64 ¿Cómo evitarlo?

Su lengua húmeda y cálida envolvió la aureola del pezón, provocando que este se alzara como la punta de una flecha al soplar sobre el luego de humedecerlo, entonces llevo sus dedos pulgar e índice al rosado botón, que pedía a gritos seguir siendo tocado, comenzó a pellizcar y retorcer el pezón, mientras su lengua atendía al otro; podía sentir a su esposa estremecerse bajo su lengua y contacto, aunque no la podía escuchar, gracias a la mordaza que tenía una pequeña pelota y que había colocado en su muy apetitosa boca, era una imagen digna de retratar, no solo estaba amordazada, sus ojos estaban vendados, mientras su pecho subía y bajaba con cada mordisco y pellizcó que le otorgaba a sus rosados y muy sensibles pezones.

— ¿Estas lista cariño? — susurro en su oído y la pelinegra busco restregar su feminidad en la pi

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