Me hallaba utilizando toda la fuerza que tenía en mi interior para correr junto con Daemon. No importaba cuanta velocidad alcanzáramos, ellos eran muchos y estaban alcanzándonos. Daemon disparaba y me cubría las espaldas.Estábamos bajando las escaleras.—Sigue, ¡No mires atrás ni por un minuto! —Me gritó él, mientras me apartaba para que siguiera bajando las escaleras.Obedecí. Él sabía disparar. Yo iba más rápido, bajando los escalones de lo que asemejaba ser casi el segundo piso, no quedaba mucho. Este corredor era de los empleados de la limpieza, su tamaño era estrecho. Daemon utilizaba las paredes como ventaja para resguardarse antes de disparar.Nunca lo había visto en acción de esta manera. Su talento para las armas era indudable, desempeñaba su oficio de gángster con suma excelencia. Estaba deshaciéndose de los enemigos con mucha facilidad a pesar de ser solo uno.—No hay más balas. —Daemon se acercó a mí rápidamente, uniéndose a mi marcha rápida porque no teníamos más opción.
El conductor trataba de ir a máxima velocidad a pesar de que el vehículo no era tan nuevo ni mucho menos estaba en perfectas condiciones.—Espero que tu novio encuentre refuerzos rápido. —dijo él, mirando hacia el frente, enteramente concentrado y nervioso.Yo apenas si podía hablar. Solo miraba atrás para cerciorarme de que no hubieran herido a Daemon. Los autos iban acercándose.Nos desviamos por un camino de tierra y la camioneta pareció tomar ventaja en el terreno pedregoso.—Los autos más nuevos no son aptos para carreteras estropeadas. —me explicó el tipo. —Esta ruta lleva a las afueras de la ciudad.El camino iba cerrándose entre árboles frondosos. El poder observar la existencia de la naturaleza me dio una calma que no sabía que se podía tener en un momento así.Los autos solo podían entrar de a uno en el camino. Eso nos dio un poco más de respiro. Los muchachos atrás, en la caja, pudieron estar sin tener que cubrirse tanto de los disparos.Daemon habló por teléfono una vez má
Salir de la carretera traería todavía más caos. Eso lo tenía muy en claro, a pesar de que mis esperanzas rozaban la fantasía. Si tan solo pudiéramos huir volando como las aves y no volver a ver a toda esta gente nunca más en la vida.—¿Qué sucede? ¿A quién has llamado? —mi voz estaba ronca por los nervios y de tanto gritar.Los tiroteos eran tan intensos, el sonido de los disparos, todo aquello hizo que mis oídos no dejaran de zumbar.—A mis aliados. A mis subordinados, he hecho las llamadas correctas, bonita. —besó mi frente con suavidad, tranquilizándome.—Ellos… Ellos estuvieron detrás de todo. —murmuré, todavía guardaba la rabia dentro de mí.Scott. El me engañó desde el primer minuto. Todo encajaba ahora. El mandó a matar a Eduard para poner a Collin en contra de Daemon. Claire, era su reina y planearon todo desde las sombras. Un complot impecable. Este mundo no dejaba de sorprenderme.Mi hermana. Ella había sido enviada por el mismísimo Scott para espiar a Daemon. Con ella comen
No quiso decirme los detalles de su plan, ni siquiera una pista. No quería saber, a pesar de que no me agradaba la incertidumbre. Porque estaba harta de la mafia, del mundo criminal, de todo aquello que enredó a mi hermana y también a mí.—Mi hermana quiso destruirte también. —murmuré, no podía dejar pasar ese detalle. —¿Por qué no me lo dijiste?—No quería que tú me odiaras. —Daemon me observó fijamente. —No fue bueno que te ocultara tantas cosas.Una lágrima rodó por mi mejilla. Imaginé que hubiera sucedido si no lograba desenmarañar la verdad. Si caía en la trampa de Scott y de Claire y asesinaba a Daemon… Ellos se habrían burlado de mí, de mi hermana, de todo. Mi vida sería otra vez ser una sumisa en una casa de un mafioso, aceptando mi destino con Collin porque era mi única opción de sobrevivir.Llegamos a una casa en la ciudad pequeña que estaba cerca de la carretera. Supuse que era una de sus tantas propiedades de seguridad. Allí había todavía más hombres.Scott se refirió a qu
—Mamá… —la voz de Luke llegó a mis oídos, se oía como un quejido bastante divertido.Me asomé un poco por la ventana para contemplarlo. Venía corriendo por la arena mientras los pies se le enterraban y estaba bastante bronceado por el sol. Siempre olvidaba llevar una toalla para secarse luego de nadar.Salí con la toalla en las manos y lo cargué para envolverlo. Todavía podía levantarlo, aunque creció mucho. Su cabello rizado también estaba repleto de arena y se sacudió.—¿Qué tal has nadado hoy, pequeño pez? —pregunté, sonriente.El soltó una risita. Sabía nadar desde hacía un año. Solo tenía permitido nadar con los otros niños en la parte playa del agua, donde apenas si les llegaba a las rodillas.Sentí el beso de Daemon en mi mejilla. Estaba tan bronceado que sus ojos resaltaban más, haciendo que su rostro se viera todavía más atractivo que de costumbre. Podía ver todos sus tatuajes porque no llevaba camisa, solo unos shorts de baño.—Papá… Tengo hambre… —se quejó Luke, haciendo un
PoVCLAIRELa espera sería agotadora, eso cualquiera lo sabía, vi a Scott partir y después de nuestra discusión, francamente dudaba en si lograría su objetivo. No quería pensar en lo que sucedería si Daemon nos tendía una trampa. Tenía que confiar en que haría lo que fuera por Teresa, porque la amaba, pero esa era la seguridad más penosa del mundo para alguien como yo.—¿Lo perdiste? —le había preguntado, al ver que el anillo de compromiso no estaba en su dedo.Susurré, no quería que nadie escuchara nuestra discusión. A pesar de que, últimamente, vivíamos discutiendo. —Lo siento. Lo recuperaré. —Scott me respondió cortante, sus ojos claros me enfocaron con algo de recelo.—¿Qué te ocurre ahora? —pregunté, perdiendo el hilo de la paciencia. Quise fingir que no lo sabía, aunque en el fondo si tenía una leve sospecha. Desde que volvimos de la mansión, cuando ocurrió todo y por fin nos libramos de Eduard para inculpar a Daemon. Él me había visto con Collin. Era un montaje, necesario, pe
RudezaNarradorMia se hallaba en el vestíbulo de aquella nueva casona, nunca antes había ido a ese lugar, cada minuto que pasaba allí sentía que iba a arrepentirse de esa decisión.En su cabeza tenía un sinfín de preguntas que no se resolvían. No tenía más alternativa que pedirle clemencia a él. Ahora que Daemon estaba fuera del juego y también Claire, no le quedaban opciones para huir. Cuando el matón de Claire la persiguió supo que no estaría a salvo por su cuenta.Lo necesitaba, maldita sea, cuanto lo necesitaba y lo odiaba por eso.Lo vio llegar por las escaleras principales, que llevaban una alfombra roja que las decoraba.—Hola Sophie. —saludó él, con los ojos entrecerrados, con un desdén que le dolió en lo profundo del alma.“Has vuelto a ser Sophie, la triste sumisa que se arrastra por un poco de afecto de su amo.” Se dijo a sí misma. Mia era su nombre verdadero, pero Sophie, era el que escogió cuando llegó a la mansión de Daemon.—Vienes a pedirme piedad. —Collin sonrió, co
LaurelesTeresaSi existiera un modo de describir la montaña rusa de sucesos que experimenté desde que ingresé a la mansión, definitivamente sería una historia curiosa de leer.En muchas ocasiones me arrepentí. Volvería a repetir aquella historia miles de veces más, por mucho dolor que me causara, porque la felicidad que ahora experimentaba era el final más hermoso que pudiera pedir para mí. Mi familia, había logrado formar mi propia familia, aunque yo no la tuve.No tuve padre y madre para criarme con amor, pero yo ahora podía criar con amor a mi hijo junto con mi esposo. Lo gratificante de su sonrisa no tenía precio, como me amaba incondicionalmente, sus ojos reflejaban ese amor incomparable con otra cosa en el mundo.A veces, en los momentos en los cuales nos enfrentamos a cosas que jamás hubiéramos imaginado, se abre una puerta para una experiencia increíble. Si no hubiera dejado atrás todo lo que creí que era, toda mi rigidez y mis creencias, no habría tenido esta familia maravil