Lilia.—Mañana es el gran día, hija mía —Papá me palmeó el hombro.Ambos estábamos saliendo del edificio después de que yo tuviera un duro día de trabajo. Él estuvo conversando con unos ejecutivos que lo ayudarían a preparar la boda.Quería que fuera la mejor ceremonia de ese año.—No me lo recuerdes porque me dan ganas de cagar por los nervios —resoplé, abriendo la puerta de mi auto—. Y sabes que no hace falta que me lleve un chófer privado, puedo ir yo misma si no tienen tiempo de buscarme.—¿La novia arreglada y con el vestido teniendo que manejar hasta su boda? No, señorita, no harás semejante barbaridad —Negó, en un tono agrio—. Contraté a un buen chófer que se hará cargo de llevarte, ya que el lugar queda bastante lejos de la mansión.Rodé los ojos y encendí el auto.—¿Por qué escogieron ese lugar?—Eric se casó con Ximena ahí, se trata de un fortín con vista a la playa y el atardecer es el mejor que se haya visto en esta ciudad, Lilia —explicó, revisando su celular.—Me imagino
Lilia.El día más esperado por todos, menos por mí, había llegado. Iba a casarme en contra de mi voluntad, pero era lo que necesitaba para seguir escalando.Me miré en el gran espejo de mi habitación, llevaba puesto un vestido de la mejor tela de la ciudad, era de escote en forma de corazón. La falda de tul se extendía, haciéndome ver como una auténtica princesa de cuento de hadas.Mis ojos estaban decaídos, eso no evitaba que el maquillaje realizado por Carlota no pudiera resaltar mi belleza.—Señorita, ¿se encuentra bien? Hoy es un día especial, y la noto deprimida —Puso su mano sobre mi hombro.Ella estaba detrás de mí, ayudándome con los últimos detalles antes de irme. Apreté los labios con fuerza porque el miedo estaba empezando a invadir mi cuerpo.—Mira mis manos —Las coloqué sobre las suya, yo estaba temblorosa—. Tengo mucho miedo, Carlota... No sé si pueda casarme. Ethan es un hombre maravilloso, cualquier mujer estaría encantada de tenerlo, pero no lo amo, y no estoy segura
Lilia.Desperté somnolienta, con un dolor de cabeza que me hizo sentir una fuerte punzada en la sien. Al abrir los ojos, me di cuenta de que estaba en una extraña y oscura habitación.Había una luz tenue encendida, y las paredes eran de color negro. Vi en todas direcciones para comprobar que estuviera sola.¿Qué rayos era ese lugar?Me asusté al recordar que el chófer no me llevó a la boda. ¿Había abusado de mí? Mis ojos viajaron a mi cuerpo, pero por suerte, mi vestido seguía intacto y sin señales de haber sido arrebatado.—¡Auxilio! —grité, con una pizca de esperanza.Mis manos estaban atadas con unas esposas junto a la madera de la cama, por lo que no podía moverme mucho. Yo estaba sentada en el suelo, aterrada por lo que podrían hacerme.¿Por qué secuestrarme justo a mí?La puerta se abrió con lentitud, erizando cada vello de mi piel por el miedo que sentí al ver de nuevo al hombre que me privó de mi libertad. Ese pelinegro de ojos vacíos y sonrisa divertida.—Veo que ya despertas
Ethan. —Insisto, lo mejor sería hablar con la policía porque no creo que Lilia haya hecho una locura como esa —habló Jax, caminando de un lado a otro. Oriana estaba sollozando desde que supimos que Lilia no llegó a la ceremonia. Tuvimos que cancelar todo y el internet explotó con noticias sobre la escapada de Lilia, cosa que no podía creer. ¿Lilia dejándome? ¿Huyendo de mí con tal de no casarse? Era imposible... Pudo habérmelo dicho y no llegar a tal extremo. —¿No hubo nadie en la mansión que hablara con ella? —cuestionó mi padre, frunciendo el ceño. Ambas familias quedamos en ridículo porque la novia dejó plantado al novio, por lo que el periódico tendría mucho de qué hablar durante un tiempo. —Mi niña no haría eso... Ella no se escaparía así —balbuceó Oriana, afligida. —Déjame llamar a Carlota, ella tenía que acompañar a Lilia, pero se le presentaron varios inconvenientes y no pudo —aseveró Jax, sacando su celular. Estaba claro que andábamos muy nerviosos por los acontecimie
Lilia.—¿Q-quién eres? —balbuceé, hipnotizada por su atractivo.Imaginé que el jefe del que hablaba el otro sería un viejo horrible y asqueroso que tendría olor a alcohol, pero el aliento de ese hombre llegó a mi nariz y olía a menta.Curveó una sonrisa y me obligó a levantarme.—No puedo creer que no me recuerdes —Negó con la cabeza, usando unas llaves para quitarme las esposas.Tomó mis manos lastimadas, por lo que solté un quejido de dolor y él se dispuso a inspeccionar las heridas. Eran varios rasguños abiertos por el forcejeo que hice momentos atrás.—¿Deus te hizo esto? Porque te juro que lo mataré —Sus expresión se oscureció.Yo me aterré al verlo tan decidido en sus palabras. ¿Para él era fácil matar a alguien? Porque lo decía como si fuera un pasatiempo en su día a día.—N-no. Fui yo misma —Por mucho que quisiera culpar al otro y vengarme, no pude.Él me sentó en la cama, y yo me había quedado en shock porque no entendía su amabilidad conmigo. Parpadeé varias veces al ver que
Lilia.—¿Qué tiene que ver Chris en esto? —mascullé.No quería aceptarlo...No podía terminar de unir las piezas porque yo recordaba a Chris como un buen niño, el mejor amigo que pude tener cuando era niña.¿Qué lo llevó a eso?—Lo estás viendo ahora mismo —dictaminó, orgulloso—. Aunque ahora tengo un apellido distinto, pero sigo llamándome Chris.Me puse pálida porque lo que más temía se volvió realidad de golpe. Sentí que un fuerte dolor invadió mi pecho al saber que ese hombre era un enemigo, un malvado que me arrebató mi libertad.¿Y me estaba diciendo que era Chris?—Tiene que ser una broma —Mis labios temblaron en una risa incrédula—. Chris nunca haría este tipo de cosas. Él jamás cometería un delito.Me miró con fastidio.—Las personas crecen, Lilia, y dependiendo de su entorno, pueden cambiar —defendió, levantándose—. Tú has sido una niña rica que ha tenido todo en la palma de su mano. ¿No te has preguntado qué fue de mí cuando murieron mis padres?Por mucho que me ofendieran
Chris.Ya habían pasado dos días y Lilia hacía lo posible para no dirigirme la palabra. Ella estaba en su habitación, mientras yo andaba en mi oficina con Deus.—Estoy seguro de que con el tiempo se acostumbrará —dije.—Chris, ella ha intentado escaparse dos veces ya —Rodó los ojos—. Los barrotes de las ventanas estaban casi consumidos, y pensar que usó una lima para hacerlo —Suspiró, incrédulo.—Le estoy dando comida de calidad, justo hoy le llevaré ropa y unos peluches para que se divierta, ¿por qué es tan malagradecida? —Puse una mano en mi sien.—Deberías comprarle una televisión para que por lo menos vea películas, va a terminar volviéndose loca dentro de esa habitación sin entretenimiento —sugirió Deus, alzando una ceja—. Hasta yo te odiaría si me hicieras eso.Fruncí el ceño.No había pensado en una televisión...—¿Tú crees?—Sí, jefe. Estoy muy seguro de que ver cualquier película o programa distraerá su mente —afirmó, subiendo una pierna sobre la otra—. Por otro lado, ¿ya vio
Lilia.Mis intentos de escapar no habían servido de nada. Por muy bien que me tuviera Chris, estaba encerrada y eso le restaba puntos.¿Cómo esperaba que me enamorara de él así?Me preguntaba cómo estaban mis padres, qué habían pensado al saber que nunca llegué a la boda. Ni siquiera podía revisar las noticias para saber si me estaban buscando.Las llaves sonaron y me alerté, sabía que era él. Me cubrí hasta el cuello con las sábanas para sentirme más segura.—Lilia, soy yo —Su voz se adentró en mis oídos.—Te he dicho que no quiero verte —refuté, enojada.Por suerte, nadie había abusado de mí en ese lugar, pudo haber sido mucho peor en ese aspecto.Chris encendió la luz y pude verlo. Tenía puesto ese típico traje formal que se ajustaba a su fornido cuerpo, y su cabello despeinado lo hacía lucir rebelde.—Te traje unos regalos —comentó.Llevaba varias bolsas llenas en sus dos manos. Se acercó hasta sentarse en la orilla de la cama y yo me encogí para abrazar mis dos piernas y volverme