POV DaemonLa miré con atención. No se veía tensa, no parecía asustada tampoco. Y estaba en mi hotel, podía ordenar que la mataran o matarla incluso yo mismo. Por eso me resultó sospechoso que estuviera tan relajada.Claire soltó un suspiro, como si se aburriera de que estuviera en silencio.—No eres directo, ¿verdad? —preguntó ella, haciendo una mueca de fastidio.—Ya hice lo que pactamos. ¿Puedo saber porque tenía que matar a un hombre que me era útil? —pregunté, mirándola fijamente, no me gustó aquel acuerdo.—William puede haber sido útil, pero no era imprescindible. Los hombres como él traen la ruina. Era un maltratador. —ella cambió de expresión, se tornó más hostil.—Entonces era una venganza personal. —sonreí con malicia. —No creí que el pacto fuera por tu debilidad.—No es mi debilidad. Si te atreves a volver a decir algo así sobre mí, te lo haré pagar. —Ella acomodó su cabello hacia atrás, tenía el pelo negro y corto.Arqueé las cejas en una mueca de sarcasmo. Tenía que esta
PoV TeresaEl sonido del placer proveniente de Sophie inundaba toda la enorme sala. Me aparté para que los dos tuvieran su momento. Ellos se deseaban, parecía que también incluso, se amaban.No podían estar peleados ni por unos minutos. Ella estaba ofendida y ahora, ya se le había olvidado todo.Me recosté sobre el sofá, cerrando los ojos lentamente para concentrarme. Dios, tenía que ordenar todas mis ideas. Sentía que las pistas eran cada vez más confusas.Aquí, cualquiera podía ser un sospechoso. Mi hermana se metió directamente en el infierno, eso estaba claro. ¿Por qué lo hizo? No lograba comprenderlo.Eduard mostraba una gran pena por lo que le sucedió, lo que me hacía pensar que quizás, había una posibilidad de que la amara. Si ella se quedó por amor, también murió por amor.Y Daemon…Mientras más tiempo pasaba sin él, más pruebas tenía de que él podía ser el verdadero villano aquí.Tenía que mantener la frialdad. Todos podían querer engañarme. Era como si cada uno de ellos quis
Caminé con Collin hacia el gran salón. El lugar era tan esplendoroso como el resto de la casa. El bar estaba completamente lleno de toda clase de bebidas y aperitivos. Era una fiesta. Estábamos dando una bienvenida.Mi vestimenta no era la apropiada. Sophie se había cambiado y llevaba un vestido plateado con transparencias tan elegante como seductor.Sam, también, su vestido era de color rojo pasión. Incluso Stella, con todo y su rabia, llevaba otro atuendo, un vestido blanco corto y con encajes.Yo me sentí fuera de lugar. No me había cambiado.Daemon estaba allí. Sentado, como si fuera el rey del maldito mundo. Su traje era impecable y su mirada tan penetrante, maliciosa y atractiva como siempre. Nunca podía dejar de mirarlo hipnotizada. Tenía ese efecto en mí.Levanté la vista para ver a las dos mujeres nuevas. No sabía cuál era cual. Una pelirroja y otra, pelinegra. La pelirroja tenía la mirada más amable. La de cabello negro y corto, parecía más fría. Tenía una elegancia innata,
Bueno, era evidente que la dama no se acobardaba ante los desafíos. Me concentré en Daemon. El, no le había dado importancia. El que se acercó fue Collin. Luego, también Sophie se acercó a la nueva para platicar.—Me gustaría conocerte mejor. —dijo él, con su voz amable y a la vez seductora, su mirada estaba fijo en Claire.Sophie se quedó allí también, sonriente.—Un placer, Claire. —saludó, tendiéndole la mano.Claire observó a Sophie con algo de desdén. Esa mirada causó en Sophie algo que no vi en ella nunca, vergüenza.Collin prácticamente ignoró a Sophie y le tendió la mano a Claire para invitarla a tomar un trago. Luego, acarició lentamente su cuerpo. Claire se estremeció.—¿Te gusta? —preguntó él, su mirada develaba una enorme curiosidad por la nueva.Ella sonrió. Sujetó la mano de Collin y la deslizó entre sus piernas para que sintiera la humedad.Collin no esperó ni un minuto. Introdujo su dedo en el coño de la dama y la hizo gemir. Ella no estaba preparada, no se lo esperaba
PoV desconocido—No puedo… No puedo seguir hablándote... —soltó él, con los ojos llorosos, estaba balbuceando por el dolor.El pobre tipo estaba atado de pies y manos. Hugo lo pateó para que se cayera de la silla. Tampoco fue para tanto, me dije a mi misma, era evidente que era débil.Mejor para mi objetivo.—Lo harás, cariño. Porque necesito la información que tu posees. Y cuando yo necesito algo, lo obtengo. —sonreí, mostrando los dientes, sentí el viento frío ingresando por la ventanilla pequeña de la habitación.Hugo me observó con una sonrisa triunfal.—Somos afortunados, es el tipo más fácil de quebrar que he visto. Déjame unos minutos. Ve a prepararte un café. Cuando vuelvas, tendrás toda la información que necesitas. —Hugo caminó unos pasos hacia adelante, colocando su pie sobre la cabeza de nuestro invitado a modo de amenaza.—Bien. Solo procura no matarlo. No quiero escándalos que hagan que mi plan pueda verse arruinado. —ordené, mirándolo fijamente.Hugo tenía esa mirada at
PoV Teresa—Temo que estás confundiendo mis intenciones, Daemon. —mi expresión se tornó severa. —Recuerda que somos socios nada más.Sin embargo, mis palabras no coincidían con mis acciones, porque no hice siquiera ademán de vestirme.—Lo lamento. —Daemon hizo una mueca, como si pudiera leerme la mente.Se burlaba de mí. Porque sabía que deseaba que siguiera. Besó mi mejilla, de una manera tierna y dulce, como si quisiera protegerme. Eso me pareció de lo más confuso.Con todas estas nuevas perspectivas de Daemon, lo que dijo Eduard, lo que dijo Sophie, no podía fiarme de él. A pesar de que fuera diferente conmigo.Me dio la mano para que nos dirigiéramos a la parte de su habitación donde había una mesa y dos sillas de color oscuro. Todo allí era tan lujoso, hasta la mínima cosa. Él se colocó una camiseta informal que le quedaba de maravilla. Me di cuenta que nunca antes lo había visto vestir informal. O al menos, no lo recordaba. No podía dejar de mirarlo.Buscó en su armario otra pla
El beso duró unos segundos nada más, pero en mi mente, se repitió infinitas veces. Nos separamos para cada cual seguir con la farsa. Él se quedó en su estudio, porque tenía que analizar más papeles.Me quedé en mi habitación, leyendo lo que me había entregado. Cartas, eran cartas, no era cualquier papel. Pensé que sería un documento o algo así.Reconocí la letra de mi hermana.Apreté los puños por el dolor que esto me provocó. Sentí un escalofrío recorriéndome de pies a cabeza. Una lágrima rodó por mi mejilla sin que pudiera evitarlo.—Estoy más cerca… —dije, en mi mente, como una promesa. —Pronto saldrá a la luz la verdad.Las cartas no decían mucho. Eran prácticamente un intercambio amoroso de palabras poéticas. Como un juego, se notaba que iban dirigidas a Eduard. Me pregunté si en realidad ella lo apreciaba.No lo quería creer, mi hermana no se enamoraría de alguien así.Algo dentro de mí me dijo que me estaba comportando como una hipócrita. El nombre de Daemon no salía de mi cabe
Esos eran los instantes, los momentos, en los cuales dejas de ser para siempre la persona que fuiste en algún momento. Como si tu vieja versión terminara por completo de morir. Y lo que construiste por tantos años, se desmorona como un débil castillo de naipes. Al ver ese látigo supe que no volvería a ser la misma.Scott me sujetó por la cintura, besando tan sutilmente mi cuello que sentí cada parte de mi cuerpo estremecerse.—Haremos algo nuevo, princesa. —dijo, con un tono de voz diferente, casi malicioso.Pensé en salir corriendo de allí, por supuesto. Ir al estudio de Daemon a refugiarme y no salir hasta que hubiera ajusticiado a su hermano. Pero no podía. No era lo que me acercaría más a la verdad. Ganar la confianza y mi lugar aquí, era lo que me acercaría a resolver este misterio. Estaba a mitad de camino, ahora solo me quedaba avanzar.No me acobardaría hoy.—¿Quieres darme dolor? —pregunté, mirándolo fijamente, dándome la vuelta.El negó con la cabeza. Sonrió, acariciando mi