¡Hola, hola! ¡Feliz inicio de semana! ¡Al fin está comenzando a ceder Fla! Por lo menos, pudieron tener una conversación más lúdica sin terminar tirándose las mechas, ajajajja... ¿Qué les pareció que Owen le cocine? Las veo en los comentarios, saben que me encanta leerlas. Nos vemos mañana, a la misma hora y por el mismo canal :P Un abrazo <3
˗ˏˋ Flavia ˎˊ˗Después de terminar el almuerzo, recogemos los platos en silencio, cada uno perdido en sus pensamientos. El ambiente en la cocina es tranquilo, casi relajado. Mientras seco y guardo cada plato, mi mente vuelve a la breve conversación que tuve con Maya por mensajecuando llegamos al apartamento, ya que habíamos acordado almorzar y pasar la tarde juntas, pero le había escrito rápidamente para decirle que Owen me propuso que nos quedáramos juntos y su respuesta fue directa, como siempre: "No te cierres, Flavia. Deja que las cosas fluyan, pero dale una oportunidad".Algo en su voz me hizo replantearme la situación. Tal vez era la manera en que Owen lo había dicho o quizá era mi propia curiosidad sobre lo que podría pasar si aceptaba. Así que decidí seguir su consejo y quedarme. Hasta ahora, todo ha resultado mejor de lo que imaginé.Ver a Owen cocinar, escucharlo abrirse con respecto a su independencia y la conversación sobre nuestros bebés había sido reveladora. Aunque me l
˗ˏˋ Flavia ˎˊ˗La mañana empieza mucho antes de lo que me gustaría, ya que despierto abruptamente por las náuseas, que no me dejan en paz. Apenas abro los ojos, me apresuro al baño y siento el malestar agitarse en mi estómago. Owen, como ha hecho siempre desde que me mudé a su apartamento, aparece detrás de mí casi al instante, con su presencia constante y reconfortante. Se arrodilla a mi lado, sosteniéndome el cabello y susurrando palabras de ánimo.—Ya va a pasar, Flavia. Respira profundo —dice con la voz suave pero firme.Después de lo que parece una eternidad, las náuseas finalmente empiezan a ceder. Me enjuago la boca y me vuelvo hacia él, agradecida por su paciencia y su ayuda.—Lo siento, Owen. No quería despertarte tan temprano —murmuro entre jadeos—. Gracias… —agrego con cansancio. Chasquea la lengua y niega, torciendo una sonrisa.—Es lo mínimo que puedo hacer, Flavia. Solo quiero que estés bien —responde, dándome un suave beso en la frente antes de levantarse—. Tengo que pre
˗ˏˋ Flavia ˎˊ˗Paige toma una bocanada de aire, como si estuviera preparándose para contar una larga historia y asiente.—Por supuesto que sí, querida. Entiendo que mi hijo no es el hombre más comunicativo del planeta —bromea y logra bajarme un poco la ansiedad—. Siempre le ha costado mucho abrirse y expresar lo que siente —dice, tomando mi mano—. Pero es un buen chico y estoy completamente segura de que está loco por ti —asevera con una sonrisa.—¿Siempre ha sido así, tan serio y reservado o…? —indago con la esperanza de que me revele algo que pueda ayudarme a entenderlo mejor.—No siempre. —Suspira y su mirada se ensombrece ligeramente, como si estuviera reviviendo recuerdos dolorosos—. Era un niño muy dulce y un tanto tímido, pero su vida cambió drásticamente cuando era pequeño.Me quedo en silencio, dándole espacio para continuar. Es evidente que esto no es fácil para ella. Me cuenta un poco cómo conoció al padre de Owen y las circunstancias que los llevaron a separarse la primera
˗ˏˋ Owen ˎˊ˗El día ha sido una locura desde que salí del apartamento. La reunión con los gerentes del casino fue un éxito rotundo, pero por más que intenté concentrarme en la reunión y en los detalles del trato, no podía dejar de pensar en Flavia, si estará bien, si habrá comido algo, si se habrá sentido sola o si quizás salió. Es ridículo, lo sé, pero no puedo evitarlo. Cada segundo lejos de ella me parece una eternidad y lo más absurdo de todo es que no dejo de sorprenderme por lo que siento. Estar enamorado de ella es algo que aún me cuesta asimilar y durante el tiempo que hemos vivido juntos, se ha intensificado solo por el hecho de tenerla cerca.Desde que la dejé esta mañana, no he podido quitarme de la cabeza la imagen de ella esperándome en la cocina con el desayuno que preparó para mí, y por lo mismo, me siento ansioso por volver a casa. No es que dude de que podamos hacer que esto funcione, pero ese gesto tan cotidiano y tan… íntimo, me tomó por sorpresa. Después de todo lo
˗ˏˋ Flavia ˎˊ˗Caminar por este mall con Maya es justo lo que necesitaba. Ver los escaparates llenos de ropa para bebés, los cochecitos alineados como si esperaran a que algún día les demos una oportunidad y los suaves juguetes de peluche, todo esto debería alegrarme más, pero a pesar de que Maya y yo hemos estado recorriendo tiendas durante horas, mi mente sigue atrapada en estos últimos dos días.Durante la mañana le había comentado cómo había sido la experiencia con la doctora Heart, mencionándole que mis dos pequeños están creciendo perfectamente, pero, a pesar de mi esfuerzo por involucrarme, sé que ha notado que estoy distraída.Maya se detiene para mirar un conjunto adorable y yo le sigo el ritmo, señalando de vez en cuando lo que me parece bonito, y, aunque todavía no sé el sexo de mis bebés, no puedo evitar soñar despierta con el momento en que Owen y yo escojamos ropa para ellos. «Si son dos niñas, imagino vestidos adorables, llenos de detalles tiernos que él elegiría con una
˗ˏˋ Owen ˎˊ˗Estoy de pie frente a un grupo de empleados de un cine, explicando los procedimientos de seguridad mientras Miranda supervisa la actividad. Observo sus caras, algunos atentos, otros un poco distraídos. Mantener su atención es crucial, pero es un desafío, ya que el ejercicio es sencillo, pero importante: aprender a evacuar el edificio en caso de emergencia.Mi teléfono comienza a vibrar en el bolsillo de mi pantalón. No le presto mayor importancia al principio, concentrado en la capacitación, pero la insistencia es imposible de ignorar. Mi primer pensamiento es Flavia. Algo dentro de mí se tensa.Miranda me lanza una mirada rápida, notando mi distracción. Asiento levemente y me aparto del grupo, sacando el teléfono. La pantalla muestra múltiples llamadas perdidas de Joshua. Esto no es normal. Con el corazón acelerado, respondo.—Owen, es Maya… Estamos en el hospital. Flavia la trajo. Se desmayó en el centro comercial —dice mi mejor amigo, con la voz quebrada por la preocupa
—Vamos, Fla, cuéntame qué pasó después de que llegaron al apartamento —insiste Maya con una sonrisa, mientras me acomodo en la silla junto a su cama.Había dejado pasar un día, pero la preocupación por su salud y la de mi ahijado, me trajeron hasta aquí, aunque parece que Maya está más interesada en otra cosa. Siento el calor subir a mis mejillas y aparto la mirada por un momento, enfocándome en el patrón de las sábanas.—No pasó nada, Maya —respondo, intentando sonar casual, aunque sé que mi tono me delata. Estoy sonrojada. Lo sé, lo siento en la piel—. Solo me quedé dormida en sus brazos… Estaba tan agotada después de todo lo que pasó ese día, que apenas me di cuenta cuando me llevó a la habitación y le pedí, medio dormida, que se quedara conmigo.Mi mejor amiga levanta una ceja, sin disimular su curiosidad. Sé que no se va a conformar con esa respuesta, así que continúo.—Durmió a mi lado, nada más. De hecho, fue la mejor noche que he tenido en mucho tiempo. No sé si fue el cansanci
˗ˏˋ Flavia ˎˊ˗Estoy completamente descolocada. La puerta aún está abierta y la rubia ya se ha instalado en el centro del apartamento, como si fuera la dueña del lugar. Cierro la puerta lentamente, mientras mi mente trabaja a mil por hora. «¿Quién es ella? ¿Qué tipo de relación tiene con Owen? ¿Por qué actúa con tanta arrogancia?». Una punzada de celos se instala en mi pecho, lucho por mantener la calma.—¿Qué se te ofrece? —pregunto con una voz más firme de lo que esperaba. La rubia me ignora, manteniendo esa actitud altiva que me pone los nervios de punta y se pasea por el salón con un aire de superioridad.—¿Owen está en casa? —cuestiona, sin molestarse en responder a mi pregunta, como si yo no fuera más que una piedra en su camino.—Está en el baño —contesto, justo cuando Owen abre la puerta y sale tan solo con una toalla envuelta alrededor de su cintura. El agua aún brilla sobre su piel y tengo que forzarme por no quedarme mirándolo embobada. Claro, justo ahora tenía que verse así