—Mamá… —la voz de Luke llegó a mis oídos, se oía como un quejido bastante divertido.Me asomé un poco por la ventana para contemplarlo. Venía corriendo por la arena mientras los pies se le enterraban y estaba bastante bronceado por el sol. Siempre olvidaba llevar una toalla para secarse luego de nadar.Salí con la toalla en las manos y lo cargué para envolverlo. Todavía podía levantarlo, aunque creció mucho. Su cabello rizado también estaba repleto de arena y se sacudió.—¿Qué tal has nadado hoy, pequeño pez? —pregunté, sonriente.El soltó una risita. Sabía nadar desde hacía un año. Solo tenía permitido nadar con los otros niños en la parte playa del agua, donde apenas si les llegaba a las rodillas.Sentí el beso de Daemon en mi mejilla. Estaba tan bronceado que sus ojos resaltaban más, haciendo que su rostro se viera todavía más atractivo que de costumbre. Podía ver todos sus tatuajes porque no llevaba camisa, solo unos shorts de baño.—Papá… Tengo hambre… —se quejó Luke, haciendo un
PoVCLAIRELa espera sería agotadora, eso cualquiera lo sabía, vi a Scott partir y después de nuestra discusión, francamente dudaba en si lograría su objetivo. No quería pensar en lo que sucedería si Daemon nos tendía una trampa. Tenía que confiar en que haría lo que fuera por Teresa, porque la amaba, pero esa era la seguridad más penosa del mundo para alguien como yo.—¿Lo perdiste? —le había preguntado, al ver que el anillo de compromiso no estaba en su dedo.Susurré, no quería que nadie escuchara nuestra discusión. A pesar de que, últimamente, vivíamos discutiendo. —Lo siento. Lo recuperaré. —Scott me respondió cortante, sus ojos claros me enfocaron con algo de recelo.—¿Qué te ocurre ahora? —pregunté, perdiendo el hilo de la paciencia. Quise fingir que no lo sabía, aunque en el fondo si tenía una leve sospecha. Desde que volvimos de la mansión, cuando ocurrió todo y por fin nos libramos de Eduard para inculpar a Daemon. Él me había visto con Collin. Era un montaje, necesario, pe
RudezaNarradorMia se hallaba en el vestíbulo de aquella nueva casona, nunca antes había ido a ese lugar, cada minuto que pasaba allí sentía que iba a arrepentirse de esa decisión.En su cabeza tenía un sinfín de preguntas que no se resolvían. No tenía más alternativa que pedirle clemencia a él. Ahora que Daemon estaba fuera del juego y también Claire, no le quedaban opciones para huir. Cuando el matón de Claire la persiguió supo que no estaría a salvo por su cuenta.Lo necesitaba, maldita sea, cuanto lo necesitaba y lo odiaba por eso.Lo vio llegar por las escaleras principales, que llevaban una alfombra roja que las decoraba.—Hola Sophie. —saludó él, con los ojos entrecerrados, con un desdén que le dolió en lo profundo del alma.“Has vuelto a ser Sophie, la triste sumisa que se arrastra por un poco de afecto de su amo.” Se dijo a sí misma. Mia era su nombre verdadero, pero Sophie, era el que escogió cuando llegó a la mansión de Daemon.—Vienes a pedirme piedad. —Collin sonrió, co
LaurelesTeresaSi existiera un modo de describir la montaña rusa de sucesos que experimenté desde que ingresé a la mansión, definitivamente sería una historia curiosa de leer.En muchas ocasiones me arrepentí. Volvería a repetir aquella historia miles de veces más, por mucho dolor que me causara, porque la felicidad que ahora experimentaba era el final más hermoso que pudiera pedir para mí. Mi familia, había logrado formar mi propia familia, aunque yo no la tuve.No tuve padre y madre para criarme con amor, pero yo ahora podía criar con amor a mi hijo junto con mi esposo. Lo gratificante de su sonrisa no tenía precio, como me amaba incondicionalmente, sus ojos reflejaban ese amor incomparable con otra cosa en el mundo.A veces, en los momentos en los cuales nos enfrentamos a cosas que jamás hubiéramos imaginado, se abre una puerta para una experiencia increíble. Si no hubiera dejado atrás todo lo que creí que era, toda mi rigidez y mis creencias, no habría tenido esta familia maravil
TeresaObservé mi entorno. El lugar antes me había parecido tan cómodo. Mi estación de control, me decía a mí misma. Mi oficina. Ahora, las cosas se habían complicado. Tenía que tomar una seria decisión antes de continuar con esta locura.—Te traje la ropa adecuada. Sabrás que el lugar al que debes asistir es un sitio muy distinguido. —me dijo Carl, con su tono de voz amable de siempre.Me miró con preocupación, cualquiera estaría así de preocupado por mí. Mi hermana mayor había muerto hacía un mes, todavía estaba de duelo. Tenía que hacer esto, era la única forma de encontrar la justicia que Marie se merecía.—Gracias. He tomado ya la decisión. —dije, tratando de creerme mis propias palabras.Carl tragó saliva, mirándome, con los nervios de punta. Supongo que hasta el último minuto había pensado que yo no seguiría adelante con el plan.—Bien. Repasemos la información. Tienes tres sospechosos que estaban cerca de Marie. El último mes, ella estuvo en contacto cercano con Eduard Soth, C
El taxi pasó por mí cuando faltaban tan solo dos horas para mi encuentro. El viaje era largo, el hotel no estaba precisamente cerca de la ciudad. Era una mansión más que un hotel, desde afuera se veía como un enorme castillo de cinco pisos al menos, o quizás fueran más.Sentí un cosquilleo que recorrió mi cuerpo de pies a cabeza. Me sentía disfrazada con toda esta ropa, incluso el taxista me miró asombrado y yo, me avergoncé. Tenía que hacerme fuerte, no podía ruborizarme por cualquier tontería.Estaba a punto de entrar a una entrevista de trabajo para estar dentro del hotel de tres mafiosos lujuriosos. Todo allí sería así, tendría que acostumbrarme y dejar de sentirme como una ratoncita asustada. Recordé las palabas de Carl, yo era la mejor en mi trabajo, hacer las preguntas correctas para acorralar a las personas y que estas me dijeran solo la verdad.Recordé a Marie, a la última vez que la vi. Me dijo que estaba comenzando una vida nueva, que había hallado un modo de poder viajar a
Stella me miraba fijamente, buscando un error, buscando que me ruborizara o me horrorizara. Mente limpia, me repetí. Entonces la miré directamente, sin sentirme sobrepasada.—Es usted una dama muy hermosa. —dije, con la voz aterciopelada, mordiéndome levemente el labio.Eso la contentó, sonrió y me tendió la mano para que la estrechara.—Entonces te daré la información del empleo. Sabes, la otra muchacha salió corriendo apenas me vio así, apenas me acerqué. Supe que no era la indicada. —comenzó a acercarse cada vez más.Estaba tan cerca que su piel rozó lentamente la mía. Mi respiración se aceleró. Entendí que trataba de hacer, buscaba escandalizarme, ponerme a prueba para ver de cuanto era mi pudor e inocencia. Yo ni siquiera había visto películas para adultos antes, por lo que esta situación era completamente nueva para mí. Pero tenía que hacerlo, la justicia dependía solo de mí, tenía que investigar el crimen desde adentro. Y eso solo significaba una cosa, debía adaptarme a ese mal
Me dejaron a solas allí, tenía un nudo en el estómago por los nervios. Me senté sobre la cama, que era tan mullida que era como estar sobre una suave nube. Me acurruqué, sintiéndome superada por todo aquel sitio.—No debo retroceder. Estoy cerca, cada vez más cerca. —susurré, casi para mis adentros.Recordé a Marie, ella merecía que yo hiciera lo que sea porque el asesino sea encarcelado. Necesitaba justicia. Recordé lo último que conversamos… Esto cada vez se tornaba más extraño ¿Por qué mi hermana estaría relacionada con estas personas?La lujuria se veía aquí por todas partes. Era un lugar tan erótico que haría que cualquiera se sonrojara de solo pensar en él. Traté de memorizar todo lo que había visto. Stella estaba en el proceso de selección de personal. Sam, era la sumisa del mafioso llamado Eduard. Había más nombres en mi lista de sospechosos ahora. Las dos chicas no parecían ser asesinas, pero… No podía confiar en nadie allí.Observé todo a mi alrededor, parecía el cuarto de u