El primer impulso de Dasha fue tratar de ponerse en pie, algo que no logro hacer ya que Lukyan la sujeto de los brazos y la presiono contra el colchón, viéndola con advertencia.— Suéltame, debo ir con Vladimir… — comenzó a quejarse y es que en su mente y corazón solo había una persona, su hijo, lo demás no importaba, y eso lejos de molestar al rubio, lo hizo sonreír.— Tu deberías preocuparte solo porque nadie te vea desnuda. — la pelinegra abrió su boca para hacer el obvio reclamo, pero Lukyan deposito un casto beso en ella y salto fuera de la cama. — No te preocupes por nada cariño, este es nuestra hogar, mientras Vladimir y tu estén aquí, nada les pasara, confía en nuestra gente, somos los Neizan, somos los dueños de Rusia. — la calentaba de sobremanera verlo tan confiado, coqueto e incluso divertido, mientras se colocaba el pantalón de algodón que en algún momento de la noche había quedado tirado en algún lado.— Ten cuidado. — pidió con verdadera preocupación, pues si algo le su
En la mañana Dasha no sabia ni como había llegado a la habitación de Lukyan, pero no le quedaba duda alguna de que estaba en la recamara de su mafioso, allí predominaba un aura misteriosa y cargada de poder, estaba fascinada observando cada detalle del cuarto, hasta que la voz molesta de Alek llamo su atención, o mejor dicho despertó su curiosidad, esa que siempre la metía en problemas, fue dando saltitos hasta la puerta la cual abrió solo unos milímetros, y donde perdió el aire al ver el rostro furioso de Lukyan encararse con el de Alek, se veían uno al otro como enemigos mortales y ella oculta en medio de ambos, tras una puerta, sin saber bien lo que sucedía.— Repítelo una vez más. — el siseo que salió de los labios del rubio eran una advertencia que Alek desestimo, ya sea adrede o no.— Será mejor que saques tu nariz de ent
— No es algo en tu contra o en la mía, son las leyes del clan, cuando una mujer Morozova esta comprometida, debe vivir con el líder del clan, y ese por suerte sigue siendo mi abuelo, peor seria que mi tío ya hubiera asumido, en ese caso sí que no llevaría a Vladimir, además… creo que necesito conectar con mi hijo, es decir… Dios, él esta vivo y ahora que lo sé, me cuesta tratarlo como hasta hace un tiempo, temo no tener respuesta para sus preguntas… — Lukyan solo la veía arreglar su cabello, su mente estaba escuchando cada cosa que salía de sus labios, pero también le estaba mostrando las miles de formas en la que la podría follar sobre ese tocador. — Además no creo que mi abuelo este tras el ataque de anoche, si ese fuera el caso no hubiera aparecido aquí solo con Iván y Marion… — dijo lo lógico y algo que Lukyan ya hab&
Todos esos años de desprecio y sufrimiento ahora tenían sentido para Dasha, incluso la idea de que Sergei hubiera matado a su madre tomaba más fuerza en su mente, ella no era una Morozova, su madre había engañado a todos, y eso en lugar de darle paz, le provocaba malestar, para Dasha todo el mundo siempre estuvo mal, menos su madre, pero ahora… quizás Kendra era una mujer sin palabra, sin honor, ¿podía culpar a Sergei por ser como era? Si su madre lo había engañado, ¿Qué derecho tenía ella de pedir justicia por Kendra?Ese día no durmió, y su estado de ánimo solo mejoro cuando en la mañana vio a su pequeño Órga, queria pasar cada segundo del día con él, pero claro que el pequeño tenía que asistir a sus clases y ella no se lo impediría.— Buenos días, señora Dasha. — Dima como siempre era el encargado de recoger a su hijo y eso le causaba cierta tranquilidad a la pelinegra.— Dima, solo llámame por mi nombre, no estoy acostumbrada a que alguien de tu edad me trate de usted. — se quejó
Dasha se escabullo por los pasillos de la mansión Morozova, hasta ingresar en la habitación de Vladimir, el pequeño Órga dormía plácidamente, al menos él estaba bien, fue su pensamiento, sin querer molestar el sueño de su hijo, tomo una manta y se dejó caer en una silla mecedora que había en un rincón, se suponía que esa habitación era para huéspedes con niños, por lo que agradeció interiormente que al menos eso tenía a su favor.Estaba segura de que Lukyan se había marchado de su habitación, pero no le apetecía regresar, en su lugar decidió pasar allí la noche, viendo a su hijo y pensando en su futuro, ¿Cuándo había comenzado a albergar esperanzas con el mafioso ruso? Quizás fue cuando habían follado ¿o fue antes? En su departamento, no la noche que lo beso, sino luego, cuando aun e
Vladimir había regresado a la mansión Neizan la noche anterior, y tanto Dasha como Harum partieron al hotel de cinco estrellas donde se arreglarían, Harum no evito presumir de todo el dinero que los Morozova habían gastado en ella, mientras que Dasha solo iba en silencio en la limosina que ambas compartían, Felipe veía a la castaña como quien ve excremento de perro recién embarrado en el calzado, pero Harum parecía no darse cuenta de ello.— ¿Cómo que Dasha ocupara la habitación presidencial? Es imposible. — estaba haciendo una rabieta en un lugar como ese, Dasha sentía vergüenza ajena, solo podía ver a Felipe y enrojecer aún más cuando el rubio bufo con cansancio. — Quiero esa habitación. — exigió como si fuera una reina y justo cuando estaba por arrebatarle la tarjeta magnética a Felipe, un hombre cas
Nikola se colocó de pie y tomo el pastillero que estaba sobre la mesa de noche, sin dudarlo tomo una de las píldoras y regreso frente las mujeres, quienes no se inmutaron ante el evidente malestar del mayor, parte de llevar a delante semejante imperio como era el de los Bach, era tener un corazón duro cuando la ocasión lo ameritaba y sin lugar a duda, este era uno de esos momentos.— ¿Y bien? — indago la joven clavando sus ojos en el mayor.— El día que Kendra murió… parte de mi corazón se fue con ella, mi hija era la luz de mis ojos, tenía unas ganas infinitas de acompañarla, dejar este mundo me parecía la mejor opción, pero estaba Dasha… por lo que continue adelante, trate de cuidarla, aunque a la distancia, ese fue el segundo error que cometí, permití que Miriam ocupara el lugar de Kendra, yo… sabía que ella y
— Esto es… un amor prohibido, cosas de destino o casualidad, es… maravilloso, y doloroso. — la pelinegra estaba que no cabía en sí, con todo lo que Felipe le había contado.— O, queria y eso solo es mi historia, con el tiempo conocerás el secreto de cada uno de nosotros, veras como la decisión de una persona, es como el aleteo de una mariposa.— El aleteo de una mariposa puede generar un huracán al otro extremo del mundo. — recito Dasha lo que escucho muchas veces en China.— Así es querida, así es, ahora deja que te maquille.Nikola tomo una bocanada de aire, estaba solo con dos mujeres, pero se sentía intimidado y no era para menos esas mujeres eran las más poderosas del mundo, capases de acabar con quien quisiera con solo tronar los dedos y sin necesidad de ensuciar sus zapatos de diseñador.&