Capítulo 114
Laura levantó la cabeza asustada al ver la cara sombría de Miguel, que presagiaba una fuerte tormenta.

Suspirando se defendió en voz baja:

—Tengo hambre, ¿podemos comer algo primero?

—Antes no eras así. ¿Cambiaste por Santiago? —la miró con desconfianza, recordando que antes, cuando él quería, ella siempre cooperaba y tenían una química especial en la cama. Pero desde que mencionó el divorcio hace unos cuantos días, lo evitaba y rechazaba la intimidad. ¡No podía creer que no hubiera algo más!

Bajo su mirada escrutadora, Laura sentía escalofríos. Había olvidado por completo lo suspicaz y astuto que era, cómo notaba cualquier cosa fuera de lo normal. De manera inconsciente, se tocó el vientre otra vez, preguntándose si se habría dado cuenta de su embarazo.

—¿Por qué no dices nada? ¿Lo admites entonces verdad? —Miguel contenía su ira para no agarrarla del cuello.

—¡No es lo que piensas! ¡De verdad tengo hambre! ¡No tiene nada que ver con nadie! —exclamó Laura, sabiendo que no podía hacer
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