Sophie estaba en la sala principal, sola, mirando al techo de manera pensativa.Me dirigí hacia ella, este lugar siempre me dejaba sin palabras. El esplendor de los muebles, el diseño de las paredes. Todo parecía brillar.—¿Estás aburrida? —le pregunté, ella pareció despertar de un trance.—Estoy cansada. —soltó, mirándome con los ojos entrecerrados, frotándoselos por el sueño.—El baile debe haber sido agotador. —Me acerqué a una de las sillas para sentarme.Después de lo sucedido con Eduard, quería mantenerme lo más alejada de Daemon de lo que pudiera. Me costaba trabajo no pensar en ellos dos. Me costaba horrores no pensar en Daemon.Traté de mantenerme enfocada.—Sí, así es. Ha sido tedioso, estos tipos no nos miraron siquiera. Eran antipáticos. —ella soltó un suspiro de resignación. —Bailamos y bailamos toda la noche sin que nadie nos prestara atención.—Al menos Collin debió prestar atención. ¿No es cierto? —pregunté, con la intención de animarla.Ella negó con la cabeza.—No, t
POV DaemonEl día de hoy sería muy diferente. No tenía demasiadas ganas de salir e ir a la ciudad. Estaba harto de tener que dejar la mansión.—¿Qué harás? —preguntó Eduard, que bebía de una copa de vino.Collin no vino a la reunión. Escuché los sonidos provenientes de la sala donde estaban Sophie y Teresa. Allí, estaría ocupado por un largo rato.Me fastidió que Scott estuviera aquí. Mi hermano podría arruinar mis planes. El engreído ni siquiera usaba un traje. Estaba en jeans y con una simple camiseta negra. No parecía tomar con seriedad los asuntos. En realidad, no parecía tomar en serio nada.Lo miré con severidad.Luego, respondí la pregunta que me hizo Eduard.—Iré. —dije, con frialdad, levantando la cabeza. —¿Es lo que hago siempre, no es así? —pregunté, con un tono de sarcasmo.—William te espera en el Gold Toss. —explicó, yo sabía la dirección, era una tontería que me explicara.Parecía ebrio. Se hallaba visiblemente nervioso, últimamente estaba así demasiado a menudo.—Lo sé
POV DaemonLa miré con atención. No se veía tensa, no parecía asustada tampoco. Y estaba en mi hotel, podía ordenar que la mataran o matarla incluso yo mismo. Por eso me resultó sospechoso que estuviera tan relajada.Claire soltó un suspiro, como si se aburriera de que estuviera en silencio.—No eres directo, ¿verdad? —preguntó ella, haciendo una mueca de fastidio.—Ya hice lo que pactamos. ¿Puedo saber porque tenía que matar a un hombre que me era útil? —pregunté, mirándola fijamente, no me gustó aquel acuerdo.—William puede haber sido útil, pero no era imprescindible. Los hombres como él traen la ruina. Era un maltratador. —ella cambió de expresión, se tornó más hostil.—Entonces era una venganza personal. —sonreí con malicia. —No creí que el pacto fuera por tu debilidad.—No es mi debilidad. Si te atreves a volver a decir algo así sobre mí, te lo haré pagar. —Ella acomodó su cabello hacia atrás, tenía el pelo negro y corto.Arqueé las cejas en una mueca de sarcasmo. Tenía que esta
PoV TeresaEl sonido del placer proveniente de Sophie inundaba toda la enorme sala. Me aparté para que los dos tuvieran su momento. Ellos se deseaban, parecía que también incluso, se amaban.No podían estar peleados ni por unos minutos. Ella estaba ofendida y ahora, ya se le había olvidado todo.Me recosté sobre el sofá, cerrando los ojos lentamente para concentrarme. Dios, tenía que ordenar todas mis ideas. Sentía que las pistas eran cada vez más confusas.Aquí, cualquiera podía ser un sospechoso. Mi hermana se metió directamente en el infierno, eso estaba claro. ¿Por qué lo hizo? No lograba comprenderlo.Eduard mostraba una gran pena por lo que le sucedió, lo que me hacía pensar que quizás, había una posibilidad de que la amara. Si ella se quedó por amor, también murió por amor.Y Daemon…Mientras más tiempo pasaba sin él, más pruebas tenía de que él podía ser el verdadero villano aquí.Tenía que mantener la frialdad. Todos podían querer engañarme. Era como si cada uno de ellos quis
Caminé con Collin hacia el gran salón. El lugar era tan esplendoroso como el resto de la casa. El bar estaba completamente lleno de toda clase de bebidas y aperitivos. Era una fiesta. Estábamos dando una bienvenida.Mi vestimenta no era la apropiada. Sophie se había cambiado y llevaba un vestido plateado con transparencias tan elegante como seductor.Sam, también, su vestido era de color rojo pasión. Incluso Stella, con todo y su rabia, llevaba otro atuendo, un vestido blanco corto y con encajes.Yo me sentí fuera de lugar. No me había cambiado.Daemon estaba allí. Sentado, como si fuera el rey del maldito mundo. Su traje era impecable y su mirada tan penetrante, maliciosa y atractiva como siempre. Nunca podía dejar de mirarlo hipnotizada. Tenía ese efecto en mí.Levanté la vista para ver a las dos mujeres nuevas. No sabía cuál era cual. Una pelirroja y otra, pelinegra. La pelirroja tenía la mirada más amable. La de cabello negro y corto, parecía más fría. Tenía una elegancia innata,
Bueno, era evidente que la dama no se acobardaba ante los desafíos. Me concentré en Daemon. El, no le había dado importancia. El que se acercó fue Collin. Luego, también Sophie se acercó a la nueva para platicar.—Me gustaría conocerte mejor. —dijo él, con su voz amable y a la vez seductora, su mirada estaba fijo en Claire.Sophie se quedó allí también, sonriente.—Un placer, Claire. —saludó, tendiéndole la mano.Claire observó a Sophie con algo de desdén. Esa mirada causó en Sophie algo que no vi en ella nunca, vergüenza.Collin prácticamente ignoró a Sophie y le tendió la mano a Claire para invitarla a tomar un trago. Luego, acarició lentamente su cuerpo. Claire se estremeció.—¿Te gusta? —preguntó él, su mirada develaba una enorme curiosidad por la nueva.Ella sonrió. Sujetó la mano de Collin y la deslizó entre sus piernas para que sintiera la humedad.Collin no esperó ni un minuto. Introdujo su dedo en el coño de la dama y la hizo gemir. Ella no estaba preparada, no se lo esperaba
PoV desconocido—No puedo… No puedo seguir hablándote... —soltó él, con los ojos llorosos, estaba balbuceando por el dolor.El pobre tipo estaba atado de pies y manos. Hugo lo pateó para que se cayera de la silla. Tampoco fue para tanto, me dije a mi misma, era evidente que era débil.Mejor para mi objetivo.—Lo harás, cariño. Porque necesito la información que tu posees. Y cuando yo necesito algo, lo obtengo. —sonreí, mostrando los dientes, sentí el viento frío ingresando por la ventanilla pequeña de la habitación.Hugo me observó con una sonrisa triunfal.—Somos afortunados, es el tipo más fácil de quebrar que he visto. Déjame unos minutos. Ve a prepararte un café. Cuando vuelvas, tendrás toda la información que necesitas. —Hugo caminó unos pasos hacia adelante, colocando su pie sobre la cabeza de nuestro invitado a modo de amenaza.—Bien. Solo procura no matarlo. No quiero escándalos que hagan que mi plan pueda verse arruinado. —ordené, mirándolo fijamente.Hugo tenía esa mirada at
PoV Teresa—Temo que estás confundiendo mis intenciones, Daemon. —mi expresión se tornó severa. —Recuerda que somos socios nada más.Sin embargo, mis palabras no coincidían con mis acciones, porque no hice siquiera ademán de vestirme.—Lo lamento. —Daemon hizo una mueca, como si pudiera leerme la mente.Se burlaba de mí. Porque sabía que deseaba que siguiera. Besó mi mejilla, de una manera tierna y dulce, como si quisiera protegerme. Eso me pareció de lo más confuso.Con todas estas nuevas perspectivas de Daemon, lo que dijo Eduard, lo que dijo Sophie, no podía fiarme de él. A pesar de que fuera diferente conmigo.Me dio la mano para que nos dirigiéramos a la parte de su habitación donde había una mesa y dos sillas de color oscuro. Todo allí era tan lujoso, hasta la mínima cosa. Él se colocó una camiseta informal que le quedaba de maravilla. Me di cuenta que nunca antes lo había visto vestir informal. O al menos, no lo recordaba. No podía dejar de mirarlo.Buscó en su armario otra pla