NATALIE
El día era soleado, perfecto para ese helado de chocolate que deseaba comer mi hijo. Era la única forma de hacerle olvidar el mal rato que paso en la mañana a la hora de clases, mi propósito y mi interés siempre era hacerlo sonreír y que no pensara en cosas malas que pudieran dañar su inocencia.
Cuando llegamos al lugar bajamos del auto para ir a comprar el helado favorito de Dorian, después de eso salimos y caminamos en dirección al parque que se encontraba a una calle del establecimiento.
Llegamos a una banca y tomamos asiento. Dorian estaba muy concentrado comiendo de su helado.
― ¿Te gusto tu helado? ―inquiero una vez que nos acomodamos.
Solo asiente para responderme sin dejar de degustar su postre.
―Mami ―me llama, pero sin apartar la mirada de la bola de chocolate.
― ¿Qué pasa cariño?
― ¿Por qué mis compañeros tienen papá y yo no? ―este tema le provoca tristeza, lo puedo ver en sus ojos ―Ellos dicen que soy huérfano, porque no tengo un padre.
Me quede completamente muda al escuchar esa pregunta que he estado evitando todo este tiempo. Ver a mi hijo con sus ojitos llorosos en ese momento cuando otros niños lo lastimaron con sus palabras crueles, me dolió hasta el alma.
Y ahora me hacia esa pregunta que tanto temía responder, no quería mentirle, pero no tenía otra opción. Pero detrás de esa mentira había una verdad cruel, una que solo le ocasionaría dolor, y mi deber era protegerlo aunque tuviera que meterlo en una burbuja de cristal para hacerlo, no importaba por cuanto tiempo si tenía que ser por el resto de su vida, lo haría.
― ¿Y ellos que van a saber de eso? ―respondí, trate de hacerlo tranquilamente. Debía ocultar mi preocupación porque sé que él podría notarlo. Mi hijo era demasiado inteligente para su corta edad.
― ¿Eso quiere decir que si lo tengo? ―se gira hacia mí, quitando toda la atención de su helado. Ahora sus ojitos están solo fijos en mi rostro ― Mami ¿Tengo papá? ¿Dónde está?
¡Demonios! Como mentirle a esa mirada tierna e inocente. Soy la madre más cruel del mundo, y el creyendo que era la mejor, el día que lo descubra se llevara una gran decepción. Pero aun así no puedo confesarle el secreto que he cargado estos seis años, no puedo y no debo.
¿Ahora que se supone que tenga que responder? No estaba preparada para esto. Todos estos años pensé en que podía decirle si llegaba este día, pero nunca logre tener una respuesta. Era muy difícil mentir, y más cuando se trataba de la persona que más amabas en el mundo.
― ¿Recuerdas te dije que no todos necesitamos un padre o una madre, a ambos juntos para ser felices y sentirnos amados?
Con su mirada fija en la mía asiente, y después la retira para bajar su cabecita.
―Recuerdo que haz dicho que abu no solo es tu padre, si no también tu mamá, después que abue se fuera al cielo.
―Así es mi amor ―acaricio su cabeza, sigue con la mirada fija en el suelo ―Tu abuelo también es como un padre para ti, él te ama demasiado.
Vuelve asentir, se queda por unos segundos en silencio en esa posición. Una vez que decide verme su tristeza desaparece, dejándome ver de nuevo su hermosa sonrisa.
―Tienes razón, tu eres ambos y con eso es mucho ―se arroja a mis brazos, y lo recibo con regocijo ―Te amo mami, eres la mejor.
No sé porque esas palabras me hacían sentir mal, en vez de sentirme agradecida por tener un hijo que me adoraba. En el fondo sabía que nada de esto era cierto, yo no era la madre buena que él creía, le escondía muchas cosas y el dolor y la decepción de mi misma me deprimía cada vez más. Si mi hijo sufriera nunca me lo perdonaría.
Mi móvil timbro dentro de mi bolso, me apartó de mi pequeño para ver de quien se trataba. Le había dicho a Kris que no quería interrupciones hoy por la tarde, quería dedicarle el resto del día solo a mi hijo.
Al ver la pantalla miro que se trataba de mi Mali. Sin pensarlo dos veces respondo de inmediato. Después de que mi padre sufriera su último infarto ya no estaba bien de salud y por ello estaba al pendiente de él, el mayor tiempo posible.
―Mali ¿Sucede algo? ―contesto rápidamente.
―No mi niña, todo está bien, bueno eso creo.
― ¿Qué quieres decir? ¿Papá se puso mal?
― Abu ¿Qué le pasa a abu? ―pregunta Dorian, preocupado.
―Nada cariño, el abuelo esta bien ―intento tranquilizarlo ―Mira, porque no vas mejor al columpio, ya haz terminado tu helado, puedes ir a jugar si quieres.
Sin pensarlo mucho asiente y se levanta del asiento de un brinco para salir corriendo directo al área de juegos.
Lo que menos quiero era preocuparlo por cosas que no debía, iba a cumplir 6 años y era muy pequeño para darse cuenta de muchas cosas que pasaban a nuestro alrededor.
―Ahora si dime ¿paso algo? ―vuelvo al móvil para hablar con Mali, seguía esperando.
―Arthur a pedido que vengas a verlo.
― ¿Se siente mal? ¿Le duele algo? ―inquiero de nuevo.
―No, bueno al menos no es de salud. Lo noto muy preocupado.
― ¿Preocupado? ¿Es por la asociación que estaba buscando? Dile que no se preocupe, yo resolveré eso, si no es con ellos buscaremos otros socios.
―Es que no es solo eso.
― ¿Entonces? ¿Te dijo algo más?
―No, y no me lo dirá, lo conozco demasiado y sabes que todo se guarda. Sera mejor que vengas y hables con él. Sé que es algo más lo que le preocupa y temo que recaiga por guardarse muchas cosas.
―Esta bien Mali, tu tranquila. En media hora estoy allá ―me despido y finalizo la llamada.
En cuanto guardo el celular en mi bolsa, me pongo de pie para ir por Dorian. En donde me encontraba sentada tenia visualidad de él, pero no ya no era posible verlo en donde estaba antes. Camino directo a esa área buscándolo por todos los juegos, quizás se esta escondiendo en uno de ellos.
― ¡Dorian! ―lo llamo en voz alta. Comienza a preocuparme cuando no lo encuentro por ningún lado y no responde a mis gritos.
Desesperada me retiro de allí para buscarlo alrededor del parque, las personas que van pasando les pregunto si lo han visto y se los describo.
No me pude estar pasando esto a mí, no mi bebé. Solo fue unos segundos que quite la mirada de donde estaba y desapareció inesperadamente. No tengo cabeza para buscar ayuda o hacer otra cosa que no sea buscar a mi hijo, debo seguir.
Sigo contantemente gritando su nombre, sin importarme que los demás me vean como una loca. No lo veo por ningún lado y siento como el mundo se derrumba sobre mí. Esta angustia, este temor de que algo malo le haya pasado, me hace sentir una presión en mi pecho.
Continúo buscándolo. Vuelvo al área de juego, con la idea de que el haya regresado o nunca se haya ido. Entre tantos niños es difícil hallarlo pero me guio por la apariencia de mi hijo. A lejos veo una cabellera rizada y rubia, con un suéter color azul como el que traía puesto Dorian.
―Es el, debe serlo ―murmuro.
Corro directo hacia ese pequeño que esta despaldas hacia mí. No me detengo y en eso escucho su risa, es él. Se gira y lo veo sonriendo.
― ¡Mami! ―vocifera contento cuando me ve.
Al llegar a su lado lo abrazo con desesperación.
― No vuelvas apartarte nunca de mi ―lo estrujo a mi pecho ―Lo siento, estaba asustada ―trato de tranquilizarme, no quiero asustarlo.
―Estoy bien mami, solo camine un poco y me perdí.
―Promételo que no lo volverás hacer, nunca mas te alejaras ―tomo su pequeño rostro para verlo directo a los ojos ―Promételo cariño.
―Lo prometo, soy un caballero de palabra. Tu misma me haz enseñado ―levanta su mano en promesa, cuando normalmente me promete algo hace eso.
― ¡Oh mi vida! Sabes que eso eres, mi vida entera ―lo abrazo y lo lleno de besos ―Me asuste demasiado.
―Mamé tranquila, estoy bien. Hay que agradecerle a mi nuevo amigo, él fue el que me ayudo a volver ―se aparta.
― ¿Nuevo amigo?
―Sí, el. Aun no se su nombre, estaba por decírmelo antes de que llegaras ―señala detrás de mí.
No me había percatado de que alguien estaba presente a lado nuestro. Me enderezo para levantarme, al voltearme hacia ese hombre me quedo congela.
No puede ser, no ahora.
―Hola Natalie, tanto tiempo sin vernos ―revela.
Siento un nudo en la garganta y paso saliva, asombrada sin parpadear y sin decir una palabra solo me quedo viéndolo.
―Tu ―susurre. Y en eso siento como si el suelo se moviera, me tambaleo ―Debemos irnos ―le digo a Dorian, tomo de su mano.
Pero sin poder dar otro paso me vuelvo a marear y me detengo en seco. En eso siento como alguien me sostiene del brazo.
― ¿Estas bien Natalie? ―vuelve a pronunciar mi nombre.
No por favor. El pasado no puede volver, mucho menos ahora.
NATALIENo, el pasado no podía volver, no podía permitirlo. ¿Pero cómo se suponía que lo aleje de nuevo de nosotros?—Mami —la dulce voz de mi hijo me hace reaccionar para apartarme del hombre que se encontraba a lado mío.Sin decir una sola palabra, tomo de nuevo la mano de mi hijo para alejarnos de ahí. No era el momento de indagar en el pasado y mucho menos ahora que había despejado todas las dudas de la cabeza de mi hijo.— ¿Él es un amigo tuyo? Mami —no, no ahora por favor —Tu me haz enseñado a qué debemos saludar y despedirnos de las personas, sean conocidos o no, por educación.Mi pequeño hombrecito, era mucho más inteligente de lo que podía pensar. Nunca olvidaba mis enseñanzas, pero ahora no me alegraba por ello.—No hay tiempo cariño, debemos ir a ver a tu abuelo.— Pero mamá... No le agradeciste que me halla llevado contigo. Te dije
NATALIE—¿Estás hablando en serio? —cuestiono Kris, asombrada —¿Aceptarás ir a ese desfile?—Ya lo hice.—Pero habías dicho que no lo harías ¿Qué fue lo que hizo hacerte cambiar de parecer?—Mi padre.— ¿El Sr. Collins te lo pidió? —pregunta confundida.—No, sabes que papá no me obliga a nada.—¿Entonces?—Es solo que lo haré por él.—Pero Nat, la línea de ropa que ellos presentarán en ese desfile es de otoño. La tuya es nueva, jamás has hecho una presentación con ella, porque apenas hace unos días acabas de terminarla —espeta —¿Les entregaras tu línea de ropa? Esa en la que has trabajado durante meses con mucho arduo.Tenía razón, trabaje noche y día en esos diseños, sin descanso alguno, pero el ser diseñadora de modas era un trabajo duro y se que tarde o temprano llegaría el logro
NATALIEEsta sensación vuelve a invadir todo mi ser en el momento que sus ojos se clavan en los míos. Es cómo si Dominik todavía tuviera todo el control de mi cuerpo. Pero no, eso ya no era posible, él ya no significaba nada para mí.Retrocedo, y recuerdo que mi amiga seguía detrás de mí. Algo dice, pero no logro entender con claridad. Lo único que quiero hacer en este momento es huir, salir corriendo muy lejos de aquí.Pero no podía hacerlo, tenía un compromiso y debía cumplir un contrato laborar. Aún así sentía cómo si el aire me faltará, cómo si su presencia me asfixiara.Esto no estaba bien, yo no estaba bien, necesitaba un respiro.—Saldré… Un momento —murmure al girarme hacia Kris, debía avisarle, no podía irme así nomás, aunque fuera solo un segundo.Ella entendió en cuanto miró detrás de mí y después asintió.Sin esperar nada
DOMINIKMe entra un escalofrío extraño al ser consciente de lo que acaba de decir. O por lo menos, lo que mi cerebro ha conseguido retener. Sé que lo que menos quiere es verme, saber de mí, pero no iba a dejar de insistir hasta que escuchará lo que tenía por confesarle.—Deja de ser terca, y solo escúchame —decreto —Debo decirte que el acta que te envíe hace un tiempo no era…—¡Nat! —llega su amiga interrumpiendo mi confesión —llevo casi media hora buscándote, ¿Por qué no respondes el celular? —el tono de su voz se escuchaba desesperada, pero no le puse atención ya que seguía mirando a Natalie.— ¿Qué pasa? —inquiere Natalie, rompiendo el hechizo de nuestras miradas para verla a ella.—El socio te quiere conocer, lleva rato preguntando por ti —la toma del brazo —vamos, no lo hagas esperar más.Natalie no puso resistencia alguna y se va con su amiga, dejándome aquí con tod
NATALIENo, no me puede estar pasando esto a mí, no aquí y ahora. No sé que haré, no puedo huir otra vez y menos en este momento. Sigo aturdida por lo anterior y no logro concentrarme en lo que están hablando mi amiga y el subdirector de Hoffman, la compañía con la que firmó mi padre la asociación.—Nat… Natalie —me habla mi amiga, tratando de que ponga atención en su charla. Sacudo mis pensamientos y la miro —Llevo rato hablándote —murmura a mi lado, para que solo yo la escuché.—Perdón, que decías —me disculpo.—¿Se encuentra bien señorita Collins? —indaga el subdirector mientras me mira fijamente.El hombre aparenta de una edad media, no ha de ser mayor de 50. Asiento con una pequeña sonrisa, lo que menos quería era levantar sospechas de mi
DOMINIKMaldita sea. ¿Por qué demonios está sonriendo con ese tipo? Parece feliz, eso me molesta, pero no por el hecho de que lo haga, sino porque no es conmigo con quién lo hace.¿Ahora se supone que estoy celoso? Lo que me faltaba para terminar dándome cuenta que cada vez la quiero a mi lado. No estoy dispuesto a dejar que otro se quiera propasar con ella y me robe lo que me pertenece.Porque esa mujer es mía, solo mí.Natalie Collins seguía siendo mi esposa aunque ella no estaba enterada de eso. El documento que le hice llegar y que ella redacto con ayuda de su abogado para después fírmalo, lo termine quemando en cuanto me llegó a las manos, no pude soportar al darme cuenta que ella si aceptaba divorciarse.Después de varios años seguía siendo mi esposa, el acta de matrimonio nunca se anulo porque yo no hice nada para cancelar nuestra unión. Y era por eso que la había buscado este tiem
NATALIE¿¡Qué!?Abrí los ojos sorprendida, no pude contener mi expresión pues me había dejado sumamente desconcertada su confección.Quería que lo que acababa de decir fuera una broma, pero en su tono de voz no hubo rastro algo de eso. Esto no era el destino, esto lo había planeado él, estaba segura de ello.¿Esto era lo que me quería decir cuando me siguió hasta el estacionamiento?—Ahora trabajaremos todos juntos —fue el turno del primo de Dominik expresar su dicha —que emocionante ¿No? —agrego con una sonrisa.¿A quién rayos le emocionaba eso?Le di una mirada rápida a Dominik y pude ver qué a él era el que le emoción, así como lo había dicho
NATALIEParecía ansioso, igual que yo. No podía parar de mirarle. Dominik tenía ambas manos colocadas sobre la puerta manteniéndola cerrada y dejándome atrapada entre él y la única salida por dónde podía escapar. Bajó la cabeza y se acercó más a mi oído.—Lo primero que debes saber es… —su tono era bajo —cometí un error y quiero disculparme antes de proseguir.¿Dominik disculpándose?Lo mire confundida, no entendía ni una pizca de lo que estaba hablando, pero aún así no dije nada y lo deje continuar sin dejar de mirarlo a los ojos.Se apartó un poco para verme de nuevo.—Todo fue un error del que estoy completamente arrepentido —comento &