La carne sobre la mesa se veía suculenta, al igual que las verduras, pero de todos los comensales, el único que estaba disfrutando aquel majar era Vladimir.— Me gustaría saber que te sucedió en la pierna mi ángel. — dijo Nikola y Dasha vio a Sergei removerse en su lugar, pero también verla con advertencia.— ¿No sería mejor que le preguntes porque se fue a estudiar fuera del país por tanto tiempo? — intervino Miriam, que, si bien era una Smirnof, fue educada con las normas de los Morozova apenas se convirtió en la nueva esposa de Sergei, algo que a su suegra le encanto, ya que Kendra nunca respeto las leyes de los Morozova, pero Miriam, la veían como una autentica mujer del clan, capaz de sacrificarse por proteger a su esposo.— Aunque también le podrías preguntar porque ni siquiera se despidió de ti abuelo, digo, ella ni siquiera te f
Nikola ingreso en su mansión, esa misma que construyó desde cero, le costo reinventarse, pero mucho más le costo mantenerse con vida; paso de largo el escritorio, y fue directo a la biblioteca, jalo uno de los cientos de libros que una vez había leído, y la biblioteca se movió para dar paso al pequeño pero acogedor bunker que poseía no era tanto a modo de protección, era más para guardar su pasado y el de su familia, un pasado doloroso para él y peligroso para sus hijas y nietas.Se atrevió a tomar el brandy, si su medico lo viera seguro y lo regañaría, pero… los acontecimientos de la noche lo ameritaban. Tomo el álbum de fotos, y comenzó a pasar páginas, sus padres, su hermano, ese pequeño que tanto aconsejo para que sea un digno sucesor de su padre, pues Nikola había decidido que seria un empresario más en su Rusia natal, c
Sus manos eran suaves, aunque podía sentir cierta aspereza en los dedos índices, no le costó mucho llegar a la conclusión de que se debía a tanto disparar sus arma, algo que debería pertúrbala, ¿Cuántas personas había matado ese bello rubio? No lo sabía, y quizás, nunca lo quiera saber.Era inevitable que su mente divagará, tenía tanto que pensar, tanto que organizar y planificar, pero ahora, solo era gelatina en las manos de aquel mafioso.— Dios. — susurro sobre los labios sonrientes de Lukyan, mientras la lengua del rubio trazaba los carnosos labios de Dasha, queria que la besara, con pasión, con desenfreno, como la había besado en el sofá de ese insípido departamento, pero en cambio, Lukyan estaba sentado a su lado, lamiendo sus labios, de una manera tan lenta que era desesperante, mientras sus manos, la despojaban de cada prenda, con lentitud, como si estuviera desvistiendo a una virgen. — No tienes por qué hacer esto. — recrimino aun sin quererlo, su voz estaba un poco rota y su
El primer impulso de Dasha fue tratar de ponerse en pie, algo que no logro hacer ya que Lukyan la sujeto de los brazos y la presiono contra el colchón, viéndola con advertencia.— Suéltame, debo ir con Vladimir… — comenzó a quejarse y es que en su mente y corazón solo había una persona, su hijo, lo demás no importaba, y eso lejos de molestar al rubio, lo hizo sonreír.— Tu deberías preocuparte solo porque nadie te vea desnuda. — la pelinegra abrió su boca para hacer el obvio reclamo, pero Lukyan deposito un casto beso en ella y salto fuera de la cama. — No te preocupes por nada cariño, este es nuestra hogar, mientras Vladimir y tu estén aquí, nada les pasara, confía en nuestra gente, somos los Neizan, somos los dueños de Rusia. — la calentaba de sobremanera verlo tan confiado, coqueto e incluso divertido, mientras se colocaba el pantalón de algodón que en algún momento de la noche había quedado tirado en algún lado.— Ten cuidado. — pidió con verdadera preocupación, pues si algo le su
En la mañana Dasha no sabia ni como había llegado a la habitación de Lukyan, pero no le quedaba duda alguna de que estaba en la recamara de su mafioso, allí predominaba un aura misteriosa y cargada de poder, estaba fascinada observando cada detalle del cuarto, hasta que la voz molesta de Alek llamo su atención, o mejor dicho despertó su curiosidad, esa que siempre la metía en problemas, fue dando saltitos hasta la puerta la cual abrió solo unos milímetros, y donde perdió el aire al ver el rostro furioso de Lukyan encararse con el de Alek, se veían uno al otro como enemigos mortales y ella oculta en medio de ambos, tras una puerta, sin saber bien lo que sucedía.— Repítelo una vez más. — el siseo que salió de los labios del rubio eran una advertencia que Alek desestimo, ya sea adrede o no.— Será mejor que saques tu nariz de ent
— No es algo en tu contra o en la mía, son las leyes del clan, cuando una mujer Morozova esta comprometida, debe vivir con el líder del clan, y ese por suerte sigue siendo mi abuelo, peor seria que mi tío ya hubiera asumido, en ese caso sí que no llevaría a Vladimir, además… creo que necesito conectar con mi hijo, es decir… Dios, él esta vivo y ahora que lo sé, me cuesta tratarlo como hasta hace un tiempo, temo no tener respuesta para sus preguntas… — Lukyan solo la veía arreglar su cabello, su mente estaba escuchando cada cosa que salía de sus labios, pero también le estaba mostrando las miles de formas en la que la podría follar sobre ese tocador. — Además no creo que mi abuelo este tras el ataque de anoche, si ese fuera el caso no hubiera aparecido aquí solo con Iván y Marion… — dijo lo lógico y algo que Lukyan ya hab&
Todos esos años de desprecio y sufrimiento ahora tenían sentido para Dasha, incluso la idea de que Sergei hubiera matado a su madre tomaba más fuerza en su mente, ella no era una Morozova, su madre había engañado a todos, y eso en lugar de darle paz, le provocaba malestar, para Dasha todo el mundo siempre estuvo mal, menos su madre, pero ahora… quizás Kendra era una mujer sin palabra, sin honor, ¿podía culpar a Sergei por ser como era? Si su madre lo había engañado, ¿Qué derecho tenía ella de pedir justicia por Kendra?Ese día no durmió, y su estado de ánimo solo mejoro cuando en la mañana vio a su pequeño Órga, queria pasar cada segundo del día con él, pero claro que el pequeño tenía que asistir a sus clases y ella no se lo impediría.— Buenos días, señora Dasha. — Dima como siempre era el encargado de recoger a su hijo y eso le causaba cierta tranquilidad a la pelinegra.— Dima, solo llámame por mi nombre, no estoy acostumbrada a que alguien de tu edad me trate de usted. — se quejó
Dasha se escabullo por los pasillos de la mansión Morozova, hasta ingresar en la habitación de Vladimir, el pequeño Órga dormía plácidamente, al menos él estaba bien, fue su pensamiento, sin querer molestar el sueño de su hijo, tomo una manta y se dejó caer en una silla mecedora que había en un rincón, se suponía que esa habitación era para huéspedes con niños, por lo que agradeció interiormente que al menos eso tenía a su favor.Estaba segura de que Lukyan se había marchado de su habitación, pero no le apetecía regresar, en su lugar decidió pasar allí la noche, viendo a su hijo y pensando en su futuro, ¿Cuándo había comenzado a albergar esperanzas con el mafioso ruso? Quizás fue cuando habían follado ¿o fue antes? En su departamento, no la noche que lo beso, sino luego, cuando aun e