¡Hola, hola! ¡Perdón la tardanza! Me quedé sin luz el lunes por la noche y volvió por la tarde del martes, así que la "escribición" se suspendió hasta no hace mucho, ya que cuando inicié el computador, le dieron ganas de instalar una actualización y pues, contra eso, nada qué hacer. Ella soñando con Owen comprándole ropita a sus bebés, mientras que Maya no se sentía nada bien... Esa costumbre de nuestra querida Maya de aguantar estoica, hasta que es demasiado tarde. Por suerte Fla logró sortear las concurridas calles de NYC y llevarla a urgencias... ¿Qué creen que le habrá pasado? ¿Estará bien la esposita? Las leo en los comentarios, saben que son importantes para mí <3 Hasta más rato :*
˗ˏˋ Owen ˎˊ˗Estoy de pie frente a un grupo de empleados de un cine, explicando los procedimientos de seguridad mientras Miranda supervisa la actividad. Observo sus caras, algunos atentos, otros un poco distraídos. Mantener su atención es crucial, pero es un desafío, ya que el ejercicio es sencillo, pero importante: aprender a evacuar el edificio en caso de emergencia.Mi teléfono comienza a vibrar en el bolsillo de mi pantalón. No le presto mayor importancia al principio, concentrado en la capacitación, pero la insistencia es imposible de ignorar. Mi primer pensamiento es Flavia. Algo dentro de mí se tensa.Miranda me lanza una mirada rápida, notando mi distracción. Asiento levemente y me aparto del grupo, sacando el teléfono. La pantalla muestra múltiples llamadas perdidas de Joshua. Esto no es normal. Con el corazón acelerado, respondo.—Owen, es Maya… Estamos en el hospital. Flavia la trajo. Se desmayó en el centro comercial —dice mi mejor amigo, con la voz quebrada por la preocupa
—Vamos, Fla, cuéntame qué pasó después de que llegaron al apartamento —insiste Maya con una sonrisa, mientras me acomodo en la silla junto a su cama.Había dejado pasar un día, pero la preocupación por su salud y la de mi ahijado, me trajeron hasta aquí, aunque parece que Maya está más interesada en otra cosa. Siento el calor subir a mis mejillas y aparto la mirada por un momento, enfocándome en el patrón de las sábanas.—No pasó nada, Maya —respondo, intentando sonar casual, aunque sé que mi tono me delata. Estoy sonrojada. Lo sé, lo siento en la piel—. Solo me quedé dormida en sus brazos… Estaba tan agotada después de todo lo que pasó ese día, que apenas me di cuenta cuando me llevó a la habitación y le pedí, medio dormida, que se quedara conmigo.Mi mejor amiga levanta una ceja, sin disimular su curiosidad. Sé que no se va a conformar con esa respuesta, así que continúo.—Durmió a mi lado, nada más. De hecho, fue la mejor noche que he tenido en mucho tiempo. No sé si fue el cansanci
˗ˏˋ Flavia ˎˊ˗Estoy completamente descolocada. La puerta aún está abierta y la rubia ya se ha instalado en el centro del apartamento, como si fuera la dueña del lugar. Cierro la puerta lentamente, mientras mi mente trabaja a mil por hora. «¿Quién es ella? ¿Qué tipo de relación tiene con Owen? ¿Por qué actúa con tanta arrogancia?». Una punzada de celos se instala en mi pecho, lucho por mantener la calma.—¿Qué se te ofrece? —pregunto con una voz más firme de lo que esperaba. La rubia me ignora, manteniendo esa actitud altiva que me pone los nervios de punta y se pasea por el salón con un aire de superioridad.—¿Owen está en casa? —cuestiona, sin molestarse en responder a mi pregunta, como si yo no fuera más que una piedra en su camino.—Está en el baño —contesto, justo cuando Owen abre la puerta y sale tan solo con una toalla envuelta alrededor de su cintura. El agua aún brilla sobre su piel y tengo que forzarme por no quedarme mirándolo embobada. Claro, justo ahora tenía que verse así
˗ˏˋ Owen ˎˊ˗La puerta del ascensor se cierra con un leve chasquido y, por un momento, todo el ruido a mi alrededor desaparece. Estoy perdido en mis pensamientos y con una sensación cálida que dejó el inesperado beso de Flavia en la comisura de mis labios. Una sonrisa involuntaria se esboza en mi rostro y me doy cuenta de que es la primera vez en mucho tiempo que me siento realmente feliz, como si algo finalmente estuviera encajando en su lugar.No puedo evitar pensar en ella, en la forma en que me miró antes de salir y en la manera en que se acercó para acomodarme la corbata. Ese simple gesto, tan íntimo y tan suyo, me dejó claro lo que quiero y lo que no estoy dispuesto a perder. Flavia es la mujer que amo, la madre de mis hijos y no pienso permitir que nada ni nadie se interponga entre nosotros.—No sabía que ibas a ser padre, Owen. —La voz de Miranda me saca bruscamente de mi ensoñación. Se pega más de la cuenta y su perfume, demasiado invasivo y dulzón, me da náuseas. Su mano sube
˗ˏˋ Flavia ˎˊ˗Unas ganas urgentes de ir al baño me despiertan. Abro los ojos, pero me siento inmovilizada por un brazo pesado y cálido sobre mi cintura, abrazándome por la espalda. Tardo un par de segundos en procesar lo que está pasando, pero cuando finalmente giro un poco la cabeza, lo veo: Owen, está completamente dormido junto a mí.Mi corazón se acelera y siento cómo mis mejillas se sonrojan al verlo tan guapo y relajado durmiendo a mi lado. Está tan cerca que puedo sentir su respiración tranquila y segura rebotando en mi cuello. Su rostro está relajado, sin la tensión que usualmente lo acompaña y se ve… diferente, más vulnerable, más real, y, de alguna manera, eso lo hace más atractivo. Una sonrisa boba se forma en mis labios.Con cuidado y sin despertarlo, logro zafarme de su abrazo. Me levanto lentamente y corro al baño antes de que sea demasiado tarde. Mientras hago mis necesidades, no puedo dejar de pensar en lo que sentí al despertar junto a él. Es una mezcla de sorpresa, a
˗ˏˋ Flavia ˎˊ˗Observo a mi abuela a través de la pantalla y su mirada pícara, pero llena de amor, me hace sentir como si fuera una niña otra vez, pillada haciendo alguna travesura. Antes de que pueda pensar en algo inteligente, las palabras me salen atropelladamente.—Nonna, no es lo que te imaginas… —farfullo, sintiendo cómo mis mejillas se calientan aún más—. Solo… dormimos juntos, eso es todo. —Ella sonríe, negando con la cabeza, como si mis palabras fueran completamente innecesarias.—No hace falta que me expliques nada, cucciola —responde con suavidad—. Mientras estés bien y feliz, yo me doy por pagada.Suspiro, sintiendo que la tensión en mis hombros disminuye un poco, pero niego. Ya no hay forma alguna de sacarle la idea de la cabeza. Siempre ha sido así con mi nonna, pero su apoyo incondicional y su capacidad de entenderme sin que tenga que decir mucho, siempre me han dado un refugio seguro. Aunque a veces es demasiado perceptiva para mi gusto.—Estoy bien y los bebés están cr
˗ˏˋ Owen ˎˊ˗Siento que mi corazón dejará un moratón en mi pecho si continúa latiendo con tanta fuerza. Estamos tan cerca el uno del otro, que puedo sentir su cálida respiración en mi piel. Nuestras frentes se tocan y mi pulgar traza círculos suaves en su mejilla, mientras Flavia me mira con esos ojos llenos de dudas, pero también de algo más, algo que me hace sentir esperanza. Sé que tiene miedo, y yo también, pero también veo que está dispuesta a intentarlo. No sé cómo, pero lo sé.—Atrévete a quererme, Flavia —repito. Mi voz suena más suave de lo que esperaba. No quiero presionarla, pero no puedo evitarlo, necesito saber qué está pensando—. Esto… lo que estamos haciendo, no tiene que ser perfecto desde el principio… Por lo mismo quiero que lo intentemos con calma, que nos demos tiempo para conocernos mejor y construir algo real.Ella asiente y veo cómo se muerde el labio, un gesto que me resulta tan familiar y que es tan suyo cuando está nerviosa. Pero no se aparta, no se retira. En
˗ˏˋ Flavia ˎˊ˗Aún sigo preguntándome si todo lo que ocurrió el fin de semana es real o no. Me siento como en un sueño del que no quiero despertar, ya que, compartir con Owen y ver cómo poco a poco se ha ido abriendo a mí, es algo que hace unas semanas era impensado, casi imposible.Después de ese desayuno donde decidimos darnos una oportunidad y descubrir una nueva y alucinante faceta de Owen, le propuse que decoráramos juntos el apartamento con motivos navideños, así que ese día fuimos de compras y escogimos todo lo que hacía falta para, por primera vez, pasar unas fiestas en el que, poco a poco, se ha ido transformando en mi nuevo hogar.Me las ingenié para ir sacándole un poco de información sobre su niñez, en un intento por saber por qué es como es; así como también fui contándole cosas sobre la mía, descubriendo que tenemos muchas cosas en común y muchas otras que debemos ir sanando juntos con el tiempo.Ese día nos entretuvimos entre las compras, recorriendo la ciudad que nunca