Capítulo 2: Comprometida

Lilia.

Me vi una última vez en el espejo de mi habitación. Carlota me había ayudado a arreglarme. Llevaba puesto un vestido casual floreado que no pasaba de mis rodillas, junto a unas zapatillas.

Inhalé hondo.

Mi cabello estaba atado en una cebolla para que no se metiera en mi boca cuando estuviera comiendo.

—Se ve hermosa, señorita —Juntó sus manos, satisfecha con el resultado.

—Es gracias a ti, tienes un buen gusto —Di una vuelta y reí—. Mis padres deben de estar esperándome abajo.

—Y lo están haciendo. Será mejor que se apure si no quiere llegar tarde —Me dio varios empujones hasta la puerta—. Yo limpiaré un poco.

—Nos vemos más tarde, Carlota —me despedí.

Caminé por los largos pasillos de la mansión Brown hasta bajar las amplias escaleras del centro y darme cuenta de que mis dos padres estaban esperando en la entrada.

Mamá tenía un hermoso vestido azul claro pegado a su cuerpo y el maquillaje ocultaba un poco las arrugas que se formaron en su frente al verme.

—Si no enamoras a Ethan, significa que no tiene buen gusto —proclamó, me guiñó el ojo.

—Tu madre tiene razón. Te ves preciosa, hija —Al llegar a su ubicación, papá me tomó de las manos—. Quiero que sepas que todo esto lo hago por ti... Tu éxito en esta vida es mi prioridad.

Su mano se posó en mi mejilla y yo cerré los ojos un segundo, disfrutando el cálido tacto paternal que me brindaba.

—Lo sé, papá. No estoy enojada contigo por esto —le dije—. Solo quieres que sea la primera mujer en dominar el ranking, ¿no?

Él soltó una carcajada.

—Lilia, me haces quedar como un villano.

—No lo quise decir así...

—Muy bien, debemos irnos —intervino mamá, revisando su celular—. Ximena me acaba de mandar un mensaje diciendo que nos están esperando.

—Vámonos —ordenó mi padre.

Los seguí hasta salir de la mansión y dirigirnos al auto. Apreté los labios porque de pronto mi corazón empezó a latir rápido al pensar en mi reencuentro con Ethan, sobre todo porque sería mi prometido después de ese día.

(...)

La casa de los Watson... Si tenían tanto dinero, ¿por qué nunca se mudaron a otro lugar más lujoso? Siempre me preguntaba eso.

—No estés nerviosa, todo saldrá bien —susurró mamá, apretando mi mano.

Le dediqué una sonrisa porque ella sabía leerme con facilidad.

Mi padre tocó el timbre y no tardaron en abrir. Nos recibió una mujer mayor, de cabello corto y negro, con unos profundos ojos marrones que parecían negros.

Era la madre de Ethan.

—¡Bienvenidos! Los estábamos esperando —Nos invitó a entrar, sacudiendo su mano—. La cena ya está casi lista. Pueden sentarse, yo iré a apresurar a la cocinera.

—Estamos encantados de volver aquí —respondió mi padre.

—Eric está en el comedor, yo no tardo para empezar con la reunión —indicó la mujer, alejándose de nosotros.

Papá siguió su indicación y llegamos al comedor. Hacía tantos años que no iba a ese lugar... Recordaba jugar mucho con Ethan y Chris cuando éramos niños.

Al atravesar el umbral, lo vi a él. Era un apuesto hombre de cabellera castaña y bien peinada hacia atrás. Sus verdosos ojos eran intensos como los recordaba, me miraban con nostalgia y ternura en su expresión.

Yo me quedé sin habla.

—¡Jax Brown! Mi más grande socio —La voz de Eric resonó y se levantó para estrechar la mano se mi padre.

—Hace tiempo que no nos reunimos así —contestó mi viejo—. Será un placer unir a nuestras familias.

—La cena está en camino —Apareció Ximena otra vez, sobresaltándome—. ¿Por qué no discutimos el tema principal mientras esperamos?

—Estoy de acuerdo —apoyó su esposo.

Mamá me guio para ambas tomar asiento juntas, ya que notó que yo no estaba del todo cómoda. Tal vez Eric y mi padre eran los mejores amigos, pero yo no veía el mío desde hace más de diez años.

¿Qué debería decirle? ¿Cómo debería actuar?

—Un gusto volver a verte, Lilia Brown —habló el hombre, sus hoyuelos se hicieron presentes—. Tu belleza superó mis expectativas, y eso que de niña eras muy linda, pero ahora... Estás radiante.

¿Radiante?

Mis labios temblaron por los nervios. Por dios... Hace tanto que no me intentaba ligar un chico, que lo primero que dije fue:

—¡Ja ja ja! Que gracioso eres. Tú igual estás radiante.

Después de eso, mi madre me vio extraño y Ethan también frunció el ceño. Definitivamente, yo no servía para eso.

Todos se sentaron por fin y agaché la cabeza por la vergüenza que me dominó, esperando que papá me salvara con su discurso.

—Ya nuestros hijos saben que se van a casar, ¿no? —cuestionó, bebiendo un sorbo de vino que le ofrecieron.

—Ethan está al tanto, y aceptó con mucho gusto.

—Si me permiten hablar —intervino él—. Lilia fue una parte importante en mi infancia y adolescencia, creo que será fácil para ambos retomar nuestra relación y enamorarnos en el proceso.

Parpadeé varias veces.

¡¿Por qué lo decía con tanta facilidad?!

—¿Qué opina Lilia? —preguntó Eric, mirándome.

Todos los ojos se clavaron en mí.

Retomé la compostura porque yo no caía ante los nervios con facilidad. ¿Dónde quedó mi parte profesional?

Carraspeé.

—Si es por el bien de nuestras familias, lo haré.

—Entonces, ¿cuándo deberíamos llevar a cabo la boda? —inquirió mi padre, con la mano en el mentón—. Yo opino que debemos de darle un mes para que se adapten un poco.

—Eso mismo estaba pensando —aseveró Eric—. Ethan hace muy poco llegó del extranjero. Tal vez le haga bien recorrer la ciudad con Lilia o tener varias citas para que compartan entre sí.

—Por mí no hay problema. Me encantaría tenerla de guía turística —expresó mi prometido.

No podía creer lo apacible que era ese hombre.

—Me emociona hacerlo —Forcé una sonrisa como pude.

—Está decidido —sentenció Eric—. En un mes se casarán. Jax y yo nos haremos cargo de los gastos y sus madres nos ayudarán con la decoración.

—Es preferible que sea una boda sencilla para no llamar mucho la atención —sugirió mamá.

—¿Por qué? Que todo el mundo sepa que dos familias poderosas se unirán —defendió Ximena, emocionada por su tono de voz—. Hoy mismo se anunciará el compromiso en las revistas y periódicos, solo necesitamos una foto de ellos dos para concretar.

—Yo fui el de la idea, por si acaso —Eric alzó la mano—. Hay que sorprender al mundo. Su compromiso será anunciado también en redes sociales.

—Ya veo —murmuró papá, pensativo—. Quieren atraer a más clientes y alejar a los enemigos, ¿cierto?

—Bingo. Watson y Brown juntos, ¿qué crees que pensará la gente? Quedarán encantados con esta unión, y es mejor que se sepa antes.

—El futuro de nuestros hijos está asegurado —mamá pareció entenderlos—. Y de nuestros nietos.

Tragué saliva.

Una sirvienta llegó con la comida y la reunión se dio por concluida. Ya yo estaba comprometida con Ethan y él me lanzaba miradas de vez en cuando.

La cena estuvo tranquila, con papá y Eric contando anécdotas graciosas sobre sus vidas como los viejos amigos que eran. Yo no comí mucho, ya que se me fue el apetito con tantos nervios.

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