Hace nueve años, el primer encuentro entre Laura Sánchez y Miguel Soto marcó el inicio de una historia que cambiaría sus vidas para siempre. Hace tres años, Laura se convirtió en parte de la familia Soto al casarse con Miguel. Ella creyó ingenuamente que vivirían felices hasta el final de sus vida. Durante esos tres años, Laura dio todo de si y lo trato como si fuera su mayor bendición. Dejó todo de lado, y hasta se dejó de lado a sí misma, con la única meta de ganarse un rinconcito en su corazón y convertirse en la mujer de su vida. Sin embargo...Hay corazones de piedra, y ojos taciturnos que solo miran hacia el amor del pasado. Tres años después, Laura descubrió que estaba embarazada. El mismo día, el antiguo amor de Miguel, quien también es cuñada de él, anunció públicamente que también esperaba un bebé. —¿Qué harías si yo estuviera embarazada? —le preguntó Laura. —Obligarte a abortarlo de inmediato —respondió él sin dudarlo. —¿Y qué hay del bebé de tu ex? ¿También debería abortarlo? —No, ese niño será el primer nieto de los Soto. Devastada y sin esperanza alguna, Laura decidió divorciarse. Miguel, furioso, rompió los papeles del divorcio y la acorraló contra la puerta. —Eres mi mujer y lo serás para siempre —le soltó palabra por palabra. Ella respondió presentando una demanda de divorcio, pero antes de que llegara la sentencia, sufrió un accidente que casi le hace perder al bebé. Para proteger a su hijo, decidió en ese momento desaparecer. Cuando regresó tiempo después, él la encontró. —Señorita Sánchez —le dijo con tono amenazante—, entre usted y yo hay cuentas pendientes por haberse llevado a mi hijo.
Leer másLaura no prestó atención a quién se había llevado a la mujer, después de todo, estaban en un bufete de abogados, ¡nadie se atrevería a hacerle daño!Ahora que la mujer se había ido, era el momento preciso de ajustar cuentas.Se apartó el cabello del rostro y caminó directo hacia Zoe, quien se escondía entre la multitud. Con una sonrisa sutil, le arrancó la peluca y dijo con calma —El otro día te atrapó la esposa del señor Apango cuando estabas con él en el auto, te rapaste la cabeza y por eso andas con peluca.En estos círculos, nada era secreto.Si alguien hacía algo, otros lo sabrían.Y una vez que alguien se enteraba, la noticia se esparcía como pólvora, era difícil no enterarse.Zoe siempre había estado por debajo de ella, naturalmente buscaba contactos para ascender.Pero resultó que el hombre que eligió le temía demasiado a su esposa, apenas aparecía ella, él se volvía manso como un cordero.El día que Zoe tuvo el incidente, alguien le envió el video a Laura.Si Zoe se hubiera ma
Manuela reaccionó de inmediato y empujó instintiva a Laura hacia la oficina —Laura, regresa a la oficina, iré a ver qué está pasando.Por el tono de las voces, presentía que algo andaba mal y temía que alguien quisiera hacerle daño a Laura.—¡Mejor llamemos a la policía! —apenas Laura terminó de decir esto, vio una figura abalanzarse como fiera sobre ella— ¡Zorra! ¡Te contraté para mi divorcio y te atreves a seducir a mi marido!Con estas palabras, todo el bufete estalló en conmoción.¿Seducir al marido de una clienta? ¿Acaso esto significaba que conspiraba con él para estafar a la clienta?¡Con razón la mujer estaba tan furiosa!¡Alguien tan moralmente corrupto no merece ser abogada!Manuela se interpuso en ese momento frente a Laura.La mujer se abalanzó hacia ellas y por suerte logró agarrarse del marco de la puerta para no caer.Sintiendo que la ira le subía por el pecho, Manuela fulminó con la mirada a la mujer histérica y le recriminó —¡Si no tienes pruebas contundentes esto es
Laura al instante controló sus emociones y lo miró, respondiendo con frialdad: —Mi madre llamó para invitarnos a cenar esta noche, quieren discutir sobre la boda de Maite.—¿A qué hora? ¿Dónde? —preguntó Miguel. Por supuesto que quería participar en la discusión sobre la boda de Maite y Santiago.¡Mejor si se casaban mañana mismo!—¡No iré! —sabiendo que sus padres la odiaban tanto, era imposible que fuera.—¿Tu madre no dijo que me invitaba a cenar? —pellizcó con suavidad la mejilla de Laura— ¿Por qué no quieres ir?¿Acaso le dolía que Santiago se fuera a casar?—A ninguno de los Sánchez le agrado. Si voy, solo los haré infelices. La verdad, no tiene sentido ir —Laura ya había controlado su tristeza hace tiempo y hasta esbozaba una ligera sonrisa.No fue ella quien perdió a Maite a propósito, pero la consideraban malvada desde pequeña, la detestaban, la odiaban.¡No había sido su culpa!Miguel, al ver su aparente indiferencia, sintió una fuerte punzada y comentó: —No les agradas porq
Laura temblaba de rabia.¡Miguel en realidad había ido demasiado lejos!Miguel, abrazando su cuerpo tembloroso, susurró: —Laura, debes ser obediente, o tu vida se volverá muy difícil.Si Laura quería a Santiago, entonces la desnudaría frente a él.Laura era demasiado tímida, quizás después de eso nunca más contactaría a Santiago.Él siempre se enfocaba en los resultados, sin importar el proceso.¡Lo único importante era lograr su objetivo!¡Aunque sabía muy bien que esto era cruel para Laura!La desesperación que crecía en lo profundo del corazón de Laura era como enredaderas que la asfixiaban.¡Miguel quería desnudarla frente a Santiago, quitándole completo toda su dignidad!Si fuera Jenny, seguramente no tendría el corazón para tratarla así.¡Con ella siempre era tan cruel!—El título de señora Soto lo conseguiste con viles artimañas, así que deberás ser la señora Soto por el resto de tu vida —murmuró Miguel en su oído.¡Provocarlo y querer estar con otro hombre? ¡Qué ilusa era!Laur
El mensaje era claro: ¡hoy tendría inevitablemente que hacerlo, quisiera o no!En ese momento, Laura no solo sentía humillación, sino también un profundo odio.Odiaba la tiranía de Miguel.¡Odiaba su desvergüenza!¡Era una persona, no un objeto de entretenimiento!¡¿Cómo se atrevía a tratarla de esa vil manera?!—Laura, empieza ya. No me hagas enojar —Miguel pronunció cada palabra lentamente, pues momentos antes había notado la furia en los ojos de Santiago.Aunque no eran amigos, Alonso siempre estaba cerca de él y cada vez que mencionaba a Santiago, sus palabras rebosaban de gran orgullo.Sabía que Santiago tenía buen carácter, buena personalidad, buenas calificaciones... bueno todoPara Alonso, todo en Santiago era perfecto.De tanto escucharlo, se le había quedado grabado.Antes, cuando no sabía de la historia entre Laura y Santiago como amigos de la infancia, la verdad, no sentía nada particular hacia él.Pero ahora, conociendo su pasado con Laura, sumado a cómo ella lo favorecía,
— ¿Te arrepientes de no haberte casado con él? ¿Sigues sintiendo remordimiento? — El hombre apretó con fuerza, Laura sintió de repente que su cara se aplastaba.El dolor la hizo llorar.— Miguel, suéltame, ¡me duele! — Sus palabras salieron entrecortadas. ¡Este hombre se había vuelto loco! ¿Por qué le imprimía tanta fuerza?Miguel vio sus lágrimas y su enojo creció.— ¿Por quién lloras? ¿Mmm? — Habían estado casados tres años, y Laura rara vez lloraba delante de él. Durante un tiempo, incluso pensó que era incapaz de llorar. Al parecer… solo no lloraba por él.— Miguel, ¡me estás haciendo daño! — Laura dijo con urgencia. Sus lágrimas eran solo por el agudo dolor, no por nadie en particular.— ¿Te sientes infeliz conmigo? ¿Por eso te mueres por irte con él? ¿Verdad? — Miguel la miró con frialdad, su rostro mostraba una rabia incontenible. Los cambios en Laura lo hacían sospechar. Él había dicho que su mujer nunca sería de otro hombre. Incluso si se arrepentían de no haberse casa
Laura se puso de puntillas para deshacer y volver a anudar su corbata.Cuando recién se había casado con Miguel, le tomó mucho tiempo aprender a hacer el nudo de manera correcta. Hubo una época en que todas las mañanas le anudaba la corbata a Miguel. Después, cuando descubrió que él no la amaba, dejó de hacerlo.Y ahora, mientras estaba de pie frente a él arreglando su corbata una vez más, no sentía nada especial.Tal vez porque ya no lo amaba.Se sentía tranquila en su presencia.Miguel bajó la mirada hacia ella.Su rostro delicado, su pequeña nariz, su expresión tan sumisa le recordaban a una esposa dócil.La rodeó con sus brazos suavemente, acercándola.Sus cuerpos quedaron muy juntos.—¿Me estás provocando? ¿Mmm…? —preguntó Miguel con voz ronca.Laura terminó de arreglar la corbata, le alisó la ropa y levantó erguida la mirada: —Ya está lista la corbata, vámonos.Fingió no haber escuchado su comentario y lo apartó con delicadeza.Si uno miraba con atención, podía notar sus orejas
—Laura, ¿por qué vomitas otra vez? ¿Estás embarazada? —los profundos ojos negros de Miguel se clavaron justo en el pálido rostro de Laura con intensidad.Laura respiró discretamente para calmar su nerviosismo y respondió con cierta indiferencia: —Hueles a Jenny y, me da náuseas.Aunque no lo hubiera visto, podía adivinar que Miguel había estado con Jenny anoche. Era normal que después de pasar la noche juntos, él llevara su aroma.—¡No estás en posición de criticarme! —se burló Miguel con frialdad.Esta mujer había estado con Santiago anoche, ¿con qué cara lo juzgaba?—Miguel, ¿a qué viniste exactamente? Mejor dilo directamente, resolvamos esto de una vez por todas y me voy a trabajar, tengo una audiencia ahorita en la mañana —Laura cambió de tema intencionalmente, temiendo que la conversación revelara su embarazo.Miguel apretó con fuerza los labios: —¿Por qué estás hospitalizada?Anoche había dicho que no le dolía el vientre.—Fuiste muy brusco y me lastimaste con severidad. Como el
El hombre permanecía inmóvil en el umbral a contraluz, haciendo imposible distinguir su expresión, pero se podía sentir el frío que emanaba de su presencia.Laura se quedó paralizada al ver a Miguel aparecer de repente.—Laura, si quieres me puedo quedar yo a hablar con él y tú te vas —susurró Patricia mientras cariñosa le apretaba la mano. —Patricia, mejor vete tú, no te preocupes por mí —respondió Laura con una leve sonrisa.Ella había hecho un trato personal con Miguel para que dejara en paz el estudio de Patricia, y después de haber pagado semejante precio, no iba a permitir que nada amenazara el negocio de su amiga.Patricia lo negó sin soltar su mano. Temía que pudieran lastimar a Laura si la dejaba sola. Al menos estando presente podría ayudar de alguna manera.—Ve rápido al estacionamiento y avísale a Santiago que se vaya, que yo me comunicaré con él después —le susurró Laura al oído. Sabía que con Miguel allí la conversación se alargaría y no quería hacer esperar a Santiago.