Poetisa

Sophie estaba en la sala principal, sola, mirando al techo de manera pensativa.

Me dirigí hacia ella, este lugar siempre me dejaba sin palabras. El esplendor de los muebles, el diseño de las paredes. Todo parecía brillar.

—¿Estás aburrida? —le pregunté, ella pareció despertar de un trance.

—Estoy cansada. —soltó, mirándome con los ojos entrecerrados, frotándoselos por el sueño.

—El baile debe haber sido agotador. —Me acerqué a una de las sillas para sentarme.

Después de lo sucedido con Eduard, quería mantenerme lo más alejada de Daemon de lo que pudiera. Me costaba trabajo no pensar en ellos dos. Me costaba horrores no pensar en Daemon.

Traté de mantenerme enfocada.

—Sí, así es. Ha sido tedioso, estos tipos no nos miraron siquiera. Eran antipáticos. —ella soltó un suspiro de resignación. —Bailamos y bailamos toda la noche sin que nadie nos prestara atención.

—Al menos Collin debió prestar atención. ¿No es cierto? —pregunté, con la intención de animarla.

Ella negó con la cabeza.

—No, t
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