil. Por un lado, quiero abrazarlo y protegerlo de todo, pero, por otro, siento que batalla contra algo que no sé si puedo entender del todo.El doctor, quien parece estar acostumbrado a lidiar con problemas entre pacientes y sus familiares, lo observa con paciencia. Me hace un leve ademán, como si me animara a intervenir, pero no estoy segura de cómo hacerlo. Lo úni
˗ˏˋ Owen ˎˊ˗Estoy frente a la ventana con las manos en los bolsillos. Las luces de la ciudad apenas son un borrón mientras intento procesar todo lo que acaba de suceder, ya que nunca pensé que una simple visita podría poner mi mundo al revés. Su diagnóstico, la historia retorcida de su matrimonio y sus hijas… Y la inversión que asegura dejarme como legado: una herencia que no pedí y que llega manchada de culpa. Pienso en ZeroRisk: todo lo que he logrado, lo que he construido con mis propias manos, ahora resulta que también es parte de este hombre al que apenas conozco. Todo se siente como un rompecabezas que no sé si quiero armar.El ruido constante de los monitores es un recordatorio del estado en el que está. Respiro hondo, pero el aire aquí dentro pesa, como si se me quedara atrapado en los pulmones.—Se ha dormido. —La voz de Flavia es suave, pero lo suficientemente clara como para traerme de vuelta. Me giro hacia ella y su mirada se encuentra con la mía. Está cansada, pero sigue
˗ˏˋ Owen ˎˊ˗Termino de guardar la última maleta en el pickup de la camioneta y cierro el portalón con un golpe seco. Me detengo un momento, respiro profundo y dejo que el aire helado me despeje un poco. A mi alrededor, la calle está llena de vida: voces que se mezclan con el rugido constante de los motores y el eco de pasos apresurados en la acera. Es el inconfundible ajetreo de una ciudad que nunca para, aunque mi mente parece estar atrapada en otro lugar.Las últimas treinta y seis horas han sido un caos mental, y por eso preferí enfocar toda mi energía en el trabajo y en mantenerme ocupado, ya que es la única forma de no perder la cordura. Gavin, su herencia, sumada a las conversaciones incómodas que he evitado con Flavia… Todo ha quedado en segundo plano. Incluso, rechacé un par de llamadas de Justin sin pensarlo, pues no quería hablar, ni pensar. Además, no tengo respuestas para él, ni siquiera para mí mismo. Todo eso, mientras las palabras de mi padre todavía retumban en mi cabe
˗ˏˋ Owen ˎˊ˗Me quedo sentado en el suelo, con las cartas y fotografías esparcidas a mi alrededor, mientras las palabras de mi madre resuenan en mi cabeza. Gavin escribió todo esto… intentó estar presente, pero no lo suficiente como para borrar el vacío que dejó su ausencia en mí. «¿De qué sirve ahora?»Tomo otra carta al azar, pero mis manos tiemblan antes de abrirla, ya que el peso de cada palabra escrita me aplasta y me deja en un mar de dudas. «Gavin estaba orgulloso de mí, cree conocerme, pero… ¿realmente lo hace? ¿Acaso puedes conocer a alguien si no compartes ni formas parte de su vida? Si no estuviste para los momentos malos o los días difíciles… ¿eso cuenta como amor?»—Amore. —La voz de Flavia me saca de mi trance y al alzar la mirada, me encuentro con sus intensos ojos grises, llenos de preocupación. Se acerca despacio, como si temiera romper algo que ya está agrietado—. ¿Puedo…? —pregunta al señalar la caja.—Claro. —Le hago espacio y se sienta sobre sus talones, junto a mí
˗ˏˋ Owen ˎˊ˗Después de despedirnos de todos, subimos a la habitación, pero el sueño me es imposible esta noche, ya que estoy demasiado inquieto como para cerrar los ojos. Espero a que Flavia se quede profundamente dormida antes de levantarme con cuidado. Me aseguro de taparla bien con las cobijas y me quedo mirándola unos segundos, antes de tomar la caja y bajar a la sala.La chimenea crepita suavemente y, solo me quedo ahí, con la mirada perdida en las llamas que danzan en la oscuridad. Me siento en el sofá, abro la caja y empiezo a leer otra carta. Las palabras de Gavin duelen, a pesar de su sinceridad.No sé cuánto tiempo le o, hasta que una mano cálida se posa en mi hombro y me saca de mis pensamientos. Al voltearme, encuentro a mamá envuelta con una manta alrededor de los hombros.—¿No puedes dormir, hijo? —susurra, como si supiera exactamente lo que pasa por mi cabeza.—No —admito y su mirada es una mezcla de preocupación y cansancio.—¿Te importa si me siento? —Me acomodo y le
˗ˏˋ Flavia ˎˊ˗Owen no ha sido el mismo desde la cena fallida y lo que ocurrió después en el hospital con su padre. Lo siento cada vez que lo miro y me quedo observándolo en silencio mientras él cree que estoy distraída. Desde esa conversación en el hospital, algo en él cambió. Tal vez, no para peor, pero sí para hacerlo más introspectivo.Cuando Paige nos sugirió visitarla en Norwich, me pareció una excelente idea. Pensé que un cambio de aire podría ayudarlo a aclarar su mente, pero nunca imaginé lo que pasaría cuando él abriera esa caja. Fotografías antiguas de él y su padre, cartas amarillentas llenas de palabras que nunca debieron permanecer ocultas y recuerdos que, estoy segura, Owen olvidó con el pasar de los años. Fue como abrir una puerta a su pasado, una que llevaba años esforzándose en mantener cerrada y en el olvido, como si no existiera.Desde ese momento, supe que debía ser fuerte por él. Owen no es alguien que se abra con facilidad, y cuando esa maraña de verdades empezó
˗ˏˋ Owen ˎˊ˗Cuando la recepcionista del hospital me da el número de su habitación, siento cómo mi corazón comienza a latir con más fuerza. Ansiedad, nervios, incluso algo de miedo; todo se mezcla en mi pecho por partes iguales. Avanzo en silencio por el pasillo junto a Flavia, quien me da un suave apretón en la mano, en un gesto sutil que logra reconfortarme. Y, aunque sé que no tengo que enfrentar esto solo, eso no quita que la carga sea mía, ya que he construido un muro para no sentir nada respecto a él, pero aquí estoy, a punto de cruzar el pasillo que nos separa.El número en la puerta se hace más grande a medida que nos acercamos, y me detengo justo frente a él. Respiro hondo y, aunque no estoy seguro de estar listo para esto, dudo que alguna vez lo esté. Miro a Flavia, que me sonríe con ternura y me da un pequeño empujón en la dirección correcta.Abro la puerta con cuidado y ahí está: Gavin. Mi padre. Se ve cansado y el color pálido de su piel contrasta con la sonrisa que aparec
˗ˏˋ Owen ˎˊ˗Gavin desvía la mirada, y durante un instante, parece perdido en sus pensamientos. Una leve sonrisa se dibuja en su rostro. Hay un brillo en su mirada, una calidez que no había visto antes. Aunque no sé qué lo provoca, parece reconfortado, incluso agradecido.—Me alegra que tengas a alguien como ella a tu lado. —Lo miro, y por fin lo entiendo: miraba a Flavia. Volteo en su dirección y cuando nuestras miradas se encuentran, ella me mira con los ojos brillantes y una sonrisa de orgullo que ilumina su rostro. Es como si me dijera, sin palabras, que hice lo correcto.Mi padre sigue mi mirada y me hace un ademán para que me acerque.—Es hermosa, pero, ¿sabes? No es solo eso, sino que es la forma en la que te mira y el apoyo que te brinda… Eso es amor, hijo. No esperes una señal divina; si la amas, cásate con ella. Es evidente cuánto se aman —susurra. Sus palabras me hacen sonreír.—Lo haré, papá. No hay nada que quiera más —le aseguro, aunque no le digo que ya lo tengo decidido